Capítulo 352
Empieza el juego
“Muy frívolo. No tendría que estar apuntado con mi letra.
Se me ocurre la letra de otra persona que pega mucho más…”
Alex nos cuenta qué ha pasado con Saúl estos últimos tres días, y qué ha pasado con él mismo y con Pol.
El pasado doce de febrero, Olivia secuestró tanto a Saúl como a Pol.
Alex no nos sabe explicar muy bien qué es lo que ha pasado, pero sí entiende que Olivia lleva experimentando unos días con el hechizo del calendario. Lo que ocurrió el día nueve con el vaso fue consecuencia de los primeros experimentos de Olivia. Mientras Alex nos lo intenta explicar, Saúl interviene.
—Olivia habilitó un calendario de tres días… Días nueve, diez y once.
—¿Qué…? ¿Eso se puede hacer? —pregunto.
—Pregúntaselo a ella… —dice.
—¿No era necesario ir hasta el veintinueve de febrero? —pregunta Gris.
—¿Te crees que lo sé…? —pregunta Saúl—. No… Olivia hizo nueve, diez y once. Predicciones escritas con su letra. Decía que se tenía que beber un batido de fresa.
—¿Un batido de fresa…? —pregunto.
—No me lo puedo creer… —dice Lydia—. ¿Cómo puede ser tan retorcida la bruja de los cojones?
—Por eso —dice Alex—, por más que rompías el vaso, si Olivia no se tomaba su batido el mismo día, no se cumpliría la predicción. Solo que ella no sabía que tenía que cumplirla.
—¿Cómo que no lo sabía? —pregunto.
—Claro… —dice Saúl—. Ella no tiene mi habilidad. Solo dejó que el tiempo se reiniciara del día once al día nueve, sin saber que eso había pasado. Hasta que no se tomase el puto batido por su propia cuenta, o hasta que encontrase las hojas del calendario de tres días para saber qué tenía que hacer… El tiempo se reiniciaría una y otra vez. Y así hasta más de quinientas veces… Hasta que Nora habló con Oliver, y Oliver con Olivia, para explicarle mi situación. Eso fue gracias a ti, Izan…
—¿Lo del mensaje funcionó…?
—Sí. Olivia, al escuchar eso, buscó en el lugar donde podría estar la hoja del calendario de tres días. La encontró y cumplió con la predicción.
—Eso explica lo de la predicción del vaso… —digo.
—La del diez era una tontería fácil de cumplir, y para el once puso algo que la ayudaría a descubrir cómo manejar el calendario. Creo que era algo tipo “encuentro la forma de descubrir la verdad sobre el hechizo”. Por suerte, la encontró a la primera, porque saltamos del once al doce en un solo intento.
—Y la forma pasaba por secuestrarte… —dice Frank.
—Sí… —Saúl vuelve a tener nauseas, y le hace una señal a Alex para que siga él.
—Olivia secuestró a Saúl por la noche del día once, para que el día doce ya comenzara directamente con lo que a ella le interesaba. También secuestró a Pol en el mismo momento. ¿Quieres explicar tú esa parte?
—Claro —dice Pol—. No conozco los detalles técnicos del calendario, pero sé lo que intentaba hacer esa mujer. Por lo visto, preparó otro hechizo de calendario, pero esta vez de los días doce y trece. Estaban escritos por un esbirro suyo y, aunque yo no me di cuenta de cómo fueron las cosas… Por lo visto, esa pareja de días se fue reiniciando una y otra vez. Yo estaba ahí para hacer que recuperasen sus recuerdos del mundo anterior, porque era parte del experimento de Olivia. Tengo que decir que aprendí mucho de esa mujer, que me enseñó trucos para que funcionara mucho mejor el proceso. En cuanto a Saúl, él estaba ahí para confirmar que los pasos del experimento de Olivia se estaban cumpliendo en cada reinicio, siguiendo una especie de lista con la que Olivia iba siguiendo los hallazgos. Si Saúl no obedecía, me matarían. Saúl me protegió porque decía que, si yo moría, caíamos en línea rota, ya que aparezco en una predicción de más adelante. Al parecer, el experimento duró más de veinte reinicios.
—No puede ser… —dice Izan—. Si ahora Olivia puede hacer eso, y ya conoce todos los trucos del calendario, puede atraparnos en el tiempo siempre que quiera…
—Tú lo has dicho —dice Alex—. Pero lo peor es lo que vino después, cuando me secuestró a mí el día trece por la noche.
—¿Cómo es que no nos dimos cuenta? —pregunta Frank.
—Olivia me escribió un mensaje y me dijo que tenía que bajar solo. Me dijo que no me pasaría nada, porque sigo saliendo en el calendario, y todavía tengo que echarme novia.
—¿No nos dijiste nada? —pregunto.
—Bueno… —dice Alex—. Digamos que me convenció. Dejémoslo ahí.
—Le dijo que, si no bajaba a solas y sin decírselo a nadie, dejaría paralítica a Nora —dice Saúl—. Total, la última predicción de Nora encaja con eso…
—Chivato. ¿Tú cómo sabes eso? —dice Alex—. Ah, ya… Te lo diría en algún reinicio.
Miramos a Nora. Ella tampoco sabía eso, por su expresión.
—¡Bueno, el motivo da igual! —dice Alex—. El caso es que bajé y me secuestró, y me llevó a la misma celda que a Saúl y a Pol.
—¿Para qué te quería a ti ahí? —pregunta Frank.
—Esa bruja… —dice Saúl—. Hizo un hechizo de un solo día. Obligó a Pol a escribirlo. Eso nos atrapó en el día catorce…
—¿Qué ponía en la predicción del catorce…? —pregunto.
—Saúl le corta un brazo a Alex —dice Pol—. Eso es lo que ponía con mi letra. No se cumpliría hasta que yo fuera testigo de eso.
—La muy desgraciada puso una sierra enorme y una espada super afilada en la celda, para que Saúl me cortase el brazo cuando se volviera loco del todo.
—Pero no lo hice… No lo corté… —dice Saúl.
—¿Cuántos intentos te costó…? —pregunto, acercándome a Saúl.
Él me mira. No tiene vida en los ojos, y está mareado.
—Más de ochocientos —dice Alex—. Saúl ha aguantado más de dos años enteros en esa celda para no tener que cortarme un brazo.
Me retiro un poco y me tapo la boca. Ahora es a mí al que le han entrado nauseas. No puedo creerme que Saúl lleve ochocientos reinicios en una celda… Y que haya decidido quedarse ahí encerrado para no hacer daño a Alex. No me lo puedo creer…
—Alex me pidió en algunos que lo hiciera… Que lo cortara… Pero no lo hice…
—Todavía no sé por qué —dice Alex.
—Porque a Izan no le hubiese gustado…
Sin pensármelo dos veces, me acerco a Saúl y le doy un abrazo con todas mis fuerzas.
Está temblando.
—Olivia volverá a reiniciar el mundo… —dice Saúl, aferrándose a mí—. Lo de Alex lo hizo por diversión… No le aportaba nada…
—Por ahora —digo—, hemos pasado al día quince. Ya estamos un poco más cerca. Tienes que aguantar.
—Aguanté las quinientas del vaso… Y los experimentos del doce y el trece… Pero esto… Yo ya no puedo más, Izan… Yo quiero volver a estar en coma, y despertar en marzo, cuando todo haya terminado… Y solo si Olivia está muerta…
—Oye —dice Lydia, mirando a Alex—. ¿Cómo es que estáis fuera y conservas los dos brazos?
—Pregúntaselo a ella —dice Alex, señalando a Nora—. Es la que nos ha sacado de ahí.
—Bueno —dice Nora, de brazos cruzados, mirando para otro lado—. No sé por qué hemos tardado ochocientos reinicios, pero cuando Izan y Frank me dijeron que habíais desaparecido, lo primero que pensé es que mi abuela os tenía secuestrados. Solo corrí a confirmar mi teoría.
—No te hagas la dura —dice Alex—. Cuando nos viste en la celda, estabas desesperada por sacarnos de ahí.
—Qué pena que no se haya cumplido la predicción —dice Nora.
—Pudimos evitarla —dice Pol— porque la hoja con mi frase estaba en esa misma sala, solo que no podíamos llegar a ella hasta salir de la celda. Saúl me dijo que tenía que romperla yo para anular la predicción, y así ha sido.
—Es lo que Olivia descubrió… —dice Saúl—. Así es como se sale del calendario…
—¿Rompiendo la hoja? —pregunto.
—Es mucho más complicado que todo eso…
—¡Sí, mucho más complicado! —grita una voz de mujer al otro lado de la puerta—. ¡Abrid, que os lo explico! ¡Ji, ji, ji!
Todos nos miramos los unos a los otros. No me puedo creer lo que estoy escuchando. ¿Olivia está aquí?
Frank sale disparado hacia la puerta, abre y se prepara para atrapar a Olivia.
—Quieto, quieto… —dice ella, sujetando un cuchillo, rozando las venas de la muñeca de Dana—. Atrás, musculitos. Si me tocas, la abogada se muere, y yo entro en el cuerpo de cualquiera de vosotros. ¡Doble tragedia!
Frank retrocede unos pasos.
De detrás de Olivia salen Jordi y Oliver, que han venido con ella.
—Permiso, pasamos… —dice Jordi, entrando—. Oye, Saúl, que tu hermana nos ha pillado cotilleando en tu puerta, y la he tenido que dormir con cloroformo. Está en el recibidor de su casa. No te preocupes, que he cerrado la puerta.
—Bueno… —dice Olivia—. Vaya plan, ¿no? ¿Hacemos una fiesta del pijamas? ¡Ji, ji, ji!
Olivia cierra la puerta, y nos ofrece sentarnos en el sofá o en las sillas, todos mirando hacia ella, fingiendo que está nerviosa porque va a hacer una presentación.
—¡Qué ilusión! —dice—. Tengo un público precioso. Izan y Saúl, mis víctimas favoritas… Acompañados de Alex, que conserva el brazo de milagro; de Frank, que me mira con unas caras tremendas; de Lydia, la secuestradora, que todavía tendrá el cuajo de juzgarme por secuestrar a dos o tres adultos; de Gris, que no sé qué hace aquí, pero siempre es un placer tener al Izan que tantos años trabajó conmigo; de Pol, que ahora es todo un maestro en recuperar los recuerdos de otra vida… Y de mis nietos, que sé que no me quieren nada.
Jordi está de pie al lado de Olivia, sonriendo. Ella se gira a él.
—Y tú —dice—. Siéntate también, que esto va para ti tanto como para ellos.
—¿Sí? —pregunta Jordi, un poco descolocado—. Bueno, lo que tú digas. A ver qué tienes.
Olivia espera a que todos nos sentemos. A los que tardamos un poco más, porque nos quedamos de pie, mirándola con muy mala cara, nos anima a que lo hagamos cuanto antes, diciendo que será entretenido e informativo, y que cuanto antes terminemos, antes se va.
Cuando por fin consigue que nos sentemos todos, empieza a hablar.
—Estoy tan feliz… —dice—. Por fin he conseguido lo que quería. Mi misión ya está cumplida. ¡Me siento libre!
—¿Qué quieres decir? —pregunta Oliver—. Todavía no hemos terminado.
—Yo sí. Ya he aprendido todo lo que tenía que aprender del calendario. Ya es un hechizo oficial. Ahora me tomaré tres añitos para preparar bien la jugada, y el uno de marzo de dentro de tres años, para que coincida con el siguiente veintinueve de febrero… ¡Pum! Empezaré a confeccionar el calendario definitivo. Un calendario que será la hoja de ruta perfecta para salvar el mundo y para acabar con todos los males que azotarán el futuro. Tengo que darle vueltas a cómo lo hago para mantener mis recuerdos entre las diferentes versiones del mundo… Creo que dedicaré el siguiente año a descubrir cómo conseguir tu poder, Saúl. Me será de útil… ¡Es que ni te lo imaginas! Para ti, una maldición, pero para mí… ¡Me pongo cachonda solo de pensarlo!
Saúl entierra la cara en sus manos. Sabe que Olivia no le dejará vivir en paz ni cuando acabe este calendario.
—Gracias a Saúl, ahora conozco todos los entresijos del calendario. ¡Hice una de experimentos! Aunque de muchos no me acuerdo, pero sé que Saúl dijo la verdad, porque son consistentes, y porque él ya no tiene cerebro para maquinar nada, porque si lo hace mal, ¡todo se reinicia! ¡Ji, ji, ji!
—¿Algún secreto del hechizo que debamos saber para nuestro disfrute? —pregunta Jordi, que es el único que está sentado con comodidad, sin una gota de tensión.
—¡Y tanto! ¡Hay tantas cosas que he descubierto! Por ejemplo, que para los Voyat, hay una jerarquía que indica que la persona de la letra tiene la máxima prioridad, pero la persona que vinculó su sangre a la del hechizo, tiene más prioridad que el resto. En el caso del calendario de Izan, los Voyat siempre priorizarán a Izan, pero después lo harán con Oliver.
—¿Priorizar el qué? —pregunta Oliver.
—La forma en la que el hechizo del calendario se termina. Por ejemplo, rompiendo las hojas. Hay que usar las hojas originales, que en el caso del calendario de Izan, las tiene todas Oliver, bien escondidas, y romper las doce a la vez. Bueno, las veinticuatro, contando las que está preparando Oliver. ¡Pero no puede hacerlo cualquiera! Tiene que hacerlo Izan u Oliver, y tiene que hacerlo al mismo tiempo que envía un mensaje mental a los Voyat para que entiendan el significado.
—¿Oye…? —dice Oliver, levantándose de su sitio—. ¿Por qué les has dicho lo de las hojas? ¿Quieres que me maten?
—¡Porque esto es un juego! —dice Olivia—. Yo ya no tengo nada que hacer en este calendario, así que os voy a dar toda la información en igualdad, vosotros os matáis entre todos, y yo comeré palomitas mientras tanto. Lo malo es que tienen que ser las sosas palomitas saldas, porque el cuerpo de Dana se toma con rechazo las palomitas de coloritos que me gustan a mí. ¡Qué amargada que es!
—Así que podemos romper el hechizo… —dice Jordi—. Y si no se rompe, el mundo se reinicia, ¿no?
—Para terminar con el calendario, o bien hay que romper las hojas en cualquier momento, o bien hay que dejar que se cumpla la predicción del veintinueve de febrero. La del pañuelo de caoba. Si no pasa ninguna de esas cosas, los Voyat decidirán si quieren probar varios reinicios, si darlo por línea rota, o si volver al uno de marzo. Esa parte depende mucho de los Voyat, pero no la he estudiado, porque no afecta a mis planes.
—¿Qué? —dice Oliver—. A mí me dijiste que tendría otra oportunidad para poder usar el segundo calendario que estoy preparando. Que se reiniciaría el mundo con seguridad.
—¿Sí? Bueno, claro. Porque yo podía ofrecerte esa oportunidad, creando otro reinicio el veintinueve de febrero. ¡Pero yo sé que a ti te dio igual que yo me muriera, niñato! ¿Te pensabas que no lo sabía? ¡Ja! Seguro que te creías que los Voyat ya lo reiniciarían todo por ti.
—¿No tengo garantías de que el año entero se reinicie? —dice Oliver.
—Sí que las tienes. Puedes romper el hechizo y desear con fuerzas que todo vuelva a empezar. Pero solo funcionará si se cumplen dos condiciones: una, que Izan esté muerto, ya que tiene más prioridad que tú. Dos, que lo desees de verdad. ¡No sé si hay otras formas de garantizar el reinicio de un año entero! Pero sí que sé que eso que te acabo de decir, funciona.
—No me lo puedo creer… —dice Oliver.
—¿Cómo gana el grupo de Izan? —pregunta Nora, y Oliver la mira fatal.
—Tú ni me hables —dice Olivia—. Que pregunte otro.
—¿Cómo gana el grupo de Izan? —pregunta Alex.
—Pues mira —dice Olivia—. Tenéis dos opciones. O dejáis que se cumpla la última predicción, pero que Oliver no haga nada raro ese último día, o Izan, y solo Izan, rompe las hojas originales, deseando que todo termine. Si no lo deseas de verdad, si no crees en ese mundo que dejarás después de romper las hojas… Es posible que todo se reinicie.
—O sea… —digo—. Solo tengo que encontrar el calendario original, ¿no? O convencer a Oliver de que deje que la última predicción se cumpla sin que él intervenga.
—Sí, ¡es parte del juego! —dice Olivia.
—¿Por qué me vendes así…? —dice Oliver.
—Porque desde que Nora hizo que me mataran, ¡el mismo día que le hice el favor más grande del mundo!... Desde ese día, yo no tengo familia. Sé que tú no lloraste ni un poco por mí, así que no te creas tan bueno, chiquitín. ¡Yo solo quiero que todos tengáis la información real! ¡Quiero presumir de la maravilla que he creado!
—Es lo que hay —dice Jordi, golpeando la espalda de Oliver.
—¡Otra cosa! —dice Olivia—. Oliver, tú tienes recuerdos de un mundo anterior. Eso solo puede ser así porque los Voyat te lo permiten.
—¿Qué quiere decir eso?
—En tu caso es factible porque estás vinculado al hechizo del calendario y porque tienes una buena genética para ello. Pero, en el momento en el que se termine el calendario… Tus recuerdos desaparecerán, salvo que seas tú el que pida a los Voyat que mantengan tus recuerdos intactos al mismo tiempo que rompen el hechizo. Recuerda, eso solo puede ser si Izan primero está muerto.
—¿Qué…? ¿Es la única forma que tengo de conservar los recuerdos…?
—Sí. Los Voyat solo protegerán tus recuerdos si Izan está muerto. Desde ese momento, tú eliges si romper el calendario, o si dejar que se cumplan las predicciones hasta el final. En cualquiera de los dos casos, los Voyat, que estarán vinculados a tu cabeza, tienen que saber que tú deseas conservar tus recuerdos. ¡En resumen! Tanto si optáis por dejar que se cumplan las predicciones, como si optáis por la rotura de las hojas, que Izan esté muerto o no, definirá si los recuerdos de mi nieto se mantienen o no. O muere Izan, o muere Oliver. O todo se reinicia, claro. En ese caso, mi nieto tendría mucha ventaja, porque su calendario entraría en juego, y eso es una gran ventaja.
Oliver aprieta los puños y los dientes. Está conteniendo la rabia.
—Muy bien… Crearé unas condiciones favorables ahora que sé eso… En mi nuevo calendario —dice Oliver—. El siguiente reinicio será el bueno…
—Olivia, tengo una pregunta —dice Jordi—. ¿No existe ninguna forma de que todo termine cuando otra persona rompa las hojas?
—Es una buena pregunta, precioso —dice Olivia—. Sí, hay una forma. Si tanto Izan como Oliver se mueren, los Voyat no protegerán a nadie, y lo más seguro es que se dediquen a reiniciar o el día, o más allá. Pero, si después de la muerte de ellos dos, y antes de que termine el día, alguien rompe las hojas y desea prevalecer, los Voyat abandonarán el hechizo. Y, si esa persona tiene recuerdos de su anterior vida, protegerá sus recuerdos, también.
—Es bueno saberlo… —dice Jordi.
—¿Qué quieres decir? —pregunta Oliver.
—Que… No me interesa que reinicies nada, cuñadito. Si todo se reinicia, seguro que ni me avisarás de esto en la siguiente versión. Estaré fuera de esta historia. Y todo lo que hemos vivido y lo bien que lo hemos pasado este año… En fin, desaparecerá. Yo solo quería divertirme y, como mucho, usar el hechizo del calendario para encontrar una forma óptima de volver con Nora. Pero, ahora que sé todo lo que hay… Lo único que sé seguro es que no me quiero reiniciar.
Jordi se levanta y se pone a mi espalda, sujetándome los hombros.
—Lo hemos pasado muy bien, pero ya no quiero seguir con esto. Ahora estoy de parte de Izan. No te vamos a dejar que reinicies nada. Es mucho más fácil apoyar a Izan, que mataros a los dos. Además, tampoco soy tan cruel. ¡Estoy de tu parte, amigo!
Yo aparto a Jordi.
—No se te ocurra volver a tocarme —digo.
—Ya —dice Oliver—. Que estoy solo, ¿no? Pues muy bien.
—Oye —pregunta Lydia, mirando a Saúl—. ¿Cómo sabe Olivia que hay que matar al que escribe las predicciones para pasar a la siguiente jerarquía? ¿Ha matado a alguien?
—Sí —dice Saúl—. Olivia mató a Martí.
—Ji, ji, ji… —dice Olivia.
—¿Qué has dicho? —pregunta Jordi—. Tú, el de las ojeras. Repite eso.
Saúl lo mira, cansado.
—Olivia mató a Martí. En varios reinicios, y también en el que sería el intento final. Martí está muerto. Él y otros dos esbirros con los que experimentó.
Jordi se gira de golpe hacia Olivia.
—¿Es verdad eso?
—Jordi, bonito… No te enfades. Era un experimento.
—¿Por qué matas al más leal y eficiente de todos? ¿Estás mal de la cabeza? ¡Lo podrías haber matado en los reinicios fallidos, pero asegurarte de que lo dejabas vivo en el último!
—¡Pues no! —dice Olivia, sonriendo con los ojos muy abiertos—. En cuanto descubrí todo, no quería perderme en otro reinicio. Pero, ¿sabes lo mejor? Que el cuerpo de Dana me lo gritaba todo el tiempo… Me pedía que matara a Martí. ¡Uf, el rencor de la abogaducha! No sabéis lo que me ha llegado a corroer la presencia de Martí desde que tengo el cuerpo de Dana.
—¡Pero tú no eres la abogada! Deberías saber que Martí era nuestro mejor trabajador.
—Será por esbirros leales… ¿Qué te pasa, Jordi, bonito? ¿Ahora resulta que tienes sentimientos? ¡Ji, ji, ji!
—¿Problemas en la cumbre del mal? —dice Alex—. Vaya tres… Eso os pasa por trabajar con Olivia. Patéticos, los dos.
Jordi y Oliver miran muy mal a Alex, que solo sonríe, con los brazos cruzados.
—Entonces, ha quedado claro todo, ¿no? —dice Olivia—. ¡Estoy tan emocionada! No parece que tenga la edad que tengo. ¡Me ilusiono como una niña pequeña! ¡Ji, ji, ji! Voy a crear un mundo tan bonito… Mira, mira, es que, primero me cargo a los que quieren poseerlo todo, y luego hago públicos todos mis conocimientos, y la magia se vuelve accesible para todos, ¡y cambian las leyes, y cambia la sociedad, y cambia todo! ¡El mejor de todos los mundos en los que he vivido! Pero yo siempre estaré un paso por delante… Protegiendo, cuidando… Asegurándome de que nadie pasa la línea prohibida…
—Muy bonito —dice Alex—. Ahora, fuera de aquí. Saúl tiene que descansar. ¿Lo dejarás en paz un tiempo?
—Si, ya estoy satisfecha —dice—. Bastante tendrá con el momento en el que me ponga a crear el calendario definitivo, y cuando todo se haga público, y más gente aplique esta clase de conjuros… Anda, descansa, Saúl. ¡Has conseguido que hasta yo tenga compasión de ti! ¡Ji, ji, ji!
Olivia se marcha, riéndose a carcajadas.
Jordi es el siguiente en irse, sin despedirse de nadie.
Oliver se queda unos segundos de pie, mirando al suelo, conteniendo la rabia. Yo me acerco a él.
—Lo que te dije el otro día sigue en pie —digo—. Estoy dispuesto a todo si no reinicias el mundo… Y si me garantizas que es la mejor solución para Anna.
Oliver me mira con los ojos vidriosos. Quiere llorar.
—¿Qué acabas de decir? —pregunta Alex—. ¿He escuchado bien?
—No os metáis en esto —digo.
—Por si no lo has entendido bien —dice Lydia—, Olivia acaba de decir que, para que Oliver gane sin reinicios, tú te tienes que morir.
—Sí, lo sé —digo.
—Pues no digas tonterías —dice Frank—. No te vamos a permitir que hagas eso. Sabes que no.
—Izan… —dice Gris—. Lo hablaremos entre todos. No te precipites.
Creo que ellos no lo entenderían. No saben que tengo ya mis prioridades definidas. Que lo único que importa de verdad es cómo terminen Anna y Saúl, y que, si salgo ganando yo, o sale ganando Oliver, eso es secundario.
—Mi abuela ha dicho que hay cosas de las que no está tan segura, porque no las necesita para sus planes —dice Nora—. A lo mejor todavía podemos encontrar otras soluciones.
—A lo mejor… —dice Oliver—. Pero yo no contaría con ello.
—Si quieres hacerlo por Saúl —dice Alex—, que sepas que lo primero que tendrías que hacer es matar a Olivia.
—Sí, lo sé… —digo.
—Espera —dice Frank—. Matarla, ¿cómo? ¿Qué pasa con el cuerpo de Dana?
—No lo sé… —digo—. No tengo ni idea. Creo que esto me está superando…
—Déjalo, Izan —dice Oliver—. No te enfrentes a tus amigos para hacer alianza conmigo. Yo haré lo que tenga que hacer, ya lo sabes. Y si tengo que matarte, prefiero hacerlo por mi cuenta. No quiero que seas tú el que me lo ponga en bandeja. ¿No ves que es mucho más fácil si creo que de verdad te lo mereces? ¿Vas a seguir torturándome y haciéndote el bueno conmigo? Me tienes harto… Déjame odiarte en paz. Concédeme eso, por favor.
Oliver se va.
Nora corre detrás de él.
Yo no quiero hablar con nadie más. Tengo sueño. Quiero dormir. Quiero desconectar.
Mis amigos me intentan convencer de que cambie de idea, pero yo no tengo fuerzas para escucharlos.
Cuando la tormenta pasa, consigo irme a dormir.
El resto del día lo paso en blanco. No sé qué hacer.
Siento que ahora Oliver es un bando, Jordi es otro, mis amigos son otros… Y yo estoy en medio, a favor de todos, en contra de todos…
Ya sé qué es lo que quiero y lo que no quiero para Saúl. Después de lo que ha pasado, esa será mi prioridad. Pero, ahora que sé eso… Solo me queda saber una cosa: ¿cuál es el auténtico mejor final para Anna?
Archivo secreto 14: El tercer tomo de Olivia
Olivia pudo esconder el tercer tomo dorado para que Estrella no se lo llevara, y así poder trabajar en él hasta el final, una vez tomase el control del cuerpo de Dana.
En el tercer tomo está contenido todo el hechizo que daría pie al calendario.
Rebobinado del mundo
Este primer hechizo es uno con el que ya contaba desde algún tiempo atrás, pero que sería la base para crear el del calendario. Sabía que los días veintinueve de febrero, con toda la concentración de Voyat existentes en el mundo por esas fechas, sería el momento adecuado para disponer de sus habilidades de manipulación del tiempo.
Los Voyat consideran el final de febrero el momento más importante del año, así que, para ellos, un año comienza el uno de marzo, y solo tienen importancia los años bisiestos. Olivia encontró la forma de hacerles saber que todo el último año (en términos Voyat) fue un error, y que tenían que rebobinarlo para que no existiera. Esto fue algo que descubrió en uno de sus experimentos del Mundo 4, mientras intentaba recuperar el alma de Nora, pero no lo pudo controlar y le salió a pequeña escala y con errores.
En el Mundo 6 nunca se atrevió a probarlo, hasta que se le ocurrió la forma más segura: combinar lo que conocía del hechizo, con el del papel que sirve para hacer peticiones a los Voyat. De esta forma, el veintinueve de febrero, si pide en un papel especial que reinicien el tiempo, y lo acompaña con la demostración de que conoce los mecanismos adecuados, unido a un compromiso de sangre, los Voyat harán caso a esa petición, y rebobinarán el tiempo hasta el uno de marzo del año anterior.
Los recuerdos de todas las personas en ese año desaparecido, quedarán encerrados en sus cuerpos, condenados a diluirse poco a poco, excepto para aquellos que tengan una sensibilidad superior, o tengan un lote de recuerdos que construyen una identidad fuerte.
El calendario
En el Mundo 4, cuando Olivia utilizó un rebobinado incompleto, se dio cuenta de que el papel donde apuntó una de las peticiones a los Voyat, conservaba la misma letra. Todo lo escrito en ese papel no estaría rebobinado.
Combinando ese conocimiento con el hechizo de rebobinado, Olivia sabía que tenía que crear un hechizo propio que aprovechase todos esos hallazgos.
Después del Proyecto Esmeralda, sería su siguiente gran proyecto, y por eso, cuando Oliver apareció con el problema de la muerte de Anna, y el odio a Izan, Olivia pensó que utilizar a Oliver y a Izan era una oportunidad de oro para experimentar con su idea. Fue ahí donde se le ocurrió hacerlo con todo un calendario, para comprobar si los Voyat podían mantenerse cumpliendo peticiones durante un año completo. Si eso salía bien, podría crear calendarios así para controlar cualquier evento, y para impedir el movimiento de cualquier persona que pudiera afectar a su vida, o al futuro del mundo, corrigiendo cada “día fallido” que no la llevase por el camino perfecto hacia sus objetivos.
Como Olivia sabía que los papeles de las peticiones tenían limitaciones, pensó que hacer un año entero de frases hechas por alguien que no sabía nada, y otro año entero de frases escritas por alguien que sí sabía, podría ser el experimento perfecto para poner sobre la mesa cualquier debilidad o limitación de forma palpable. También sabía que los Voyat entendían lo que era un día, una semana, un mes, un año… Y pudo usar el formato de un calendario a su favor, sabiendo que los Voyat clasificarían por días cada una de las peticiones.
Izan sería el huésped original del hechizo, ya que los Voyat siempre daban prioridad a la persona que escribía las peticiones, pues se metían en su cabeza para comprobar si el día había quedado completado como él quiere. Pero, para completar el pacto con los Voyat, también se necesita vincular el hechizo con una gota de sangre, que hará que los Voyat reciban el compromiso y la información de la persona. Olivia descubrió que, aunque la idea era que la letra y la sangre fueran de la misma persona, se podía preparar el hechizo haciendo que esas dos personas fueran distintas. De este modo, Izan sería el de la letra, y Oliver el de la sangre. Si esas dos personas tenían la misma jerarquía o una diferente, es algo que Olivia podría confirmar tiempo después.
Su siguiente objetivo después de todo el entramado de Izan y Oliver, iba a ser encontrar la forma de compartir su conciencia con todas sus versiones de otros mundos, al tiempo que recuperaba todos los recuerdos. Por eso no le importaba que la triunfadora fuese otra Olivia de otro reinicio, ya que, al final, todas las Olivias serían una sola.
Por lo tanto, el Izan de la segunda versión del Mundo 6 escribió siempre sobre las hojas que conservarían su letra, pero el Izan actual está viendo fotocopias de esas hojas.
Los experimentos recientes de Olivia
Olivia sabe que el mes de febrero de un año bisiesto es cuando hay más actividad de Voyat en la Tierra, y por eso ha decidido hacer los últimos experimentos y tecnicismos en estas fechas, para ver si conseguía aprender todo lo necesario sobre el calendario, antes de dar por cerrado el tercer tomo dorado.
De esta forma, cuando llegó el día nueve, dibujó tres cuadros en una hoja especial, asignó una fecha a cada uno: los días nueve, diez y once de febrero. En el día nueve escribió “bebo batido de fresa”. Para el día diez escribió “me hace gracia pensar en Saúl”. Para el día once, escribió “encuentro la mejor forma de entender el hechizo”.
Sin ser veintinueve de febrero, era imposible pedir un reinicio muy grande, pero en febrero (y solo de año bisiesto) sí se pueden pedir versiones en miniatura de algunos hechizos, y consiguió acordar con ellos que tenían que rebobinar solo hasta el principio del día nueve.
Olivia nunca bebe batido de fresa, y por eso el mundo se reiniciaría una y otra vez, hasta que descubriera ese bloque de tres días escrito por ella. Lo hizo así para romper la voluntad de Saúl. Por eso la siguiente predicción se cumplió a la primera, y la del día once se cumplió también a la primera porque, con la información nueva en su poder, sabiendo que podía hacer pequeños reinicios con bloques de pocos días, trazó a la primera un plan para descubrir todo lo que faltaba por conocer del hechizo del calendario.
El día doce y el trece los utilizó para escribir dos predicciones más. Eran tonterías, como que el día doce cambiaba un jarrón de lugar, y el día trece bebía agua. Cosas fáciles de hacer, pero que podían no hacerse si se era consciente de ello. Ambas fueron escritas por Martí, obligado por Olivia.
Secuestraría a Saúl y a Pol, y convencería a Saúl para que le dijera la verdad sobre lo ocurrido en cada reinicio. Le dijo que, si no lo hacía, Pol podría morir, y que lo más inteligente era ser sinceros, porque Olivia sabía qué pasos debían ser completados, así que, cuanto antes los completaran juntos, antes terminarían. Saúl no tuvo fuerzas para negarse ni para pensar en engañarla, porque de todos modos sus intentos serían reiniciados, y tardaría mucho más en salir de ahí.
A partir de ese punto, Olivia logró dar con las verdades del experimento en dieciocho pasos:
1-Dejaron que ambas predicciones se cumplieran. El mundo avanzó hasta el día catorce.
2-Volvieron a empezar desde el día doce. Martí no cumplía las predicciones, y ambas terminaban en días reiniciados, hasta cumplirlas.
3-Olivia mató a Martí el día doce. Se reinició el día.
4-Olivia mató a Martí el día trece. Se reinició el día.
5-Olivia mató a Martí el día trece después de beber agua. El mundo avanzó al día catorce, porque la predicción fue cumplida, y los Voyat ya habían terminado su faena.
6-Volvieron a empezar desde el día doce. Olivia rompió la hoja para romper el hechizo. El día se reinició.
7-Martí rompió la hoja. El mundo avanzó al día catorce sin necesidad de cumplir la predicción. Es decir, Martí (el de la letra), tenía más jerarquía que Olivia (la de la sangre).
8-Volvieron al doce. Martí murió el día trece, y Pol fue el que rompió la hoja. Se reinició.
9-Martí murió y Olivia rompió la hoja. El mundo avanzó al día catorce. Eso confirmó a Olivia la jerarquía que indicaba que, aunque primero iba Martí, Olivia tendría jerarquía después de su muerte, pero, en cambio, una persona de fuera (como era Pol en el intento número ocho), no tendría ningún trato con los Voyat. En el caso del calendario que conocemos, la prioridad es Izan, pero, si él muere, Oliver pasaría a tener el poder de romper el hechizo con el permiso de los Voyat.
10-A partir de aquí, Olivia siempre enseñaría a Pol a encontrar la mejor forma de desentrañar la memoria oculta. Martí y Olivia conectaron con sus recuerdos perdidos. Martí rompió el hechizo, y el mundo avanzó al catorce, pero Olivia perdió dichos recuerdos, y Martí los conservó. Eso indicaba que los recuerdos recuperados durante el hechizo, estaban protegidos por los Voyat, pero solo al que daban prioridad (en este caso, al de la letra).
11-Martí rompió la hoja pidiéndole a los Voyat que sus recuerdos no debían permanecer. El mundo avanzó sin los recuerdos ni de Olivia, ni de Martí. Eso confirmó la teoría de Olivia de que los Voyat intentan concederte también ese último deseo al romper el hechizo, tal vez como despedida.
12-Martí rompió la hoja con el deseo de volver a empezar. Volvieron al día doce, pero sin los recuerdos.
13-Dejaron que la predicción se cumpliera. Martí conservó los recuerdos al pasar al día catorce, pero Olivia no. El motivo es que los Voyat solo “acompañan” a uno de los implicados, por jerarquía, ayudándole a la transición de “dentro del hechizo” a “fuera del hechizo”. En el aspecto de conservar o no los recuerdos, es lo mismo si rompes el hechizo o si lo completas.
14-Martí cumplió la predicción y luego murió. Eso hizo que, al pasar al día catorce, Olivia esta vez sí que recuperara los recuerdos, ya que la transición ocurre al terminar el día final, y no cuando se hace la acción de la predicción.
15-Olivia quería probar qué pasaba si morían los dos, pero como no podía morir, o eso afectaría al experimento, trajo a tres esbirros más de la mafia. Hizo que uno fuese el de la letra y otro el de la sangre en una predicción que preparó solo para el día doce. Una vez cumplida la predicción, los mató a los dos, y dejó vivo a un tercero con recuerdos despertados por Pol. Al pasar al día trece, el tercer esbirro perdió sus recuerdos. El calendario terminó porque la predicción se cumplió antes de la muerte de esos dos.
16-Repitió el proceso, pero esta vez hizo que el primero (el de la letra), rompiera la hoja pidiendo que se mantuvieran los recuerdos de los otros dos. El hechizo terminó, y el de la letra conservó los recuerdos intactos. Los otros dos perdieron casi todos sus recuerdos, conservando algo. Esto pasó así porque los Voyat no pueden concederle esto a varios implicados a la vez, pero lo intentaron. Este detalle, por cierto, Olivia nunca se lo explicará a Izan o a Oliver.
17-Repitió el proceso con los esbirros, pero esta vez le pidió al tercero que rompiera la hoja (después de la muerte de los otros dos). Eso hizo que conservara los recuerdos. De este experimento, Olivia concluyó que los Voyat acompañarían primero al de la letra, y luego al de la sangre. Después no protegerían a nadie, con excepción de alguien que rompa la hoja después de la muerte de los dos primeros. En ese caso, los Voyat protegerían en la transición a esa persona, que indicaría a los Voyat que todo ha terminado porque los otros dos ya no están. Esa persona conservaría los recuerdos si es que los había despertado.
18-Volviendo al experimento de Olivia y Martí, ya solo quedaba una cosa por hacer: Martí murió sin cumplir la predicción y Olivia rompió la hoja con el deseo de prevalecer. Martí se quedó muerto, y Olivia avanzó con todos sus recuerdos del mundo anterior.
Olivia intentó un experimento más, pero lo hizo más por diversión que otra cosa. Para fastidiar a Saúl y a Alex. Quiso comprobar si los Voyat empujaban la voluntad de la persona de la letra a que cumpliera las predicciones.
Nunca lo supo, pero Pol tuvo deseos muy fuertes de instigar a Saúl a que cortara el brazo de Alex, pero siempre se mantuvo firme y consiguió reprimir esos deseos, así que Olivia nunca pudo confirmar ese detalle que, por otro lado, no le importaba para sus objetivos.
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