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Sábado 20 de mayo de 2023

Joel Soler

Actualizado: 13 nov 2023


Capítulo 81


Bebo achicoria con Anna y Oliver

“He tenido que mirar qué es lo de la achicoria para beber, que,

si no lo llego a mirar, pensaría que me están ofreciendo cosas ilegales.”



Los últimos días da la sensación de que el ritual de los sábados del mercado está empezando a perder el efecto de siempre. Antes nos solíamos reunir todos, pero cada vez se hace más pequeño el grupo. Abril lleva días sin dar señales, ya que todavía debe de estar con su familia. Iris y Serena llevan varios días seguidos priorizando otros planes. Hoy, además, Lydia ha dicho que no puede venir, en teoría porque tiene un problema con su gato, pero me ha dado a entender que se quedó con muy mal cuerpo por lo que pasó con Nora la semana pasada. Al final, solo hemos venido tres personas, y no me sorprende quienes son: Anna, Oliver y yo.

Estamos en la cafetería de Julia, tomando los cafés de achicoria que Oliver me recomendó antes de ayer.

—¡Es que de verdad! —grita Anna—. ¿Cómo la podíais aguantar? Tú como novio y tú como hermano. ¡Es insoportable! De verdad, llevo toda la semana cabreada pensando en ella.

—Anna, el pañuelo —dice Oliver.

Anna siempre lleva un pañuelo en la cabeza. Como una pastelera, dice ella, pero a nosotros nos parece más una pirata. Además, nunca es el mismo pañuelo. Cambia de color cada vez, y no sabemos si de forma arbitraria, o si tiene un significado. Una vez le pregunté, y me dijo que tenía que averiguarlo yo. Con lo mal que se me dan a mí estas cosas…

Oliver le ha dicho lo del pañuelo porque, cuando se pone nerviosa, siempre se rasca la cabeza o busca como tirarse de algún pelo. Nada muy fuerte, pero es un acto reflejo que tiene. Por culpa de eso, muchas veces el pañuelo se arruga o se queda en mal estado, o incluso se cae y no se da ni cuenta.

—El pañuelo, el pañuelo… —siempre que se lo vuelve a colocar, se calma un poco.

—Si puede ser —digo—, me gustaría dejar de hablar de mi ex. No es un tema nada agradable.

—¡Perdón! —dice Anna—. Es que necesitaba desahogarme un poco. Pero es verdad, perdón.

—No pasa nada…

Aunque le digo que no pasa nada, ella no me cree. Me mira como si tuviera que perdonarle la vida o no lo podrá superar nunca. Como si hubiese atentado contra mi honor y ahora empezase su camino hacia la redención.

—¡Que no pasa nada! —insisto. Ella sonríe. Está conforme con la respuesta.

La conversación va por caminos mucho más distendidos. Hablamos de trabajo, aunque no del mío, que de distendido tiene poco. También hablamos del resto de amigos del mercado, de las películas de Marvel, de las propiedades de la achicoria y, durante un breve momento, incluso de política, aunque Anna se da cuenta de que ni Oliver ni yo tenemos ni idea del tema, así que lo corta rápido. Otro tema del que hablamos es del reality que terminó hace poco.

—¡Ganó quien tenía que ganar! —dice Anna.

—¿Eras fan de Mónica? —digo, y le acerco la mano—. Choca. Misma favorita.

—Los moniquistas son una cosa… —dice Oliver, con la palma de su mano en sus ojos.

—Oliver siempre ha estado en contra de Mónica. Se pegó un berrinche en la final —dice Anna, revolviendo la cabeza de su amigo.

Por algún motivo, Oliver sigue con la mano en la cara. Está agachando poco a poco la cabeza contra la mesa.

—¿Oliver? ¿Estás bien? —pregunta Anna, levantándose de la silla y acercándose a él.

—¿Qué pasa? —pregunto. No puedo reaccionar rápido.

Oliver está haciéndonos señas con la mano, creo que para indicar que ya se está poniendo mejor.

—No te preocupes, Izan… Me pasa mucho, pero Anna se sorprende cada vez, como si fuera la primera.

—¡Pues claro! —grita ella—. Es que todavía no sabemos lo que te pasa. No quiere ir al médico, ¿te puedes creer?

—¿Pero qué es lo que pasa? —en esencia, todo el rato repito lo mismo.

—A veces tengo mareos raros, no te preocupes. Tampoco creo que sea para tanto… Voy un momento al baño, ¿vale?

Oliver se levanta con dificultades, y yo me ofrezco a acompañarle para que no se caiga.

Después de lavarse la cara y de mirarse las pupilas en el espejo, intento indagar un poco más.

—No te has puesto así por la achicoria, ¿no?

—No, no… Claro que no.

—Oliver —me acerco a él para ver cómo se encuentra—. Tiene pinta de que tienes una sospecha, ¿verdad? Que sabes de dónde pueden venir esos mareos.

—¡No! —grita, asustado, para luego ponerse la mano en la frente—. He pensado cosas, pero son pensamientos intrusivos. No me hagas mucho caso.

—¿No me lo quieres decir? —pregunto.

—No es eso…

—¿Se lo has dicho a Anna?

—No. Ella se pone muy intensa con este tipo de cosas…

—Se lo tendrás que comentar a alguien, ¿no?

—Esperaré a que se me pase. Es temporal.

—¿Cómo lo sabes? —él me mira en silencio—. Has dicho que es temporal. ¿Cómo sabes eso?

—Izan… —Oliver me quiere decir algo, pero no puede. Sea lo que sea, me lo está ocultando—. Es temporal, ¿vale? Lo sé. Muchas gracias por preocuparte. Estaré bien.

Antes de salir del baño, lanzo una posible predicción, para ver si adivino por dónde van los tiros.

—¿Tiene que ver con Nora? ¿Nora te está haciendo algo?

Oliver se detiene en seco y se gira poco a poco hacia mí.

—Izan… No, por favor. ¿Vale? Por favor…

—De acuerdo…

Salimos del baño.

No me lo ha confirmado, pero lo doy por hecho. Nora le está haciendo algo. Tiene que ser el motivo de estos mareos, y no va al médico porque ella le ha dicho que será temporal. Que durará poco. ¿Por qué? ¿Qué le está haciendo Nora a su hermano? No tengo ni idea de lo que puede ser, ni entiendo por qué pasa, pero no me extrañaría lo más mínimo por parte de Nora. Y lo peor es que no puedo meterme, porque Oliver no quiere, y porque yo no quiero entrar en nada que tenga que ver con Nora. Pero, si Oliver está en peligro por culpa de Nora… Tendré que hacer algo, ¿no?

Aunque… ¿Y si acabo en las garras de Nora otra vez? ¿Y si soy tan débil que yo mismo la ayudo a hacerle lo que sea que le esté haciendo a su hermano?

No puedo… Soy la persona menos indicada para ayudar a Oliver.

Yo tal vez no pueda, pero es posible que ella sí…

—¿Estás mejor? —pregunta Anna.

—Sí, ya me he despejado. Perdón.

Anna viene a mi casa el jueves que viene… Puede que sea un buen momento para hablar de este tema. Depende de cómo se den las cosas, es posible que Anna acabe siendo mi enviada especial para ayudar a Oliver… Sin que yo pase por las manos de Nora en el proceso.

Pero, incluso aunque esto sea así… Me da mucho miedo volver a entrar en el territorio de Nora. ¿Será esta una forma de llamar mi atención? ¿Está usando a su hermano para que yo vuelva a poner mi mirada en esa familia? Es así de retorcida. Puede haber sabido que yo llegaría a esa conclusión… Sabe lo que pienso de ella. Es muy posible.


[Lydia. 14:00]

¡Siento no haber ido hoy!

¿Estaban buenas las chikoritas?

[Izan. 14:03]

Muy buenas.

Oye, una pregunta.

¿Tú has visto a Oliver marearse de repente alguna vez?

[Lydia. 14:05]

¿Oliver?

Pues…

Hombre, ahora que lo dices, puede que sí

Yo es que lo que veía era a Oliver muy poco estable y a Anna siempre tirando de él

Como si tuviera miedo de alejarse de él porque se podría quedar en el sitio

Pero es verdad que nunca he preguntado

¿¿Por qué??

¡Ahora me quedo preocupada!

[Izan. 14:08]

Ha tenido un mareo y una reacción extraña.

Igual es cosa mía.

Ya me fijaré en próximas veces.

Estate atenta tú también.

[Lydia. 14:11]

¡Sí, señor!


Mejor no le cuento mis conjeturas sobre Nora. En general, odia que hable de Nora. Además, con la información que tengo, son solo eso, conjeturas. Pensar lo peor posible.

Por ahora, bastante tengo con lo que tengo… Mañana VDLS explotará, y es posible que sea porque Lila se cansará de esperar a que me comporte como ellos quieren.

Pues adelante. Que explote.







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