top of page

Viernes 24 de marzo de 2023

Joel Soler

Actualizado: 11 oct 2023


Capítulo 24

Quedo con Frank

“Si ya sabía yo que me diría el viernes. Mi calendario no me falla.”



Son las seis y poco de la tarde. Llego a mi edificio y Frank ya me está esperando en la puerta. Lo miro para asimilar que de verdad está fuera de la cárcel. Al acercarnos, nos abrazamos con fuerza. Llega a hacerme daño, pero no me importa. Estoy muy contento de volver a verle.

—Se te ve cansado, Izan.

—A ti se te ve más fuerte.

Frank sonríe y me enseña sus brazos. Luego me hace una señal para indicarme que le muestre el camino hasta mi puerta.

Una vez en casa, me hace contarle cosas triviales sobre mi trabajo, amigos o familia. Él intenta evitar los temas que sabe que quiero conocer.

—Creo que mi vida es menos interesante, Frank —quitando el detalle del calendario predictivo, pero no es el momento en todo caso—. Me parece que me tienes que contar muchas cosas, ¿no?

—Hay cosas que son difíciles de explicar, Izan. ¿Qué quieres saber?

—A estas alturas, cualquier cosa que me quieras contar sobre los últimos años.

—Para contarte por qué entré, tendría que explicarte muchas cosas que preceden a eso. No estoy preparado para hablar de algo tan largo y doloroso todavía. Tenía muchas ganas de hablar con alguien, claro, pero de cosas que me resulten más sencillas. Además, creo que mi cabeza bloqueó algunas partes y todavía tengo que poner cosas en orden y hacer ciertas preguntas a las personas indicadas para entender mejor lo que pasó.

—Suena muy fuerte… —no sé qué decir. Por lo general me siento cómodo hablando con Frank, pero este caso parece algo extremo.

—Fue todo tan extraño… Entré en la cárcel con una pena injusta. No digo que no lo mereciera, pero todo ese tiempo… Algo falló. Yo no debería estar ahí esa cantidad de años. Entré y no me lo creía. ¿Y sabes lo que me remató después de eso? Que mientras estoy dentro, me informan de que fuera hay una pandemia mundial. Mi cabeza empezó a desarrollar una paranoia, ¿entiendes?

—Claro, encima eso... —mis aportaciones son lo que son. Poca cosa.

—Pensaba que me habían encerrado ahí con mentiras, y que me seguían engañando diciéndome que todo el mundo se estaba acabando y que me lo tenía que creer, sin poder confirmarlo con mis ojos. Perdí a una persona importante para mí antes de entrar en la cárcel y luego a otra durante la pandemia. Toda esa sucesión de desgracias destrozó mi mente. Y, cuando me resigno a ser un cadáver viviente… Aparece Dana, una abogada a la que no conocía, y me dice que ha conseguido sacarme de prisión. Sigo pensando que todo es una broma. Incluso ahora, explicándote estas cosas, me pregunto si estoy diciendo algo que no tenga ningún sentido o que sea producto de mi imaginación.

—Sí que hubo una pandemia, si es lo que me preguntas… —es lo máximo que he podido aportar después de toda esa explicación.

—Lo imaginaba… No estoy tan mal, ¿no? Todo eso pasó de verdad…

—Oye, Frank. Si no me quieres contar por qué entraste, ¿puedes contarme al menos lo de tu abogada? Ayer hablaste con ella. Es un poco raro que salga de la nada y te saque, ¿no?

—Sí… —Frank hace una pausa para dar un sorbo a su cerveza—. Dana es una abogada de élite, de las más reconocidas en la profesión. O eso dice. A mí me pareció muy confiable y competente, pero estaba demasiado desconcertado como para juzgar nada. No me llegó a explicar bien por qué se estaba dedicando a mí o por qué me sale gratis que me haya sacado de la cárcel. Solo me decía lo que tenía que hacer de ahora en adelante desde el punto de vista legal y en futuras situaciones relacionadas con el tema.

—Qué raro, ¿no?

—Llegué a la conclusión de que Dana está peleando contra las personas que me encerraron. Se podría decir que he sido un bien colateral en una guerra que no conozco. ¿Entiendes?

—¡Eso es bueno!

—Sí… Aunque tengo mis dudas de si me merezco estar fuera. No estoy seguro de ser del todo inocente. Además, conozco a algunas personas conectadas a los que me encerraron, y no quiero entrar en una guerra que no comprendo. Pese a todo, creo que debo hablar con algunas de estas personas…

Mientras me cuenta esto, yo he ido a la cocina a por otras dos cervezas. A mí no me gustan demasiado, pero sé que a Frank sí, y por eso compré ayer. Dejo que siga hablando, ya que noto que tengo poco o nada que aportar.

—Además, mi abogada es… No sé como definirla. Es una persona que…

Frank es interrumpido por su teléfono. Lo mira de reojo y se sorprende un poco al ver quien es.

—Mira tú por dónde. Mi abogada —Frank descuelga el teléfono—. ¿Qué tal, Dana?

—Tú tenías un amigo llamado Izan Robles, ¿verdad?

Los dos nos quedamos callados, mirándonos. Ninguno esperaba, ni lo más remotamente, que mencionaría mi nombre en esa llamada. Que yo sería el motivo de esa llamada.

—Así es. ¿Qué pasa con él?

A mí me entra una angustia que me sube hasta la garganta y me hace sentir vértigo. ¿Qué pasa ahora?

—Si te pasas por su edificio, igual te llevas una sorpresa. Si puedes hacerlo hoy, seguro que te lo encuentras.

Frank tarda en contestar, como si tuviera que tener cuidado con sus palabras.

—Si te digo la verdad, estoy en su edificio ahora mismo.

—¿En serio? Perfecto. Sal a dar una vuelta por el portal.

—¿Pero a quién me voy a encontrar?

—Ahora lo verás. Tengo cosas que hacer, Francesc. Hablamos en otro momento. Adiós.

Yo estoy con los ojos muy abiertos esperando a que Frank me de alguna explicación.

—Tal y como quería contarte… Hay cosas de Dana que me parecen sospechosas. No me extrañaría que tenga localizadas a todas las personas de mi vida. Se toma lo de ir al detalle demasiado lejos…

—¿Pero por qué tiene que conocer mi nombre? ¡Eso me pone muy nervioso!

—Tranquilo, Izan. A mí también me parece raro, pero no te hará nada. Más le vale no hacerte nada...

Frank se levanta y me hace una señal para que lo acompañe. Quiere comprobar si verá a alguien conocido en el portal.


Bajamos y pasan unos minutos sin que veamos a nadie relevante, hasta que llega una niña de diez años o menos para decirme algo que considera importante.

—Si sigues así, vas a tener chepa toda tu vida.

—¿Qué? ¿Pero tú quién eres?

La niña se ríe de mí con alegría y luego se acerca su madre. Está llevando una caja hacia el portal. Deben de ser los nuevos vecinos.

—¡Flora! Deja ya de correr de un lado para otro, que te pierdo de vista.

—¡Perdón!

Miro a Frank a ver si es una de estas personas a las que tenía que encontrar, pero su cara se mantiene neutral y todavía buscando a la persona indicada. Esa expresión cambia cuando, pocos segundos después, llega el último de los vecinos nuevos que faltaba: el padre.

—¿No podemos ir más rápido? El del camión se tiene que ir.

Frank mira con odio a ese hombre y se acerca a él sin que este se de cuenta a tiempo.

—Lucas.

Lucas, mi nuevo vecino, se gira confuso al ver que alguien ha dicho su nombre. Al mirar a Frank no consigue procesar de inmediato lo que tiene delante, pero en el momento en que se da cuenta, su expresión se desencaja. Lucas tiene miedo de Frank, es algo que se puede notar.

—Fran… ¿Qué haces aquí? ¿Te han soltado?

—Sí, me han soltado. Una lástima, ¿verdad?

—¿Qué? ¡No! Para nada. Es que pensaba que te quedaban unos pocos años…

—Eso pensaba yo también. Bueno, Lucas… ¿Vives aquí ahora?

—Ah, sí… Me mudo hoy con mi mujer y mi hija. Ella es Lucía y la pequeña es Flora. Saludad a Fran. Es un amigo mío.

¿Son amigos? No me lo parece. Frank parece odiar a esta persona y él parece temer a mi amigo.

—No me digas que vives aquí también —pregunta Lucas con palpable horror.

—No, tranquilo. Pero de tanto en tanto vendré de visita. Pórtate bien con mi amigo Izan. No quiero que le salpiquen tus cambios de humor repentinos. ¿Nos estamos entendiendo?

Lucas asiente.

Frank no me ha querido contar nada más. Me ha dado un abrazo y se ha ido. Yo me he quedado en el portal, con muchos mensajes de Lydia sin contestar, nuevos vecinos… Y más preguntas que respuestas.









40 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Epílogo y texto final

Epílogo: Más allá del calendario Este es el final de la historia. La historia que Izan ha vivido durante todo un año. La historia de doce...

Jueves 29 de febrero de 2024

Capítulo 366 Todos miramos a Oliver. Su frase se ha quedado a medias. —¿Oliver…? —pregunta Anna. —¿Qué? —pregunta él, con una expresión...

Miércoles 28 de febrero de 2024

Capítulo 365 A (Parte 1) CDLS al completo en el templo “Eso no ocurrirá. Y ya no importa de quién sea la otra letra. Acabaremos hoy, pase...

Comments


bottom of page