Lunes 21 de agosto de 2023
- Joel Soler
- 21 ago 2023
- 14 Min. de lectura
Actualizado: 22 ago 2023
Capítulo 174
Última vez que veré a Aurora
“No entiendo nada. El día empieza sin que pueda entender a qué viene esto.
Ni he quedado con ella ni sé por qué sería la última vez.”
No me he podido comunicar con Aurora en todo el día. ¿Vendrá con Accel? ¿Me explicarán su historia con Liam y eso será determinante para que sea la última vez que nos veamos?
Quedo con Accel a las cinco de la tarde en la estación de tren más cercana a mi casa. Tengo un presentimiento rarísimo sobre todo esto. No sé darle forma.
Accel llegó a nuestras vidas de una forma muy motivada y activa. Nos entretenía con sus discursos grandilocuentes, se hizo amigo de todos muy rápido, jugábamos mucho… Incluso habló conmigo algunas veces para animarme en mis momentos difíciles. Por eso no entiendo qué ha pasado todo este tiempo para que se fuese aislando y desinflando poco a poco, y cómo se conecta eso con lo que le ha estado pasando a Liam. Tengo la sensación de que hoy lo entenderé todo. Más me vale.
Cuando llego a la estación, de primeras no hay nadie, pero poco después de la llegada del siguiente tren, veo a Aurora subir por las escaleras mecánicas. Está sola.
Al acercarse a mí me da dos besos. Algo fríos. Es una pena lo incómodo que se ha vuelto todo entre ella y yo.
—¿Has venido con Accel? —le pregunto.
—Jo, Izan… Te veo poco despierto pese a la hora que es —dice ella.
Aunque le he preguntado eso con toda mi inocencia, llevo un rato procesando, sin terminar de darle forma, una especie de pensamiento intrusivo que no podría llegar ni a teoría, pero que acaba de ganar muchísima fuerza. Por más que lo intento, no recuerdo haber jugado con Accel y con Aurora a la vez en la misma partida. Tampoco he jugado con Accel en los momentos en que Aurora está haciendo un directo, o eso creo. Además, Aurora sí sabía cuál era mi barrio, pero Accel no… ¿Y la voz? La voz de Accel está distorsionada. De hecho, cada vez está más distorsionada, como si tuviera miedo de que alguien reconozca su voz real. Era imposible discernir si era un chico o una chica. Estaba hecho así expresamente. No era un problema de internet o de su micrófono. Todos sabíamos que lo preparó de esa forma para que no se reconozca su identidad.
—Pues igual sí que estoy dormido —digo—. Si digo algo que no tiene sentido te puedes reír todo lo que quieras, pero… Tú eres Accel, ¿no?
—Izan, por favor… —dice Aurora—. Me reiría de ti si no fueras capaz de haberte dado cuenta todavía. Sí, soy Accel.
—Joder… ¿Siempre has sido Accel?
Aurora sonríe y asiente. Su mirada me dice que está triste.
—Accel y yo somos lo mismo. No he tomado su identidad hace poco ni nada, si es lo que me preguntas.
—Pues… Es que me cuesta mucho creérmelo.
—¡Pues deja que sea el sonido de tu alma lo que te muestre la respuesta, mi leal guerrero! —grita Aurora.
—Hostia puta… ¡Accel!
—He quedado contigo para contarte toda la verdad, porque creo que te he estado jodiendo, tanto como Aurora, como en mi faceta de Accel. Me siento muy mal por eso, Izan. Además, dentro de poco me tomaré un descanso largo de internet… Es ahora o nunca.
Tengo que asimilar lo que me ha dicho. No es fácil. Me cuesta mucho procesar este tipo de cosas. Bueno, casi cualquier tipo de cosas…
—Pues la primera pregunta es clara… —digo—. A ver… ¿Por qué te hiciste la identidad de Accel? ¿Hay algún motivo de peso?
—Lo hay. Para mí, lo hay. Yo empecé a jugar al juego hace pocos años, y no es por ir de chula ni nada, pero se me dio demasiado bien de primeras. Cuando todavía era un poco novata, empecé a entrar en algunas comunidades que organizaban competiciones y partidas online. Algunas tenían premio y todo. En esas comunidades tuve unas cuantas malas experiencias…
—¿Del tipo acoso sexual?
—Bueno, sí, hubo bastante de eso, pero aquellos estaban más o menos controlados, porque fueron pocos los que se ponían pesados, y yo sabía cortar rápido a esa gente. No es eso lo que más me reventó. Hubo un tipo de ataques que sí me dolieron de verdad. Encontré de forma recurrente a chicos que me la tenían jurada. No fueron pocos. Si iban conmigo y la cosa no salía todo lo bien que debería, me echaban la culpa o me insultaban diciendo que me creo una streamer, que me limite a enseñar las tetas y no a jugar, que no pinto nada ahí, que si no sé jugar me pire a fregar… Gente que no me conocía de nada se ponía muy violenta cuando abría la boca y veían que era una chica. Algunas veces jugaba con el micrófono apagado, pero tú sabes que en ese juego no es del todo buena idea. Y cuando ganaba, o les ganaba a ellos, salía también mucha mierda. La sensación con la que me quedé era que, o bien no querían que una chica les ganase, o bien, si perdíamos como equipo, la culpa era de que una chica iba con ellos. Y si me ponía a la defensiva, aumentaban su hostilidad y los más callados se reían con ellos. Alguna vez me acosaron en los directos y se burlaron de mis pocos viewers.
—Pero qué gente tan asquerosa… Hay una parte de la comunidad que está demasiado podrida, te lo juro —digo—. ¿Te pasó muchísimas veces?
—Me pasó bastante, sí. No sé si tuve mala suerte al elegir las comunidades ni tampoco sé cómo es de común, porque no he querido hablarlo con casi nadie… Solo te digo como fue mi caso en particular. Y ahí se me ocurrió, por probar, hacerme una cuenta falsa para hacerme pasar por hombre. Ahí nació Accel.
—Claro… ¿Y qué tal fue?
—Por supuesto seguía habiendo gilipollas que buscaban cualquier excusa para descargar sus frustraciones contra gente desconocida aprovechando el anonimato de internet. A Accel, además, le criticaban la calidad del micro y que no se le entendía demasiado bien. Pero quitando eso… Cuánta diferencia, Izan, de verdad. Jugué muchísimo más cómoda al juego, y ahí fue cuando empecé a ganarme el respeto de todos y a convertirme en el pro legendario que todos conocen. Como Accel, claro.
—¿Crees que no hubiese sido así si fuera Aurora la pro?
—Yo qué sé… Mi intuición me dice que existía esa posibilidad, pero que hubiese sido un camino mucho más complicado. Yo estaba pasando por una mala época y no me apetecía pasar por todo eso. Solo jugaba para desconectar y porque en teoría era algo que me tenía que hacer feliz, ¿sabes?
—Tienes razón. Y le veo mucho sentido a la existencia de Accel.
—Gracias a que Accel ganó notoriedad, pude ir formando poco a poco mi propia comunidad, y luego hice entrar a Aurora en esas comunidades. Ahí no tuve ningún problema de ese estilo. Alguna broma de mal gusto, algún comentario fuera de lugar de personas que no tienen mucha experiencia tratando con mujeres… Pero no hay color. La diferencia fue palpable y maravillosa.
—Menos mal. Yo te iba a decir que no había visto nada comprometido en nuestra comunidad contigo. Me ha dado un poco de miedo decir eso porque a lo mejor sí había pasado cien veces en mi cara y no me había enterado ni de media.
—Qué va. Y todo gracias a la comunidad sana que hemos formado. Al final la cosa está en si la gente está frustrada o no. Si son sanos o no. Los que de verdad están frustrados, supongo que tienen más herramientas o más odios internos para atacar a la chica gamer de turno. Creo que lo que más feliz me hace de haber hecho a Accel es el de haber conseguido a esa comunidad sana.
—Me alegra formar parte de esa comunidad —digo—. Y, ahora que lo pienso, me cuadra que Accel sea un personaje, porque siempre ha hablado de una forma muy teatral. Muy “flipada”.
—Sí, es el personaje. Quería dar rienda suelta a esa parte de mí que me da toda la vergüenza sacar —dice, riendo un poco.
—Vale, ahora te he entendido mucho mejor. Pero falta algo importante… ¿No?
—Claro —dice—. Tú quieres que te hable de Liam. Sabes que tanto Accel como Aurora tendrían mucho que decirte sobre Liam, y más si son la misma persona.
—Pues sí… No me dirás que también eres Liam, ¿no?
Aurora se ríe.
—No, hombre, no. ¡Si hemos jugado mil veces Accel y Liam al mismo tiempo!
—Es verdad. Yo ya no sé…
—Lo que más quería contarte era todo lo de Liam. Lo quiero hacer antes de desaparecer un tiempo y de contarle a Liam algo que no le gustará nada…
—A ver, frena —digo—. Me cuesta procesar. Primero, para quitármelo de la cabeza, que ya has dicho algo así antes… ¿Por qué vas a desaparecer?
—Llevo mucho tiempo esperando al torneo, pero ya se ha terminado, y hemos quedado octavos.
—Por mi culpa.
—¡Que no! —me pega un manotazo—. Deja ya eso, por favor.
—Vale… —agacho la cabeza.
—Con lo del torneo ya terminado y ese resultado, lo que más me apetece es alejarme del juego. Además, siento que he jodido a algunas personas por el camino. También siento que he estado muy obsesionada. Me puse a darte consejos, siendo Aurora y siendo Accel, pero, al final, son cosas que yo no me sé aplicar a mí misma. Desapareceré de internet un tiempo, me buscaré un poco más a mí misma, conectaré con otros aspectos abandonados de mi vida… Cosas así. Por eso creo que tú y yo no nos veremos más. Vivimos lejos, nuestra relación se ha enfriado, y encima voy a desaparecer suficiente tiempo como para que te olvides de mí y que tu vida cambie muchísimo.
—¿Crees que es la última vez que nos veremos?
—Que nos veremos, creo que sí. En persona, digo. Que hablemos igual no. Puede que quedemos como amigos a distancia que hablan y juegan de tanto en tanto. No me parecería mal. También creo que la cosa será más tranquila cuando tú te quites algunas cosas que te fastidian. Que te afligen el alma, como diría Accel —se ríe un poco—. ¿Estás de acuerdo?
—Lo dices porque quedé como un loco paranoico la otra vez que quedamos, ¿no?
—Sí, un poco… Sé que tienes tus mierdas. No pasa nada. Ya ves que yo también.
—Sí, si razón no te falta… Todo es una gran mierda, pero razón no te falta.
—Por eso es importante que deje atado todo el tema de Liam. Primero contigo, y luego con él.
—Sí, por favor. Cuéntame qué pasa con Liam, porque estoy muy perdido.
—Te lo suelto así de golpe, ¿vale? Liam es mi ex. Hala, ya lo he dicho. ¿Alguna vez te ha hablado de su expareja? Creo que soy la única que ha tenido.
Me tomo mis segundos para procesar. Yo no puedo con tanto, de verdad.
—Vaya, joder, sí, a ver… Deja que haga memoria —hago memoria—. O sea… Liam me habló de una ex, sí. Hará tres o cuatro meses. Me dijo que jugaba con ella de tanto en tanto, pero que no era una jugadora tan enfermiza como él. ¡Ah! Mierda, sí, ya me he acordado… Liam le robó dinero para conseguir el personaje ese del videojuego al que estaba enganchado con los micropagos y tal.
—Vale, te contó lo de los micropagos… Pues ahí lo tienes. Yo fui la persona que estaba con Liam, viendo como gastaba todo su tiempo y dinero en ese juego. Estuve a su lado todo lo que pude, pero vi que no se quería dejar ayudar. Cuando me robó, lo único que hice fue decirle que me iría. ¿Sabes cuál fue su respuesta?
—Miedo me da…
—Me dijo que por sus huevos que conseguiría al personaje con todo lo que había sacado, y que luego de eso ya podríamos hablar y me devolvería el dinero. No sé si consiguió al personaje o no, porque me fui en ese mismo momento. No tardé ni media hora en recoger todas mis cosas, y me largué.
—Sí… Liam consiguió al personaje, pero dijo que la alegría le duró segundos. Luego se dio cuenta de que estaba haciendo el capullo con su vida. Empezó a cambiar después de eso.
—Bueno, pues esto lo conectamos con cuando empecé a ganar popularidad como Accel en la comunidad. Revisando a los jugadores más destacados y activos, me encontré rápido con que Liam tenía muy buenos números. Al meterme en alguna partida con él y escuchar su voz… Al saber que era él… Me vinieron muchas cosas a la cabeza. Siempre me sentí culpable por no haberle ayudado más. Por no haber estado ahí hasta el final. Hasta que saliese de esa adicción peligrosa. Lo dejé a su suerte, arruinándose.
—Pero tú no tenías ninguna responsabilidad…
—Ya. Si ya lo sé. Pero no podía dormir pensando en eso. ¿Sabes que todavía siento algo por él? Riéte si quieres, pero es así. Liam es buena persona, es divertido, me encanta su personalidad… Y, bueno, nos entendemos muy bien jugando. Siempre decimos que somos una mente. Bueno, lo decimos Liam y Accel, claro…
—Roza lo turbio eso último… Porque Liam, por lo que me estás contando, no sabe nada de tu doble identidad, ¿verdad?
—Exacto…
—Joder. Suena fuerte.
—Cuando empecé a hablar con Liam por privado… ¡Bueno! Cuando Accel empezó a hablar con Liam, ya me entiendes. No sé cómo decirlo… Fue una adicción el uno para el otro. En mi caso, porque vi lo mejor de Liam. Lo que más me gusta de él. En el caso de Liam, habría que preguntarle, pero creo que notó algo parecido. Notó en Accel lo que más le gustaba de mí, o incluso lo que le gustaría y nunca vivió. Por eso Liam y yo hablábamos tanto por privado. Creo que sentiste que te dejábamos un poco de lado, ¿no?
—Un poco… Ya veo que tiene su explicación, ya.
—Y ahora querrás que te cuente por qué Liam se empezó a enfadar de repente, ¿verdad?
—Pues sí, aunque… Empiezo a hacerme una idea.
—Cuando empecé a entrar en el grupo como Aurora, Liam me dijo que le sentó fatal que yo estuviera ahí. Dijo que, si ahora soy una viciada super pro, ¿por qué cuando estaba con él no lo era? ¿Por qué empecé a volverme así después de cortar con él?
—Madre mía…
—Ya, suena estúpido, pero él mismo lo sabe. Él sabe que no tiene ningún sentido su cabreo. Pero esto pasa porque se acuerda de esa mala época. Su problema conmigo le conecta con sus peores momentos. Él dice que está de acuerdo conmigo en que tenía que cortar con él, pero… Una parte de él nunca se quedó conforme con que me rindiera. Él necesitaba que yo lo intentase, y su consuelo debió ser “no lo hace porque no somos del mismo mundo y no le merece la pena”. Por eso le cabrea darse cuenta de que éramos más parecidos de lo que él se creía.
—Pues sí… —digo, un poco perplejo—. Habría que ponerse en su lugar, supongo. Pero tú hiciste lo que tenías que hacer.
—Y con todo esto, ya te imaginas por qué Liam se enfadó contigo, ¿no?
—¿Es porque empecé a hablar contigo?
—No solo hablar. Digamos que… —se le escapa un poco la risa—. Bueno, que se te notaba mucho que estabas ligando conmigo.
—¡Venga, en toda la frente! —digo—. ¿Tanto se me notaba? —me tapo un poco la cara. Qué lástima doy.
—Para algunos sí. Y Liam era uno de ellos.
—¿Y no se le ocurrió decirme nada?
—Yo hablé con él. Me dijo que ya admitió delante de ti que no tenías culpa de nada. Que era cosa suya y de sus mierdas.
—Cierto, lo dijo. Pero no deja de joder. Lo ha llevado fatal. ¿Tú sabes cuánto me comí la cabeza por su culpa? Me ha parecido fatal. O sea, entiendo que ahora es un torbellino de emociones y cosas así, pero me ha tenido que joder mucho por el camino. Eso no se hace. No con la relación que teníamos —al decir eso último, se me quiebra un poco la voz. Aurora me mira con demasiada compasión. Me siento patético por eso.
—Te recomiendo que hables mañana con él —dice—, porque hoy se enterará de que Accel y Aurora somos la misma persona. Luego de eso, tanto Accel como Aurora desaparecerán un tiempo. No creo que le siente nada bien, y necesitará un amigo. Por favor, Izan, pese a todo lo que te ha hecho… Pese a todo lo que te hemos hecho… ¿Serás tú ese amigo?
Me quedo callado. Ahora lo entiendo todo muy bien. Entiendo, también, lo que supondrá lo de hoy para Liam. Siento mucha lástima por él. Lo entiendo, necesita un amigo… Pero yo estoy enfadado. No me siento nada cómodo con Liam. ¿De verdad podré ser ese amigo que pide Aurora? Una parte de mí grita que sí, pero muchas otras partes de mí no están nada seguras.
Aurora se tiene que ir ya mismo. Ha sido algo breve pero intenso. Ha recorrido un viaje largo solo para decirme esto en persona y despedirse de mí. Volverá a Tarragona el mismo día, y es posible que ya no nos veamos nunca más.
En la estación sí que nos despedimos con un abrazo. Siento que ahora hemos conectado mucho mejor. Ahora que nos vamos a despedir del todo… Me da mucha pena esta historia.
—Oye, Izan, una última cosa…
—Dime.
—Creo que eres una persona fantástica. Eres ese tipo de personas que encajan a la perfección con otros tipos de personas que son muy diferentes a ti, pero que, en el fondo, se necesitan unos a otros. No sé si me explico.
—¿Más o menos…?
—Creo que puedes ser muy bueno y necesario para muchos tipos de personas. Puede que lo seas para Liam, o puede que lo seas también para esa chica que te gusta. A la que le mandaste el audio estando borracho. Abril, ¿verdad? —yo asiento—. Quiero que intentes acercarte a la gente a la que le puedes hacer bien, y comprobar si esa gente te hace bien a ti. Entre nosotros no ha podido ser, aunque espero que en un futuro seamos amigos a distancia, aunque sea.
—Yo también.
—Pero, por favor… Soluciona lo tuyo. Busca apoyo. Resuelve lo que te hace estar tan mal y paranoico. Necesitas hacer eso.
—¿Tanto se me nota? Es que no eres la primera persona que me dice eso.
—Es que se te nota muchísimo. Yo no sé si tú le has contado tus problemas a tus amigos más confidentes o no, pero a los demás… Incluso aunque no les cuentes nada, ellos notarán… ¡Notaremos, mejor dicho! Que algo falla. Que te pasan muchas cosas malas que no te dejan ser tú y que te dejarán paranoico. Acabarás por repeler a la gente con la que podrías encajar en tu vida. Seguro que muchas personas pensarán eso de ti ahora mismo. Así que eso es lo primero de todo. Resuélvelo o pide más ayuda. Y si no puedes hacer nada de eso, sé más sincero y más comunicativo con tus amigos, con los que se sientan más confusos con tu actitud. Que por lo menos sepan qué es lo que te pasa, para que no se coman la cabeza, como me pasó a mí.
—Lo siento mucho…
No es tan fácil hablar del calendario y de todo eso. Ni se lo imagina…
—¡Ese es mi último consejo para ti, guerrero! ¡Escucha a tu espíritu y construye con tus manos un nuevo mundo!
—Oh, Dios… Cuando hablas como Accel me entra un cortocircuito en el cerebro, te lo juro.
Aurora se ríe.
—Cuídate, ¿vale, Izan? En un futuro hablaremos y jugaremos juntos otra vez. Y, si hacen un torneo nuevo, si me prometes que entrenarás, te volveré a reclutar para mi equipo.
—¿Eso quiere decir que Accel seguirá vivo?
—Pues sí. A lo mejor hay gente que me dirá que lo haga como Aurora, pero la verdad es que me gusta mucho la leyenda que he creado alrededor de Accel. Fantaseo con el día en que, después de mi desaparición, un día reaparezca por sorpresa en una competición y la gente se vuelva loca. Y, quién sabe, igual algún día, después de eso, revelo que Accel siempre fue una chica, y dejo mal a todos los haters. ¡La revelación definitiva!
Yo río un poco. Veo mucho a Accel en esas declaraciones, y me gusta.
—Cuídate tú también, Aurora. Muchas gracias por todo. Eres una persona fantástica, tanto Aurora como Accel.
Aurora me guiña el ojo y se despide de mí con la mano.
Baja las escaleras mecánicas.
Ya no la veo. Es la última vez que la veré. Sería ingenuo pensar lo contrario.
Me da mucha pena, porque siento que hoy hemos conectado mucho mejor. No como posible pretendienta… Pero sí como una amiga que de verdad me puede comprender.
Vuelvo a casa algo desanimado. Me costará asimilar toda la información de hoy. Aunque creo que para Liam será mucho peor… Mañana hablaré con él para ser ese amigo que necesita, y para solucionar lo nuestro. Y, teniendo en cuenta lo que pone en la predicción… Es muy posible que, además, le cuente todo lo del calendario.

Comments