Capítulo 362
Eres un traidor
Anna me está enviando mensajes para preguntarme si sé dónde está Izan. Lydia también. No, no sé dónde está Izan, y ahora mismo me da igual.
Tengo que ir a encontrarme con una persona. No… Tengo que matar a una persona, y es urgente que lo haga ahora mismo.
Ayer pude hablar con mi hermana. Era verdad… Ella ha recordado todo. Nora estuvo ahí, y fue la testigo de la muerte de Anna.
Me siento tan estúpido…
He pasado por casa para coger una pistola, munición… Y para pensar. Sé que no me temblará el puso al disparar. Lo siento por mi yo más inocente si al final Izan gana y su personalidad vuelve a este cuerpo, porque a lo mejor terminas entre rejas… Pero esa persona estará muerta, y el mundo será un lugar mejor.
Mientras camino al encuentro del asesino de Anna, recibo un mensaje de un número anónimo. Es una foto.
No… No puede ser. ¡No, no, no!
¡Es una foto del escondite de las hojas del calendario originales! ¿Quién ha sido? Nadie sabe dónde están… Ni siquiera mi abuela, ni mucho menos Jordi, o Nora. ¿Quién ha sido? ¿Quién las ha encontrado?
Me ha mandado otro mensaje. ”Contraseña: la fecha de la muerte de Anna.”
No… Sabe cómo abrir la caja fuerte. ¿Por qué? Tengo que correr. Estoy cerca de ese almacén, así que puedo llegar a tiempo. Esa persona no sabe que tengo una pistola y que no tendría que haberme provocado.
Aunque… ¿Por qué me ha provocado? ¿No sería mejor robármelo sin que me dé cuenta?
A lo mejor esa persona quiere atraerme ahí para matarme. Si fuera un aliado de Izan, solo tendría que robar el calendario y entregárselo a Izan para que él lo rompa. Todo se acabaría. Si no es un aliado de Izan, tal vez quiera romper él mismo el calendario. En el caso de ser una persona con recuerdos de la otra vida, querría matarnos a mí y a Izan primero…
¿Puede ser una trampa para atraerme a ese sitio y matarme? A lo mejor ya ha matado a Izan… Porque Anna y Lydia lo están buscando.
Por otro lado, si es un aliado de Izan, a lo mejor no le entrega el calendario porque no sabe dónde está Izan. Tal vez por eso me está atrayendo. Se piensa que soy yo el que lo tiene secuestrado.
Sea como sea, seguro que es una persona que me quiere hacer daño, o bien para interrogarme, o bien para matarme. A lo mejor te sorprende ver lo que puede hacer el afable Oliver… Seas quien seas.
Me envía otra imagen. Sujeta con la mano las hojas del calendario. Sigue provocándome. Ahora está claro que ha sabido abrir la caja, pero que aun así me quiere atraer al lugar. Solo puede ser que me quiera interrogar o matar…
Cuando llego al almacén de la caja fuerte, corro para introducir la contraseña y abrir la caja.
—¡¿Qué?!
Las doce hojas siguen ahí. Están intactas.
Repaso la foto que me ha enviado. Las hojas que esa persona me ha mostrado… No son copias, porque puedo reconocer, por el color, el papel real.
¿Entonces?
Espera… Si me acerco un poco más…
No se distinguen bien, pero esas hojas… ¡Esas son las que yo estoy escribiendo para el siguiente reinicio!
Miro para todos lados. ¿Quién ha hecho esto? ¿Para qué han robado las hojas que tenía escondidas en mi casa y me han hecho venir aquí?
Espera… ¿Seguro que esa persona sabía cómo abrir la caja?
No… No te escaparás. Seguro que hay alguien aquí escondido.
Corro hacia fuera y busco por los alrededores del almacén. A lo lejos veo a una persona que sale de su escondite y se pone a correr.
Sí, claro… Esto lo vas a lamentar.
Saco la pistola y disparo. Desde aquí no puedo acertar, pero sí puedo asustar al que está corriendo.
—¡Si sigues corriendo, terminaré acertando! —digo—. ¡Por falta de balas no será!
Menos mal que estamos en una zona apartada de la ciudad. Creo que puedo ponerme violento con confianza.
Disparo un poco más, y recargo la pistola. Ese cabrón no se me escapa.
Sigo disparando, hasta que, por fin, consigo rozar la pierna de esa persona, que tropieza y cae al suelo.
A lo mejor no ha sido un solo roce. Qué más me da a mí. Deja que te vea la cara, cabrón.
Me acerco y lo veo aferrándose a su pierna.
No puedo decir que me sorprenda mucho.
—Vaya, vaya… —digo—. ¿Te duele, Saúl?
—¿A santo de qué vienes tú con pistola…? —pregunta—. Pensaba que no te daría tiempo.
—La voy a usar para otra cosa —digo—. Pero no te preocupes, porque balas no me faltan.
—Vale. Si no te importa, yo me voy ya. Aquí tienes tus hojas originales de tu calendario.
—¿A qué ha venido esto, Saúl?
—Un mago no revela sus trucos.
—Ya veo. Mira... No nos conocemos mucho, eso es verdad… Pero siento que me he enfrentado a ti muchas veces, y creo que ya sé más o menos cómo piensas. Estás usando los reinicios a tu favor, ¿verdad?
—Eso suena muy vago… —dice.
—Claro. Perdón. Lo que quiero decir es que has usado reinicios para encontrar mis dos escondites, y que lo único que te faltaba era confirmar la contraseña de la caja fuerte. Sabías que era la muerte de Anna, pero no sabías si del primer o del segundo mundo, ni si febrero sería solo un dos, o si también tendría un cero delante, ni si el año sería con dos o cuatro cifras… Cosas así, ¿verdad? Y claro, ya lo habrás intentado como mínimo una vez y te habrás dado cuenta de que, si fallas, luego no te deja introducir números durante un tiempo. Es más… Seguro que has buscado el modelo por internet, y sabrás cuánto tiempo es, ¿verdad?
—Te bloquea los intentos durante cinco días…
—Exacto. Vamos mal de tiempo, ¿verdad? Por eso necesitabas que yo la abriera. Seguro que has hecho algo para espiarme. ¿Has instalado una cámara? ¿Investigarás mis huellas luego, ahora que están frescas? La verdad es que no está mal pensado.
—Bueno, llegados a este punto… —dice—. Lo mejor será que evite que interactúes con nadie. Me gustaría un reinicio más para hacer las cosas mejor.
—¿Este día ya se ha reiniciado varias veces? —pregunto.
—No, este no. Todo lo que hice para descubrir tus cosas, lo logré el día anterior. Tuve hasta catorce oportunidades para comprobar cosas durante el día de ayer. No estoy seguro, pero, teniendo en cuenta que Izan se fue a perseguirte, y no volvió… Y la predicción tenía que ver contigo… Quiero pensar que Izan se esforzó durante todos esos reinicios para que el día volviera a empezar. Para darme una oportunidad más.
—¿Cómo descubriste las cosas?
—En algunos te engañé… En otros te torturé… En fin, sabiendo que todo esto de los reinicios que estoy sufriendo es en gran parte tu culpa, no tengo muchos remordimientos si me ensaño contigo. En el último intento de ayer, lo único que hice fue colarme aquí y poner la fecha de Anna, pero fue cuando me encontré con el cierre de la caja. Lo quería intentar de nuevo, pero pasamos al día siguiente.
—Claro —digo, con una sonrisa que no hace otra cosa que reconocer lo buen enemigo que es—. Muy bien, pues…
Sin pensármelo dos veces, disparo en la mano de Saúl.
Él grita de dolor. He dado de lleno.
Como se está retorciendo en el suelo, recupero mis hojas del calendario.
—¿Sabes lo que pasa? —digo—. Que sé que ahora estás pensando en cómo hacer para que este día se reinicie. Crees que me podrás aislar, ¿a que sí? Y que no te tienes que preocupar por lo de tu mano, porque se reiniciará el día, y con ello se curará tu herida.
—Sí, un poco sí. No te creas que es tan fácil eso de regenerar las heridas. El dolor mental se queda. Hay un dolor fantasma ahí que… Ni te lo imaginas.
—Saúl. La predicción ya ha sido cumplida.
—¿Qué? ¿Qué dices? Te he mandado el mensaje bien pronto…
—Se gestó ayer por la noche. Hoy solo tengo ese pensamiento en la cabeza. Hay un traidor en mi vida, y lo quiero ejecutar. Pero no me hace falta hacer nada más para cumplir la predicción, porque no paro de pensar en esa persona, diciéndole una y otra vez que es un traidor.
—Claro… Parece que Jordi ya lo había preparado todo para que se cumpla lo de hoy sin ninguna duda… Qué dolor de huevos es ese cabrón…
—Ahora, ¿qué hago contigo? ¿Te mato? —pregunto—. Creo que es lo más coherente, ¿no?
—¿Por qué…?
—Porque ya no sales más en el calendario, y porque tus reinicios son peligrosos. Además… Ahora sabes lo de mis dos escondites. Esto ya casi se termina, Saúl… Y no quiero que sigas aquí.
—¿Vas a matarme? ¿Eres un asesino, Oliver?
—Por lo visto, sí. Porque te puedo asegurar que, te mate a ti o no, hoy mataré a alguien.
—No creo que me salga tan bien como a Izan lo de hacer discursos que te hagan dudar de tu moral… —dice.
—Pues no. No creo.
Apunto con una pistola a Saúl.
—Si me matas —dice—, tienes que romper el calendario antes de que pase el día veintiocho.
—¿Por qué sería eso? —pregunto.
—Por la predicción del veintiocho. Todos los CDLS vamos al templo. Si yo no estoy, Izan no considerará que son todos los CDLS.
—Claro, era de suponer… —digo—. Déjame pensar…
—Estoy seguro de que has preparado a Anna para que la predicción del veintinueve tenga mucho más sentido, ¿verdad? —dice. Es muy listo.
—Sí, me interesa llegar al veintinueve. No te puedo engañar. Además, tengo que escribir mi calendario hasta el final, por si lo del veintinueve me sale mal, que funcione el plan B de la cuarta versión el mundo.
—Tu abuela dijo que, si yo moría, a lo mejor el reinicio me llevaría a una versión muerta de mi cabeza, y sabes que yo tengo que estar activo en el mundo reiniciado para que se cumplan las predicciones de Izan que me mencionan, ¿verdad?
—Lo tienes todo pensado, ¿no? —digo.
¿Qué hago con Saúl? Es verdad que no es prudente matarlo. Supongo que tengo que retenerlo hasta el día veintiocho…
Mientras me lo pienso, Saúl se abalanza contra mis pies y me hace caer.
La pistola cae al suelo y queda lejos de los dos. Con muchísima fuerza, Saúl me pega un puñetazo en la espalda y se arrastra a por la pistola.
Yo hago lo mismo, pero él es un poco más hábil que yo. Tiene la pistola.
Me está apuntando, pero lo hace con la mano izquierda.
—Quieto —digo—. No es tu mano buena, ¿verdad?
—No, no lo es.
—Y tú no tendrás la sangre fría para dispararme, ¿verdad? No eres como yo.
—No sé si te has dado cuenta, Oliver… Pero estoy muchísimo más hasta los huevos que tú de todo esto. No te imaginas cuántos reinicios he vivido, y cuánto se ha divertido tu abuela a mi costa. Ahora mismo dispararía a quien sea con tal de que el mundo no se reinicie.
—Vale, vale… Saúl, escucha. Yo prefiero que el mundo no se reinicie, también. Y para mí, lo importante es Anna… Por eso…
Aprovechando un instante de relajación de Saúl, me levanto y salgo corriendo. Corro lo más lejos que puedo, haciendo zigzags. Aunque me dispare, con la mano mala, casi seguro que fallará.
No me dispara. Pese a todo, yo sigo corriendo.
Corro lejos, me llevo las hojas de la caja fuerte, y vuelvo a salir corriendo. Tengo las veinticuatro hojas en mi poder, así que les voy a buscar otro escondite.
Será por lugares y propiedades de esta familia corrupta y enferma…
Casi sin descansar, llego una residencia de las afueras que usa mi madre como lugar de retiro. Guardo las hojas en un escondite secreto que hay aquí, tras una trampilla escondida.
Y, como es normal entre los miembros de mi familia, también hay una zona secreta donde guardamos armas y munición. Recomendaciones de mi abuelo.
Recojo otra pistola y sus balas, y esta vez me dirijo directamente hacia el asesino de Anna. Saúl ya me ha hecho perder bastante el tiempo.
Jordi me dijo que Nora había recuperado hacía tiempo su memoria del otro mundo.
Y es curioso, porque ayer sentí que, por primera vez… Conocí a Nora de verdad. Y sé que todo lo que me dijo cuando hablé con ella, era la verdad.
Llego a casa de Jordi.
—Vaya… ¿Ya has vuelto? —dice—. ¿Te has cargado al asesino de Anna?
—Sí —digo—. Nora no quería confesar, pero la obligué. Tenías razón. Gris era el asesino de Anna. Un Izan menos…
—Bien, bien… ¿Quieres que se lo digamos al Izan de verdad? —dice, dando saltitos de alegría.
—¿Izan? ¿Está aquí?
—Sí. Mira, si saludas a esa cámara, Izan te escuchará —dice—. Lo tengo ahí desde antes de ayer.
Por eso nadie lo encontraba… Supongo que ayer me vio ponerme furioso, y cumplió la predicción, estando al otro lado de la pantalla.
Miro a la cámara. Así que Izan me está viendo…
—¡Izan! —dice Jordi—. ¿Has oído? ¡Si estabas distraído, conecta con nosotros! ¡Oliver ya ha probado el placer de matarte, aunque no seas exactamente tú!
—Izan —digo, mirando a la cámara—. Jordi obligó a Nora a someterse a la sesión con Pol. Creo que Anna ya te habrá contado que Nora estaba de testigo durante su muerte en el segundo mundo, ¿verdad? Pues ella me lo ha confirmado… Gris mató a Anna.
—¡Estaba claro! —grita Jordi—. Anna dice que no fuiste tú, pero todas las pruebas apuntaban a ti. ¡Y eso incluye huellas! ¿Quién más tiene tus huellas, Izan? ¿Quién podría incriminarte dejando ese tipo de pruebas? ¡Debimos matar a ese viejo mucho antes!
—Exacto —digo—. Izan… Cada versión de ti es igual de asesina y miserable.
—¡Así es! —grita Jordi—. ¿Qué se siente, Izan? ¿Qué se siente al ser el asesino de Anna en cada mundo que puedes? Incluso cuando creías que te salvarías de una, ¡no! Resulta que sigues siendo tú el asesino.
—Eres lo peor que existe… —digo.
—¿Y cómo fue? ¿Cómo mataste a Gris? ¿Ha sido de golpe, o ha sufrido? —pregunta Jordi—. Ay… Ojalá pudiera ver la reacción de Izan.
—Pues… —digo, y empiezo a sacar la pistola.
—Oh, vaya —dice Jordi—. Era demasiado bonito.
Antes de darme cuenta, varios esbirros de Jordi salen de todas partes y me atrapan.
Me quitan la pistola y me inmovilizan contra el suelo.
Tenía que haber sido más rápido…
—¡No! —grito—. ¡Soltadme! ¡Fuera!
—Así me gusta, que no recurras a tus apellidos para pedir a los soldados que te suelten. Hubiese sido ridículo. Pensaba que lo harías, si te digo la verdad.
Miro a Jordi como si pudiera matarlo solo con la mirada.
—Qué mirada… Así que Nora no me ha hecho caso, ¿no?
—No… Nora me ha contado toda la verdad —digo.
—Pues aquí me tienes, cuñadito. Soy yo. Yo maté a Anna en el segundo mundo. ¿Qué cara pusiste, fracasado?
—Asesino… ¡Asesino! ¡Traidor! ¡Te juro que te mataré! —grito, intentando soltarme. Pero ellos son más, y más fuertes.
—Voy a tener que ser un poco más duro con Nora la próxima vez que le diga que haga algo… La verdad es que sí. Nora recuperó la memoria apenas ayer por la mañana. No le dio tiempo a decirte nada sobre lo de Anna, y menos si yo estaba con ella, diciéndole que no lo hiciera. Que te dijera que fue Gris.
—¡Eres el asesino de Anna! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué mataste a Anna?! ¡Si tú no eras nadie en su vida!
—Calma, cuñado, calma… —dice Jordi—. Deja que se lo expliquemos a Izan, que seguro que está enganchado. Y, ahora que sabes la verdad… Sí que te puedo mostrar imágenes de Izan.
Jordi enciende un monitor que hay en la habitación. Se puede ver a Izan encerrado en una habitación, viendo lo que ocurre en el salón.
—Esta mañana, cuando le he traído el desayuno a la cama a mi princesito, me ha empezado a acusar de que yo maté a Anna —dice Jordi—. Le he preguntado que cómo sabe él eso, y me ha dicho que se lo ha dicho otro Izan. Yo, la verdad, alucino con los poderes extraños que tiene esta persona. Se nota que estamos acercándonos al veintinueve de febrero, ¿eh? ¡Y claro! Si le llego a dejar que se comunique contigo por señas, te hubiese dicho que no, que Gris no era el asesino, y que era yo. Pero no hubiese importado, ¿no? Tú ya lo sabías.
—No solo me lo confirmas… —digo—. Tú recuerdas el momento en el que mataste a Anna…
—Sí, eso es lo mejor. Obligué a Pol a que me hiciera una sesión a mí también. Lo amenacé con que, si no estaba satisfecho, él quedaría paralítico y ciego, y mataría a sus dos compañeros de piso. Hay que salir a ganar, ¿sabes?
—Tengo que matarte… —digo—. Es muy necesario que mueras…
—¡No! —dice, riéndose—. ¿No lo veis? Ahora que sé la verdad, es necesario que muráis los dos. Si no, yo no mantendré los recuerdos de la otra vida. Y me gustó mucho esa vida. Hice cada cosa con Lydia y Estrella… Y conseguí muchas formas de hacer que Nora dependiera solo de mí. ¡Y me encantó ver morir a la subnormal del pañuelo!
¿La subnormal del pañuelo…?
Uso todas mis fuerzas para ver si puedo liberarme del forcejeo con los matones, pero no puedo hacer nada. Me tienen inmovilizado del todo.
—¡No vuelvas a llamarla así! —grito, dañando mi garganta. Nunca he gritado tan fuerte.
—Mira que era creíble lo que le propuse a Nora… —dice Jordi—. Aunque Gris no esté en su lista, no deja de ser un Izan. Sería normal que Nora hubiese tardado tanto en decirte la verdad. En fin, una pena. ¿No se resistió ni un poco? ¿Te dijo la verdad directamente?
—Intentó hacerte caso los primeros segundos —digo—. Pero supe ver su mentira. Supe ver que estaba al límite, con miedo… Y entendí que me pedía ayuda con la mirada. La entendí de verdad, y al final se derrumbó y me contó todo. Que recuperó la memoria ese mismo día, y que vio al asesino. Que tú mataste a Anna…
—Sí. Je, je… —dice Jordi—. Fallo mío. ¡Oye! No me culpes a mí. Culpa al Jordi del anterior mundo.
—Ahora eres él, también. Y estás orgulloso —digo.
—Más orgulloso estoy de mi plan. Ahora os tengo a los dos atrapados, controlando cada una de las predicciones para mataros cuando yo quiera mientras se van cumpliendo cada una de las frases… Y, Oliver, por favor… Ya suponía que Nora no era de fiar. Tenía preparados a mis soldados para que actuasen en el momento en el que sospecharan que me ibas a atacar. Pero, si no lo hubieses hecho, te habría atrapado igual, y te lo habría confesado todo para que gritaras: ¡traidor!
Jordi se ríe a carcajadas. No puedo más. Tengo que soltarme de estos esbirros y matarlo como sea.
—¿No ves que tenía que hacer que ayer me creyeras, para que hoy te doliera más saber la verdad? Así me verías como un traidor. El cuñadito que ha colaborado contigo todo el tiempo, y que se pensó que lo ayudaría al último momento… Siempre fue el asesino de Anna. Qué mal, ¿verdad?
—¡¿Por qué la mataste?!
—Eh… Deja de gritar así, que te vas a dejar la garganta en el intento. Madre mía, qué carácter. Igualito que tu padre, que pega palizas y rompe impresoras, ¿verdad, Izan?
—Dímelo… —digo.
—Te lo cuento, tranquilo. ¿Sabes lo que pasó? Que en enero y febrero del segundo mundo… Tenía a Nora casi convencida de que volviera conmigo. De que se fugara conmigo. Conseguí que dependiera cada vez más y más de mí… Y que abrazara toda su oscuridad. La Nora que no puede florecer, y que deja de intentarlo, para infectar la tierra… Esa es mi Nora favorita.
—Deja de hablar así… Dime por qué la mataste….
—No me interrumpas. Lo que digo es que Nora ya estaba convencida y se iba a ir conmigo. Pero, no sé qué pasó, cuándo pasó, y por qué, pero Anna y Nora se hicieron amiguitas. ¿Y quién era Anna? Para mí, la tonta del pañuelo solo era la chica por la que mi cuñado suspiraba. Y sabía que Nora y Anna se llevaban mal. Pero, oh, qué mal… Se hicieron amiguitas. ¿Y qué pasó? Que Anna me confrontó. Eso pasó. Que quiso enfrentarse a mí para defender a Nora, y entonces, vi algo asqueroso…
—No puede ser… No quiero ni escuchar lo que vas a decir ahora…
—Pues lo vas a escuchar. Vi algo asqueroso… Nora, ¿sabes quién te digo? ¿La Nora que tú y yo conocemos? ¿Esa Nora? Floreció. Sí. Así de lamentable. ¿Pero sabes lo peor? Que, para hacerlo, se dedicó a imitar a Anna. A hablar como ella para enfrentarse a mí, decir las mismas frases, reclamar los mismos derechos… ¡Nora, imitando a alguien para ser digna! ¡Sin ninguna clase de personalidad! ¿Por qué imitó a la imbécil del pañuelo? ¿Qué necesidad había? ¿Cómo puede ser? Anna pasó de ser la enemiga de Nora, a ser parte de su lista. Y encima, Nora decía las cosas que decía Anna… Sobre superarme, y sobre lo tóxico que yo podía ser, y no sé qué más. Os puedo asegurar que quise vomitar en la cara de Anna. ¿Os imagináis a Nora diciendo esas cosas tan básicas? ¡Nora no es así! Nora es muchísimo más, y solo luce si se deja llevar por su lado más oscuro. Si la sacas a la luz… Se vuelve estúpida, sin personalidad, sin vida…
—¿Mataste a Anna por eso…?
—Quería matar a Anna, sí. Y lo hice, pero no tanto porque quisiera verla muerta. Dudé sobre si hacerlo o no, porque no tenía experiencia matando de forma directa. Pero… Cuando vi que Nora y Anna habían quedado, y que estaban preparando cosas juntas, ilusionadas… Pensé que era el momento perfecto para devolver a Nora al lugar del que nunca debió salir. Si Anna se moría delante de Nora… Ya no habría vuelta atrás. Nunca, jamás, Nora querría salir a la luz. Ni mucho menos permitir que alguien de su lista influya en su vida. Nora tenía que saber que yo era incluso más peligroso que sus abuelos, a la hora de cumplir una amenaza sobre su lista…
—Tengo que matarte… Tengo que matarte…
—No te puedes imaginar cuánto me gustó ver a Nora colapsar de aquella manera. Fue una de las veces en las que pude sentir un amor más tierno. Todavía hoy lo recuerdo… Y solo puedo sentir amor. Quiero abrazar a Nora y susurrarle que todo es su culpa, y que solo podrá soportarlo si se refugia en mis brazos…
—No me puedo creer que haya permitido que exista alguien como tú… Y que le haya contado lo del calendario a alguien como tú…
—Entenderéis que, además, fue muy fácil para mí inculpar a Izan, ¿no? Unas pruebas falsas, un poco de chantaje y extorsión… En fin. Para mis recursos, es fácil. Yo no conocía mucho a Izan, pero sabía que era el ex de Anna y el ex de Nora. ¡Era perfecto! Encima era amigo de Lydia, así que podría hacer daño a Lydia también. Tres en uno.
Jordi sigue hablando, pero ya ni lo escucho.
Ahora me da igual todo. Me da igual Izan, me da igual el calendario, me da igual mi plan… Todo ha dejado de importar. Si consigo matar a Jordi, incluso aunque yo muera justo después… Seguro que me sentiré satisfecho.
¿Qué puedo hacer…?
—Oh, Oliver —dice Jordi—. Me acaban de llamar unos soldaditos. Dicen que ya tienen las veinticuatro hojas del calendario. Sí, llevaba tiempo siguiéndote, y hemos visto lo que ha pasado antes con Saúl, y dónde los has escondido luego. Por lo pronto, tú ya no escribes más para tu absurdo nuevo reinicio. Y por fin las podré romper. De hecho, se podría decir que ya he ganado. Solo tengo que mataros a ti y a Izan, y es que os tengo aquí atrapados, así que… ¡Ya está! Os mato, rompo las hojas, conservo la memoria, no hay bucle… Todo perfecto.
—Me siento capaz de soportar incluso las balas con tal de mantenerme vivo y matarte —digo.
—Claro, me encantará ver eso, cuñadito —dice—. Aunque, bueno… Todavía voy a hacer que viváis un poco más. Mañana voy a traer aquí a Estrella para que se cumpla el trámite de que conecta o lo que sea, y luego me aseguraré de que Nora colapsa. Esa la haré con ayuda de Olivia, que tiene ganas de vengarse de su nieta, y me ayudará a tener controlados los reinicios de Saúl… Porque, no sé si lo sabíais, pero ahora Olivia puede recordar lo que ocurre en cada reinicio, como el amigo ojeroso de Izan. Esa mujer da miedo…
—¿Mi abuela puede…?
—Sí, sí… No quiero ni imaginarme hasta dónde puede llegar eso.
—No puede ser…
—¿Sabes lo que pasa, cuñadito? Que no tiene ningún sentido que intentes sobrevivir. El calendario se termina el veintinueve de febrero, y ya te digo que no habrá más reinicios. Entonces, sobrevivas o no… ¿Qué más da? Nada te garantiza ya salvar a Anna de su verdadero asesino. Tendré todos los días que yo quiera para matarla. Y, si conservas tus recuerdos, lo verás. ¿Seguro que quieres ver eso? Porque, si al final sobrevives, y soy yo el que pierde la memoria… Ya tengo un mensaje para mi yo sin recuerdos que sabrá todo lo que ha pasado, y que dedicará todo su empeño en matar a Anna. Así que… Será mejor que dejes de pensar en sobrevivir, ¿vale?
Intento contestar, pero llaman a la puerta. Alguien ha venido a esta casa.
—Vaya —dice—. No creo que sean mis soldados, tan pronto. ¿Quién vendrá?
Los esbirros me atan y acompañan a Jordi a la puerta.
Miro a Izan en la pantalla. Está igual de desesperado que yo. No podemos hacer nada. ¿Hemos perdido los dos…? ¿Esto no era nuestra historia, Izan…?
Escucho la puerta abriéndose, y las voces de las personas que han venido.
—Buenas tardes. Cobrador del Frank —es la voz de Alex—. Mi compañero el forzudo y yo venimos a pasarte una buena factura en el caso de que le hayas hecho algo a Izan.
—Qué fácil que es asumir que soy siempre el malo —dice Jordi—. Pero no tengo ganas de jugar, así que… ¡Vale, a ver! No matéis a ninguno de los dos, que seguramente son parte de CDLS, y existe la posibilidad de que quiera mantenerlos vivos, por si me sale mal el plan A.
Seguramente, Jordi ha dado la orden a sus esbirros para que atrapen a Frank y a Alex.
Pero lo que escucho son ruidos mucho más caóticos. Golpes, gritos, muchísimos pasos… ¿Qué está pasando?
Jordi entra corriendo en la sala donde estoy yo y pasa de largo hacia otra sala. Lleva las hojas en la mano.
En mitad del caos, me parece escuchar la voz de Anna. Está gritando el nombre de Izan.
—¡Anna! —grito.
Siguen escuchándose golpes. El siguiente en entrar en la sala donde estoy yo es Frank.
—¿Dónde está Jordi?
—¡Por esa sala! —digo, señalando con la cabeza.
Frank corre a perseguirlo.
La siguiente en entrar es Nora.
—Sabía que estarías aquí… —dice.
—¿Qué está pasando?
Nora me desata, y yo corro a ver qué ha pasado.
Los tres esbirros de Jordi están en el suelo, inmovilizados. A uno lo está inmovilizando Enzo; Al otro, lo están inmovilizando entre Aaron y Ángel; Al tercero, lo están inmovilizando mi padre y Gris.
Hay más gente aquí. Junto con Alex, Frank y Nora, y el grupo de los que están inmovilizando a los esbirros, también han venido Eric, Liam, Aurora, Pol, Lydia, Estrella… Y Anna.
—¿Qué está pasando aquí…? —pregunto.
—Te la ha jugado, ¿eh? —pregunta Lydia—. Eso te pasa por mezclarte con Jordi. Aunque, bueno, no soy la más indicada para hablar.
—Llevamos desde el viernes buscando a Izan—dice Estrella—. Gracias a la información que nos ha ido dando Saúl, y a que hemos colaborado todos, os hemos acabado encontrando, y nos hemos preparado para que Jordi no nos pudiera contener ni usando a sus guardaespaldas.
—Pero… ¿Tanta gente? —digo—. ¿Tantas personas tan diferentes han decidido juntarse y poner su vida en peligro por Izan…?
—¿Qué quieres que te diga? —dice Lydia—. Conforme pasaban las horas y preguntábamos a la gente, más y más aliados se unían a la causa.
Frank vuelve a donde estamos todos.
—Se ha escapado —dice, y se acerca a mí—. No me has engañado, ¿no?
—No —digo.
—No te ha engañado —dice Nora—. Oliver quiere ver a muerto a Jordi, te lo aseguro.
—Pues se ha escapado —dice Frank—. Ha desaparecido.
—Oliver —dice Anna—. ¿Izan está aquí?
Yo asiento. No puedo ni hablar. Todos, incluida Anna, van a buscar a Izan.
Yo no me quiero quedar ahí.
Jordi se ha escapado, y todos han venido por Izan…
Yo estoy solo. Y tampoco tengo las hojas…
Me voy de casa de Jordi.
Nadie me sigue. Nadie se da cuenta de que me estoy marchando. Solo tienen ojos para Izan.
No tengo fuerzas para planificar nada, ni para buscar a Jordi, ni para pensar en cómo acabaré los últimos días del calendario.
Solo me voy.
Archivo secreto 19: La segunda versión del Mundo 6 (Parte 5 de 6)
En los dos meses en los que nuestro Izan tuvo que enfrentarse más a los abuelos S, ¿qué le pasó al Izan del segundo mundo?
Noviembre
1-Vuelvo al sector
Empezó a trabajar con Pablo.
2-Llamada divertida con Dana
Por lo de Ignacio (en ambas versiones de la historia, que Ignacio y Pablo trabajaran juntos, fue algo premeditado por Pablo y Dana).
3-Muchos ajustes
Varias gestiones. Un día bastante rutinario. Se enfocó mucho en los alquileres.
4-Tomo la iniciativa
Aunque en nuestra historia lo hizo para mejorar su relación con Anna, aquí solo lo hizo por cosas laborales. Es uno de tantos ejemplos sobre cómo nuestro Izan vio frases rutinarias, y las convirtió en cosas que lo harían crecer poco a poco.
5-Más datos, y algo más
Todo era por temas de trabajo.
6-CASI ME MATAN
Un loco que casi atropelló a Izan.
7-Amenazo Me amenazan
Amenazó a Ignacio, pero se sintió culpable, y terminó de bajarse del burro cuando Lucas le mostró lo que era una amenaza de verdad. Al parecer, Lucas estaba muy tenso porque fue amenazado por Frank.
8-Frank vuelve por fin
Frank salió de la cárcel. Aunque iba a ser un momento bonito, era un Frank muy cambiado, mucho más amargado.
9-Frank VS Lucas
Cuando Frank se enteró de la amenaza de Lucas, fue a encararse con él.
10-Nos estamos metiendo en un terreno…
Frank amenazó incluso a Enzo. Estaba desatado.
11-Los peores clientes
Los LuLu y Enzo, de nuevo.
12-Nora me cuenta lo de su abuelo
Izan y Nora dieron un paseo improvisado, y Nora quiso sincerarse mucho con él. Eso hizo que Izan empezara a recaer con Nora.
13-Dana viene al trabajo
Cosas de abogados.
14-Estoy harto de hacer daño…
Por culpa de su recaída con Nora, Lydia y Oliver se dieron cuenta, y se lo hicieron saber a Anna para que tuviera cuidado con Izan, porque volvía a entrar en una “etapa Nora”.
15-Saúl es un genio
Saúl hizo su jugada con el peluche con Iris. Izan lo llamó genio, y le presentó el calendario.
16-Frank se la está jugando
Frank siguió teniendo problemas con Lucas y Enzo, y también discutió con Izan. Ese día, Saúl empezó a hacerse amigo de Frank, porque se ofreció a hablar con él para ver si podía aconsejarlo en algo.
17-Pelea en el gimnasio
Finalmente, Frank y Enzo se pelearon a golpes.
18-No estoy por la labor
Por la situación con Frank y con el resto de amigos, Izan no estaba muy pendiente de nada.
19-Una reunión horrible
Anna y Nora se encontraron en la cafetería con Izan, y hubo una especie de discusión/tensión bastante fuerte.
20-Necesito que ese miserable no exista…
Enzo estaba tan harto del grupo de Frank, que amenazó con hacer daño a Lydia. Además, Abril empezó a alejarse del mercado, y sospecharon que fue por culpa de Enzo. Para terminar de adornarlo, Frank estaba tan obsesionado con Enzo, que era siempre el tema de discusión principal. Por todo eso, Izan empezó a odiar de verdad a Enzo.
21-Lydia se enfurece
Enzo, haciendo gala de ser el hermano de Lucía, amenazó a Lydia con matar a su gata si no se entregaba a la policía. Lydia por poco mata a Enzo, y él no le hizo nada porque no quería pegar a una chica, pero no tuvo problemas en seguir amenazándola.
22-Quemo la planta
Enzo le tenía mucho cariño a una planta del gimnasio. Izan la quemó. Fue su única forma de joder a Enzo.
23-Saúl y Anna me animan
Izan estaba descontrolado por todo lo que pasaba, y sentía que Saúl era el único que lo apoyaba. Ese día, Anna le demostró que Saúl no era el único.
24-Éxito en la campaña de Pablo
El trabajo iba bien.
25-Oliver sigue confiando en mí
Después de todo lo que pasó con Nora y Anna, Oliver se alejó mucho de Izan, pero este consiguió charlar un poco más con él y convencerlo de que las cosas irían mucho mejor. De nuevo, Oliver (con todos sus recuerdos ya estables), volvió a sentirse débil frente a Izan.
26-…
Discutió muy fuerte con Frank y Lydia, por la forma de llevar lo de Nora, ya que salió el tema, y a Izan le dio por defender a Nora. Izan colapsó.
27-Abril se quiere ir
Abril notó que Enzo la estaba manipulando, y ya no quería seguir en el gimnasio.
28-Tengo amigos de verdad
Saúl le demostró que era un amigo de verdad, y también habló mucho con Liam, Naylon, Eric y Abril. Esas cinco amistades ayudaron a cubrir el vacío que estaba dejando su distanciamiento con Lydia y Frank. Además, ese día habló mucho por chat con Alex, que lo animó en la distancia.
29-¿Me ha mentido…?
A Saúl se le escapó admitir que conocía cosas que, en teoría, no conocía. Empezaba a notar cosas raras en el discurso de Saúl. Después, Lydia empezó a acercarse de nuevo a Izan, y este le contó sus paranoias con Saúl.
30-Lydia VS Saúl
Lydia no se fiaba de Saúl, y se enfrentó a él para decirle a la cara todas las cosas que le parecían raras.
Diciembre
1-Conversación difícil con Dana
Hablaron sobre que Rojo volvió a desaparecer. Además, Izan aprovechó para preguntarle si sabía algo de la situación de Frank con la mafia, ya que Izan sospechaba que estaba cada vez más metido en eso. Dana admitió que Frank estaba siendo amenazado por Víctor Abad y Salvador Santalla. También estaba siguiendo un hilo de pruebas que indicaría que, la segunda vez que Frank volvió a la cárcel, fue culpa de Nora.
2-No me fiaré más de Nora
Izan confrontó a Nora por lo de Frank, y esta admitió su culpa. Se peleó con ella con la intención de no volver a verla nunca más.
3-Discuto con Frank
Izan le reclamó a Frank lo de la mafia, y él dijo que no le perdonaría que siguiera quedando con Nora. Además, Frank no se fiaba de que Izan de verdad hubiese dejado atrás a Nora. La pelea se hizo tan intensa, que Frank se volvió a casa de sus padres sin despedirse de Izan.
4-Flora está fatal…
Izan se enteró de que Lucas había muerto.
5-Te ayudo con lo de Frank
Saúl, que era el que mejor relación tenía tanto con Izan como con Frank, decidió mediar entre los dos y ayudar. Convenció a Izan, escribiendo eso en el calendario. Después de eso, fue interceptado por Olivia, que llevaba tiempo investigando a Saúl, hasta que descubrió que tenía una conexión con el maestro Nero, y que sus acciones eran extrañas. También lo hizo por su aura.
6-Saúl es un asqueroso miserable
Para proteger a Izan y a Iris, Saúl hizo caso a las amenazas de Olivia, e hizo que Izan descubriera “por su cuenta” que Saúl era un mentiroso, un enemigo de los VDLS, un amigo de Nora, que ayudó en lo de Frank con la cárcel, y que se metió en la vida de Izan y Frank para destruirlos a los dos. De alguna forma, a Izan le encajaron muchas cosas, y se lo creyó. Después de eso, Saúl fue encarcelado por Olivia, y no pudo salir nunca más de ahí hasta que el mundo se volvió a reiniciar.
7-Conozco a varios vecinos
Pensando más en el tema, Izan vio que muchas cosas no encajaban, así que buscó a Saúl, sin éxito.
8-Meditación
Izan estaba tan nervioso por perder a tanta gente, que terminó pidiendo ayuda a Pol para sentirse mejor.
9-Se estropea la cafetera
Día rutinario en la cafetería.
10-Hugo me invita a comer
Surgió de forma natural.
11-Cameo por internet
En una partida entre Izan, Liam y Naylon, apareció Accel. Ahí es cuando Liam y Aurora retomaron el contacto.
12-Despiden a Lydia
Lydia llevaba tantos días haciendo las cosas mal por estar tan nerviosa, que fue despedida.
13-Un pañuelo de flores
Izan le quiso comprar un pañuelo nuevo a Anna como forma torpe de disculparse con ella. Por culpa de eso, el significado fue mucho más torpe en este mundo, y tuvo mucho menos peso.
14-Olivia da mucho miedo
Olivia se enteró de que Oliver ya no estaba haciendo el calendario, y supo que este mundo y su experimento podrían ser fallidos. Se acercó a Izan para conocerlo un poco mejor y ver qué pasaba con él, a ver si se le ocurría algo.
15-Día de perdón
Izan se reconcilió con Frank. No podían pasar más tiempo peleados.
16-Eric está abatido
Eric llevaba una mala racha con su familia que afectó también a su trabajo. Además, intentó contarle sus problemas a Iris (que era su amiga para jugar online), y ella fue muy borde con él por primera vez (por la desaparición de Saúl).
17-Los S son horribles
Nora, Olivia y Salvador fueron a la cafetería. Izan los tuvo que atender, y Olivia fue muy mala con él.
18-Olivia no me deja en paz
Olivia no paraba de seguir a Izan y de aparecerse en su vida. Él estaba harto y no entendía qué quería ella de él. Por lo visto, a Olivia le parecían muy graciosas las reacciones de Izan.
19-Frank se va
El padre de Frank se puso malo (esta vez de verdad), así que se fue a ayudar a sus padres.
20-Me quedo como nuevo
Oliver sintió compasión por la situación de Izan con Olivia, y aceptó hacerle un masaje.
21-Me río de Ignacio todo el día
Izan se desquitó de sus problemas burlándose de Ignacio.
22-Proyecto Esmeralda
Izan encerrado, viendo a Nora asesinar a su abuelo, ocurrió de forma similar, pero hubo algunas diferencias, ya que Olivia se mantuvo viva después de eso, y Nora se quiso quedar un tiempo en esa mansión porque no se atrevía a salir de ahí. Izan no supo que Saúl estaba en una de las celdas.
23-El fin de los VDLS
Olivia le dijo a Ángel, Estrella, Hugo y Dana que nunca más volvieran a molestarla, y que tenían prohibido incluso hablar entre ellos. Los obligó a despedirse ese día. Además, Olivia se quedó con Gris en la celda, para tenerlo “de recuerdo”, durante unos días más. Los VDLS sacaron a Izan de la mansión, y le dijeron a Izan que ya no hablarían nunca más entre ellos.
24-Nochebuena tranquila
Izan quiso pasar una nochebuena tranquila y en silencio.
25-Los cuatro juntos
Alex pudo llegar a tiempo para pasar la Navidad con Izan, y Frank pudo volver porque su padre ya estaba mejor. Sumando a Lydia, Izan se sintió muy bien al poder pasar la Navidad con sus tres mejores amigos. Durante este día, hablaron de vivir los cuatro en la misma casa durante un tiempo, para apoyar a Izan, y porque consiguieron volver a conectar mucho entre los cuatro durante la comida navideña.
26-Reunión pesadísima
Con los familiares.
27-Jefes explotadores
Los dos trabajos intensificaron su volumen de trabajo por las fechas.
28-Bajo el paraguas
Anna iba con un paraguas, y se encontró con Izan. Se puso a llover, y dieron un paseo bajo el paraguas.
29-Viene un invitado increíble
Naylon se presentó en persona por sorpresa, pese a vivir lejos. También empezaron a ver un programa de televisión nuevo al que se engancharon juntos.
30-La madre de Nora colapsa
Una de sus recaídas por culpa del viaje temporal.
31-Fin de año y… Miedo
En la fiesta de fin de año, pudo ver como Nora y Anna discutían desde lejos, pero no pudo ver qué pasaba. Anna empezaba a estar mal, e Izan conectó con recuerdos de ella teniendo una depresión en el primer mundo. Notó que era su culpa, pero no conseguía entender qué pasaba.

Comentarios