top of page

Domingo 7 de enero de 2024

Joel Soler

Actualizado: 8 ene 2024


Capítulo 313


¡No entiendo a Frank!


“Creo que son muchas las cosas que no entiendo…”



    Vale. El trabajo en la cafetería es exactamente el mismo que en mi mundo. Misma situación, mismas compañeras (salvo una, con la que no tengo relación) y me llevo igual con Julia. Todo bien. El horario es el mismo y todo. Por hoy solo tengo que trabajar por la mañana, y por la tarde ya veré qué pasa con la predicción esa con Frank.

    Al salir del trabajo, se me acerca un chaval alto, delgado y con una gorra.

    —¡Hola, Izan! ¿Qué tal?

    —Ah… ¡Hola!

    No tengo ni idea de quién es este tío, pero él me conoce a mí. Mierda… Si Liam no me hubiese despertado, podría haber integrado mucho mejor los recuerdos del Izan falso de este mundo a los míos.

    —¿Estás bien? Te noto super raro —dice el gorras.

    —He tenido unos días terribles… —digo—. Seguro que estoy más pálido y todo.

    —Pues sí, un poco sí… —dice—. Pero, oye, una pregunta…

    —Oye, tengo muchísima prisa… Hablamos otro día, ¿vale? ¡Lo siento!

    —No, no… —dice, y me frena con el brazo—. Quieto…

    —¿Qué pasa?

    —Izan… ¿Sabes quién soy?

    —Ah, pues… Sí, claro.

    —¿Cómo me llamo?

    Yo qué sé cómo te llamas, imbécil…

    Intento que un fogonazo de los recuerdos de este Izan vengan a mí, pero no hay manera. No sé quién es este tío. No lo he visto en mi vida.

    —Me di un golpe hace poco —digo—. He perdido algunos recuerdos. Digo que tengo prisa porque ahora un amigo me llevará al médico…

    —Espera, espera… —dice el muy pesado. No me cae bien este tío, y no para de frenarme cuando intento irme—. Tú no eres Izan.

    —¿Cómo que no?

    Y una mierda… Soy más Izan que el Izan que tú conoces, desgraciado…

    —No… —dice, con una sonrisa maliciosa. Da un poco de miedo—. Ayer te ibas a una sesión con el Pol ese, el que te puede hacer conectar con… Oh. No… No me jodas… —dice, tapándose la boca, emocionado—. Eres el Izan del anterior intento…

    —¿De qué hablas…?

    —Uf, me la estoy jugando mucho, porque no quiero que mi Izan se entere todavía de que su amiguete Jordi es en realidad una de sus peores pesadillas, pero… Es que esto es muy fuerte. ¿Cómo puede ser que esté frente a un Izan que ya tendría que haber desaparecido para siempre?

    —¿Quién eres…? Yo no te conozco… —digo.

    —Qué fuerte… De verdad, qué fuerte… ¡Ah! Espera, claro… ¡Tú quieres contactar con Saúl!

    —Mierda. ¿Por qué sabes tanto? ¿Jordi, dices que te llamas?

    —El hijo de puta de Saúl seguro que es el único que te apoya… —dice—. Uf, esto es chungo. ¿Qué puedo hacer? Menos mal que me aburría y he venido a saludarte. Qué mala suerte has tenido de encontrarte conmigo…

    —¿Qué harás…?

    No entiendo nada. ¿Quién es el Jordi este? ¿Por qué sabe tanto? ¡No lo conozco de nada!

    —Qué bien me iría ahora que Olivia estuviera viva. Creo que tendré que recurrir a Estrella. O… ¡Espera! ¡Se me ocurren más ideas! Pero tengo que ser rápido… Hay cositas que no quiero que digas, y que seguro que todavía no te atreves a decir… Pero que, en el momento en el que hables con Saúl y compartáis lo que el otro sabe, seguro que ya sabrás qué puedes decir y qué no. Y eso será justo lo contrario a lo que yo quiero, ¿sabes?

    —De qué hablas…

    —Que no te encontrarás con Saúl. Que no lo voy a permitir, impostor.

    —No me vuelvas a llamar así…

    —¿Cómo que no? Eres un impostor. Tú no eres el Izan que todos conocemos —dice, con una sonrisa asquerosa.

    —Yo soy el Izan más real, pedazo de capullo… Todo este mundo es un error, ¿lo entiendes? ¡Que tú estés aquí hablando conmigo es un error!

    —De verdad, qué suerte he tenido… —dice Jordi, jugando con su gorra—. Ah, o, a lo mejor, no es exactamente suerte, ¿no? A lo mejor tu presencia aquí ha roto como doscientas líneas ya, y este es el intento en el que, por fin, gracias a encontrarte conmigo, lo voy a arreglar. Voy a hacer una llamadita… Verás cuando vuelvas a casa, impostor.

    No sé de qué habla… Esto es una gran desventaja. Por mucho que la sesión con Pol me ayudara a compartir algunos recuerdos con este Izan, sé muy poco de su vida. Son más de diez meses de diferencia… No puedo adaptarme tan rápido a todo eso.

    El tal Jordi sale corriendo. Yo lo intento perseguir, pero es más rápido que yo.

    Mierda… No sé qué puede hacer, pero podría intentar joderme. ¿Qué hago? ¿Sigo fingiendo? ¿Huyo hasta encontrar a Saúl? ¿Digo la verdad y procuro que mis amigos me entiendan? Aunque Frank y los demás sean amigos del Izan de este mundo, también son mis amigos… Hasta febrero del año pasado, nuestras vidas fueron la misma… No hemos cambiado tanto. Soy Izan… No puede ser que mis amigos no sean mis amigos.

    ¿Qué hago? ¿Cómo puedo permanecer?

    Pero es que está este maldito calendario…

    Creo que me tengo que mover siguiendo las predicciones. No lo entiendo muy bien, pero me da la sensación de que, si no me pongo en una situación en la que yo no comprenda a Frank, no podré seguir adelante. Solo tengo que hacer eso, y mañana podré encontrarme con Saúl, ya que la predicción habla de esa plaza, y solo se me ocurre un lugar al que llamar “esa plaza”. Estoy segurísimo… Mañana veré a Saúl. Solo tengo que permanecer consciente hasta entonces.

    Madre mía, yo de este mundo… ¿Qué has estado haciendo durante todo este año? ¿Qué te han hecho?

 

    Cuando llego a casa, noto el ambiente extraño.

    Lydia, Alex y Frank me están mirando con mucha seriedad.

    —¿Qué pasa…? —pregunto.

    —Izan, una pregunta —dice Lydia—. ¿Qué estuvimos haciendo el miércoles?

    —¿El miércoles? Ah, pues… No sé. Estoy un poco mareado, y…

    —El día de la predicción que dice “muchos nervios” —añade Frank—. ¿Te acuerdas mejor así?

    —La predicción… Sí…

    —No te acuerdas, ¿verdad? —dice Lydia, con los brazos cruzados.

    —Bueno, no… No sé qué me pasa. Lo siento.

    —Fuimos a ver a Serena. Ya ha tenido a su hijo —dice Lydia.

    —¿El hijo de Serena…?

    Serena no estaba embarazada en mi mundo… ¿Tanto han cambiado algunas cosas?

    No puedo hacer nada. No tengo casi ningún recuerdo del Izan de aquí, y con eso no voy a ninguna parte. Qué rabia… Mis propios amigos serán los que intentarán deshacerse de mí. ¿Qué puedo hacer?

    —No tienes muchas herramientas para seguir fingiendo, ¿no? —dice Alex.

    —¿Qué os pensáis que soy? —digo—. ¿Creéis que soy un impostor?

    —Creemos que no eres nuestro Izan —dice Frank.

    —A ver, calma… Soy el Izan de verdad. Lo único que ha pasado es que he recuperado la memoria.

    Se quedan callados y se miran entre ellos. Hay un silencio verdaderamente incómodo.

    —¿Seguro que funciona así? —dice Lydia—. Si ahora toda tu vida pasa a ser la de Rojo y Gris, y pierdes tus recuerdos actuales a cambio de tener los recuerdos de ellos, ¿dirás que simplemente has recuperado la memoria?

    —No es lo mismo… Rojo y Gris son viajeros del tiempo… Yo sigo siendo yo.

    —¿Por qué? —dice Alex—. ¿De dónde sales?

    —Espera —dice Frank—. No contestes.

    —Bueno, el que faltaba… —dice Alex—. ¿Tampoco le podemos sacar información a este Izan?

    —Hasta el día once y el doce, es mejor no tocar este tema… Es mucho mejor no tocarlo…

    —Bueno —dice Alex—, por lo menos has dado una fecha. Pero no tendrá sentido todo lo que haces si nuestro Izan no vuelve, ¿no? ¿O esto también lo ha planificado tu grupito?

    —¡No! Nadie esperaba que otro Izan tomase el control del nuestro… Estoy casi seguro de que eso no estaba en ningún plan. Pero… Joder, qué putada… Alex, Lydia, por favor, dejadme que me lleve a Izan y que haga unas llamadas.

    —¿Te lo vas a llevar? —dice Lydia—. ¿Para qué?

    —Yo… Joder, no puedo más… Yo tengo información, ¿vale? Pero no la puedo compartir todavía… Con vosotros tampoco… Y, además, si sale bien, a lo mejor puedo traer a nuestro Izan de vuelta y cumplir con la predicción del día al mismo tiempo. Confiad en mí, por favor.

     Frank quiere hacerme desaparecer. No sé cómo, pero dice que puede hacerlo. Y una mierda, Frank… Es que no. No me extraña que tengas información privilegiada… Seguro que Saúl vino a buscarte y te contó toda la verdad para tenerte como aliado. Pero, hasta que no hablemos con Saúl, Frank será peligroso para mí. Tengo que irme.

    Salgo corriendo sin decir nada. Seguro que Frank me persigue, pero no me voy a girar para comprobarlo. Tengo que ser más rápido y despistarlo en algún sitio. Y luego… ¿Dónde me escondo? ¿A quién puedo recurrir? ¿Me escondo en algún sitio y por la noche vuelvo al edificio para ver si Saúl está en casa y me puede acoger? ¿Voy a ver a Estrella o a Gris y les cuento lo que ha pasado? A lo mejor ellos se ponen de mi parte…

    No, espera, Estrella no. El tal Jordi la ha mencionado. Supongo que Gris es mi mejor opción, pero no sé cómo reaccionará al saber que estoy en lugar del otro Izan.

    Mientras corro, me giro un momento…

    Mierda. Frank me está pisando los talones. Es más rápido que yo.

    No puedo escapar…

    Me persigue mi propio amigo. Es injusto. No tendría que haber pasado esto. Es muy injusto…

    Tengo que solucionarlo rápido… Si no, Saúl lo pasará mal de verdad… Y Anna…

    No, por favor…

    —Quieto —dice Frank, agarrándome del brazo. En la otra mano tiene el móvil… Está hablando con alguien.

    —Frank, espera, por favor… Estás hablando con Saúl, ¿verdad?

    —No, Izan. No estoy hablando con Saúl.

    —Estás mintiendo. Escucha, Frank… Necesito hablar con él. Pásame el teléfono. Es muy importante.

    —Te he dicho que no estoy hablando con Saúl.

    —Tengo que hablar con él… Por favor…

    —¿Es la única forma? —dice Frank, pero dirigiéndose a la persona con la que habla por teléfono—. Más te vale, ¿me oyes? Más te vale…

    Intento aprovechar un momento de despiste de Frank y, de un movimiento que me sale bien por puro azar, consigo robarle el móvil para hablar con la persona que está al otro lado.

    —¡Saúl!

    —No, lo siento —dice una voz de chica al otro lado. Una voz que conozco muy bien.

    —¿Qué…?

    —Pobrecito Izan de otro mundo… Nadie quiere que estés aquí, y ahora te hará daño tu amigo… Me compadezco de ti, pero queremos que vuelva nuestro Izan.

    —Nora, tú…

    Sin darme cuenta de cuándo ha empezado, noto que Frank tiene sus dos manos rodeando mi cuello. Está apretando. Me está estrangulando…

    —Frank… Para…

    —No puedes ver a Saúl, Izan… No puedes estar aquí… Solo salimos de esta si es nuestro Izan el que lo resuelve… Lo siento mucho…

    —Frank…

    Estoy llorando, y Frank también. ¿Por qué ha tenido que ser así?

    Me mareo… Estoy perdiendo el conocimiento… Tengo ganas de vomitar…

    Saúl, por favor… Soluciónalo…

   

    Estoy mareado. Tengo ganas de vomitar.

    No sé ni dónde estoy ni qué ha pasado.

    Me duele el cuello.

    ¿Estoy en un callejón? Pero si yo estaba en la sesión de Pol…

    Mi cuello… Qué daño…

    ¿Qué? ¿Frank está aquí? ¿Me está estrangulando…? Frank… ¿Estrangulándome a mí?

    —Frank… ¿Qué haces?

    —¿Qué hago? Intentar hacerte todo el daño posible, Izan. Eso hago.

    —¿Qué…? ¿Por qué…?

    —Dime qué hiciste en la predicción del día dos, la del paseo nocturno. ¿Con quién te encontraste?

    —¿A qué viene eso…? Me haces daño, Frank…

    —¡Contesta, joder!

    —¡Vale! El día dos, el paseo… Os estabais peleando, me harté, salí a pasear y me encontré con Jordi, que me contó sus penas amorosas.

    —Bien…

    Frank me suelta por fin, y yo respiro con mucha dificultad.

    —¿Qué ha pasado, Frank…?

    —¡Es tu puta culpa, Izan! ¡A mí ni te me acerques!

    No entiendo nada, pero ese grito me ha hecho muchísimo daño. Después, sin decir nada más, da media vuelta y se va.

    No puedo entender nada de lo que ha pasado. No entiendo a Frank, ni lo que hago aquí, ni nada de nada.

    Espera… ¿Sigue siendo sábado? A ver el móvil… A ver…

    No me jodas… ¿Domingo? ¿Mediodía?

    No, no puede ser.

    Estoy mareadísimo y, para mí, nada tiene ningún sentido. Corro a casa y voy a ver si me dan alguna explicación.

    El resto del día lo paso hablando con Lydia y Alex, que me cuentan lo que ha pasado. Lo del otro Izan y la actitud que ha tomado Frank. Sin embargo, él no vuelve a casa en todo el día.

    Yo sigo mareado.

    Frank no está, pero mañana es el día de esa plaza. No sé por qué tengo que conocer “esa” plaza, pero Salamander me dio la respuesta… Así que mañana me tienen que sacar de dudas sea como sea, porque si, sumado a todo lo que me suele pasar, encima pierdo días de mi vida y pierdo también mi identidad… Yo ya no creo que pueda seguir soportando esto.

    Qué peligro… Agradezco mucho a Pol lo que hizo, pero… Casi pierdo toda mi identidad por un segundo Izan que quería luchar por controlar mi cuerpo… Y eso da muchísimo miedo.

    Y Frank… ¿Por qué no vuelve? ¿Por qué dice que es mi culpa? No entiendo nada…







28 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Epílogo y texto final

Epílogo: Más allá del calendario Este es el final de la historia. La historia que Izan ha vivido durante todo un año. La historia de doce...

Jueves 29 de febrero de 2024

Capítulo 366 Todos miramos a Oliver. Su frase se ha quedado a medias. —¿Oliver…? —pregunta Anna. —¿Qué? —pregunta él, con una expresión...

Miércoles 28 de febrero de 2024

Capítulo 365 A (Parte 1) CDLS al completo en el templo “Eso no ocurrirá. Y ya no importa de quién sea la otra letra. Acabaremos hoy, pase...

Comments


bottom of page