Las fichas serán publicadas una vez por domingo. Puedes acceder a toda la lista aquí.
Nombre y apellidos: Mateo Robles Carrasco
Edad: 71 años
Cumpleaños: 5 de octubre
Profesión: Jubilado (trabajó en un banco)
Altura: 1,73 m
Descripción física proporcionada por Izan:
Tiene poco pelo. El clásico pelo canoso que va como por detrás y los lados, pero por arriba no. Por arriba, pura calva. Y bueno, camina algo chepado, y a veces flexiona mucho las rodillas. Dice que para él tiene sentido por su edad, pero que cuando lo hago yo, no tiene ningún sentido. A ver, en eso tiene razón. Por lo demás, a veces va con bastón, otras no. Hace lo que le da la gana. Y viste bien, siempre con la ropa muy limpia y planchada y todo eso. Casi diría que con mucho saber estar, aunque qué sabré yo. También está siempre muy bien afeitado.
Opinión de Izan sobre el personaje:
Me roba la energía con suma facilidad. No sé si me da por perdido, o si me considera la gran esperanza de la familia. Pero se pone muy pesado con que si lo del abuelo, que si el apellido Robles, que si mis padres son un desastre… Siempre habla de lo mismo y no escucha. A ver, es familia, y creo que un poco sí que me quiere, así que en el fondo me dolería que le pase algo. Pero cuando me toca hablar con él, noto que se me cae el alma a los pies. No lo pillo y es muy vampiro vital. Y creo que en el fondo lo sabe, pero le da igual.
Opinión del personaje sobre Izan:
Es un niño que no tiene que echarse a perder como sus padres y su hermano. Es el más Robles de la familia, pero a veces no entiendo por qué tiene esa actitud tan desganada y tan rara. No entiendo ni lo que dice muchas veces. Tampoco es que hable como los jóvenes de ahora que dicen palabras que no tienen ningún sentido, pero él tiene su propio ritmo. De mayor será alguien amargado y de poco provecho si no hace algo. Pero es que educarle es faena de su padre, y no lo hizo cuando lo tenía que hacer. Y ahora pasa lo que pasa. ¿Qué puedo hacer yo? ¡Pues poca cosa! Recordarle de dónde viene y rezar para que no se eche a perder. Pobrecillo, vaya desperdicio de padres que tuvo… Cuando me vuelva a visitar, le voy a decir cuatro cosas para que aprenda a vivir mejor, como Dios manda. Lo veo muy perdido, pero todavía tiene solución. Aunque con más de treinta primaveras, igual ya es tarde. Qué echado a perder… Qué mal…
Comentarios