Capítulo 30
Me visita alguien muy extraño
“Cuando esto del calendario termine,
a ver quién me avisa para que me prepare para estas cosas…”
Ya es de noche y en todo el día no me ha visitado nadie. Sea quien sea la persona que tiene previsto hacerme una visita, ¿por qué se tiene que esperar al reality? Es más, subo la apuesta… ¿Por qué todas las predicciones de los jueves son perfectas para que me pierda el reality? Estoy casi seguro de que la explicación es que soy un desgraciado y un gafe, sin más. Al universo le hacen gracia mis reacciones y se lo pasa bien a mi costa. Es la mejor explicación.
Lo que sí puedo decir es que, ahora que este calendario termina, me pregunto más que nunca para qué ha sido todo esto. ¿Tendré más? Y si no… ¿Qué hemos conseguido con toda esta historia? ¿Pasará algo muy importante hoy o mañana? Lo peor de todo es que, si en abril no tengo ninguno, puede que eso me acabe generando un cierto síndrome de abstinencia… Es lamentable.
Llega la hora del reality. Por supuesto, durante los primeros minutos no vendrá nadie, porque es la parte más aburrida del programa. ¿Pasada la mitad del programa se pone más interesante? ¡Pues ahí será la visita!
Hasta Lydia se está riendo de mí porque opina lo mismo que yo sin que lo haya hablado antes.
Hoy la expulsión está entre dos que van de que son amiguitos y me caen muy mal, y uno que tolero mejor y es enemigo de los dos primeros. Esos dos están deseando que el tercero se marche, pero yo estoy deseando que lo haga uno de los dos primeros. Habrán perdido contra un enemigo y encima perderán a un aliado, y seguro que hacen un dramón en la despedida.
Se acerca el momento de la expulsión. Han separado a los concursantes y el presentador se ha puesto en contacto con ellos. Las redes están que arden. Las luces del plató se han apagado. Los tres nominados están en posición y… Ahí está. Llaman a la puerta. Acaban de tocar al timbre de mi casa a las diez de la noche. ¿Por qué tan tarde? ¿Por qué me pasa esto a mí?
Me levanto y me acerco con cuidado a la puerta. Me da algo de miedo la visita. Imagino que no me pasará nada, porque tengo otra predicción para mañana, pero tengo miedo de que sea algo que me haga daño igualmente.
Abro con cuidado. Lo que veo al otro lado es a un chico de mi edad más o menos, con unas ojeras muy marcadas y con dificultades para mirarme a la cara. Está temblando.
—¿Hola?
—Hola…
—¿Puedo ayudarte en algo?
El chico de las ojeras me mira en silencio y me da la sensación de que está aguantando las ganas de romper a llorar. Como nadie dice nada, empiezo a cerrar la puerta poco a poco. El chico por fin habla.
—Creo que me he equivocado. Perdón por molestarte…
Da media vuelta hasta las escaleras y empieza a bajar. Antes de hacerlo, se vuelve a girar hacia mí y nos volvemos a mirar. Creo que se pone nervioso, porque me da la espalda al instante y baja a toda velocidad.
Yo me cierro en casa y voy corriendo a asomarme al balcón. Cuando mi extraña visita sale por el portal, tengo una intuición que pasa por mi cabeza tan rápido que no me da tiempo a procesarla antes de gritar.
—¿Saul?
El chico de las ojeras se detiene en seco y se gira hacia mi balcón. Abre mucho los ojos y sonríe, con esperanza, como si ahora quisiera llorar de alegría. Pero algo nota en mi cara. Creo que mi expresión no es la que él espera, porque la suya vuelve a cambiar a la de una persona asustada y triste. Por última vez da media vuelta y sale corriendo hasta que lo pierdo de vista.
[Lydia. 22:33]
TOMA
SE HA IDO EL MÁS ODIOSO
MIRA COMO LLORA EL OTRO
JAJAJA
…
Oh no
Dime que la visita no ha llegado justo en la expulsión
[Izan. 22:44]
¿Lo dudabas?
Soy un desgraciado.
[Lydia. 22:45]
Que no hombre que no…
¡Si se ha ido el que querías!
[Izan. 22:46]
Sí, eso sí…
[Lydia. 22:47]
¡¡¡Pues claro hombree!!
¿Y qué ha pasado?
¿Quién ha venido?
[Izan. 22:48]
Saul.
[Lydia. 22:49]
SAUL
EXPLÍCAME ESO
[Izan. 22:50]
Lo siento… No he podido sacar nada.
Me arrepiento de no haberlo parado a tiempo. Ha venido la persona que se puso en contacto con mi vecino Aaron para que este me preguntase si yo conocía a Saul. Se ha cansado de preguntar a vecinos y ha decidido venir a verme, pero… ¿Se ha arrepentido? No tengo ni idea. No sé lo que pasa. No sé quién es. Mi intuición me ha dicho que sería la misma persona que preguntó a Aaron, pero ni siquiera podría decir con seguridad si ha sido una intuición deductiva, o si lo he dicho por algún motivo más. No lo sé… Pero me duele mucho la cabeza.
Sigo asomado al balcón a ver si se arrepiente y vuelve.
No vuelve.
El día ya se acaba y el calendario del mes de marzo también. No tengo ni idea de qué será de mí de ahora en adelante, pero me da muchísimo miedo.

Comments