Capítulo 214
Tomo DOS decisiones importantes
“¿Por qué las decisiones las tengo que tomar antes de que termine el mes?
Quiero ver el siguiente calendario para hacerme una idea de si he decidido bien o no.
Encima dos. No una, no. DOS.”
No recuerdo el momento en que Flora se fue. No recuerdo casi nada más de lo que pasó ayer. Solo sé que me volví muy loco y que no dejé de llorar. A ojos de quien me viera, seguro que hice un ridículo espantoso.
Qué más dará lo que piensen de mí a estas alturas… No creo que pueda caer más bajo.
El sonido del timbre de mi casa es una de las cosas que hace que se sobresalte más mi corazón. Le tengo asco y miedo.
Suena por la mañana y no quiero abrir la puerta pase lo que pase, pero sé que tengo que hacerlo. Si una persona ha venido a verme, no se irá sin conseguir lo que quiere. A lo mejor me traen el calendario. A lo mejor es la propia Olivia para restregarme el calendario de octubre por la cara mientras se ríe de mí con esa risa infernal, que suena igual o peor que el puto timbre de mi casa.
Para la segunda vez que llaman a la puerta, corro para abrir antes de volver a escuchar una tercera vez ese sonido asqueroso.
La persona que está al otro lado no es una persona hostil. Tampoco es alguien a quien odie. Ni mucho menos es alguien que me quiera hacer daño o que esté involucrada en esto. Y, pese a ello… Es la persona a la que menos querría recibir estos días.
Al abrir la puerta y mirarla a los ojos, es muy difícil mantener la compostura.
—He tenido que venir… —dice Abril con la cabeza agachada—. Me siento muy mal por hacerlo, pero entiendes por qué he tenido que venir, ¿verdad?
No tengo fuerzas para contestar. La miro y lo único que hago es contener las lágrimas.
—Izan…
Creo que se compadece de mí. Está dolida, puede que enfadada, pero me ha visto la cara… Y se compadece de mí. Abril ha venido porque me escribió ese mensaje declarándose hace un mes entero, y no he contestado nada. Abrió su corazón y yo pasé de ella. Me he pasado el mes de septiembre entero sabiendo que tenía que contestar a ese mensaje, pero no lo he hecho. ¿Cómo ha pasado tan rápido septiembre? ¿Qué ha pasado? ¿Qué estoy haciendo? ¿En qué se está convirtiendo mi vida?
—No tengo ni idea de lo que pasa con tu vida… —dice—. No sé por qué estás llorando, no sé por qué no me contestas, no sé por qué tienes marcas de quemaduras por todas partes… No lo sé ni lo puedo entender. Sé que tanto Lydia como Anna hacen lo posible por guardarte el secreto, y también sé que pase lo que pase no me lo querrás contar. Pero tú entiendes lo duro que puede ser para mí que yo me abra de esa forma y que no me digas nada de nada en todo un mes… ¿Verdad?
Asiento.
—Lo siento mucho… —digo por fin.
—¿No podías decirme que no podías contestar ahora? ¿Algo rápido? ¿No podías decir nada?
—Estuve mucho tiempo delante de tu conversación… Pero no podía contestar. Y luego pasaron muchas cosas… Me quemé, ya lo ves… Y, bueno…
—Todavía no estás preparado para estar con nadie, ¿verdad? ¿O el problema es mío?
—No es tuyo. El problema es mío, Abril… No te quepa ninguna duda.
—Creo que, después de haber sido ignorada durante todo un mes… Me he ganado pedirte algo que puede sonar egoísta. Eso creo. ¿Estás de acuerdo?
—Pídeme lo que quieras…
Abril se acaricia la muñequera. La de los Crimsons. La que le regalé.
—Quiero que decidas. Quiero que decidas entre dejar de tener algún tipo de relación conmigo, sea amistad o sea lo que sea… O, por el contrario, que decidas si acercarte a mí y contarme todo lo que te pasa para que yo lo pueda entender. No podemos seguir así, pero tampoco puedo ser tu amiga si eres capaz de ignorarme de esa forma durante todo un mes entero.
—Lo entiendo… Lo siento.
—No te haces a la idea de lo mucho que me gustó todo lo que pasó en el pueblo de Anna. Me devolviste la muñequera… Mi muñequera favorita…
—Sí… No he estado a la altura. Pasaron muchas cosas después…
—Supongo que así fue. Pero no te da derecho…
—¿Puedo darte mañana la respuesta?
Abril me mira muy seria. Suspira y asiente con la cabeza.
No puedo contestar hoy. Necesito contestar con el calendario de octubre en la mano. Es triste, es lamentable, pero es así. Necesito saber si le contaré esto a Abril o si ya no sale más en las predicciones, y apegarme a esa realidad. Necesito que el calendario decida por mí porque yo no puedo tomar una sola decisión más.
Hoy tengo que tomar dos decisiones: la de mi relación con Abril y la de responder a Lucía sobre lo que haré con Espino.
Abril se marcha sin decirme nada más. Respecto a lo de Lucía, bajo a su casa y le suplico que me deje pensarlo un día más. Le suelto una milonga sobre que tengo que esperar la respuesta de un amigo que se podría quedar a Espino o algo así. Por supuesto no he hablado con nadie sobre esto, pero es muy probable que el calendario de octubre me confirme si me mudo, si todo bien con Espino, o si hay algo que me ayude a decidir.
Me encantaría largarme de este edificio, pero es más fácil pensarlo que hacerlo. Encima no tengo ni trabajo, y ahora estoy viviendo a mitad de precio gracias a mi tío. Me quiero ir, pero no creo que pueda…
No pienso tomar estas dos decisiones sin el nuevo calendario. Es triste admitirlo de esta forma, pero tengo que ser honesto conmigo mismo: no puedo.
Alex y Lydia ya saben cuáles son las decisiones. Están hablándome por chat para ayudarme a decidir, pero no puedo escuchar nada. No me convence nada de lo que dicen. No quiero hacer nada sin el calendario.
Les digo que se esperen, que el calendario llegará en unas pocas horas. Que antes de que termine el día ya tendré la información que necesito y la podré comentar con ellos.
Las decisiones tienen que ser tomadas antes de las doce de la noche, ya que la predicción indica que tomo las dos decisiones. Es decir, que llego a una conclusión.
Pero sin el calendario no lo haré.
Ya son las diez de la noche. El calendario todavía no llega.
Busco en el rellano, en el buzón, en mi mochila, miro los correos y mensajes…
El calendario de octubre no llega.
Son las once. Sigue sin llegar.
Son las once y media. Sigue sin llegar…
Son las doce menos cuarto. ¡Sigue sin llegar!
¿Cómo voy a tomar las decisiones?
A las doce menos diez llega un mensaje anónimo a mi correo electrónico. Corro a abrirlo. El asunto es “octubre”. Tiene que ser eso.
Lo abro.
[--Asunto: Octubre--]
“¿Esperando tu ración mensual? Jijiji… Pobrecito Izan… Seguro que estás esperando a que te lleguen las predicciones para tomar tus DOS decisiones, ¿verdad? ¡Pues te lo guardaré hasta mañana para que no puedas usarlo! A decidir tú solito, bonito. JIJIJIJI”
No.
No, no, no, por favor. No. Si no tomo las decisiones con el calendario, que no sea porque esta bruja asquerosa se burla de mí. ¡No! ¿Por qué? ¿Por qué me odia tanto? ¡No!
Ya son las doce menos cinco. No tendré el calendario. En cinco minutos se termina el día. No voy a tomar las decisiones. No podré hacerlo sin el calendario.
Decido no tomar ninguna decisión.
Las dos decisiones se quedan sin respuesta.
La predicción de hoy no se ha cumplido.
Todo se desmorona. El mundo, el ambiente físico, o mi cabeza. No lo sé. Solo sé que todo se desmorona.
Esta sensación me resulta familiar.
Son las doce menos un minuto.
Todo se está rompiendo.
Se acabó.
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A las doce menos diez llega un mensaje anónimo a mi correo electrónico. Corro a abrirlo. El asunto es “octubre”. Tiene que ser eso.
Lo abro.
[--Asunto: Octubre--]
“¿Esperando tu ración mensual? Jijiji… Pobrecito Izan… Seguro que estás esperando a que te lleguen las predicciones para tomar tus DOS decisiones, ¿verdad? ¡Pues te lo guardaré hasta mañana para que no puedas usarlo! A decidir tú solito, bonito. JIJIJIJI
P.D: Ah, por cierto. Si notas algo feo, algo como que todo se desmorona… Te sugiero que digas en voz alta y con convicción qué es lo que decides, o la cosa terminará muy, muy mal… JIJIJI”
No.
No, no, no, por favor. No. Si no tomo las decisiones con el calendario, que no sea porque esta bruja asquerosa se burla de mí. ¡No! ¿Por qué? ¿Por qué me odia tanto? ¡No!
¿Y de qué habla? ¿Todo se desmorona? ¿Qué dice?
Ya son las doce menos cinco. No tendré el calendario. En cinco minutos se termina el día. No puedo tomar la decisión sin el calendario…
¿Pero qué ha dicho? ¿Por qué me da tanto miedo pensar que todo se desmoronará?
No entiendo nada. No sé a qué se refiere. No puedo comprender nada…
Son las doce menos tres. Tengo náuseas.
Las doce menos dos. Se me acelera el corazón. No sé si todo se desmorona o no, pero mi corazón cree que sí. O mi instinto. No sé el qué. No lo entiendo. Tengo miedo. Algo me ha resonado cuando ha dicho eso.
Las doce menos un minuto. Sin pensarlo ni un segundo más, grito:
—¡Tengo que alejarme de Abril! Le suplicaré que espere a que me aclare y que en un futuro hablemos, aunque sea como amigos, pero ahora será mejor que nos alejemos. ¡Y mañana mismo le confirmaré a Lucía que dejo este edificio de forma definitiva y que no verá más a mi gato! Que, si quiere, le dejaré el gato a algún amigo durante unos días, pero que yo seguiré con Espino en otro edificio. Que no me verá nunca más. ¡Me voy!
Ya solo quedan unos segundos para que se termine el día.
Ya he tomado las dos decisiones.
La predicción se ha cumplido.
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Este mes ha sido bastante intenso. Siempre sospechaba que podría haber otro Izan del futuro por ahí, pero nunca imaginé que serían dos y que uno de ellos estuviera tan cerca todo este tiempo. Tenía mis sospechas sobre la persona que se parecía al padre de Izan, pero nunca consideré a Rojo en la ecuación, bien jugado; todavía me sigo sorprendiendo. Anteriormente, las predicciones eran bastante diferentes y se centraban en aspectos de la vida de Izan, lo que me ayudó a conocerlo mejor y a los distintos personajes. Sin embargo, este mes parece que estás llevando la historia en una dirección mas específica con la magia y los viajes temporales. Los próximos meses deberían ser para mostrar las elecciones…