Capítulo 266
Lydia se enfurece
“Y yo con ella. No lo podrá soportar…”
Es por la tarde. Lydia me ha preguntado en un par de ocasiones qué pasa con la predicción, pero yo le he ido dando largas. No creo que lo pueda soportar, y temo que haga algo raro…
Bastante peligroso es saber que está en el punto de mira de Salvador Santalla desde antes, como para que ahora se enfurezca con él por lo de Flora.
Creo que hay muchas cosas que no podré controlar si se lo cuento... Que podría reaccionar demasiado visceral, y ahora no es buena idea reaccionar así en temas relacionados con Salvador. El tema de la mafia está en un punto demasiado delicado...
Sin embargo, siento que tengo que hacerlo. Siento que Lydia y yo tenemos que estar juntos en esto.
Le prometí a Nora que le guardaría el secreto, pero, para que Lydia entienda bien lo que implica que Salvador haya hablado con Flora, tiene que entender lo de Nora. No queda otra.
Le he explicado la historia completa en un mensaje.
Su respuesta es clara.
[Lydia. 18:45]
Vamos a hablar con Flora ahora mismo.
Ya le he dicho que estaremos al lado de su edificio, que baje con cualquier excusa.
[Izan. 18:49]
Espera, espera
Los LuLu ya saben lo que hicimos con Flora y nos tienen el punto de mira
¿Seguro que es buena idea que nos presentemos por allí para hablar con ella?
[Lydia. 18:50]
VEN O VOY YO SOLA
[Izan. 18:51]
Voy.
No sé si es la mejor idea, pero, ahora mismo, llevarle la contraria a Lydia será imposible.
Tal vez sea lo mejor. Tal vez, sin Lydia, no podría conseguir que Flora nos cuente lo de Salvador.
Llegamos a mi antiguo edificio y, tras esperar diez minutos, Flora consigue bajar.
—¿Qué pasa? —pregunta—. Se te ve super nerviosa, Lydia…
—Sabemos que el domingo hablaste con Salvador Santalla —dice Lydia.
Flora abre mucho los ojos y le hace una señal a Lydia para que baje la voz. Entonces, mira para todos lados, asustada.
—Tomaremos eso como un sí… —digo yo.
—¿Cómo sabéis eso? —pregunta Flora—. Salvador Santalla es el abuelo de Nora, ¿no? Ni me acordaba del nombre.
—Pues mejor que no te acuerdes del nombre, no —dice Lydia—, porque ese puto viejo, como si no existiera, ¿me oyes?
—Flora —digo, con un tono mucho más tranquilo que el de Lydia, jugando a “poli tranquilo, poli enfurecida” —. Necesitamos saber qué te dijo Salvador. Es importante.
—No sé si fue Oliver o Nora, pero no tendría que haber dicho nada… No saben lo que pasa… —dice Flora.
—¡No, tú no sabes lo que pasa! —grita Lydia, y temo que algunas personas de la calle nos miren—. ¿Sabes el tipo de persona que es Salvador? No, te juro que no lo sabes.
—Es un mafioso, ¿verdad? —dice.
—Bueno, algo sabes… —digo.
—Claro. No soy tonta.
—Pero ese no es el único problema, Flora —dice Lydia—. Por supuesto que es un mafioso, un asesino y una persona horrible. ¡Pero no hemos venido aquí por eso!
—¿Qué pasa? —pregunta Flora, cada vez más alterada y abrumada por la situación.
—Salvador es… —intento empezar la frase clave, pero no me sale.
—¡Es muy peligroso cuando habla con una niña a solas! —dice Lydia.
—¿Con una niña? ¿Qué tiene que ver mi edad con eso…?
—No creo que sea bueno que entremos en más detalles… —digo.
—Es que yo pienso lo mismo —dice Flora—. No puedo entrar en detalles. Solo puedo decir que no tiene nada que ver con que sea una niña. ¿Os vale?
—¡No! —grita Lydia—. ¡No nos vale para nada! Aunque seas super lista, no sabes de lo que es capaz. ¡No sabes cómo te puede engañar o amenazar para conseguir que…!
Lydia se tapa la boca. Está llorando de rabia.
Yo me siento impotente. No puedo aportar nada. Pero no me puedo ir de aquí sin que Flora me lo cuente.
—Lydia… No llores… —dice Flora, y también le entran ganas de llorar.
—Por favor… —dice Lydia—. Dinos qué te dijo…
—Es que no puedo… —insiste Flora.
—¿No puedes confiar en nosotros? —digo—. Necesitamos saberlo para ayudarte…
Flora se lo piensa. Está muy presionada, y es nuestra culpa, pero lo mejor que puede hacer es contárnoslo.
—Flora… Por favor… —las lágrimas de Lydia son contagiosas. Yo mismo tengo ganas de llorar, y Flora también.
Después de un silencio, Flora empieza a ceder.
—Me tenéis que jurar que esto no llegará a Salvador ni a mis padres… —dice Flora—. Voy a confiar demasiado en vosotros…
Los dos asentimos y esperamos a que continúe. No queremos que cambie de idea con una frase mal tirada.
—El viejo me encerró en una habitación para decirme que sabía lo de Lydia y mi secuestro, y que su idea es matar a Lydia en febrero. No sé por qué en febrero, pero sí sé que, si él quiere, puede matarte sin consecuencias legales. No sé mucho de él, pero puedo saber eso… Y me dio muchísimo miedo por ti, Lydia…
—Hijo de puta…—dice Lydia—. No es que nos sorprenda, pero… ¿Por qué te lo cuenta a ti?
—Me ha dicho que sabe que soy vuestra amiga, y que, si no quiero que os pase nada, ni a Lydia, ni a Izan, que también te mencionó así de pasada… Que tengo que mantenerme en contacto con él por mensajes sin que mis padres lo sepan.
—¡¿Ves?! ¡Quiere hacerte lo que hace con las niñas de tu edad! —grita Lydia.
—Por favor, no grites eso… —digo, temiendo que algún espía de Salvador, o los padres de Flora, estén por aquí.
—Esa misma noche —sigue Flora—, me dijo qué es lo que quería… Me pidió que espiase conversaciones de mis padres y que rebuscase en ciertas pertenencias de mi padre.
—¿Qué? —digo yo.
—Por eso no sé de qué habláis. Creo que teméis que ese hombre haga algo de pedófilo o algo así, ¿no? Pero yo no noté nada de eso. Y si lo noto, me apañaré para cortarlo rapidito, aunque sea un mafioso. Vamos, le puto rompo los huevos yo misma si hace falta, y se le quitan las ganas.
Lydia y yo somos incapaces de contestar a eso. Además, en mi caso, todavía estoy asimilando que Salvador le ha pedido a Flora que espíe a Lucas. ¿Qué significa eso?
Entonces, vemos como Lucía está en la acera de enfrente, acercándose a nosotros.
—Mierda… —digo.
Flora se gira, la ve y luego se gira hacia nosotros.
—Ya he acabado de contar todo. ¡Por favor, ni una palabra de esto! Hala, hasta luego.
Flora corre hacia Lucía para que esta no se acerque más de la cuenta a nosotros. Nos mira con odio, pero creo que sabe que no puede hacernos nada.
Lydia y yo nos quedamos quietos, mirando como Flora y Lucía se alejan.
—No es fácil sacar una conclusión de esto, ¿verdad? —digo.
—¿Cómo que no? Que Flora tiene más ovarios que todos nosotros juntos —dice Lydia—. No sé qué pasa entre Salvador y Lucas, pero estoy segura de que Salvador no puede con Flora.
—Tienes razón… Flora pudo dejar mal incluso a Alex. Tiene poder.
—Sí. De todas formas… Tenemos que estar atentos a esto, ¿verdad? —dice Lydia.
—Por supuesto.
Así es como termina el día. Lydia enfurecida, sí, pero gracias a esa reacción es que Flora nos lo ha contado todo. Ahora nos vamos con una sensación extraña. Más seguros en unas cosas, inseguros en otras… Y vigilando.
¿Le tendría que contar a Nora lo que nos ha dicho Flora? Esa es mi gran pregunta…

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Capítulo 266
Lydia se enfurece
“Y yo con ella. No lo podrá soportar…”
Es por la tarde. Lydia me ha preguntado en un par de ocasiones qué pasa con la predicción, pero yo le he ido dando largas. No creo que lo pueda soportar, y temo que haga algo raro…
Bastante peligroso es saber que está en el punto de mira de Salvador Santalla desde antes, como para que ahora se enfurezca con él por lo de Flora.
Creo que hay muchas cosas que no podré controlar si se lo cuento... Que podría reaccionar demasiado visceral, y ahora no es buena idea reaccionar así en temas relacionados con Salvador. El tema de la mafia está en un punto demasiado delicado...
Además, le prometí a Nora que le guardaría el secreto, y, si le cuento a Lydia lo de Flora, tendría que contarle también lo de Nora.
Me parece que hay demasiados motivos que me impiden dar ningún paso.
Pero, si no se lo cuento a Lydia, entonces… ¿Cómo se cumplirá la predicción de hoy?
No estoy nada seguro… Hay muchos pros y contras.
Mientras pienso, medio movido por mi piloto automático, saludo a Flora por chat. No tengo nada pensada la conversación, y se me da fatal improvisar, así que no sé a dónde nos llevará esto.
Creo que, si quiero tener una pequeña posibilidad de que Flora me cuente algo, tengo que preguntarle en persona. Me daría mucho más miedo ir con Lydia y arriesgarme a que nos vean a los dos. Pero, si es solo a mí… Creo que es algo a lo que están más acostumbrados. Siempre puedo usar la excusa de que vengo a cobrar el alquiler de Aaron, Liam y demás.
Convenzo a Flora para que quedemos.
Después de más de diez minutos esperando en la zona, baja.
—¿Qué pasa? —pregunta—. Se me ha hecho rarísimo que me hayas llamado para quedar.
—Oye, Flora… Como no quiero que nos vean tus padres, voy a ir directo al grano, ¿vale?
—Vale. Pero, para que lo tengas en cuenta, si no te conociera, eso habría sonado super turbio.
—No por favor…
—Va, dime.
—A ver… Mira, ya que lo has mencionado… Lo de turbio, digo…
—Me estás asustando.
—¡No! Joder, qué mal se me da esto… —creo que tendría que haber venido con Lydia—. Salvador Santalla. Me he enterado de que estuviste en su casa el domingo, y… Bueno, que te llevó a una habitación.
Flora se queda callada, mirándome con los ojos muy abiertos.
—¿Cómo sabes tú eso?
—Eso no importa. Necesito que me digas qué te dijo. Es muy, muy importante…
—Dime cómo sabes tú eso.
—Me lo dijo Nora —digo, sin sopesar si es buena idea confesar eso—. Y lo hizo porque sabe mejor que nadie lo peligroso que es ese hombre.
—Ya, ya sé que es peligroso. Es un mafioso, ¿verdad?
—Bueno, veo que sabes eso…
—Ya. Puedo manejarlo.
—Pero, ¿qué te dijo? Pusiste mala cara al salir…
—Izan. Será mejor que no me preguntes. No tires por ahí.
—Flora, por favor… Es muy importante que sepa qué te dijo. Además de mafioso, es… Peligroso por otros motivos.
—Es que, si te lo digo, a lo mejor hay muchas cosas que salen fatal. Si sabes lo peligroso que es, sabrás que, si te pide que no le cuentes algo a alguien, no tienes que hacerlo, ¿verdad?
—O sea, que te dijo que no se lo tenías que decir a nadie… Mira, te lo diré directamente: Salvador Santalla es un pedófilo.
—Qué asco… —dice Flora—. Pero, Izan… Yo no sé si lo es o no, pero lo que me dijo a mí no tiene nada que ver con eso.
—¿Cómo estás tan segura?
—Por favor… Estás hablando conmigo. Sabes que a mí no me engañará, y menos si ahora sé lo que me has dicho.
—Entonces, ¿qué te dijo?
La conversación no avanza. Nos repetimos, y Flora hace lo que puede para no contarme nada. Es así hasta que Lucía nos ve desde lejos, y Flora se tiene que ir. No he podido conseguir nada. No sé lo que Salvador le dijo. Me siento inútil…
Mientras camino de vuelta a casa, pienso en cómo convencer a Flora la próxima vez que hable con ella. Entonces, Lydia sale a mi paso.
—Tú, ¿qué pasa? —dice, cabreada.
—Mierda…
—¿Te cuento mi teoría, Izan? —dice, cada vez más amenazante.
—¿Sobre qué…?
—Tú sabías con qué me ibas a enfurecer, y era con algo relacionado con Flora. Algo que pone en peligro a Flora. Pero, por algún motivo, no has querido contármelo. Y ya van dos secretos muy seguidos, Izan… Lo de Flora, y lo de Nora. ¡Encima, en lugar de decirme lo que me tengas que decir, has ido a hablar con Flora tú mismo, sin mí!
Pues no va desencaminada, no…
—Tu cara te delata —dice.
—Escucha… Lo he hecho así porque he pensado que era peligroso que Lucía te vea por ahí…
—Pues cuéntamelo ahora.
¿Qué hago? ¿Se lo cuento? Si lo hago, tendré que comprometer el secreto de Nora. Dije que no lo haría, pero…
—¿Puedo hacerlo otro día?
—Otra vez, ¿Izan? —Lydia me examina con detenimiento—. Espera… Un momento… Esa cara, esa forma de ocultarme las cosas… Esto tiene que ver con Nora, ¿no?
—Joder… —digo, mirando al suelo.
—¡No me has contado lo de Flora porque está relacionado con Nora! Yo flipo contigo, Izan, te lo juro. ¿Otra vez como en junio y julio? ¿De verdad?
—Lydia, por favor…
—Nora te ha vuelto a encandilar, ¿verdad? Muy bien. Ya te dije lo que pasaría si eso ocurría otra vez.
—Lydia, no me digas eso… Es muy diferente…
—Pues cuéntamelo.
—Déjame pensar un poco, por favor…
—Yo flipo. Pues piensa todo lo que quieras. Adiós.
Sin dejarme decir nada más, se va.
Siento que la he cagado. Podría haber sido mi aliada, pero… La he convertido en mi enemiga porque, una vez más, he sido estúpido.
Lydia ya no tiene paciencia conmigo si el tema involucra a Nora. Yo sé eso, y bastante hizo con aceptar que le guardara un secreto a Nora…
Joder, qué mal. Qué predicción más odiosa…
Al menos se ha cumplido. Se ha enfurecido, pero no por lo de Flora… Se ha enfurecido porque, de nuevo, demuestro que soy un muy pésimo amigo.

Comments