top of page

Jueves 8 de junio de 2023

Joel Soler

Actualizado: 13 nov 2023


Capítulo 100 Lydia confiesa lo que ha estado haciendo


“Lydia se ha tomado unas vacaciones bastante extensas de mi vida.

Con que vuelva es suficiente. Me da igual lo que ha estado haciendo.”



Al salir del trabajo, veo una imagen nostálgica. Lydia me está esperando en la puerta, como solía hacer los días en que no quería perderse una predicción.

—Ya me había olvidado de tu cara —le digo.

—Va… No seas malo. ¿Estás enfadado?

—Bueno. Dime por qué me iba a enfadar.

—Porque he estado desaparecida y no hemos hablado del calendario en todo este tiempo.

—Bueno, al menos eres consciente.

—Lo siento mucho…

—Ya… Te has perdido muchos días, ¿no?

—¿Puedo ver el calendario de junio? ¿Puedo?

—Claro… —digo, preparando la foto que le hice con el móvil antes de tachar los días que ya han pasado—. Aquí lo tienes —se lo muestro de lejos—. Si quieres verlo de cerca, tendrás que contarme qué te ha estado pasando todo este tiempo.

—¡No seas malo! ¡Quiero ver tu calendario!

—¿Seguro? —le digo, guardando el móvil—. Estos días no te ha importado.

—Eres pérfido y cruel.

—Te escucho.

Lydia suspira.

—A ver, lo primero… Te diré por qué no te he hecho muchas preguntas sobre el calendario, ¿vale? —se toma unos segundos para respirar—. Mira… Una parte de mí tenía muchas ganas, pero me he dado cuenta de una cosa, y es que conocer todas esas predicciones, comentarlas todas, ayudarte, estar pendiente, pensar en qué pasará, temer las que tengan que ver conmigo… Todo eso me pesó más de lo que creía. Entonces, como me pasó otra cosa más en mi vida, que ahora te contaré… Entendí que necesitaba desconectar unos días.

—Es decir, es algo que te satura a ti, ¿no?

—¿Qué?

—Que si has pensado, mejor amiga, que si a ti te afectaba de esa manera, tal vez dejarme solo con esto, sabiendo que a mí me afecta cien veces más, porque es toda mi vida entera, tal vez era peligroso para mi salud mental. No sé si has pensado eso.

—¡Lo he pensado! Pero solo quería unos días. Para ayudarte mejor en un futuro. A ti no te queda más remedio que vivir con esto, pero yo tenía esa opción, ¿no?

—Claro que la tienes, pero ojalá me lo hubieses comentado, ¿no te parece? He tenido que luchar contra todo esto sin saber qué pasaba contigo. Si me hubieras dicho que querías desconectar, ¿crees que no te lo hubiese permitido? ¿No crees que es mucho peor dejarme con la duda cuando estoy pasando por todo esto? No lo sabes, pero estoy perdiendo a mucha gente a mi alrededor. A Abril, a Eric, a Frank… Y también a ti. ¡Has sido una más de las personas que se iban alejando!

—¡Izan, por favor! Te estás alterando, y me estás alterando a mí también. Vamos a hablarlo con calma, ¿vale?

Me quedo callado. Creo que, si sigo hablando, me seguirá diciendo que lo estoy haciendo mal. Prefiero callar y dejar que se explique.

—La predicción de hoy… Pone que admito lo que he estado haciendo, ¿no? ¿Quieres saberlo?

—Es porque has empezado una relación con Jordi.

Lydia se detiene en seco y me mira con los ojos muy abiertos.

—¿Cómo sabes tú eso? ¿Lo pone en el calendario?

—No. Os vi en el cine el mes pasado. En la predicción que se llama “día de cine”. Una predicción que sabías que existía y, aun así, fuiste al cine.

—¿Qué? Pero yo no me acordaba de esa predicción. Es de esas que pasan desapercibidas. Fui al cine porque Jordi me invitó…

—Ya. Pues mi día de cine fue ir solo a la misma sala que tú.

—Pero… ¿Qué? ¿Estuviste en la misma sala?

—Sí. Viendo Suzume. Creo que Jordi me vio y todo. Supongo que no te diría nada.

—¿Me seguiste?

—No te hagas la ofendida. Tú cuando puedes también lo haces.

—¿Y qué es lo que viste?

—Que fingías felicidad. Y que os besasteis.

—¿A qué te refieres con que finjo felicidad?

La miro, creo que con algo de lástima.

—Tenía dudas de si fingías para él o para ti misma. Ahora lo veo claro.

—¿Perdona? A ver, a ver… No entiendo nada de lo que me dices. No sabes nada de mi relación con él. Te lo iba a contar ahora, pero ya estás juzgando cosas sin sentido…

Levanto las manos para indicar que estoy desarmado y que no atacaré más, y le hago una señal con la cabeza para que se siga explicando.

—He ido quedando con él durante las últimas semanas. Me ha contado muchas cosas horribles de Estrella, cuánto le hemos hundido la vida entre las dos y lo enamorado que estaba de mí… Y no sé qué decirte. Al principio me daba pena, pero solo lo veía como a un amigo. Pero, ya sabes…

—No, no lo sé.

—Izan…

—¿Sales con él por pena?

—Quería probar. Quiero ver si puedo sentir algo más. Es guapo, inteligente y me conoce. No son malos ingredientes para comenzar, ¿no?

—Ya…

—No te fías de él, ¿no? ¿Es porque nos siguió por la calle?

Es por muchas cosas. Por sensaciones. Pero no podría explicarlo, así que no contesto.

—Hay una cosa que no entiendo —digo—. ¿Estar con él implica necesariamente pasar de mí y de mi calendario?

—A ver, no es eso… —dice con la cabeza agachada—. Te he dicho que me saturé, ¿no? Pues, al mismo tiempo, notaba que, pasando tiempo con él, se me olvidaban las cosas malas. Podía desconectar de todo, abrazarme a él y dejar que los días pasasen sin que todo pesara tanto. Pensé que serían unos pocos días hasta ordenar mis ideas, pero… Izan, es que el tiempo ha pasado rapidísimo, te lo juro. Cada día decía “va, mañana pregunto por el calendario” o “va, mañana le digo de quedar”, pero siempre lo dejaba para el día siguiente. Todavía ni me creo que estemos ya en la segunda semana de junio. Mi idea era volver a tiempo para el calendario de junio, o para los últimos días de mayo.

—Pues vaya. Y… ¿Vas en serio con él?

Ella sigue con la cabeza agachada.

—Pues… Vamos hasta donde tengamos que llegar. Sé que, incluso si cortamos, seguiremos siendo amigos. Él es ese tipo de persona. Me da libertad para elegir lo que prefiero.

Libertad. Me da la sensación de que es todo lo contrario. De que Jordi es muy bueno generando la sensación de falsa libertad. Pero qué sabré yo…

—Bueno —digo—. Prefiero aparcar este tema por el momento. Me gustaría comentar el calendario, que hace tiempo que no lo hacemos.

—¡Eso!

—Además… Bueno, nada, eso.

Además, hay una predicción horrible que quiero mostrarte. Una en la que me acabas detestando. Eso le quiero decir, pero… ¿Para qué? Lo verá ella misma. Mejor que empecemos por algo más ligero.

Comentamos las predicciones más importantes de finales de mayo y de todo junio.

Empezamos hablando de tres temas clave que se trataron a finales del mes pasado y en los que Lydia ya no me llevaba el seguimiento del todo: VDLS, Eric y Abril.

En primer lugar, le cuento sobre la reunión con los VDLS, cuando todo explotó, y la identidad de Lila.

—Estrella una VDLS… —murmura—. Es que, te lo juro, no me extraña nada de nada.

—Pues ahí fue cuando me delató.

—¿Te delató?

—Sí. Se le fue la cabeza, empezó a decir cosas para justificarse…

—… Como hace siempre… —añade Lydia.

—… Y, entonces, dijo mi nombre y apellidos a los otros cinco colores locos. Ahora todos saben cómo me llamo y lo de mi calendario. Pero no sabes lo mejor… —me está mirando expectante—. Todos, absolutamente todos, decían que me conocían de antes.

—¡¿Qué?! Espera, no sé si lo he entendido bien. ¿Los otros cinco saben quién es Izan Robles Vera? Rojo, Gris… ¿Todos?

—Todos. Cada uno reaccionó de una forma, pero todos me conocían.

—Qué fuerte… ¿Cómo puede ser eso…?

—Rojo parecía disgustado, diciendo que yo no debería estar ahí. Gris parecía más solemne, preguntándose si era cosa del destino o algo así. Parecía cansado de la vida. Azul estaba sorprendido o asustado. Negro muy enfadado. Y a Verde le daba un poco más igual, porque decía conocer mi nombre y apellidos, pero que no habíamos interactuado casi nada.

—Qué dices… Esto es surrealista. Casi tanto como el propio calendario. Qué fuerte, y yo perdiéndomelo…

—Para que veas lo que pasa por apartar la vista.

—¿Y todavía no sabes la identidad de ninguno?

—No. Por desgracia, no.

—Tenemos que hacer una reunión con papeles y nodos y listas de sospechosos, cosas de esas. ¡Vamos a sacar la identidad de esa gente!

—Me alegra que estés motivada.

Entramos en el tren. Ahí tenemos que hablar un poco más bajo para no parecer dos locos hablando de predecir el futuro. Por suerte, ahora toca hablar de temas que, en principio, son más mundanos.

Le cuento a Lydia la situación con Eric, y no tarda en lanzar una teoría… Peligrosa.

—¿De qué hablas? —le pregunto, en respuesta a su teoría.

—Pasó el lunes después de la explosión de VDLS, ¿no? Eric cambió ese día. Ya no te habla igual y te reprocha que le ocultas cosas, ¿no?

—Sí, pero…

—¿No canta mucho a VDLS? Eric sería Negro o Azul, ¿no? Por su forma de reaccionar. Enfadado o asustado. Descubre que eres el del calendario y le cuesta estar en tu presencia, porque no le dijiste nada.

—¡Pero lo dices con mucha facilidad! ¿Cómo va a ser Eric un VDLS?

—¿Cómo va a ser Izan Robles el dueño del calendario predictivo y el Invitado de VDLS? —me pregunta.

—Ya… Joder, ya, pero…

—¡Solo es una teoría! Pero cuadra, ¿no?

—Bueno, sí…

—Ahí lo dejo. Tú haz lo que quieras. Todavía tenemos que pensar en muchas posibilidades para todos los colores. Si todos te conocen a ti, a lo mejor yo conozco a unos cuantos.

Después de hablar de Eric, le cuento también lo de Abril. Ella contesta triste, pero creo que no quiere abrir la boca más de la cuenta.

—Eso lo tenéis que hablar mejor. Por lo menos os habéis pedido perdón, algo es algo…

—Ya… Algo es algo.

—Me gustaría ayudarte, pero no sé cómo. Abril es mi amiga, pero no tenemos tanta confianza como para que hable con ella de esto de manera profunda, aunque lo puedo intentar.

—No. Mejor déjalo, por el momento…

—¡Oye! ¿No te fías de mí? ¿No te fías de la magia de la gran Lydia teniendo una charla seria con tu amor?

—No es eso… Lo que quiero es que lo de Abril sea un tema aparcado para más adelante. Ahora no tengo la cabeza para eso…

—¿Es por más cosas que te han pasado? —se queda pensando un momento—. ¡Es por el calendario de junio! ¿Verdad?

—Hay una predicción importante de mayo que no hemos comentado… —le digo, preparado para sacar el peor de los temas.

—Es cierto… La de que no podrías tener peor vecina, ¿verdad? ¿Qué vecina tienes? ¿Es una nueva, o la madre de Flora te ha hecho algo?

—Bueno, es verdad que la madre de Flora parece contraria a la presencia de mi Espino en el edificio…

—¡¿Qué?! ¿Y le quiere hacer algo a Espino? Dime que no, o tendrá serios problemas conmigo y con San Pedro.

—Pues tengo dudas… Pero, por el momento, no le ha hecho nada. Pero es que no es ella la vecina horrible. O sea, no la más horrible.

—¿Qué hay más horrible que una persona que maltrata a una niña inocente y que quiere hacer daño a tu gato?

—Piensa mal y acertarás…

—¿Eh?

—Bueno, es lo que se suele decir. La típica frase de piensa mal y acertarás… ¿No?

—Yo que sé. El mundo es muy grande. Me dices que piense mal y pienso que ahora vive delante de ti una mujer que experimenta regularmente con explosivos y venenos gaseosos. Eso es pensar mal para mí.

Ya hemos llegado a la estación más cercana a mi casa. Le propongo sentarnos en un banco de la estación.

—Lydia… De las personas que conocemos en común… ¿Cuál sería la peor vecina que podría tener?

—Pues… —se lo piensa unos segundos—. Estrella.

—Esa sería la peor para ti. ¿Y la peor para mí?

Mirándola a los ojos, veo como poco a poco empieza a darse cuenta, según se le dilatan las pupilas y se le bloquea la respiración.

—No…

—Sí —digo con los ojos cerrados.

—Izan. No me digas que llevas más de una semana… No, ¿no? Viviendo delante de… No me atrevo ni a decirlo.

—Nora es mi vecina.

—¿Es una broma? ¿Qué hace Nora viviendo en tu edificio? ¡¿Lo hace para perseguirte?! Izan, eso tiene que ser denunciable de alguna forma.

—Ya te puedo enseñar el calendario de junio… Juzga tú misma.

—Te juro que la mato —sigue murmurando ella—. A ver, déjame ver esa foto.

Vuelve a tener hambre de predicciones. Lástima que este mes no le gustará nada de nada.

Revisa con atención todo el calendario. No sé si lo está mirando por encima y de forma desordenada, o si va predicción por predicción.

—¿Qué es todo esto…? El mes está lleno de predicciones con Nora —se gira para mirarme—. ¿Has tomado algo con ella? ¿Te ha contado su vida? ¿En serio se han cumplido esas predicciones? Izan, no me digas que… ¿Estás intimando con Nora?

—Es muy complicado…

—No. Otra vez, no. Ni se te ocurra. Ya aguanté suficiente. Izan, igual no te acuerdas, pero no te mandé a la mierda para siempre de puro milagro.

—Sí, sí que me acuerdo…

—¡No lo suficiente! Cada recaída y cada justificación hacia todo lo que nos hacía… ¿Sabes la paciencia y la confianza ciega que había que tener para soportar todo eso sin abandonarte? No pienso pasar otra vez por eso, ni siquiera por ti.

—Lo sé. No pienso dejar que pase lo mismo…

—¿Seguro? —señala con el calendario el día que pone que Lydia me detesta—. ¿Seguro, Izan? —ahora señala el día que pone que me doy asco—. Y hay más —señala el día del bosque y luego el día en que ignoro a todos los del mercado—. ¿Qué garantías tienes?

—Entonces… ¿Estás de acuerdo con el calendario? ¿Me detestarás?

Lydia lo mira una vez más, como si fuese a encontrar la respuesta correcta si une las predicciones, o si mira con más atención las que ha pasado por alto.

—Es imposible llevarle la contraria al calendario, ¿no? —dice.

—Creo que sí —digo con la voz temblorosa, aguantando las ganas de llorar—, pero también podemos jugar con sus propias normas. Alguna vez ha salido, ¿no? Quiero decir… La Lydia de siempre diría algo así como “¡Podemos engañar al calendario! Yo finjo que te detesto, tú te lo crees, y al día siguiente te digo que era broma.”

Creo que estoy llorando un poco. No he podido acabar de manera estable esa última frase.

—¿Crees que eso funcionaría? —me dice.

—Yo… Es la esperanza que tenía…

—Si la idea la has tenido tú, será difícil que te lo creas si al final lo hago…

—Ya… Ya lo sé. Estoy desesperado. No quiero que me detestes, y quería oírte luchar contra esa predicción.

—¡Y me gustaría luchar contra esa predicción! Pero con tantos días con Nora, algunos tan amables con ella… Es que es muy difícil. Esto ha superado cualquier pensamiento pesimista, te lo juro.

—No puedo decir nada en mi defensa… De hecho, estoy de acuerdo contigo.

—¡Sí que puedes decir algo en tu defensa! ¿No me lo acabas de decir? Se puede jugar con las frases. Puedes provocar situaciones para que la frase de la predicción se cumpla, pero no ocurra de la forma que pensamos, o por lo menos que no ocurra de la peor forma. Mira, por ejemplo… —señala la predicción del bosque—. “Vamos a nuestro bosque”. ¿No te da miedo ir a ese bosque en actitud romántica? Pues convierte esa visita en una experiencia horrible para ella. Destroza los recuerdos del bosque. Ve con otra persona, ¡llévame a mí! Seguro que se nos ocurre algo. Vamos a jugar con las predicciones, Izan. Si no podemos evitar que se cumplan, por lo menos haremos que hagan el menor daño posible.

—Sí… Estoy muy de acuerdo contigo, pero… No sé si tendré fuerza.

—¿A qué te refieres?

—A que Nora… Ya sabes…

—¿El qué tengo que saber?

—¡Pues que Nora anula mi voluntad! Si ya lo sabes…

Lydia me mira en silencio, y luego niega con la cabeza.

—Eso no tiene que ser así. Ya hace tiempo que pudiste desvincularte de ella. Sabes cómo es. Además, has madurado, has aprendido a ser mejor persona, has conocido a mucha gente… Ahora ves el mundo con otros ojos. No tiene tanto poder para aplastarte. No te dejes…

—¿Y si no lo consigo?

Lydia se levanta y me mira desde arriba.

—Entonces, no sé si te podré ayudar tanto como nos gustaría. Aunque lo intentaré con todas mis fuerzas.

—Ya me lo imaginaba… —yo me quedo sentado, con la espalda del todo encorvada y la mirada al suelo.

—Me consuela que, por lo menos, le cuentes lo del calendario a Frank —me dice—. Si yo no puedo ayudarte más… Seguro que él sabrá tomarme el relevo. De hecho, creo que sabrá llevarlo mejor que yo, tanto lo del calendario, como lo de Nora.

—Pero también te necesito a ti…

—Haremos lo que podamos, ¿vale? Los dos tenemos mucha faena este mes con tus predicciones. Vamos a hacerlo lo mejor posible —me sujeta de los hombros y me pone la espalda recta—. Y endereza esa espalda, por favor.

—Sí… Muchas gracias.

Lydia me acompaña hasta la calle de mi edificio, pero se detiene a cierta distancia de mi portal.

—Nos despedimos aquí. No quiero cruzarme con Nora.

—Te entiendo. Yo querría hacer lo mismo.

Lydia me abraza.

—Sabes lo que tienes que hacer, ¿verdad? Mantente fuerte, Izan…

—Sí…


Lydia se marcha. Yo me acerco poco a poco a mi edificio y levanto la cabeza hacia el balcón de Nora. Ella está ahí, sentada en una silla y tomando un té. Me está sonriendo.

Procuro ignorarla. Entro en el portal y corro a esconderme en casa.

Me tumbo y miro el calendario de junio, junto con todos los demás calendarios hasta el momento. Cuento cada una de las predicciones que ya he vivido desde que comenzó todo el uno de marzo.

—Anda… Hoy ha sido la predicción número cien. ¿Llevo cien días viviendo con estas predicciones? Me ha pasado de todo, pero también noto que ha pasado muy rápido. Me hubiese gustado decírselo a Lydia. Seguro que me felicitaba como si fuera mi cumpleaños o algo así —le enseño los calendarios a mi gato—. ¿Has visto, Espino? Cien predicciones… ¡Entonces tú cumples hoy cien días! —suelto los calendarios y cojo a Espino en brazos para acariciarle la cabeza—. Dime… ¿Cuántas predicciones más crees que podré soportar?







45 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Epílogo y texto final

Epílogo: Más allá del calendario Este es el final de la historia. La historia que Izan ha vivido durante todo un año. La historia de doce...

Jueves 29 de febrero de 2024

Capítulo 366 Todos miramos a Oliver. Su frase se ha quedado a medias. —¿Oliver…? —pregunta Anna. —¿Qué? —pregunta él, con una expresión...

Miércoles 28 de febrero de 2024

Capítulo 365 A (Parte 1) CDLS al completo en el templo “Eso no ocurrirá. Y ya no importa de quién sea la otra letra. Acabaremos hoy, pase...

Comments


bottom of page