No hay nada. No hay calendario ni hay nada. Estoy empezando el día uno sin calendario. Definitivamente soy un drogadicto. Calendariodependiente o algo así. Alex y Lydia me están intentando calmar con palabras vacías, pero no me sirve.
Tengo una ventaja, y es que la bruja de mierda me dijo en el mensaje asqueroso que se lo guardaría hasta hoy. Así que me lo tiene que dar hoy. Me lo dará de alguna forma. Pero hoy empiezo por primera vez un mes sin tener ni idea de cuál es la predicción.
Como pasan las horas y no viene nadie, intento hacer algunas cosas que sé que tengo que hacer. Por ejemplo, gano tiempo con Lucía. Le he dejado claro que mañana Espino ya no estará aquí y que yo me iré poco después, en cuanto encuentre algo. Dice que le da igual si me voy o no, pero que Espino se largue como muy tarde mañana por la mañana, o tendremos noticias de Salvador Santalla. La muy hija de puta me ha devuelto la frase y me ha dicho que no hay que hacer enfadar a Salvador Santalla…
También he escrito a Abril con la respuesta. Esto es lo que le he escrito:
[Izan. 13:05]
Siento que la decisión tenga que ser tan extrema, pero tienes toda la razón en que puedes pedirme lo que sientas necesario. Si todo se reduce a contarte la verdad o alejarme de ti, siento que no puedo hacer ninguna de las dos cosas. Pero una de ellas puedes hacerla por ti misma sin necesidad de mi decisión. Necesito algo más de tiempo para pensar y para solucionar algunas cosas, pero ahora mismo es imposible, y sé que todavía va para largo, así que… No puedo hacerte esperar más. Lo siento mucho. Si no queda otra que dejar de ser amigos, lo tendré que aceptar. Lo siento muchísimo. Por todo. De verdad. Ojalá en un futuro te lo pueda contar todo bien y podamos recuperar ni que sea una pizca de la amistad que teníamos. Siento si lo he emponzoñado todo. Te aseguro que lo lamento. Lo lamento muchísimo. Si puedo ayudarte en algo más, no dudes en hacérmelo saber. Lo siento de verdad…
En definitiva, un mensaje lamentable. Pero ya he cumplido. Lo siento muchísimo, Abril… Cuando me pongo en tu lugar es cuando más noto lo horrible que ha tenido que ser intentar acercarte a mí.
Pasan algunas horas. Sigo sin recibir el calendario de octubre. Noto que me palpita un brazo, y también la sien. No puedo aguantarlo más.
Cuando llaman a la puerta a eso de las siete de la tarde, abro desesperado. Me encuentro con mi tío.
—¿Qué quieres? —contesto con un tono mucho más borde de lo que había calculado. Me arrepiento al instante.
—¿Esa es manera de recibirme? Pensaba que ya te estabas enderezando.
—Perdón… He tenido un día muy malo. Llevo varios días muy malos…
—¿Ah, sí? —dice mi tío, ondeando un papel en su mano. Me da mucho miedo eso, porque el color y el tamaño… No, no me jodas. No, por favor…
—Tío Mateo… ¿Qué es eso que llevas en la mano?
—Me lo ha dado una señora tarada en la puerta. Cuando la he visto pensaba que me iba a vender castañas y la he intentado esquivar, pero al final ha venido y me ha dado esto. ¿Te digo lo que me ha dicho?
No… No, por favor, no…
—¿Qué te ha dicho…?
—Me ha dicho: es la letra de tu sobrino. Échale un vistazo mientras subes al ascensor.
Mierda… Olivia ha estado aquí y le ha dado el calendario a mi tío… Y mi tío ha leído el calendario…
—Toma. Aquí tienes tus predicciones de octubre, o lo que sean. La primera llama mucho la atención, ¿no te parece?
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Capítulo 215
Mi tío se entera de todo
“No me lo puedo creer… Quiero perder el conocimiento por varios meses…”
—Tío, esto es…
—¿Qué es? ¿Alguna de esas cosas raras que te traes con Rafael? ¿Me puedes explicar qué es esto? ¡Aquí pone que me entero de todo! ¿Y lo que pone poco después?
Mientras intento contestar y dar largas, leo por encima las predicciones clave. Los días cuatro, cinco y seis… Creo que los entiendo bien.
Dejo de mirar el calendario y miro a mi tío. Quiero llorar.
—Dime lo que es.
—Es un juego que está de moda en internet… —digo.
—Mientes. Mientes peor que tu padre.
—Ya. Pues… Prefiero no decirte lo que es.
—¿Sabes? La vieja de abajo no me ha dicho solo eso. Me ha dicho otra cosa. Me ha señalado con su dedo mugriento la predicción del día cuatro. La que pone “tal y como dijo Gris…”
—¿Y qué te ha dicho…?
—¿No me dirás tú a qué se refiere? —mi tío está haciéndose el duro, pero lo veo en sus ojos… También contiene las ganas de llorar.
—Tío, por favor…
—¡Me ha dicho que al que tú llamas Gris es mi amigo Rafael! ¡Y que te ha dicho que yo me moriría! ¿Es eso lo que estás apuntando? ¿Apuntas que mi amigo te dice que me muero? Y al día siguiente pone “adiós”, y al otro, hablas de un funeral. ¿Qué es esto, Izan? ¿Qué es esto?
—Es muy complicado de explicar…
—¿Eh? Dime. ¿Qué es esto?
Me derrumbo. Lloro de la forma más estúpida y aparatosa. Otra vez. Empiezo a pensar que creo que podré solucionar las cosas llorando como alguien que está poseído. No puedo hacer otra cosa, de todos modos.
—Así vas a reaccionar, ¿no? Llorando de esa manera. Chillando. Te falta patalear. Tu abuelo estaría decepcionado. Y yo también lo estoy.
—Tío, por favor…
—Ayer le dieron el alta a Rafael. Quiera o no, le voy a sacar todo lo que sepa. Por lo menos él no se pondrá a llorar. A ver qué habéis estado haciendo, a ver… ¡Porque no me tragué la historia que me contaste! ¡Que lo sepas!
—No hables con Rafael de esto…
—¡Que te quede claro! ¡Que no me la tragué!
Mi tío se va dando un portazo. Se va tan rápido que no tengo fuerzas ni para seguirlo.
Sabe lo del calendario, y sabe que morirá. Lo pone en el calendario. Mi tío morirá… Y lo hará en muy pocos días.
No es justo… Ha sido Olivia. Ella ha hecho que mi tío esté viviendo sus últimos días con angustia, confusión y decepción … Ha sido ella…
Esa vieja tiene que morir. No puedo seguir dejando que infecte mi vida. Le acaba de hundir los últimos días de vida a mi tío, y ha jugado conmigo para que hoy esté en el peor de mis estados…
Mató a Rojo, hundió la vida de muchas otras personas, intentó matar a Gris…
Esa bruja tiene que morir. Nunca he tenido tan claro que alguien tiene que morir. He odiado con toda mi alma a mucha gente… A Nora, a los LuLu, a Ignacio… Pero nunca, nunca he tenido, de verdad, tantas ganas de que alguien se muera.
No. No son solo ganas. Es una certeza… Es una necesidad. Para mí y para el mundo.
Esa bruja, pase lo que pase, tiene que morir.
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