Capítulo 114 Dana me persigue
“Oye, de verdad… Tengo pesadillas con esta predicción desde principios de mes.
Solo espero que no me persiga mientras se convierte
en un monstruo con varias patas o algo así.”
Al salir del trabajo, camino lento con la esperanza de encontrarme con Dana muy pronto para que Frank no tenga que esperar. Miro por todas partes hasta que veo a Frank, que me hace una señal con el pulgar para indicar que está listo para seguirme.
Después de contarle lo del calendario antes de ayer, la mejor predicción para que se lo crea cuanto antes es la que implica que su abogada me persigue. Eso es lo que me concierne hoy, pero no puedo perder de vista algo importante: ¿por qué me sigue?
Mi relación con Dana es rara. Sabe de mi existencia desde hace tiempo, aunque Frank no le contó nada, es la abogada de Hugo, es muy borde conmigo y además parece que Victoria la considera la perra guardiana de un tal Gerardo, el hombre que se parece a mí y que estuvo un tiempo con Victoria. Con esos datos, la conclusión a la que puedo llegar es… Que no tengo ni idea de qué pasa con Dana. Pero no es alguien a quien ignorar.
Llego a la estación de tren y ahí está. Dana está sentada en un banco, esperándome. Al verme, viene hacia mí con ritmo acelerado y con cara de querer vengarse de mi estirpe.
Yo me doy media vuelta y camino en dirección contraria. Creo que Dana está subiendo el ritmo de sus pasos.
Intento darle esquinazo caminando más rápido después de girar por un callejón, y creo que eso hace que ella se ponga más nerviosa, porque ahora ya no camina, ahora corre. Una vez nos hemos quitado las caretas, decido correr yo también.
Si lo pienso bien, un encuentro así hubiese terminado en que yo me dejaba atrapar mucho antes, o incluso hubiese aceptado hablar con ella sin intentar huir. Si seguro que es más atlética que yo. Estoy escapando para demostrarle a Frank que la predicción es real, pero creo que eso es un poco trampa. Claro que no es la primera vez que pasa… A veces las predicciones son condicionadas por mi conocimiento de las propias predicciones. Es muy extraño ese punto. La única norma es que, de alguna forma, se acaben cumpliendo. Intervenga yo o no.
Al final es Dana la que gana este duelo de velocidad y persecución, y me atrapa por el hombro.
—¿Por qué te escapas? ¿Eres tonto? —me pregunta.
—¡Porque das mucho miedo! —le contesto—. ¿A qué viene perseguirme con cara de querer matarme?
—¿Ya te estás haciendo el gracioso otra vez? Eres insoportable.
—¿Yo cuándo me he hecho el gracioso? ¿De qué hablas?
Antes de acabar la frase, recuerdo quién es la persona que más odia que me haga el gracioso. La miro con horror. Tiene que ser ella.
—Ya te has dado cuenta, ¿no? ¿O tengo que ser más obvia?
—Eres Negro, de los VDLS… Hija de…
—Exacto. Y ahora dime qué es ese calendario del que habló Lila.
—Espera, espera… Yo estoy alucinando con vosotros, de verdad. ¿Por qué tendría que hablarte de nada? Estoy harto de toda vuestra secta. Si ya tuve que mandar a la mierda a Lila, o sea, a Estrella —me da igual delatar a una persona que me delató a mí—, que en teoría era mi amiga… ¿Por qué tendría que confraternizar con una persona que me trata tan mal como tú?
—¿Te trato mal? ¿Eso te hace pupa en el corazón? Oh… Qué débil eres, Izan… Tú no deberías ser así.
—Otra vez con eso. Siempre me dices que no debería ser así. ¿De qué me conoces?
—Eso no te importa —miente—. Enséñame el calendario. He estado todo este tiempo investigando y no hemos encontrado nada. Hablar contigo era la última opción, así que bastante cabreada estoy con haber tenido que esperarte y perseguirte. Enséñamelo.
Veo que Frank se acerca poco a poco por detrás. Dana todavía no le ve. Su expresión indica que está alucinando con el espectáculo.
—¿Qué dices que quieres que te enseñe? —le digo.
—¿Otra vez te haces el gracioso? Enséñame tu supuesto calendario mágico.
—Eres muy violenta, Dana… —se nota que mi nivel de seguridad aumenta ahora que sé que tengo a Frank al lado.
—Vale, tú lo has querido. ¿Lo tienes en esa maleta? ¿En una foto del móvil? Mira, da igual, lo voy a mirar yo.
Me intenta robar la maleta, pero yo me resisto. En mitad del forcejeo, aparece Frank y agarra a Dana del brazo.
—¿Qué pasa aquí? —pregunta Frank, mirando a Dana con los ojos muy abiertos.
—¡¿Francesc?! ¿Qué haces tú aquí? —pregunta ella, asustada.
—¿Estás acosando a mi amigo? ¿Qué le estás pidiendo de un calendario? Explícamelo, Dana. No sumes otro secreto a tu larga lista, Dana…
—No me creo que estés en este callejón por casualidad, Francesc… Vosotros dos habéis pactado algo… —me mira—. Ya. Has usado tu calendario para esto, ¿verdad? ¿Cómo funciona? Maldito niñato tramposo…
Saco la foto del calendario de junio y le enseño a Dana la predicción de hoy.
—Dana me persigue… —repite ella en voz alta—. Es increíble. ¡Enséñame eso! —dice, intentando quitarme el móvil.
—¡Eh! Quieta ahí —le digo—. No tenemos tanta confianza como para que te enseñe mi vida. Aquí hay cosas íntimas, ¿sabes?
Dana está ardiendo de rabia. No lo oculta lo más mínimo. Solo le falta gruñir o algo así.
—Tú sabes de qué va esto… —le dice Dana a Frank.
—Lo supe antes de ayer. Mira, enséñaselo, Izan. Lo pone en la predicción de antes de ayer, que me lo cuenta todo. Y hoy os he seguido para confirmar que la predicción de hoy era verdad. Y sí, estás persiguiendo a Izan. Estoy alucinando.
—Ahora, Dana… —le digo—. Si quieres que te cuente más cosas del calendario, tú me tendrás que dar toda la información que yo quiera. Así que me dirás ahora mismo quién es Gerardo y qué relación tiene conmigo, y también me contarás todo lo que sepas de los VDLS.
—¿Qué…? —Dana me mira con los ojos muy abiertos—. ¿Cómo sabes lo de Gerardo?
—Tengo mis trucos y mis contactos —me hago el interesante. Nunca se imaginará que lo sé porque Victoria me besó y me dijo que lo hizo por su obsesión con Gerardo.
—Te lo ha tenido que decir Victoria… —dice. Vale, algo se ha imaginado. Menos mal que muchos de mis pensamientos no se filtran en público, o quedaría todos los días como la persona más tonta del planeta.
—Eso da igual. ¿Qué me vas a contar? Te escucho.
Creo que Frank está alucinando un poco al verme tan seguro y desafiante. Es cierto que hace un tiempo hubiese sido incapaz de mantener esta actitud, pero hay temas en que no me ha quedado más remedio que aprender a llevar de esta manera. El tema de los VDLS es uno de los mejores ejemplos.
Dana me mira y también mira a Frank. Luego da dos pasos hacia atrás.
—No te voy a contar nada. Hay personas que tienen mi lealtad por encima de todo.
—Pues olvídate del calendario. Me aseguraré de que ni un solo VDLS sepa más de la cuenta sobre estas predicciones. Si cambias de idea, ya sabes donde encontrarme —le digo, haciendo una señal con el dedo para que se marche por donde ha venido.
—Eres tan estúpido… —me dice—. No sabes que solo estás interrumpiendo algo que incluso tú necesitas.
—Ya, Estrella dice cosas parecidas, solo que sin insultarme. Pero si no me lo contáis, no hay nada más que hablar.
—Tendrás noticias nuestras, Izan Robles.
Al decir eso, Dana da media vuelta y se va. Frank la mira, sorprendido, y mantiene la mirada hasta que la pierde de vista al final del callejón.
—¿Qué ha sido todo esto…? —dice—. Es surrealista…
—Ahora se entiende mejor la ansiedad a la que estoy sometido, ¿no?
—Sí, lo entiendo… No me esperaba que Dana tuviera que ver contigo de esta manera. Y lo del calendario… Joder. Izan, esto es muy bestia. Joder… ¿Entonces Dana es de la secta esa de Rojo?
—Pues sí, eso parece. Me lo tenía que haber imaginado… Alguien que me conoce y que me odia… Pero, ¿ves? Si Dana, que tiene relación con Rojo, tu contacto, es una VDLS… ¿No es mucho más probable que Rojo de los VDLS sea tu contacto?
—Sí, la verdad es que sí… ¿Pero cuál? ¿El primero o el segundo? Porque yo estoy seguro de que a mí me han hablado dos personas distintas con ese sobrenombre.
—Vete a saber. Ahí sí que me pierdo. Pero Dana trabaja para tu contacto, o para tus contactos. Y en VDLS también. Es que estoy seguro.
—Y… ¿De qué te conoce?
—Pues eso digo yo…
—Oye, y otra cosa. ¿Quién es Gerardo?
—Ah… Tengo una compañera de trabajo que me dijo que le recuerdo mucho a un hombre llamado Gerardo.
—Tu padre se llama así, ¿no?
—Sí, eso es lo gracioso. Mi compañera me dijo que Dana era como un guardián protector para Gerardo. Así que Dana trabaja con un hombre que se parece a mí y que se llama como mi padre. Pero no me quiere contar nada. Si Dana trabaja para Rojo y para Gerardo, y Rojo sabemos que me conoce, entonces ese Gerardo… Bueno, es que no quiero ni pensarlo.
—Joder, Izan… Esto es mucho más raro de lo que pensaba. Y mira que ya era raro con el calendario de las predicciones…
—Pero ahora me crees, ¿no?
—Sí, sí. Esta escena no puede ser una broma de nadie. Esto es real, y Dana oculta muchísima mierda, Izan… Miraré si me puedo enterar de algo.
—Te lo agradecería muchísimo.
—Oye, una cosa más —me dice, mirándome con una cara algo más preocupada—. Cuando has vacilado a Dana de esa forma… No te he reconocido.
—Ya… Eso es porque Dana me tiene hasta arriba.
—No te pierdas, Izan. No te pierdas a ti mismo. Eso es lo primordial.
—No, no… Tranquilo. Yo sigo siendo yo —digo, sin estar muy convencido.
Frank ya cree del todo en el calendario, y ya se ha enterado de muchas cosas que están pasando a mi alrededor. Ya es oficial, tengo un nuevo aliado. Puedo afrontarlo todo mejor desde ahora, o eso espero.
Mañana es el día en que Nora se sincera. No sé si el apoyo de Frank será suficiente para evitar todo lo que puede implicar que Nora se sincere, pero hoy me siento mucho más preparado para afrontarlo.

Comments