top of page

Jueves 21 de septiembre de 2023

Joel Soler

Actualizado: 22 sept 2023


Capítulo 205

😊



Llevo tres días intentando comunicarme con Izan, pero no me contesta. No sé si me está haciendo el vacío o si le ha pasado algo. Nunca sé si a alguien le ha pasado algo o si me está ignorando, pero siempre acabo pensando lo segundo.

Hoy no llevo pañuelo. Cuando no llevo pañuelo es porque no sé qué pensar, no sé cómo comportarme y no me siento yo misma.

Creo que Lydia sabrá si Izan está bien o no, pero no me quiero preguntar y que piense que estoy obsesionada con que él no me contesta. Tampoco sé si ella sabe todo lo del olor y el calendario. Es posible que sí, ¿no? Izan se lo cuenta todo a Lydia, y ya ha pasado bastante tiempo. ¿Qué pensará ella de todo eso? ¿Qué pensará de mí? ¿Le habrá dicho algo a Izan sobre qué debería hacer con todo esto de los recuerdos y con su relación conmigo?

Al final me atrevo a escribir a Lydia. Un cuarto de hora después me contesta, y no me gusta nada lo que estoy leyendo.


[Lydia. 12:58]

Hola Anna.

Perdón por no haberte avisado.

Izan está en el hospital.

[Anna. 13:01]

QUÉ?!

Qué le ha pasado???

[Lydia. 13:04]

No lo sé, yo todavía intento enterarme también.

¿Quieres venir?

Todavía no está despierto, pero yo estoy aquí por si nos avisan de algo.

[Anna. 13:06]

DIME DÓNDE TENGO QUE IR


¡Sabía que le había pasado algo!

Me voy corriendo al hospital y a la habitación que me ha marcado Lydia. Llevo el pañuelo de color verde lima. El chillón. Con ese pañuelo siempre invoco a la buena suerte. Es el pañuelo de la esperanza.

Cuando llego, me encuentro con Lydia en la sala de espera. Hay más personas, pero no sé si conocen a Izan o no. Hay un señor mayor llorando. Como Lydia ve que me ha llamado la atención, me informa de quién es.

—Es el tío de Izan. El tío Mateo. Lleva así todo el día.

—Pobrecito… Lo quiere muchísimo —digo, y es que se me rompe el corazón al ver a ese pobre señor así.

—A mí me ha sorprendido —dice Lydia—. No me cuadra con las cosas que Izan me cuenta de su tío.

—Izan es que es muy torpe para leer lo que sienten otros.

Antes de que me conteste, nos interrumpe una de las personas que trabaja aquí. Pregunta por los familiares de Izan Robles.

Lydia, el tío de Izan y yo nos acercamos. Hay otro chico que no se acerca del todo, pero que parece muy atento y preocupado por lo que nos están diciendo. A mí no se me escapa ni una, vamos.

Nos dicen que ya está estable y que ahora está durmiendo. Que cuando se despierte le harán pruebas y preguntas, pero que, por el momento, su vida no corre peligro. Yo estoy asustada al saber que su vida de verdad corría peligro. ¿En qué te has metido, a ver?

Nos dejan entrar y visitar a Izan de dos en dos. El señor Mateo pide ser el primero, y el chico que estaba un poco apartado se acerca para preguntar si él también puede.

—¿Quién es? —pregunto a Lydia.

—No tengo ni idea —dice ella sin quitar ojo a ese chico—. Llevo un rato mirando su cara y no se me hace que sea la descripción de Saúl.

—¿Saúl?

—Ah, sí… Un chico misterioso que hace como que conoce a Izan, pero que no sabemos quién es. He pensado que podía ser, pero Saúl es moreno, y este chico es rubio, y sus ojeras están, pero no son tan características… Creo que le haré una foto.

—¡Oye! —grito a Lydia, susurrando para no molestar a las otras personas de la sala—. Eso no se hace.

—Izan me lo agradecerá muchísimo, porque este tiene pinta de ser de los que hacen cosas raras con el calendario… Es que le voy a interrogar, vaya.

Lydia acaba de hablar sin tapujos sobre el calendario delante de mí. Ya sabrá que yo lo sé, supongo.

—Oye… —digo mientras empiezo a sacar una botella de agua de la máquina expendedora—. A lo mejor te hago algunas preguntas sobre ese calendario, porque todavía me cuesta asimilarlo.

—Ya me lo imaginaba —dice, desistiendo en lo de la foto porque el chico ha entrado junto con el tío a la habitación de Izan—. Ahora cuando salgamos de aquí hablamos un poco más del tema.

—Muchas gracias. Estoy atacada.

—¡Normal!


Cuando termina el turno del tío y del otro chico, Lydia intercepta a ese rubio misterioso, y yo entro sola en la habitación de Izan.

Está durmiendo conectado a una máquina, y tiene varias quemaduras por la cara y los brazos… No parecen muy profundas, pero me da muchísima pena verlo así.

Me pongo el pañuelo azul clarito. Sabía que hoy lo necesitaría. Hoy estoy triste, vulnerable y preocupada.

Desde lo del olor y la canción no he podido parar de pensar en Izan. Creo que siento algo por él, pero me da mucha rabia pensar que lo siento porque otra versión de mí me obliga. No sé si soy yo la que de verdad está sintiendo algo por él. No sé si está bien o mal sentir esto.

Ahora mismo, ya no es solo que me sienta de una manera o de otra con él. No es solo eso, no. Noto que, ahora más que nunca, necesito cuidar de este chico. Desde que me contó lo del calendario, aunque hay muchas cosas que no entiendo, sí puedo entender que lo está pasando muy mal y que lleva muchísimo encima. Seguro que lo que le ha pasado ahora también es culpa de este calendario. No puedo dejar que lo siga pasando mal sin intentar ayudarlo en todo lo que pueda, aunque sea una pequeñísima parte para ayudarle a entender mejor las cosas que le pasan, las que siente, cómo se comportan otros a su alrededor…

Cuando pienso en estas cosas me siento mal. Siento que busco cualquier excusa para acercarme a Izan sin que me importen los sentimientos de mi amiga Abril. Pero no sé qué más hacer… El olor, la canción, el calendario… Esto es algo muy grande y muy raro. Nadie sabría cómo comportarse mejor, vamos. ¿O lo estoy haciendo fatal y me estoy justificando? Es que no lo sé…

Mientras espero, hago algunos garabatos en una libretita que llevo siempre en el bolso para apuntarme recetas, recados y cosas en las que me fijo. No sé ni lo que estoy dibujando, solo sé que me ayuda a relajarme.

Lydia entra un momento, pero dice que se irá ahora mismo porque no quiere que se escape el chico rubio.

Estoy sola con Izan. No sé cuándo me echarán, pero yo me quiero quedar aquí, esperando a que se despierte, para que no se sienta solo cuando lo haga.

Mientras empiezo un dibujo nuevo a ciegas, me parece que Izan empieza a moverse.

—Hostia… —dice, el pobre, con la voz muy seca—. Me duele todo…

Termino el dibujo y dejo la libreta en la mesita. Me pongo de pie para entrar en el rango de visión de Izan.

—¿Anna…?

—Menos mal que te has despertado… Menos mal… —digo, y me quito el pañuelo azul. Me encantaría ponerme el rosa, pero no lo tengo hoy aquí. Solo me llevo cuatro o cinco cada vez. El rosa se usa cuando estoy contenta, ingenua, pequeña, ilusionada… Porque Izan se ha despertado y porque me alegra muchísimo que sepa que no está solo.

—Agua… —dice, y yo corro a darle de mi botella.

Izan bebe con desesperación y luego se mira los brazos. Acaba de ver las quemaduras. Su reacción ha sido tumbarse, ponerse una mano en la frente y resoplar.

—Avisaré de que ya te has despertado, ¿vale? —digo.

—Espera…

Lo admito: me ha gustado que me diga que espere. No sé por qué. Estoy fatal de ahí arriba. No sé. Me he puesto tonta.

—¿Necesitas algo? —pregunto.

—No, era que… —se toca la garganta porque le cuesta hablar, como si quisiera comprobar si tiene algún tipo de dispositivo que le dificulta las cosas—. Que muchas gracias por venir a verme al hospital. Siento que tengas que verme así…

—Tonto, ¿cómo no voy a venir? ¡Me he enterado de milagro, eso sí! Pero he tenido buena suerte con el timing.

—Sí… Desde luego.

Antes de levantarme para ir a avisar al personal del hospital, miro el dibujo que he hecho mientras Izan estaba despertando.

Es una carita sonriente, como un emoji. La he dibujado por instinto al ver que Izan se despertaba. Me ha salido muy bien para dibujar sin mirar.

Al ver esa carita, sonrío yo también. Arranco la hoja y se la dejo a Izan en la mesita. Quiero que sonría también.

Aviso al personal y, durante el resto del día, Izan ya no podrá recibir más visitas. Dicen que volvamos mañana si queremos.

Tengo que informarme de si puede comer normal, porque, si es que sí, ¡mañana Izan va a comerse los pastelitos receta mejorada y le van a devolver al mundo de los vivos, vamos!







31 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Epílogo y texto final

Epílogo: Más allá del calendario Este es el final de la historia. La historia que Izan ha vivido durante todo un año. La historia de doce...

Jueves 29 de febrero de 2024

Capítulo 366 Todos miramos a Oliver. Su frase se ha quedado a medias. —¿Oliver…? —pregunta Anna. —¿Qué? —pregunta él, con una expresión...

Miércoles 28 de febrero de 2024

Capítulo 365 A (Parte 1) CDLS al completo en el templo “Eso no ocurrirá. Y ya no importa de quién sea la otra letra. Acabaremos hoy, pase...

Comments


bottom of page