Capítulo 126 Nora se va
“Pues que se marche… Ha sido un mes muy largo, pero por fin se ha terminado.”
No quiero salir por esa puerta y despedirme de ella en persona. Si la veo, creo que podría caer una vez más.
Le quiero preguntar por lo de Frank, pero creo que lo poco que me contará no compensa el daño que me puede hacer.
Sobre las once de la mañana, Nora llama a mi puerta. No quiero abrir.
—Izan. Me quería despedir.
Me quedo callado, pero estoy ahí. Seguro que sabe que estoy ahí.
—No sé cuándo te volveré a ver… Me gustaría despedirme.
Mentira. Sí que lo sabe. Lo pondrá en los calendarios de otros meses.
Estoy con la espalda apoyada en la puerta. Ella está al otro lado, también pegada a la puerta. Solo tengo que abrir y podré darle un abrazo de despedida. Me muero de ganas de hacerlo, y también me muero del asco solo de pensarlo.
—¿Has sido tú la que ha metido a Frank en prisión? ¿Tu abuelo ha tenido algo que ver? —pregunto por fin.
Se queda callada unos segundos.
—Abre la puerta y lo hablamos.
—No. Desde aquí.
—¿Seguro?
—Sí… Desde aquí —insisto.
—Vale. La respuesta es la que ya sabes: prefiero que seas tú quien lo decida.
—Otra vez con eso de dejarme con la duda…
—Sí, ya te lo dije. Quiero que observes la situación y sepas entenderme. Que entiendas a qué se estaba enfrentando tu amigo el portero y que saques tus propias conclusiones. Yo no te diré nada más.
—Ya me lo imaginaba… Pero recuerda que si descubro que has tenido ni que sea un poco de culpa, pensaré la manera de hacerte el mayor daño posible. Todavía no sé cómo, porque eres lo que eres, y a lo mejor lo que daña a otros, tú lo disfrutas… Pero algo se me ocurrirá.
—Qué sádico… Si sacas tu lado más oscuro, puede que lo consigas. Suerte con eso, mi amor.
—No tengo nada más que decirte. Suerte en la vida, Nora.
Se queda callada. Al poco rato, desliza una nota por debajo de la puerta. Es una nota breve.
“Muchas gracias por todo. He sido muy feliz este mes a tu lado. Siento que haya tenido que ser de una forma tan deshonesta y enfermiza. No lo puedo hacer de otra forma. Siento también que no pueda ser mutuo. Pero yo he sido feliz y ha sido gracias a ti. Un abrazo, Izan. Te quiero.”
Suelto la nota y me siento en el suelo, con la espalda todavía apoyada en la puerta.
Lloro.
No sé lo que estoy sintiendo ni pensando, pero estoy llorando.
Pasados unos minutos, me asomo por la mirilla. Nora ya no está.
Me asomo al balcón. El camión de mudanzas ya está listo para salir. No tiene muchas cosas tampoco. Ella sabía que se quedaría poco tiempo. Seguro que lo de fingir una mudanza compleja fue parte del paripé, para que no me diese tiempo a pensar que ella creía que era temporal.
Veo a Nora salir por el portal. Su madre la está esperando con el coche en la acera de enfrente.
Nora se gira hacia el balcón y se despide de mí con la mano, sonriendo.
Yo la miro sin mover ni un músculo. Ella deja de sonreír, se da la vuelta y entra en el coche de su madre.
El coche y el camión arrancan.
Se han ido. Nora por fin se ha ido.
Se acabó.

Comentarios