top of page

Viernes 31 de marzo de 2023

Joel Soler

Actualizado: 1 abr 2023


Capítulo 31

Frank viene a mi edificio

“Es rara la forma en que lo dice. Toca ver si mi experimento ha funcionado.

Encima es el último día que tengo una predicción…

¿Es la última de verdad? Creo que he desarrollado un poco de dependencia…”



Llevo un rato asomado al balcón a ver si veo a Frank. Me estoy dando cuenta de que, por culpa de las predicciones, puedo llegar a perder una cantidad indecente de horas esperando agazapado a que se cumplan. Soy muy consciente de que están escritas de tal forma que son cosas que yo vivo y podría llegar a apuntar, así que, espere o no aquí escondido, me acabaré enterando de que Frank viene a mi edificio. ¿Por qué sigo esperando en el balcón como un imbécil entonces? Prefiero no pensar en eso, porque ya pienso bastante mal de mí mismo…

Lucas acaba de salir a la calle y está caminando de un lado para otro frente al portal. Está fumando. Espero que no haga eso en su casa cuando está su hija.

Por fin, a las siete y poco de la tarde, veo llegar a Frank a lo lejos. Lucas va por su quinto cigarro ya, si no me he descontado. Está atacado.

Tal y como suponía, Frank ha venido por Lucas. Antes de que se acerquen a hablar, bajo a toda velocidad al portal para ver si puedo escuchar algo de la conversación. Al llegar abajo, ya están frente a frente.

—¿Qué haces? —pregunta Frank.

—¿Cómo que qué hago? Hemos quedado aquí.

—Que qué haces fumando delante de mí. ¿Quieres que respire ese humo? ¿Es eso, Lucas? ¿Me has preguntado si mis pulmones toleran ese veneno? Yo diría que no lo has hecho, Lucas.

Lucas tira el cigarro casi al instante y levanta las manos.

—Ya está, ¿ves? No hay nada. Perdón por molestarte.

Frank mira de reojo a Lucas mientras camina hacia donde está el cigarro para, acto seguido, pisarlo con fuerza.

—Cuando lo tiras, lo pisas. ¿Estamos?

—Frank, por favor… Dime qué quieres.

—He podido confirmar que estás fuera del negocio y que te quieres dedicar a tu familia. Muy bonito, ¿verdad?

—¡Sí! Yo ya no tengo nada que ver con nadie, te lo juro.

—Nada salvo una cosa, ¿no? —diciendo eso, Frank se señala las venas de la muñeca, recorriendo con el dedo todo el brazo.

—Que no, hombre… Yo ya no me hablo con mi hermano.

—Pero sabes dónde lo puedo encontrar.

—¡No! ¡Él tampoco se fía de mí!

—Joder, Lucas… No le caes bien a nadie, ¿no?

—¿Por qué eres así conmigo? Yo no te hice nada…

—Lo hubieses hecho si te lo hubiesen encargado a ti. Pero no es por eso —Frank se acerca a Lucas hasta tener las caras a poco más de un palmo—. No me gusta cómo te comportas. Tus arrebatos de rabia repentinos son peligrosos y no creo que seas buena persona. ¿Cómo estás tratando a tu familia, Lucas?

—Mi relación con mi familia es cosa nuestra, los de fuera no…

—No me jodas, Lucas. Va, dímelo, Lucas… No pongas a prueba mi paciencia contigo…

—Yo lo hago lo mejor que puedo, ¿vale?

¿Lo mejor que puede? Tu mujer, tu hija y la Marta no creo que estén de acuerdo con eso, pero qué sabré yo, que solo soy el vecino de arriba que lleva una semana soportándote.

Mientras Frank y Lucas discuten, algunos vecinos pasan por el portal. No pueden resistir la tentación de asomar el oído. El doctor Gabriel camina lento, pero no se detiene para que no lo tachen de cotilla. Aaron en cambio sí se queda conmigo a ver la pelea. Lucía también baja para ver si le está pasando algo a su marido. También he visto a otra persona entrar, pero no he visto bien quién era porque ha pasado muy rápido e iba con gorra y mascarilla. ¿Sería el hijo del matrimonio anciano? Me suena que tenían un hijo.

Por desgracia, tanto movimiento hace que los dos decidan bajar la voz, y hay muchos detalles de la conversación que me pierdo por culpa de eso.

Cuando terminan, Lucas sube directo hacia su casa y Frank se queda quieto en el portal.

—No puedes evitar cotillear, ¿verdad?

Lo dice mirando hacia donde Aaron y yo estamos escondidos.

—Perdón, es que era un espectáculo —digo.

—Y gratis —añade Aaron.

Frank me da un abrazo para saludarme.

—Te iba a visitar ahora, Izan, pero había venido primero a aclarar un par de cosas con tu vecino de abajo.

—Son insoportables —dice Aaron—. El vecino ese con el que hablabas y su mujer. ¡Qué pesadilla!

—¿Gritan mucho? —pregunta Frank.

—¡Sí! —decimos tanto Aaron como yo al unísono y con la misma rabia.

Frank dedica una mirada que no querría para mí al balcón de Lucas.

—Yo vivo justo debajo de ellos, y llevo toda la semana con ansiedad porque no puedo escuchar más a esos dos, te lo juro.

—Con lo tranquilos que estábamos los que éramos antes —añado.

—¡Totalmente! El doctor, los ancianitos entrañables, el señor educado de arriba, mi amigo Izan que no da ningún problema el pobre… Madre mía, si los peores éramos nosotros —dice mientras ríe.

—Sí, pero por suerte yo no os escuchaba desde el tercero —digo y me río con él.

Frank nos mira en silencio, serio.

—Oye, Izan. ¿Tienes algo que hacer el martes?

—¿El martes? Creo que quedé con encontrarme con alguien, pero no está del todo cerrado…

El martes es cuando le iba a contar a Estrella lo del calendario, pero es verdad que no hemos acordado una hora específica ni es del todo seguro que aparezca, con lo ocupada que está siempre. No tengo un calendario de abril en mis manos que me diga qué haré el martes, así que se me hace complicado contestar una pregunta tan simple. No doy para más.

—Confírmame cuando lo sepas seguro y quedamos, si te apetece.

—Hecho, yo te digo algo.

Después de charlar unos minutos, vuelvo a casa y me quedo en el sofá tachando la última de las predicciones del calendario. Ya no hay más. Desde este punto, no tengo ni idea de lo que pasará con mi vida. No debería ser un problema eso, pues es lo que le pasa a todo el mundo, ¿no?

La verdad es que es increíble como algo así puede generarte rechazo y dependencia al mismo tiempo… Más bien es lamentable.

Una hora después de la charla entre Frank y Lucas, escucho como los LuLu se ponen a discutir. Procuro no hacer ningún ruido en casa para que mi oído pueda captar lo máximo posible. Dura poco, porque escucho que Lucas pega un portazo y se va. Por lo que puedo captar, Lucía ha salido de casa detrás de él, preguntándole a gritos donde cree que va.

Un minuto después de eso, alguien llama a mi puerta. Espero que no sea Lucas pensando que se tiene que refugiar aquí. O peor aún, pensando que alguna de sus desgracias es por mi culpa. No, ¿no? Yo no he hecho nada y, además, Frank le dijo que no tenía que darme ningún problema. No creo que sea Lucas.

Llaman una segunda vez. La persona que está tocando al timbre está impaciente. No tengo ninguna predicción que me diga qué tipo de encuentro tendré. Ya no tengo ninguna predicción en general. Voy a abrir a ciegas, y eso me aterra.

Lo peor de todo no es no tener predicciones… Lo peor es no saber si seguiré vivo un día más. Durante todo el mes de marzo me he sentido invencible, ya que siempre habría una nueva predicción al día siguiente que confirmaba que yo estaba vivo y funcional cada uno de los días para afrontar sus situaciones. Pero no tengo nada para mañana… Si la persona que hay al otro lado de la puerta y que sigue llamando con desesperación, quisiera matarme… No hay nada que me indique que estoy a salvo. Y la verdad, creo que tengo motivos para pensar que estoy en peligro, con todas las cosas raras que han ocurrido este mes…

La persona que llama lo hace tanto con el timbre como a base de golpes. Yo intento abrir, pero me he paralizado. Siento vértigo. Empiezo a imaginar historias en mi cabeza donde se me regaló ese calendario porque sería mi último mes de vida y que, al terminarlo, se acabó todo. Como si mi regalo antes de la muerte fuese un mes divertido y anticipado o algo así. Puedo imaginar a cualquiera pensando que es una tontería creer eso, pero… ¿No es más raro tener un calendario predictivo mágico? ¿No es algo inusual todo esto en primer lugar? Si no es imposible, entonces tengo todo el derecho del mundo a creer que me puede ocurrir…

Quien está al otro lado ya no llama. ¿Se ha cansado? Aunque si se va, no sabré quién era. ¿Será Saul?

Mientras me acerco, veo como por debajo de mi puerta se desliza un sobre cerrado. Yo lo recojo rápido y lo abro. Al ver lo que hay dentro, me invade una mezcla de sensaciones que casi me hace colapsar. Alivio, miedo, mareo, incertidumbre, enfado, alegría…

Es el calendario del mes de abril. Treinta predicciones más, todas con mi letra.

Antes de poder leer nada, abro la puerta con brusquedad y grito.

—¡Espera!

La persona que me había llamado ya estaba bajando las escaleras, pero se ha detenido en seco al escuchar mi grito. Yo esperaba ver a un matón o algo por el estilo, pero a quien veo es a una niña pequeña a la que reconozco. Pero… ¿Es ella de verdad quién me estaba llamando?

—¿Flora? ¿Qué haces aquí?

¿La niña de los LuLu acaba de darme el calendario de abril? No puede ser…

—Anda, míralo. ¡Pero si sí que estabas en casa! ¿Entonces por qué no abres cuando te llaman?

—Ah, perdón… Es que justo has llamado cuando estaba en el baño.

—Ups, ¿te he pillado haciendo caca? —dice con una mirada entre maliciosa y entrañable.

—¡Niña, borra eso de tu mente! —lo que me faltaba, que se burle de mí una niña que encima acaba de darme el calendario de abril. No entiendo nada—. Oye… ¿Por qué me has dado esto? —le enseño el sobre.

—¡Te prometo que no lo he abierto!

—¿Entonces no sabes lo que hay dentro?

—¿No ves que estaba cerrado cuando te lo he dado? Si me dicen que no mire, yo no miro. Soy muy educada para eso.

—Bien, eso está muy bien, pero… ¿Por qué me has dado este sobre?

—Me lo pidió un señor.

—Que un señor te pidió… ¿Qué, exactamente?

—A ver, escúchame bien, ¿vale? Que tienes pinta de dormido y de que no te vas a enterar. Que antes ha llegado un señor. Mis padres me han dejado sola un momento esta tarde, y un señor ha llegado y me ha dicho que eso era tuyo, que te lo tenía que dar hoy o mañana sin que nadie viese el contenido. Yo le he prometido que nadie lo abriría. No se lo he dicho a mis padres porque seguro que lo hubiesen abierto, así que estaba esperando a que me dejasen sola otra vez. Por eso te llamaba tanto, porque a lo mejor vuelven ya, ¡y tenía que ser algo rápido! —Flora abre mucho los ojos como si se acabase de dar cuenta de todo el tiempo perdido aquí conmigo—. ¡A lo mejor llegan ya! ¡Me voy!

—¡Espera! Una pregunta muy rápida. ¿Cómo era ese señor?

—No lo sé, iba con una gorra, un abrigo y una mascarilla de las del Covid. ¡Lo siento, no tengo ni idea!

—¿Has visto si tenía muchas ojeras?

—¿Ojeras? No creo. Como solo se veían los ojos, eso sí lo he podido ver. Tenía los ojos bonitos y limpios. No tenía ojeras ni legañas ni nada que yo notase así raro.

—Vale, muchas gracias, Flora… Si te acuerdas de algún detalle más, vienes y me lo dices, por favor.

—De acuerdo, pero no me tengáis haciendo recados todo el rato. Si os queréis decir algo quedáis vosotros y ya está. No mareáis a los vecinos de bien.

—Tienes razón, tienes razón… Corre, vete con tus padres, que si saben que estás en el piso de arriba, no tendrás excusa para justificarlo.

Flora sale corriendo y yo me encierro en casa.

Lo primero que hago es hacerle una foto al nuevo calendario y enviársela a Lydia. La he hecho tapando las predicciones. Su respuesta no se hace esperar.


[Lydia. 21:55]

A

AAAAAAAAAAA

NO

UNO NUEVO

POR QUÉ ME LAS TAPAS

IZAN

MAÑANA

EN TU CASA

[Izan. 21:58]

¿Antes o después del mercado?

Mañana es sábado.

[Lydia. 21:59]

Antes Y después del mercado

Voy a estar pegada a ti todo el día entero

AAAAAAAAAAAA


Me desplomo en mi cama y no paro de mirar el calendario. Aunque leo las predicciones, no las puedo procesar. Mi mente me pide que me duerma. Aunque necesito examinar cada una de las treinta frases, creo que la mejor forma de hacerlo es habiendo descansado y con Lydia a mi lado ayudándome a pensar, así que eso haré.


Treinta días más… No me lo puedo creer…







37 visualizaciones2 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Epílogo y texto final

Epílogo: Más allá del calendario Este es el final de la historia. La historia que Izan ha vivido durante todo un año. La historia de doce...

Jueves 29 de febrero de 2024

Capítulo 366 Todos miramos a Oliver. Su frase se ha quedado a medias. —¿Oliver…? —pregunta Anna. —¿Qué? —pregunta él, con una expresión...

Miércoles 28 de febrero de 2024

Capítulo 365 A (Parte 1) CDLS al completo en el templo “Eso no ocurrirá. Y ya no importa de quién sea la otra letra. Acabaremos hoy, pase...

2 Comments


Jonathan Sosa
Jonathan Sosa
Mar 31, 2023

Me encanto el primer mes, la historia no hace mas que mejorar y la estoy disfrutando mucho.

Espero este mes de abril con ansias...

Like
Joel Soler
Apr 03, 2023
Replying to

¡Muchas gracias Jonathan! Gracias por el apoyo. Espero que el siguiente mes te guste incluso más.

Like
bottom of page