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Martes 8 de agosto de 2023

Joel Soler

Actualizado: 9 ago 2023


Capítulo 161

Hablo por teléfono con Frank

“Por fin. No había manera de que Dana me dejase hacerlo.

Tanta situación irregular y tanta cosa.”



Alex está al tanto de la situación con Frank y sus entradas y salidas extrañas de la cárcel. Lo cierto es que ellos dos nunca han tenido mucho contacto, y solo les unía su amistad conmigo y su odio por Nora. Alex, por el momento, no tiene una opinión muy definida sobre los asuntos de Frank.

—Lo que me parece más fuerte sobre el caso de Frank —dice—, es que exista la posibilidad de que la familia de Nora esté involucrada. ¿No tiene suficiente con estar relacionada con el calendario y con ser la encarnación del infierno en la Tierra?

—Esa familia da muchísimo miedo…

—Pues yo el otro día le di un repaso bueno a Nora aquí en tu portal. Espero que no llame a los suyos para joderme, que ahora que no tengo una bici que pueda romper, ya solo le queda joderme a mí de la forma más directa y personal.

—Por lo menos en el mes de agosto no pone que te pase nada así…

—Miedo me da que esa gente tenga los calendarios de septiembre en adelante. Estamos jodidamente limitados —dice mientras hace como percusión con sus manos en mi mesa.

Mientras charlamos, recibo una llamada de Dana.

—Es Dana —digo.

—¿La abogada de Frank? ¿La VDLS?

—Sí, silencio.

Cojo la llamada.

—Izan, ¿tienes un momento?

—Hola, Dana. ¿Es para algo relacionado con Frank?

—¿Lo pone en tu calendario?

—Pues sí.

—Cómo no… Yo todavía alucino con todo esto.

—Yo también, y llevo desde marzo…

—Bueno, quería avisarte de que tengas disponibilidad en los próximos minutos, porque Frank podrá llamarte. Estará vigilado, pero podrá hacerlo.

—¿De verdad? ¿Me podrá llamar él?

—Le he conseguido una llamada, y ha querido que sea contigo.

Alex lo escucha, asiente con la cabeza y levanta el pulgar en señal de aprobación hacia el gesto de Frank.

Espero poco más de un cuarto de hora, y entonces recibo la llamada de un número privado.

—Hola —digo nada más descolgar.

—Hola, hola. Probando el distorsionador de voz —dice una voz, en efecto, distorsionada.

—¿Perdón?

—No sabrías reconocer mi voz, ¿verdad? Bien, funciona.

¿Es Frank con un distorsionador? No, su forma de hablar no es la misma, y no tiene sentido lo que está diciendo.

—Perdón, estoy esperando una llamada, y…

—Todavía no te ha llamado, ¿no? ¡Bien! Llego a tiempo —dice la voz distorsionada—. Sería más aburrido si ya hubiese ocurrido. Este… Esa llamada que esperas, ¿es por casualidad la de tu amigo delincuente llamado Frank?

—¿Qué…?

Alex y yo nos miramos, confusos. No es Frank. ¡Sabe que Frank me tiene que llamar!

—¡¿Quién eres?! —grito. Alex se asusta. No he podido controlar mi tono. Tengo ansiedad. Mucha ansiedad.

—Eres un chico tan malo, Izan… —dice la voz.

—Dime quién eres. ¿Eres el cabrón que amenazó a Flora?

—Ah… ¿Te lo contó llorando? Es una pena habérmelo perdido…

Es él. ¡Es el que me da los calendarios!

—Hijo de puta… Eres el ex de Nora.

—Tú también lo eres, ¿no? —dice.

—Ya sabes a lo que me refiero. ¡Eres el de la gorra y la mascarilla!

—Oye, Izan, una pregunta… ¿No te preocupa que Frank te llame y le salga que el número de su amigo Izan está ocupado? Que tiene muy pocas oportunidades de llamar, el pobre…

Estoy bloqueado. No sé qué tengo que decirle. No sé si insistir en su identidad, si decirle qué pasará con Flora, si preguntar por qué me llama o por qué me da calendarios, si colgar para que Frank me pueda llamar… No sé qué hacer.

—Izan, no te preocupes por lo de Frank —dice Alex—. En el calendario pone que hablas con él por teléfono, así que eso pasará. Da igual cuánto dure la llamada con el tío este, ¿verdad? Que no te confunda.

—¿Ese era Alex? —dice la voz.

—Sí, yo doy la cara y la voz. Soy Alex. ¿Tú vas a dar la cara, o prefieres jugar al cobarde distorsionado?

—¿Eso ha intentado ser algún tipo de psicología? —dice la voz—. ¿Algún tipo de prueba de valentía para que me envalentone y revele mi nombre? Pues… O fumas hierba de la mala o crees que la fumo yo si piensas que eso funciona, Alex, de verdad.

Sigo bloqueado. No sé qué decir.

—¿Sabes qué? Se me ha ocurrido algo —dice Alex—. Un día te pillaremos, y se me ha ocurrido que seré yo quien lo haga.

La voz se ríe. Con tanta distorsión parece que se rompe el audio.

—Te recuerdo, Alex, que yo tengo los calendarios de los siguientes meses. Yo sé si te saldrá o no.

Nah… No lo sabes. Esos calendarios están muy enfocados en Izan. Sabrás, como mucho, si Izan te ha pillado o no. Pero seguro que yo tengo un margen de maniobra enorme entre las predicciones. Tú vete preparando, que igual te sorprendo.

—Me gustaría ver cómo lo intentas, imbécil…

—Qué faltón —dice Alex, poniéndose cómodo. De repente lleva el control de la conversación—. Tengo algunas ideas de cómo hacerlo, así que vete preparando. Yo este mes me lo tomaré para ver cómo funciona el calendario. Lo pasaremos bien tú y yo, ya verás. Ahora no podrás amenazar niñas o colarte en el edificio sin sentir mis ojos en tu nuca.

De repente Alex es un genio de la estrategia. No me lo esperaba, la verdad.

—¿Dirás algo más, o colgamos ya? —dice Alex—. Estamos esperando la llamada de un amigo, no de un capullo.

—Me lo pasaré bien revisando los calendarios para ver qué te puedo hacer, Alex… —dice la voz. Acto seguido, cuelga.

Mis brazos se desploman y me cuesta respirar.

—Izan, ya está. Respira.

—¿Qué ha sido esto…? ¿Qué ha pasado…? ¿Qué…?

—Tranquilo —Alex me abraza—. Tranquilo, le he quitado el control de la situación. He visto claro que su objetivo con esa llamada era burlarse de ti, nada más que eso. Se la he devuelto.

—¿Y si ahora te intenta hacer algo…?

—Que lo intente. Hasta que solucionemos esto del calendario, no me importa vivir con cien ojos vigilando mis espaldas todos los días.

—No sé… Me da mucho miedo esta gente… Tiene los calendarios de vete a saber cuántos meses… Tienen escrita mi vida futura…

—Ya. Y si aún con eso las cosas no salen como quieren, seguro que les joderá multiplicado por bastante. Mira que nervioso se ha puesto, que hasta me ha insultado y ha colgado. Le ha tenido que doler en las muelas, ¿eh?

Después de decirme eso, recibo otra llamada. Es el número de Dana.

—Hola —digo, con una voz muy floja.

—Hola, Izan.

Es la voz de Frank. Siento un alivio inmenso.

—Menos mal…

Sin querer, rompo a llorar.

—¡Izan! —dice Frank—. ¿Qué te pasa?

—Frank… Menos mal que ahora sí que eres tú…

—¿Qué?

Le cuento lo que acabo de pasar. Alex aparece en la llamada y termina de contarle el resto de detalles. También le informamos de que sabe lo del calendario.

—No me jodas… —dice Frank como primera respuesta—. ¿El ex de Nora? Joder, Izan… Esa persona cada vez te intentará romper la moral más y más. Y me jode mucho no poder estar ahí para romperle otra cosa…

—Cuidado con lo que dices —se escucha a Dana de fondo.

—Ya, joder, ya.

—No es lo único que ha hecho el ex de Nora estos días —le digo—. Amenazó a Flora con que desaparecería. La asustó. Y, efectivamente, en el calendario de agosto pone que la niña desaparece.

—¿Flora? ¿La hija de Lucas y Lucía? No me jodas…

—Hay muchas cosas que están mal… Pero prefiero que me cuentes tú cómo estás. ¿Qué pasa con tu situación? Dana decía que no se podía hablar contigo ni saber nada hasta ahora.

—Sí, a ver… Es un caso irregular, o eso me dice toda esta gente. Me mueven por donde quieren, joder. Te lo juro, soy un coche teledirigido para estos cabrones. Han montado un tribunal de no sé qué para tratar mi caso por no sé qué excepción. Como es un tema que no tiene sentido, quieren que los detalles del caso queden a puerta cerrada. Ahora hay un capullo vigilándome que me mira con cara de que le caigo mal, pero me da igual mientras no diga nada comprometido para el caso.

—Hostia… ¿Y no te la estás jugando por decirme que es un caso que no se puede filtrar? —digo.

—No mucho. No puedes hacer nada con esa información. Solo tengo que mantener en secreto los detalles técnicos que, en el fondo, me la pelan.

—Ya veo… ¿Y no tienes ni idea de cuánto durará esto?

—Ni idea, Izan… Ni idea. Me encantaría saberlo, a mí más que a nadie. No pinto nada aquí dentro. Tengo mucho que hacer fuera, joder.

—Tienes razón… —digo—. ¿Yo no puedo hacer nada por ti?

—Mantenerte fuerte. No dejar que esa gente te asuste. El tonto de la gorra te ha asustado, ¿no? Pues tú lo asustas a él. Si te hacen daño o no, ya lo pondrá en sus putos calendarios. Lo que tú hagas o dejes de hacer no cambiará gran cosa. Haz como Alex, te burlas en su cara. Eso es lo que tienes que hacer.

—¡Ole! —grita Alex, y aplaude un poco.

—Ya, para vosotros es fácil…

—Venga, Izan, no te engañes —dice Frank—. Te he visto en tu faceta valiente y provocadora. Joder, si hasta hace nada te comportabas así con mi abogada.

Me da un poco de vergüenza que diga eso delante de Dana, pero es cierto lo que dice.

—Bueno… Lo puedo intentar —digo—. Tendré en mente el consejo.

—¡Eso! Vamos, ahí estamos. Seguro que Alex te ayuda con eso. ¿A que sí?

—Ni lo dudes —contesta Alex.

—Fuerte, Izan. He decidido llamarte a ti para asegurarme de que no te olvidas de lo fuerte que puedes ser. No te rindas y no cedas ni un milímetro contra esa gente, ¿vale? Yo sé que tú puedes con eso y con mucho más. Joder, si llevas desde marzo con los putos calendarios, y ahí sigues. Mucha gente habría colapsado, pero de verdad. En el psiquiatra de cabeza, te lo digo yo. Hazme caso, Izan… Hazme caso.

—Sí… Sí, tienes razón —digo.

—Oye, ¿es prudente hablar tanto de calendarios aquí? —dice Alex.

—El capullo del traje y el guardia solo esperan que no diga nada ilegal o comprometido para sus mierdas. Además, ¿quién entenderá lo de los calendarios? Solo los que estén involucrados, y ellos ya lo saben.

—También es verdad.


La conversación termina poco después de eso. El día de hoy han sido tres llamadas cortas, pero ha cambiado muchísimo mi forma de ver las cosas. No me esperaba la llamada del ex de Nora, y casi caigo en su juego, pero Alex y Frank me han tomado uno de cada mano y han evitado que me caiga. Ahora me veo con fuerzas para enfrentarme a las burlas de un capullo que lo único que hace es pasárselo bien a mi costa. Si mi futuro ya está todo escrito con mi letra en esos calendarios, no tengo mucho que perder. Si me tiene que pasar algo irreversible, ya lo pone, así que tengo mucho margen para sentirme intocable por mi forma de contestar a esta gente. Tengo que aprender a hacer eso, y así será.







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