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Domingo 24 de diciembre de 2023

Joel Soler

Actualizado: 25 dic 2023


Capítulo 299


Nochebuena tranquila


“¿De verdad? ¿Sin trampas? Eso lo tengo que ver.”



    Sin planes extraños, sin quedar con más gente de la cuenta, sin familia, sin nada. Solo una cena tranquila que han organizado Lydia y Alex en casa.

    Me gustaría que venga Frank también, pero creo que todavía no puede ser. Se lo hemos propuesto, pero no dice nada.

    —Es una pena —dice Lydia—, porque habíamos pensado la cena para cuatro.

    —Siendo así… —digo—. Bueno, podría invitar a una persona.

    —¿Quieres invitar a Anna? —pregunta Alex—. Yo me portaría bien con ella, si eso es lo que te tira para atrás.

    —No, no es Anna. Ella lo celebra con su familia, me lo ha confirmado.

    —No será Nora… —dice Lydia, mirándome muy de cerca, entrecerrando los ojos.

    —No, tampoco es Nora. ¿Por qué asumís que quiero invitar a una cena así a alguna chica con la que se sospecha que puedo tener algo?

    —Porque eres un conquistador —dice Alex—, y porque, si te dejamos solo, la lías.

    —No… A quien quiero invitar es a una persona a la que le debo mucho, y que sé que pasará la nochebuena solo. Quiero evitar eso en un día como hoy.

 

    El día ha sido tranquilo. Por la noche, a la hora acordada, Rafael llega a casa.

    —He traído vino y unos turrones —dice—. Es lo que se hace, ¿no?

    —¡Es tan torpe como nuestro Izan! —dice Alex.

    —Sí, pero lo hace con más elegancia —dice Lydia.

    Rafael sonríe al escuchar las palabras de mis amigos. De los que fueron sus amigos.

    —Me da muchísima nostalgia estar aquí con vosotros… —dice Rafael—. No puedo expresar cuánto.

    No me lo esperaba, o por lo menos no tan pronto, pero Rafael está llorando un poco. ¿Cómo terminaría con Lydia y Alex en su mundo?

    Los cuatro nos sentamos en la mesa y tenemos una charla tranquila.

    —Sé que la predicción es que la nochebuena es tranquila, pero… —dice Lydia, y mira a Alex—. ¿No tenemos como mil preguntas?

    —Pero la predicción la vamos a cumplir —digo—, así que, con calma, por favor…

    —Vale, vale —dice Alex—. Pues hay una que nos reconcome desde que Gris ha entrado por la puerta.

    —Gris no, por favor —dice Gr… O sea, Rafael—. Los VDLS ya han terminado. Ya no hace falta que nadie nos nombre por los colores.

    —Bueno, pues Rafael —dice Alex—. O Izan jubilado. Tenemos una pregunta que, sin haberlo hablado, sé que Lydia tiene la misma que yo.

    —Nos lo hemos dicho con la mirada —dice Lydia.

    —La pregunta es… ¿Qué ha sido de nosotros en el futuro? Bueno, en tu futuro. Aunque no es el futuro, porque es tu pasado, y ya no será el futuro de nadie, ¿no?

    —¿Qué? —dice Lydia—. Hostia… Es verdad. Eso es un lío. Entonces, en el pasado, ¿qué pasó con nosotros?

    —¡Pero es el futuro! —dice Alex—. No nuestro futuro, pero sí el futuro en cuanto a años. O sea, ¿qué pasó en el año 2030 o el 2040 con nosotros?

    —Ah, claro… Es el futuro —dice Lydia.

    —¡Pero es el pasado! —dice Alex—. Porque ya ha pasado. ¿Y no te lo he dicho? Nosotros no lo veremos, ni nadie. Ya fue. Es el pasado de Rafael y el futuro de nadie, así que es el pasado.

    —Y tú eres el pesado —dice Lydia, pegando a Alex en el brazo—. ¡Deja de marearme!

    —Así me gusta —digo—. La tranquilidad por bandera.

    —Perdón —dicen Alex y Lydia al mismo tiempo.

    Rafael está riendo. Se puede ver una triste nostalgia en su forma de mirar a Alex y a Lydia.

    —No es una historia agradable —dice Rafael, dejando de reír poco a poco y mostrando una tristeza que nos hace callar a todos—. Al principio fue todo bien. En mi mundo, yo supe ser tajante con Nora, y no tuve las idas y venidas que ha tenido esta versión de Izan, y que tanto os han debido de molestar a vosotros dos, o a Frank.

    —Tú lo has dicho —dice Lydia—. Yo dejé de hablar con Izan durante un par de temporadas porque eso no había quien lo tragara.

    —El problema fue cuando Nora se suicidó —dice Rafael—. No lo entendisteis, pero yo me obsesioné tanto… Que dejé de ser yo. De verdad, pensaba que había sido culpa mía, y se me fue la cabeza.

    —No se me hace raro… —digo.

    —A nosotros tampoco —dice Lydia, de brazos cruzados, con su mirada juzgadora.

    —Supongo que cuando te fuiste a trabajar con Olivia, reaccionamos fatal, ¿verdad? —pregunta Alex.

    —Me pedíais de todas las maneras posibles que tirase a la basura esa idea, pero yo lo único que os dije fue: cuando solucione lo de Nora, volveré y solucionaré mi problema con vosotros —Rafael agacha la cabeza—. Pero nunca lo hice. En cuanto comprendí ese conjuro… El de volver atrás… Para mí fue suficiente. Era idiota y no sabía cómo funcionaba el tiempo, ni qué pasaría conmigo. Y, lo que más me duele… Es que no sé qué tal les irá, ni si sabrán nunca qué pasó conmigo. Ese mundo sigue existiendo, solo que sin mí. En algún lugar existen versiones de vosotros que, sencillamente, dejaron de saber de mí y nunca tendrán una respuesta sobre si sigo vivo o muerto.

    —Hostia… ¿En serio? —dice Lydia—. Eso es muy duro…

    —¿Y si el Alex de esa línea lo descubre y se obsesiona con venir a buscarte? —pregunta Alex—. ¿Podría viajar en el tiempo y aparecer aquí? Quiero ver a un Alex viejo y sexy que viene a buscar al Izan perdido.

    —No, no podrá ser —dice Rafael.

    —¿No confías en mis capacidades para aprender cosas nuevas? Te recuerdo que soy un genio. Este Izan lo sabe, surfeo mejor el calendario que él y Lydia juntos.

    —No es eso —dice Rafael—. Con el conjuro del tiempo que yo usé, no podrías comunicar ese mundo con el que estamos ahora. Si vuelves a un tiempo anterior a 2016, que es cuando yo viajé y modifiqué la línea temporal, lo que harías sería crear una línea nueva, y todo lo que ocurra después de ese viaje, no interferiría de ninguna manera en esta línea temporal. Serían líneas separadas por completo desde el momento en el que llegues al pasado. Si por el contrario viajas a un momento posterior, como, por ejemplo, a 2028, ese Alex se movería al 2028 de la línea en la que Nora está muerta y yo estoy empezando a investigar con Olivia. En ninguno de los dos casos se tocaría con esta línea temporal.

    —Vale… Lo entiendo —dice Alex.

    —¿En serio? —dice Lydia—. ¡Yo no me entero de nada!

    —Ahora te lo dibujo —dice Alex, guiñándole el ojo.

    —¿Para ver cómo vas de listo? Mejor que me lo dibuje Rafael, que tiene clase.

    —Qué raro se me hace que digas que un Izan tiene clase… —digo.

    —A mí también —dice Rafael—. Pero, es verdad. La tengo.

    Todos ríen. Yo siento que estoy cómodo y seguro.

    Después de todo lo que ha pasado, vivir una cena así, sintiéndome tan a salvo… Es un privilegio que no puedo pasar por alto. Me hace feliz.

    Mientras cenamos y hablamos del mundo de Rafael, recibo un mensaje de Frank.

    Me pide si puede venir a comer mañana por Navidad. Yo no me lo pienso dos veces y le digo que sí.

    Lydia y Alex han sido simpáticos al permitir que no toquemos demasiado el tema del Proyecto Esmeralda, pero mañana será una buena oportunidad para hablarlo, y así se lo explicaremos todo a Frank.

    Hoy voy a disfrutar de este buen ambiente y de la nochebuena más tranquila y feliz que he tenido nunca.







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