Capítulo 338
Lydia y Estrella se consuelan
“Creo que todos necesitamos bastante consuelo a estas alturas.”
Al volver del trabajo, Lydia ya me estaba esperando en casa. Estrella también ha venido, porque la hemos invitado a comer.
No vinieron ayer por la tarde porque Lydia tuvo que dar varias explicaciones a su madre sobre por qué no contestaba al teléfono, y luego se enteró de que Estrella se quiso encerrar en su casa para no hablar con nadie, así que Lydia pasó toda la tarde y la noche con ella para animarla.
—Es que… Me siento tan estúpida —dice Estrella, todavía desanimada—. Tenía que haber sabido que era él. Siempre ha sido alguien de quien sospechar, pero trabajé mucho en dejar de hacerlo. Tuve que haberlo sabido cuando entendí que la expareja de Nora manipulaba las predicciones…
—Estuviste en su casa cuando desapareciste en abril y mayo, ¿no? —pregunto.
—Sí. Durante un tiempo, Jordi me convenció de que yo fui la persona que le jodió la vida, y yo me lo creí. Por eso muchas veces desaparecía de repente, o dejaba conversaciones a medias… La mitad del tiempo, era por él. La otra mitad del tiempo era porque Rojo me pedía ayuda para investigaciones.
—¿Jordi te dijo que te quedaras en su casa durante unos días cuando desapareciste? —pregunta Alex—. ¿Y tú accediste?
—Tenía que estar por él siempre que me necesitara. Ese era el acuerdo. Me hizo creer que se suicidaría, y como te digo, me lo creí. En la etapa en la que yo desaparezco, según el calendario, Jordi lo que me dijo es que estaba peor que nunca, con ideas suicidas como nunca antes. Yo fui a su casa a animarlo. Le dije que tenía que hablar con profesionales, pero dijo que odiaba a todos sus psicólogos, y que solo le hacía bien estar conmigo. Me lo pagaba todo, me puso muchas facilidades… Así que pasé un tiempo con él. Claro, cuando no sabía cómo funcionaba el calendario, pensaba que era un destino que no podía evitar, así que me dejé.
—Claro… —digo—. Es verdad. Antes dábamos por hecho que las predicciones se tenían que cumplir sí o sí, y que las cosas ocurrían porque el calendario las ponía ahí. Ojalá hubiésemos sabido lo de Saúl mucho antes.
—Por eso me da tanta rabia no haberme dado cuenta —dice Estrella—. Saúl nos contó toda la historia y yo seguí sin querer sospechar de Jordi. Cuando me fui a hablar con él, me secuestró a la fuerza. Doy tanta rabia…
—¡Deja de decir eso! —dice Lydia—. ¿Por qué no cuentas lo rápido que captaste lo que quería hacer cuando fui a casa de ese cabrón a buscarte?
—Bueno… —dice Estrella, sonrojándose.
—Mira, mira. Lo cuento —dice Lydia—. Yo me fui para casa de Jordi sabiendo que podría tener secuestrada a Estrella. Llamé la atención de Frank y de Alex, a ver si alguno me seguía. Al principio me quedé helada al ver vuestra pasividad, pero menos mal que Alex reaccionó al final.
—Por supuesto, nena —dice él.
—Lo siento mucho… —dice Frank—. Creo que estoy agotado.
—Le conté todo a Alex y le propuse la idea de la ventana. Esa parte creo que ya os la conocéis. El caso es que, cuando Jordi y Oliver empezaron a hablar sobre el templo, en el momento en que supe la hora y todo, me puse a moverme raro y a mirar por la ventana. Le hice una señal con los ojos a Estrella. ¿Sabéis lo que hizo con tan poco? Me dio algo más de información que yo podría usar, y distrajo a Jordi y a Oliver para que me diese tiempo a correr hacia la ventana y dar el mensaje. ¡Como si estuviese ensayado, te lo juro!
Todos felicitamos a Estrella y a Lydia por sus jugadas, y les damos ánimos, ya que las dos están carentes de ello. Lydia también está desanimada porque le tocó muy fuerte ver a Oliver ahí, implicado. Ella se pensaba que lo conocía muy bien, pero ahora no deja de darle vueltas a la situación.
—¿Crees que Oliver ha hecho esto porque está enamorado de Anna? —pregunta Lydia.
—No… —digo—. Es mucho más. Yo no sé si Oliver ve a Anna con esos ojos o si es otra cosa, pero… Me llamó asesino.
—Izan —dice Estrella—. ¿Te acuerdas del aura sobrecargada que detecté una vez en el mercado?
—Ah… ¡Sí! Hace muchísimo de eso, ¿no?
—Cuando el lunes Oliver vino a casa de Jordi, la vi con claridad. Era él.
—¿Y no sabías que era de Oliver hasta el lunes pasado? ¿Nunca te habías cruzado con Oliver antes desde el uno de marzo? —pregunto.
—Alguna vez, sí. Pero, ¿te acuerdas de que te dije que el aura desapareció de golpe? Eso es porque se nota así de cargada cuando recuerda todo, y se nota poca cosa cuando no tiene los recuerdos. Esa es mi teoría, si comparo los distintos encuentros que he tenido con él. Es posible que, cuando lo noté, le diera uno de sus mareos y pasase a ser su yo inocente.
—Pero… ¿Oliver sin recuerdos no tiene esa aura? —pregunto—. Pero a mí sí que me la notas, y eso que no tengo ningún recuerdo fijo, y menos cuando nos conocimos.
—No… Eso ha sido un fallo mío —dice Estrella—. Yo sí que le noto esa aura a Oliver, similar a la tuya, pero nunca le di importancia.
—¿Qué? ¿Por qué no? —pregunta Lydia.
—Porque es la misma que la de Nora. Y la de su abuela es incluso peor. Pensaba que era una cosa de familia. No sé… No quise pensar mucho en ninguno de los nietos de Olivia, si os digo la verdad…
—Claro —dice Alex—. Oliver siempre ha estado escondido delante de nuestras narices porque era familia de esa gente, así que cualquier cosa rara que viésemos a su alrededor, no era culpa de él, pobrecito. Era culpa de su familia. Y así ha hecho lo que le ha dado la gana…
—Pues sí —dice Lydia—. Hemos sido tontísimos, sinceramente.
—Por eso y por lo de Jordi —dice Estrella—. No sé cómo no lo vi…
—Porque sabe cómo engañar —dice Lydia—. Además… ¿Qué íbamos a saber nosotras sobre su relación con Nora?
—Eso os iba a preguntar —dice Frank—. ¿Vosotras por qué conocéis al capullo ese?
—Yo lo conozco por Estrella —dice Lydia.
—Yo… Me siento idiota —dice Estrella, tapándose la cara—. Jordi y yo nos conocimos en una de mis sesiones ambulantes de tarot, y luego coincidimos en un autobús… En el que nos veíamos una vez por semana. Ahora veo que eso no fue casualidad… Porque ese autobús era el que usaba para ir y volver a casa de la maestra Sallares, para recibir clases… Así que supongo que Jordi me conoció por eso. Y, ahora que lo pienso, no tardó en mostrar interés por la que era mi pareja en ese entonces…
—¿Mostró interés en mí? —pregunta Lydia.
—Sí. Y, sabiendo lo que sabemos ahora… ¿No puede ser que lo hiciera porque te conocía como una enemiga de Nora?
—Uf… Yo ya me lo espero todo de él —dice Lydia—. ¡Qué cabrón que es! A ese lo vamos a tener que reventar con nuestros puños. ¿Cuántos años lleva riéndose de nosotras?
Ninguna de las dos se encuentra bien. Odian admitir todo lo que pudieron ver, pero no vieron. Odian haber sido cómplices sin querer de todo esto.
Pero, tal y como dice la predicción, se tienen la una a la otra.
Comentando el resto de predicciones, nos llaman la atención las que tienen otras letras.
—Asumimos que esa era la letra de Oliver —digo—. Volvió a escribir en febrero solo para volver a decirme que soy un traidor. Genial.
—¿Qué tal si os digo que reconozco una de las otras letras? —pregunta Lydia, y todos la miramos. Ella se hace la interesante.
—¿Lo dirás o no? —dice Alex.
—¿No? ¿Nadie la conoce? ¡Va, hombre! ¡Es mi letra! —exclama Lydia.
—Hostia —digo—. A saber para qué pondrías eso ahí.
—¿Y qué tengo que hacer para cumplir la predicción? —pregunta—. Mira que soy lianta.
—Esa será tu tarea —dice Frank—. A ver si a Saúl se le ocurre algo.
—¿Y nadie reconoce la otra letra? —pregunto—. La que dice que adiós, y que lo siente. Y pone puntos y todo.
Todos niegan con la cabeza. ¿Quién se despide ahora? Me da miedo pensar en quién puede ser… En quién me dirá adiós justo al final de todo.
Después de comentar el resto de frases, Estrella vuelve a su casa y Lydia se ofrece a pasar otra noche con ella para animarla. Creo que, por lo menos, todo esto servirá para que entiendan que nunca debieron terminar. Ahora que sabemos que Jordi fue alguien crucial en esa ruptura… ¿No es mucho más entendible que simplemente fueron manipuladas?
Espero que se den cuenta y se quieran dar la oportunidad que Jordi y Olivia les quitaron.
Y, hablando de segundas oportunidades… Aurora y Liam vuelven a quedar, ¿no? Pues, para cumplir la predicción de mañana… Yo tengo que enterarme de eso.
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