Capítulo 153
Quiero ayudar a Hugo como sea
“La predicción más extraña del mes. Llevo todos estos días dándole vueltas.
Vale que ahora somos amiguetes que nos damos la mano y tal, pero…
¿Quiero ayudar a Hugo como sea?”
Hugo y yo acordamos quedar por la tarde. Por supuesto, no lo haremos en el bar más cercano a la oficina, donde trabaja el camarero traidor que apoyaba a Ignacio. De hecho, vamos a correr la voz por la oficina para que ningún empleado vuelva a ese bar. Todos iban ahí, así que perderá una buena parte de su clientela. Que se joda. Casi despiden a media plantilla por su culpa.
Nos vemos en una cafetería que tiene bastante buena pinta, y nos sentamos.
Hugo me cuenta un poco cómo está la situación en la empresa, qué tipo de jefa es Victoria… Y me ha confirmado que Elías ha vuelto.
—¿Cómo está Elías?
—No me fijo mucho en él, si te digo la verdad. Creo que está como siempre. Aunque más tranquilo, claro. Todos estamos más tranquilos. Qué paz… Ignacio no está. Qué paz…
—¿Victoria lo hace bien, entonces?
—Victoria tiene sus cosas. A veces habla con demasiada autoridad para la edad que tiene. Pero, bueno, creo que es consciente de que todos hemos sufrido durante mucho tiempo a un papanatas como Ignacio, y ahora ella nos dará un respiro. Está bien, sí.
—Me alegro. Bueno, Hugo… ¿Ya has pensado qué es lo que me vas a pedir? ¡Aprovecha, que estoy de oferta!
—Todavía me parece raro. ¿Me querrás ayudar te pida lo que te pida solo porque ese calendario lo dice?
—Bueno, más o menos. O sea, no es que diga que sí a cualquier cosa. Es que la cosa que tienes en mente, si es que la has elegido ya, es precisamente una cosa que resonará con mis ganas de ayudarte.
—Qué complicado… —dice, rascándose la cabeza—. Pero sí, tengo una cosa en mente.
—¿Y de qué se trata?
—Hay un tema en el que más de una vez he pensado que tú me podrías ayudar…
—Ah… ¿Ya pensabas desde antes que yo te podría ayudar en algo? ¿Desde cuándo?
—Pues desde hace unos cinco o seis años más o menos.
—¡¿Qué?! —exclamo—. ¿Llevas tanto tiempo pensando que te puedo ayudar en algo? ¿Y cómo es que no me habías dicho nunca nada?
—Pero si ya lo sabes. Porque no nos llevábamos nada bien.
—Entiendo… Pero es que, Hugo, sabiendo esto, ahora me pregunto por qué nos llevábamos tan mal como para que no pudieras decirme nada de eso. ¿Por qué me odiabas en primer lugar? Creo que tú te acuerdas, pero yo no.
—Sí… Te lo tengo que contar quiera o no, porque el motivo por el que nos odiábamos está muy relacionado con lo que te quiero pedir.
—Hostia… Joder, cuánta intriga.
—A ver. Para ti, ¿por qué nos odiábamos, Izan?
—Pues no lo sé… Empezaste a ser borde conmigo de repente.
—Ya… De repente, ¿no? Mira, hay un intercambio de palabras que tuvimos por esas fechas, que fue el detonante de todo. Ese día fue, además, el día que empecé a pensar que tú podrías ayudarme. Antes de esas palabras, tú y yo no nos llevábamos ni bien ni mal. Dos compañeros de trabajo más. Cordialidad.
—Sí. Qué lejano queda eso.
—Entonces, un día… —empieza a decir. Le cuesta un poco continuar—. Bueno. Vino a buscarte una persona al trabajo.
—¿Quién…?
Hugo suspira y hace una pequeña pausa antes de decir el nombre.
—Nora Santalla.
Ahora soy yo el que se queda paralizado. No me creo lo que acabo de escuchar.
—¿Qué…? No esperaba escuchar ese nombre hoy aquí… ¿Tú conoces a Nora?
—Por desgracia, sí. Y porque la conozco es que, al día siguiente, me acerqué a ti para avisarte sobre ella. ¿No te acuerdas? Te dije algo así como que fueses con cuidado. Que Nora no era una persona de fiar. No me acuerdo de las palabras exactas, pero intenté avisarte sobre ella. ¿Y sabes cuál fue tu respuesta?
—No… No me acuerdo…
—“Vete un rato a la mierda.” Esa fue tu respuesta.
Vaya… Yo no me acuerdo de nada de eso, pero, siendo de la época en que estaba cortando y volviendo con Nora una y otra vez, no me extraña nada. Debió ser durante una de las etapas en que la defendía incluso delante de mis amigos. La etapa en que estaba más zombi perdido…
—Joder… No lo recuerdo, pero es que me cuadra mucho. Lo siento muchísimo, Hugo… Era alguien patético en aquella época. O sea, más que ahora. Fue una etapa muy jodida…Lo siento de verdad.
—Lo imagino. Ya no estás con ella, ¿no?
—No, por suerte, no. Aunque hace poco apareció de nuevo en mi vida… Pero es una historia complicada. Ya no está, eso es lo que importa.
—Entiendo…
—Pero, espera… ¿Y tú de qué conoces a Nora, Hugo?
—De eso se trata. Al saber que conocías a Nora y que eras muy cercano a ella, pensé que a lo mejor me podías ayudar. Tú debes de conocer al hermano de Nora. A Oliver Santalla, ¿verdad?
—Sí, conozco a Oliver. Es amigo mío.
—¿Es amigo tuyo? Entonces sí que hay un poco de esperanza…
—¿Qué pasa con Oliv…? Oh, Dios… —me tapo la boca de golpe. Miro a Hugo con los ojos muy abiertos.
—Verás… Es que me gustaría poder hablar con Oliver en persona, pero ni Nora ni su madre me lo permiten con la libertad que nos gustaría.
—Oh, Dios…
—Sí que he podido hablar con él alguna vez, pero nunca nos hemos visto en persona… Y necesito que alguien me ayude con esto…
Hugo empieza a llorar. Se ha derrumbado enseguida en el momento en que ha empezado a hablar de Oliver.
—Hugo, eres…
—Solo quiero hablar con él… Solo quiero conocerlo en persona… No pido mucho… Él está de acuerdo, y ya es mayor… —está llorando mucho. Está devastado. No me lo puedo creer.
—Hugo, tú… ¿Eres el padre de Oliver y de Nora?
—Sí… —se seca las lágrimas y se suena los mocos con las servilletas de la cafetería—. Soy el padre biológico de Oliver y, muy a mi pesar, también el de Nora.
—No me lo creo…
—Relacionarme con esa horrible familia es lo que me ha llevado a mi situación actual… Y te puedo asegurar que yo no quiero volver a saber nada de la madre. Tampoco de Nora, con la que intenté hablar varias veces, y lo único que hizo fue burlarse de mí una y otra vez. Es como su madre, pero sin estar drogada. Está despierta y es cruel…
—Buena definición…
—Pero Oliver… Oliver es un buen chico. He podido hablar con él por teléfono, y sé que lo es. No tiene la forma de ser de esa familia de miserables… Él no se merece que no le den libertad. Ya tiene edad para hacer lo que quiera, ¿verdad? Izan… Siempre pensé que, si estabas tan relacionado con Nora, a lo mejor podías ayudarme a reunirme con Oliver…
—No me jodas… ¡Sí! ¡Por supuesto que sí! Escúchame, Hugo. ¡Oliver también me habló de esto! No me dijo el nombre de su padre, así que no sabía que eras tú, pero sí que me dijo que quería quedar con él. Yo le dije una vez que le intentaría ayudar, pero no lo conseguí, porque mi estrategia fue intentar convencer a Nora, y al final consiguió mermar toda mi voluntad. Ya la conoces —Hugo asiente—. ¡Pero siempre pensé en volver a intentarlo de otra forma! Y ahora que sé que eres tú… Joder, sí, claro que sí. Tengo que ayudarte a que te reúnas con tu hijo. Es lo que los dos queréis. ¡Lo que los tres queremos!
—Oliver… ¿De verdad te ha dicho que quiere quedar conmigo?
—Sí. No puede expresarse mucho porque cuando habla contigo por teléfono, lo vigilan. Tiene miedo de su familia, pero quiere hacerlo. Lo ha dicho más de una vez, y hasta tuvo esperanzas en que yo podría ayudarle. Se decepcionó cuando no pude, y por eso ahora necesito compensarle y ayudaros a los dos.
—Izan… —Hugo me da las dos manos y rompe a llorar. Es una escena que jamás hubiese esperado ver, y menos por un tema así—. Gracias… Muchas gracias… De verdad… Gracias…
Ha sido una tarde muy intensa. Hugo es el padre de Oliver y de Nora… No me lo puedo creer todavía. De hecho, acabo de caer en que, durante un tiempo, se podría decir que Hugo fue mi suegro. Mi vida es del todo surrealista.
Lo importante de todo esto es que la oportunidad de ayudar a Oliver con el tema de su padre se me ha presentado de la forma más extraña posible. Siempre estuvo ahí, en la última predicción del calendario. No me lo puedo creer…
Cuando llego a casa, lo que espero encontrar es el calendario de agosto. Sin embargo, lo que me encuentro es una escena que rompe mi línea de pensamiento. Flora está en mi puerta, llorando.
—¿Flora? ¿Qué te pasa? ¿Te ha hecho algo tu madre?
Flora niega con la cabeza. No me puede contestar.
—¿Entonces qué te pasa? Dímelo, que nos cargamos a quien te haya hecho llorar.
—Izan… Antes he escuchado el ascensor subir al tercero —intenta explicármelo todo del tirón, pero le cuesta mucho—. Como eres el único que vive ahí, he salido un momento para saludarte, porque estaba al lado de la puerta en ese momento… Pero la persona que estaba en el tercero no eras tú. Era el chico de la gorra y la mascarilla que me dio un sobre hace unos meses.
—¿Qué…?
No es que me sorprenda que esa persona haya venido el último día de mes a entregarme el calendario aprovechando que estaba fuera, pero… ¿Entonces por qué Flora está llorando? ¿Qué ha hecho?
—Yo… Yo he intentado hacerle una foto, para ver si lo reconocías, porque te interesaba mucho saber quién era…
—Sí… Me interesa mucho.
—¿Ves? ¡Y por eso le hice la foto! Pero… Me pilló, y me quitó el móvil a la fuerza.
—¡¿Qué?!
—Sí… Me obligó a poner el patrón de desbloqueo y borró la foto.
—Pero te ha devuelto el móvil, ¿no?
—Sí…
—¿Y te ha hecho daño?
—No, pero… Cuando borró la foto, me dijo una cosa muy rara…
—¿Qué? ¿Qué te dijo?
—Me dijo… Me dijo que no tenía que haberlo hecho, que ahora estoy fichada, que voy a tener problemas, y que… Dentro de unas semanas ya no estaré.
—¿Qué…?
—Dice que dentro de unas semanas desapareceré… Y se ha reído de mí… Y lo ha dicho de una manera que… Que me lo creo. Era una amenaza, y me la creo…
Ha roto a llorar del todo. Me abraza.
No puede ser. Esa persona, muy probablemente el ex de Nora, ha amenazado a Flora… ¿Quién es? ¿Por qué hace esto? ¿Qué hago yo ahora? No puedo decirle nada para que se tranquilice. ¿Con qué fiabilidad le podría decir que no se preocupe? No tengo nada para defenderme. No sé ni cómo encontrar a esa persona, salvo… Que hable con Nora.
—Escucha, Flora… Cuando te pregunté por esa persona, de verdad que no sabía nada. Ahora sigo sin saber, y por eso me hubiese venido bien la foto, así que gracias por intentarlo. ¡Pero sí que tengo algo! Ahora conozco a algunas personas que saben cosas sobre ese chico. Así que me puedo enterar mejor de qué va la cosa, y, ya que te ha amenazado, pienso mover cielo y tierra hasta que me digan de qué va y, de paso, hasta que ese cobarde venga aquí y te pida perdón.
—¡No! Que no venga. No lo quiero ver más. Solo quiero que no exista.
—Vale… Haré todo lo posible. Ahora intenta quedarte tranquila, ¿vale? Voy a dedicar todo el tiempo posible a enterarme de quién es esta persona y a arreglarlo todo.
—Sí, por favor…
No sé cómo lo haré. Tengo el hilo de Nora, y puede que Oliver también me quiera ayudar, ahora que le voy a ayudar con lo de su padre. También podría ser buena idea intentar hacer alianza de una vez por todas con los VDLS, que cada vez tengo más claro que son enemigos jurados de las personas que me envían estos calendarios…
Esas son las cosas que tengo que priorizar. Lo siento por Abril, o por Aurora, o por Lydia, o por el resto de los aspectos de mi vida que están por resolver… Pero, ahora mismo, mi prioridad será sacar la identidad de la persona que me entrega los calendarios. No puede seguir así.
Al entrar en casa, veo la hoja de agosto. Repaso por encima las predicciones. Hay cosas extrañas que voy a tener que procesar con calma, como verdades que salen a la luz, problemas con Liam, acercamiento a los VDLS, decisiones de las que me arrepiento… Y muchas otras cosas. Pero hay una que es la peor de todas.
Tal y como ha dicho esa persona, el último día del mes… Flora desaparecerá.
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Con este mes realmente te superaste, ya comenzó fuerte con las revelaciones de Nora, en los calendarios anteriores lograba adivinar alguna que otra cosa, pero julio fue una constante de giros argumentales inesperados, el mejor ejemplo diría que fue el capitulo 149 y el mas largo hasta la fecha si mal no recuerdo, creía que ese iba a ser el mejor capitulo del mes hasta que llego el día 31 y la revelación de Hugo me tomo por sorpresa, todo el mes pensando que podría ocurrir y no me lo hubiera imaginado nunca. Agosto es mi mes y el día de mi cumpleaños parece haber una despedida, estaré expectante...
Como ultima cosa, quería preguntarte si ocurrió algo con "el relato…