top of page

Lunes 8 de enero de 2024

Joel Soler

Actualizado: 9 ene 2024


Capítulo 314


Discusión en esa plaza


“No hemos quedado a ninguna hora,

pero eso nunca ha detenido a mis encuentros no tan casuales.”



    Por la mañana he trabajado y al mediodía he comido. Si tengo que discutir con alguien, será por la tarde.

    A eso de las cinco, Frank me escribe un mensaje. Solo pone: baja.

    No sé dónde ha dormido, no sé qué me hará, no sé si intentará estrangularme como ayer. No sé nada, pero, llegados a este punto, solo me queda confiar a ciegas.

    Alex intenta pedirme que me lo piense dos veces, pero creo que sigo confiando demasiado en Frank, por mucho que no lo comprenda.

    Cuando bajo, me lo encuentro algo alejado, y entonces empieza a caminar. Yo voy detrás.

    Al principio lo sigo desde lejos, pero poco a poco me acerco hasta ponerme a su lado.

    —¿Tiene que ser así? —pregunto.

    —No lo sé, Izan… No lo sé. Las cosas han cambiado.

    —¿Por qué me hiciste eso ayer?

    —Se tenía que cumplir la predicción.

    —Y… ¿Por qué pasó todo lo anterior? Lo de… Bueno, el otro Izan…

    Frank frena en seco y me mira.

    —Eso es lo peor. Eso no tendría que haber pasado, ¿me oyes?... No tendría que haber pasado.

    —No entiendo nada, Frank. Necesito una pista, o una frase tranquilizadora. Hay cosas que no tienen ningún sentido…

    —Lo sé.

    —¿Por qué me estás guiando tú a la plaza? Ya me dijo Salamander dónde era.

    —Porque si Salamander ya te hablaba de esa plaza, para ti pasaría a ser “esa plaza”. ¿Entiendes? “Esa plaza que me dijo Salamander”.

    —Ah, es verdad…

    No sé qué más decir. No puedo ni imaginar cuántas cosas estarán ajustando en mi vida para que las predicciones se cumplan y no entremos en las líneas rotas…

    —Si veláis para que las predicciones se cumplan, ¿quiere decir que me haréis discutir con alguien?

    —Ese era el plan principal… —dice Frank—, pero ahora las cosas han cambiado. A lo mejor no tienes que hacer nada.

    —Ah… ¿No?

    —A lo mejor solo tienes que verme discutir con alguien —dice, con el tono cada vez más cabreado y la mirada fija hacia la dirección en la que caminamos.

    Al llegar al parque, la persona que está esperando ahí no es otra que… Saúl, claro. No me sorprende lo más mínimo.

    —Frank… ¿Qué pasa? —dice Saúl—. Esto no iba así…

    —Hola, ¿eh? —digo—. Cuánto tiempo.

    —Hola, Izan… —dice Saúl, no muy cómodo, por lo que puedo notar.

    —Saúl —dice Frank—. El otro Izan tomó el control de su cuerpo ayer.

    —¿Cómo? ¿Qué acabas de decir? ¿Qué entiendes tú por “el otro Izan”?

    —El Izan que escribió el calendario —dice Frank, y me sorprende la naturalidad con la que lo dice.

    —¡¿Qué?! ¿Ese Izan? ¿Me lo estás diciendo en serio?

    —Sí. Eso no tenía que haber pasado. Ese Izan te buscaba a ti.

    —¿Ese Izan me buscaba…?

    —¿Te sorprende, Saúl?

    A mí lo que me sorprende es que estén hablando de estas cosas delante de mí como si nada. Supongo que tienen más que asumido que me he roto por dentro y que ya me da igual todo.

    —Vale, Frank, un momento… —dice Saúl—. Creo que ya sé por qué vienes así, pero te equivocas. Yo no tengo nada que ver con eso.

    —No me habías dicho que podrías cambiar de bando si aparecía otro Izan, Saúl. Eso me ha jodido no te imaginas cuanto… Es que no te lo imaginas…

    —¿Yo he dicho que cambiaría de bando, Frank? ¿He dicho eso en algún momento?

    —Se te ve en la cara. Sé lo que estás pensando.

    —Claro, porque me conoces tan bien… —dice Saúl, bastante ofendido. Yo sigo asimilando a mi ritmo. Menos mal que no me hacen preguntas, porque no sabría ni abrir la boca.

    —¡Pues sí! Creo que ya te conozco bastante bien. Y por eso sé que tú quieres hablar con el otro Izan.

    —¡Pues claro que quiero hablar con él! ¡Era mi amigo! Con este Izan no he podido crear el mismo vínculo por culpa del calendario y de todo lo que me está pasando. ¡Por culpa de las repeticiones! ¿Crees que tengo fuerzas para que ahora me metas la bronca, Frank?

    —No te quiero meter la bronca —dice Frank, frenando un poco—. Pero tengo miedo, ¿entiendes? Tengo miedo, porque a lo mejor nuestro Izan desaparece para que tome su lugar el tuyo. Eso no puedo permitirlo.

    —Ya lo sé. Sé perfectamente cómo piensas sobre las líneas temporales. Aunque intente convencerte de que los dos son reales y de que tienen recuerdos y sensaciones que…

    —¡No es eso! —grita Frank, haciendo que Saúl se calle de golpe—. Si viene otro Izan, la identidad de este desaparece. Si no lo entiendes es porque ya no sabes qué es la identidad, porque tu percepción está rota.

    —Fragmentada, dirás. En una línea, tras otra, tras otra… Tendrías que estar en mi lugar.

    —Lo siento si no lo estoy, pero yo defiendo lo mío.

    —Frank —dice Saúl, agachando la cabeza y haciéndole un gesto con la mano a Frank para que hable más lento—. Vamos a hablarlo con más calma. Dime cómo fue exactamente lo de ayer. Se consiguió en la décima repetición, pero me sorprende que haya salido tan diferente…

    —Una persona encontró a Izan por la calle y avisó a Lydia.

    —Una persona… ¿Avisó a Lydia? ¿Estrella?

    —No, Estrella no.

    —Explícate.

    Frank se acerca a Saúl. Por lo visto, la siguiente parte de la conversación la quieren mantener en secreto. Estoy alucinando con que les dé tan igual que yo esté aquí, escuchando.

    —¿Qué hiciste qué…? —dice Saúl, que ahora se muestra tan enfadado como lo estaba Frank antes—. ¿Eres idiota? ¿Tú sabes la oportunidad que hemos perdido ahí?

    —¿De qué? ¿De recuperar a tu Izan?

    —¡No! ¡De que ese Izan nos diga quién es la persona que empezó el calendario! ¡Él lo sabe!

    —¿Lo sabe…? —dice Frank, que, por lo visto, no contaba con esa información—. ¿Cómo que lo sabe? ¿Él sí y tú no?

    —Exacto. El problema es que Izan no sabe lo que yo sé. Si habláramos, podríamos compartir los dos lados de la historia, y entonces sabríamos qué hay que decir y qué no para que todo salga bien. Pero yo no sé quién fue el culpable de que Izan escribiera el calendario. Si lo supiéramos… Si esa persona sigue siendo cercana a Izan… ¿Tú sabes lo que podríamos avanzar?

    —No pasa nada —dice Frank—. Seguiremos predicción a predicción, como hemos hecho hasta ahora.

    —Claro, para ti se cumplen todas a la primera…

    —No lo decía por eso. Ya no queda tanto, Saúl…

    —¡Para ti serán menos de dos meses! ¡Para mí se sentirá como más de un año, por lo menos!

    —¡O menos, si hacemos las cosas bien, joder! —Frank está cada vez más nervioso. Yo sigo sin saber qué decir.

    —No me puedo creer que hayas recurrido a ella… —dice Saúl—. Sabes que ella protegerá a esa persona antes que a cualquier otro.

    —Ya… —dice Frank—. Pero, sea cuál sea su motivo, tanto ella como yo queríamos que nuestro Izan volviera.

    —Ojalá me hubieses avisado a mí, Frank…

    —No me atrevía —dice Frank, aspirando con dificultad por la nariz—. Creo que hubieses priorizado otras cosas, y no la vuelta de nuestro Izan…

    Saúl no contesta, y creo que Frank entiende eso como una afirmación, porque da media vuelta y empieza a alejarse de él.

    —Izan… Nos vamos.

    —¿Qué? ¡No! Saúl tiene que contarme muchas cosas…

    Al decir eso y señalar a Saúl, me doy cuenta de que se está marchando también.

    —Muy pronto, Izan… Muy pronto. Lo siento.

    —Frank… No me explicarás nada de lo que habéis hablado, ¿verdad?

    —Muy pronto.

    —¿Esto era un teatro? ¿Para que la predicción se cumpliera?

    Frank me mira con muchísima lástima y, después, cierra los ojos y niega con la cabeza.

    —Ojalá lo hubiese sido, pero las cosas no siempre son como las planificamos. A veces, confiar mucho en alguien… No es suficiente.

    No me dice nada más. Frank se aleja en una dirección distinta a la de mi casa, así que asumo que no quiere hablar más conmigo por hoy.

    Muy pronto, muy pronto… A ver si es verdad.

    Me encantaría pensar en todo lo que han dicho estos dos. En las personas a las que se referían y los intereses de cada uno, pero… No tengo fuerzas.

    Esperaré, sin muchos ánimos, a que uno de los dos decida contármelo todo.

    O sea, seré un muñeco sin voluntad hasta… Muy pronto, Izan, muy pronto, ¿no?






24 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Epílogo y texto final

Epílogo: Más allá del calendario Este es el final de la historia. La historia que Izan ha vivido durante todo un año. La historia de doce...

Jueves 29 de febrero de 2024

Capítulo 366 Todos miramos a Oliver. Su frase se ha quedado a medias. —¿Oliver…? —pregunta Anna. —¿Qué? —pregunta él, con una expresión...

Miércoles 28 de febrero de 2024

Capítulo 365 A (Parte 1) CDLS al completo en el templo “Eso no ocurrirá. Y ya no importa de quién sea la otra letra. Acabaremos hoy, pase...

Comments


bottom of page