Capítulo 144 Resaca monstruosa
“Madre mía… Pero y tan monstruosa. Por favor, no puedo ni mirar a la pantalla.
Dios, es horrible esto. No pienso beber nunca más.”
La noche se alargó bastante. Empecé a encontrarme mal muy pronto, y luego perdí la noción del tiempo.
¿Qué hora es? ¿Cómo ha terminado la cosa? ¿Qué clase de caos y destrucción he propinado a mi vida por el camino?
La luz del sol me ataca como si fuese mi peor enemigo.
¿Quién me manda a mí dormir con las persianas abiertas?
Espera, pero estoy en mi habitación, ¿no?
Hostia, de verdad, ¿qué le pasa a mi cabeza? Parece que me dolerá para siempre. Me duele todo y me molesta cada mota de existencia. Esto es horrible.
No pienso beber nunca más. A saber qué me han echado en la bebida esos cabrones.
No sé ni cómo he vuelto a casa. Supongo que me han llevado los tres de abajo, pero es que no me acuerdo de nada. ¿Me habré acostado con alguno?
—¿Hola? —digo, por si la víctima está en el baño o en la cocina o algo. Pero nadie contesta.
Bueno, no es ninguna sorpresa que me encuentre así. La predicción era clara. Pude haberlo evitado, pero la perspectiva de rechazar copas gratis se me hacía titánica para mi agarrada y aprovechada persona, así que no me quedó otra que saltar a los brazos del destino escrito con mi letra.
Joder… Solo por pensar ya me estoy encontrando peor. Pero tampoco quiero hacer nada. No podría ver la tele ni mucho menos jugar ni nada de eso. Solo valgo para tumbarme y mirar al techo. Bueno, no, porque mirando al techo también me encuentro mal. De verdad, estoy atrapado.
Conforme pasa el rato, intento reconstruir cosas, pero no recuerdo nada.
Se me ocurre mirar el móvil para ver si hay alguna información extra sobre lo que pasó, y me encuentro con que tengo varios mensajes de Abril.
Al abrirlos, se me paraliza el corazón y siento el mayor vértigo que he tenido en siglos.
Los mensajes de Abril son en respuesta a una turba de mensajes que le escribí ayer por la noche y de los que no tengo ningún recuerdo.
Aparto el móvil un momento para asimilarlo con calma. No existe ninguna forma de que esto se convierta en una anécdota agradable, ¿verdad?
No me atrevo a leerme ni a leer su respuesta. Lo haré, porque no saberlo es todavía peor, pero es posible que ahora lea una de las peores interacciones, si no la más mortal, que he tenido en toda mi desgraciada vida. Y, siendo yo, ya es mucho decir.
Por favor, que no sea tan catastrófico como pienso…
[Izan. 0:45]
Abril.
April Fools Days
o como coño se escriba
Eipril
Tenemos que hablar
Eres una Diosa
Eres tan de puta madre, que no puedes estar con un medias como yo
UN MIERDAS*
Autocorrector mi peor enemigo
Tú te mereces estar con la persona que elijas
De entre los mejores candidatos de la historia de la existencia de los humanos
Y de los dinosaurios
Te ponen ahí a los mejores así en fila
Y tú coges y dices: ESE
O esa, o lo que sea
Para mí
O sea, para ti
Y esa persona se cae a tus pies
Y punto
Y no voy a ser yo, porque yo soy un mierdas y un medias
Lo hago todo a medias, si el autocorrectroll ya me lo ha dicho
Él sabe más que tú sobre lo medias que soy
Pero no te escribía por eso
Te escribo para decirte que guardo tu muñequera
Y que cada vez que la veo me duele el corazón
Pero no te lo digo para que me tengas lástima EH???
Yo
Mira
Eres la mejor persona que he conocido nunca
Eres una Diosa
Una princesa
Una reina
Y lo que te quería decir es que
Por favor, aunque no estés conmigo
Perdóname
Por todo
Vuelve a ser mi amiga
Por favor
Quiéreme
Apréciame un poco más
Aunque solo sea la mitad que antes
Por favor
Haré lo que sea
No puedo seguir ignorando lo que ha pasado
Me destroza todos los días
Putas lágrimas que no me dejan escribir
Ahora viene un audio. Lo que he leído ya es suficiente para que me quiera esconder en una caja y pedirle a alguien que la lance al mar. Con el audio la cosa se volverá el doble de mala.
[Izan, mensaje de voz. 1:01]
“¡Abril! Que me quieren quitar el móvil. ¡Me roban, pero no me robarán mis palabras de amor hacia ti! ¡Diosa! ¡Sigue siendo tú! ¡El mundo te necesita, joder! Quita, Aaron, es mi móvil y es mi libertad. Oye, Abril, te dejo, que me dicen que deje ya de liarla. Además, ha vuelto a salir el olor ese tan dulce que me hace más daño todavía cada vez que pasa algo contigo. Puto olor asqueroso. Bah, tú no sabes ni lo que es. Pero creo que hacía tiempo que no me venía, ahora que lo pienso. Bueno, oye, da igual. Me la pela el olor. ¡Que yo voy a hablar con ella lo que yo quiera! ¡Déjame ya! Uf, Aaron, qué pesado eres. Voy, voy. ¡Te quiero Abril!”
Y ya no digo nada más. Antes de leer la respuesta hago una pausa para asimilar lo que acabo de leer y escuchar. De verdad que no he sentido tanto vértigo y vergüenza en en toda mi vida. Siento que no soy yo y que no me está pasando nada de esto ahora mismo. Acabo de acosar a Abril, de quedar como un demente, y encima le he dicho lo del olor. Y eso está ahí, registrado, sin que se pueda deshacer. Acabo de tropezar hasta el pozo más tonto y más hondo en el que podía caer.
Después de unos segundos de luto hacia todo lo que fui alguna vez, me dispongo a leer la respuesta de Abril.
[Abril. 9:12]
Te han obligado a salir de fiesta, ¿verdad? Parece que no eres bueno bebiendo.
No te voy a juzgar, porque yo soy igual.
Bueno, un poco menos exagerada, a lo mejor.
Prefiero no contestar a lo que has dicho, pero ya lo hablaremos en persona, ¿vale?
Descansa y recupérate de la resaca.
Creo que Anna y Lydia apostaron sobre si vendrías hoy al mercado o no.
Luego le diré a Lydia que ha ganado.
Tú descansa y ponte bueno.
Seguro que te sientes mal después de leer lo que has escrito.
Pero no te preocupes, ¿vale?
Hablamos pronto.
Es una Diosa. Me ha tratado demasiado bien para lo que merezco. De verdad… Me veo demasiado patético y pequeño a su lado.
Siento demasiada vergüenza. Siento hasta asco. No puede ser que haya hecho todo eso.
Pasadas unas horas, cuando me encuentro un pelín mejor (aunque estaré fatal todo el día), bajo a preguntar a Aaron y los demás si me quieren dar algún dato nuevo. No hay gran cosa relevante. Dicen que lo di todo. Me han explicado lo de que intentaron quitarme el móvil y que estuve al borde de desmayarme, así que me llevaron a casa entre los tres, turnándose para llevarme mientras yo casi me caía a cada rato. También dicen que estaba muy cariñoso.
—A ver si estás así de cariñoso más veces, sin alcohol ni nada —dice Aaron.
—Bueno, sí… Ya veré. Ahora tengo que irme a descansar. Tumbado me encuentro fatal, pero es el fatal más fácil de sobrellevar, así que me compensa.
—Ánimo, Izan. Pol y Gemma también están noqueados. Vaya panorama, al final soy yo el que mejor aguanta de los cuatro. Y tú eres el que peor aguanta, hijo, de verdad. Pero no te preocupes, que para la próxima lo harás mejor.
—Ah… ¿Habrá próxima? Pero yo no bebo más, ¿eh?
—Claro, claro. Venga, a dormir y a recuperarte del pedo. Ay el pobre Izan…
Me acompaña a casa mientras yo le repito como si fuera un mantra que no voy a beber más, pero no me toma muy en serio. Se lo noto, pero no puedo ni contestar.
En casa me tumbo y repaso mi conversación con Abril. Le quiero escribir que lo siento, pero no me atrevo a hacer ni eso.
Pienso en lo del olor. No me puedo creer que se lo haya dicho.
También me sorprende que, después de tanto tiempo, el olor volviese a aparecer ayer por la noche.
No entiendo nada.
El resto del día lo desperdicio por completo intentando recuperarme.
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