Capítulo 112 Le cuento todo a Frank
“Tenía miedo de que fuera una predicción trampa donde le
acabo contando cualquier otra mierda por no verme capaz.
Pero sí, me veo muy capaz de contarle lo del calendario.”
La campaña del Yellow Day, conocido como el día más feliz del año, que es hoy mismo, pero no tengo ni idea de por qué, me hace pensar que es una muy buena señal con respecto a la predicción de hoy. Contarle todo a Frank el día más feliz del año. Bien, ¿no?
Quedo con Frank en un bar al salir del trabajo y no me ando con rodeos. Le saco el calendario y le cuento todo con pelos y señales. Hasta ahora me ha escuchado en silencio, pero al final me interrumpe.
—Espera. Espera un momento, Izan. Ve un poco más despacio, porque me está costando muchísimo seguirte.
—Sí… A ver, este es el cuarto mes ya. O sea, tengo calendarios así de marzo, abril, mayo y junio. Estoy casi seguro de que tendré uno nuevo en julio, y no sé cuánto tiempo más durará esto.
—Vale, déjame ver si entiendo lo que me quieres decir. Estos calendarios te los está enviando alguien que no sabes quién es, ¿verdad? —yo asiento—. Vale, sí, eso está claro. Me queda claro. Pero no entiendo a qué te refieres con predicciones que se cumplen. ¿A qué te refieres con que se cumplen? ¿Estas frases te están adivinando el futuro? ¿Con tu propia letra, Izan?
—Sí. Mira esta predicción de marzo —señalo el veintidós—. Es con la que convencí a Lydia. Supe desde el uno de marzo que saldrías de la cárcel, tres semanas antes de que ocurriera.
—Me estás diciendo que sabías que saldría de la cárcel. ¿Es eso?
—Sí… Pero no podía decir nada, ya te imaginarás. Con todo esto…
Frank apoya el codo sobre la mesa y se cubre los ojos con una mano. Está abrumado, como cabría esperar.
—A ver, en orden… No entiendo por qué es tu letra. ¿Se supone que lo has escrito tú?
—Yo tampoco lo entiendo, pero yo no he escrito nada de esto.
—¿Te lo envía tu yo del futuro o alguna cosa así de ciencia ficción? ¿En serio es algo de eso? No me jodas, ¿eh, Izan?
—Es algo que he barajado, pero es que no tengo ni idea.
—Oye, de verdad. Yo confío en ti, Izan, ya lo sabes, pero… ¿No es una broma que te están gastando o algo? ¿O me estás haciendo la broma tú a mí?
—Lydia reaccionó igual. Lo primero que pensáis es que soy una ingenua víctima de una broma elaborada.
Mientras Frank empieza a contestar, yo voy haciendo una llamada telefónica.
—No es eso. Joder, Izan, no es eso. Pero tienes que entenderme. Imagínate que estuviéramos en la posición del otro. No es fácil de digerir. No es nada fácil.
—Tengo una aliada al teléfono preparada para complementar la explicación —le digo, y le paso el teléfono. Él se lo acerca a la oreja y escucha en silencio.
—¡Frank! Soy Lydia. Hola, hola. ¡Escucha! Yo estaba igual que tú ahora. O bueno, me imagino cómo estás ahora. No me lo creí hasta que saliste de la cárcel, pero es que eso fue en marzo. Llevo siguiendo las predicciones de ese maldito calendario desde entonces, y se cumple todos y cada uno de los días, hagas lo que hagas. Es una flipada. Si no te convence, espera a ver cómo se van cumpliendo. Es que no te deja ninguna duda, te lo juro.
Frank me devuelve el teléfono muy despacio. Yo le doy las gracias a Lydia y cuelgo.
—¿Puedo repasar con calma todas las predicciones…? —pregunta Frank.
—Adelante.
Las mira con atención y en orden cronológico.
—El resultado del partido del siete de marzo, ¿fue tal cual ese? ¿Con todos sus números?
—Así es.
—Joder…
Frank sigue mirando.
—¿Qué son esos círculos negros con símbolos?
—Ah, es cuando pasamos a la temporada del siguiente signo del zodíaco. No sé si lo pone ahí porque el calendario es así, o porque es el día que sale un relato corto que leo al mes sobre el signo que toca. De hecho, mañana sale el de cáncer.
—En marzo hay tres predicciones sobre mí… —murmura—. Sabías que saldría de la cárcel y sabías qué dos días nos veríamos… Es muy fuerte, Izan. Tenías esta información y te hacías el loco.
—Como bien has dicho, imagina que estamos al revés. No es fácil de decir.
—Ya… Pero, joder… —sigue mirando, ahora está con el mes de abril—. ¿Qué son esas predicciones que pone VDLS?
—Es un grupo del que te quería hablar luego, porque a lo mejor conoces a uno de sus integrantes. Pero acaba de repasar las predicciones primero, por favor.
—Vale… —sigue mirando—. Mira, aquí pone que te cuento la verdad. Sabías cuándo te iba a contar yo mi mierda, pero tú no me contaste la tuya hasta hoy. Reflexiona sobre eso, Izan.
—Sí… Lo siento por eso. Estaba muy desubicado.
—Joder —Frank sigue leyendo—, hasta predijo la muerte de tu profesor. Menuda mierda… Hay muchas predicciones muy específicas, y otras que en cambio son muy ambiguas. Qué dolor de cabeza…
—No te haces a la idea…
Frank pasa a leer el mes de mayo.
—Mira tú por donde… En mayo ya supiste con dos días de antelación que conocerías a mi abogada Dana. Vaya tela…
—Sí, por eso tuve esa charla tan rara con ella.
—¡Hostia! Y luego supiste que me dejaría la mano en un puñetazo. Qué fuerte…
—Casi tan fuerte como tu puñetazo —bromeo, aunque él me ignora y yo me siento ridículo.
—Hay muchas por las que me gustaría preguntarte, pero es que es demasiada información como para asimilarla —pasa a la hoja de junio y le cambia la cara del todo cuando empieza a leerla—. Pero qué mierdas es esto… ¿Qué hace Nora mencionada en tantas predicciones? —me mira de una forma muy intensa. Me pongo nervioso—. Izan, ¿te estás volviendo a ver con Nora? ¿Es por eso que te dio un ataque de ansiedad tan jodido la semana pasada?
Es gracioso porque le he contado todo lo del calendario, que ya es como para tener esa ansiedad, pero él entiende que el motivo principal sigue siendo Nora. Comprensible.
—Sí, bueno… Es uno de los motivos.
—Pero, Izan. ¿Me estás jodiendo? Aquí hay predicciones que hacen quedar a Nora como alguien que te cae bien. Y no te cae bien, ¿verdad? Como que te amargó la puta vida, ¿verdad?
—Ahora es mi vecina. Es muy difícil escapar de ella.
—Tu vecina… Vale, pues ya me encargaré yo de que sea ella la que quiere escapar de ti.
—Eso me ha dado un poco de miedo.
—Es que no puedes dejar que ese veneno vuelva a entrar en tu vida, ¿lo entiendes? Te hará daño, y estoy seguro de que intentará joder a Lydia lo máximo posible también. Y puede que a mí también, aunque ya veremos si se atreve conmigo.
—Tengo la esperanza de que el calendario de julio ya no tenga tan presente a Nora, o incluso me informe de que se va del edificio. Este junio está siendo muy difícil…
—Ya. Joder, ya lo estoy viendo —dice mientras mira con mucha atención la hoja de este mes—. Oye, los LuLu es como tú llamas a Lucas y a Lucía, ¿no? ¿Se han separado?
—Sí, eso parece. Lucía se quedó con la casa y dijo que era porque la pagó su hermano. Y Lucas se fue con todas las maletas. Hace poco vi a Lucas tomar algo con un hombre calvo y musculoso. No sé nada más de él desde entonces.
—Joder… Esto no le hará ninguna gracia al hermano de Lucía. O bueno, puede que sí. Ese hombre está obsesionado con Lucas…
—¿Conoces al hermano de Lucía?
—Nunca lo he visto, pero sé que está obsesionado con Lucas. Bueno, sé que es un hombre que se obsesiona mucho con algunas personas. Entiendo que ahora ese grupo estará mucho más agitado cuando han perdido el nexo entre las dos familias. Pero bueno, mejor que no hablemos de eso hoy, que nos reventará la cabeza a los dos al final.
—Sí, mejor…
—Pasado mañana pone que Dana te persigue. ¿Qué significa esto?
—No sé. Me da mucho miedo tu abogada. No sé si me perseguirá del estilo correr detrás de mí mientras yo huyo por mi vida. No la entiendo lo más mínimo.
—Ya… —Frank mira la hoja, pensativo. Luego me mira a mí—. Yo quiero estar pasado mañana en esa predicción. Quiero comprobar, pero ya, cómo son estas profecías que se cumplen con tanta seguridad. La de mañana no tengo ni idea porque ni sé quién es el Alberto este ni me importa. Pero que Dana te persiga, joder… Mañana estaré escondido cerca de tu oficina y esperaré a que salgas, a ver si me entero de lo que hace Dana, o lo que mierdas sea que pase…
—Vale. Solo tengo que esperar dos días para que te lo creas del todo. Es mucho mejor que lo que me hizo esperar Lydia, que hasta que no saliste de la cárcel se burlaba de mí y todo.
—Bueno, también porque era el primer calendario. Pero ahora ya llevas cuatro hojas, es difícil decirle que no a esto. Además, Lydia se ha puesto de tu parte para que yo me lo crea. No puede ser una broma vuestra ni tampoco una broma que te estén haciendo durante tanto tiempo, si hasta aciertan que me dejo la mano en puñetazo.
—Sí… Bueno, Frank, pues quedamos en eso. Pasado mañana me sigues y vemos si Dana me persigue. Que lo hará, porque las predicciones siempre se cumplen.
—Vale. Joder… Es que es muy fuerte, Izan. Muy fuerte. Un día me tienes que hablar más en profundidad de algunas de las predicciones, porque aquí hay cosas muy bestias.
—Sí… Lo haré.
—Bueno, y el grupo ese raro que me has dicho que igual conozco a uno. ¿De qué va eso?
Le cuento a Frank toda la historia con los VDLS. Él me mira muy atento, manteniendo la compostura, pero con los ojos muy abiertos y, a veces, conteniendo la respiración.
Le cuento mi teoría sobre Rojo y cómo su descripción encaja con la del contacto de Frank para luchar contra la mafia, que se llamaba igual.
—¿Crees que Rojo, mi contacto, es también el líder de esta secta?
—Bueno, no es que tenga muchas más opciones. Rojo de los VDLS dice que me conoce. Dana me conocía de antes, así que pensé que los de ese círculo me conocían por alguna razón. Por eso me cuadra que Rojo sea tu contacto.
—Vale, a ver… Hay una cosa muy rara con Rojo. No sé si esto te ayudará o no. Bueno, creo que no. Creo que solo te liará más. Pero es que es una de las cosas más raras que han pasado en mi vida últimamente.
—Eso suena a que se añadirá otra cosa para romperme la cabeza un poco más… Genial—digo, desesperado.
—Yo tenía un contacto llamado Rojo, sí. En efecto, era calvo, y conocía a Dana. La última vez que lo vi, fue antes de entrar en la cárcel. Cuando salí, mi único contacto era Dana, y con quien hablaba de los asuntos de la mafia era siempre con ella. Pero… A ver. Joder. Un día tuvimos una reunión por videollamada con Rojo. Y fue muy raro. Fue jodidamente raro, Izan.
—¿Por qué? ¿Qué pasa? —me estoy poniendo nervioso.
—El que estaba al otro lado era Rojo, o eso decía. Vestía igual, era calvo igual. Llevaba un poco más de barba, sí. Y llevaba mascarilla. Llevaba una puta mascarilla de la pandemia esta que habéis tenido, pero para hacer una videollamada. Y sus ojos… Igual no me fijo mucho en estas cosas, pero es que sus ojos no eran los mismos. Y su voz creo que tampoco, aunque creo que le intentaba imitar. No sé, muy loco todo. Ese tío que me habló por videollamada y que fingía ser Rojo, no era el Rojo que yo conocía. Esa fue muy conclusión. ¡Pero el muy cabrón hacía como que sí lo era! Y entonces, cuando la llamada terminó, le pregunté a Dana que qué mierdas había pasado. Que quién era ese. ¿Y sabes lo que me dijo la muy cabrona? Que sí que era Rojo. Que lo único que necesitaba saber es que ese es su contacto y que debemos confiar en él para luchar contra la mafia de los Abad y de su puta madre. “¡Pues genial!”, dije. No quise ni meterme más. Pensaba que estaban locos, tanto Dana como mi contacto. Pero lo único que me interesa es joder a la mafia de Víctor Abad y toda esa chusma, así que les dejo jugar a ese juego y me la pela. Pero, joder… Si ahora me dices que alguien que podría ser el mismo Rojo, te está jodiendo a ti también… Yo ya no sé qué pensar.
Me quedo callado. No sé cómo encajar toda esta historia con mis conocimientos. No sé lo que están intentando con Frank ni sé qué pasa con Rojo, o si el primer Rojo y el segundo son la misma persona y, si no lo son… ¿Alguno de los dos es el Rojo de los VDLS?
Creo que Dana tiene la clave de eso. Esperaré a que me persiga y a ver si le sacamos lo que sea al respecto. Aunque, con lo hermética que es, lo dudo mucho.
Mi charla con Frank termina después de dar varias vueltas más a predicciones, teorías y preocupaciones varias. Se enfoca mucho en advertirme de que no me deje engañar por Nora. Dice que también querría estar presente en todas las predicciones sobre ella.
Ahora está cuidando de mí. Creo que le he jodido un poco la tranquilidad y la estabilidad al involucrarlo de esta manera, pero tiene que ser algo positivo para mí. Si antes notaba que el peso de mi vida me aplastaba, ahora tengo a Frank y su fuerza, tanto física como mental, para sostener ese peso a mi lado. Ya no creo que me aplaste… Pero espero que a él no se le rompan los brazos por ayudarme a sostener todo ese peso. Yo también tengo que ser fuerte y sostenerlo con todas mis fuerzas. Ahora que somos tres, será mucho más llevadero.
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