top of page

Lunes 1 de enero de 2024

Joel Soler

Actualizado: 17 ene 2024


Capítulo 307


Me escapo con Anna


“No me viene mal salir corriendo de aquí, la verdad.”



    Después de comer las uvas, me reúno en una esquina del local con la mayoría de los que saben lo del calendario. Lydia, Frank, Alex, Liam y Anna me están dando su apoyo en estos momentos.

    —Vale, a ver —dice Lydia—. Entre los que están aquí, ahora, en este local, hay un puto cabrón que te ha intentado joder.

    —¿Tú sabes algo? —pregunta Alex, mirando a Frank.

    —¿Te piensas que iba a permitir que Izan pasase por algo así en público? —contesta Frank.

    —Pues no lo sé —dice Alex, con una sonrisa desafiante—. Dímelo tú cuando estés preparado, ¿no?

    —No seas capullo, Alex. No empieces…

    —¡No os pongáis a discutir ahora! —digo—. Que alguien me ayude a pensar. ¿Qué efecto tendrá esto en mi vida?

    —Que estás jodido —dice Liam.

    —¡Pero bueno! —dice Anna—. ¿Qué forma es esta de darle ánimos a tu amigo?

    —No le doy ánimos, le digo lo que hay —contesta Liam.

    —Este chico es demasiado frio —dice Anna—. Ahora lo que tenemos que hacer es ayudar a Izan entre todos.

    En algún momento, sin darme cuenta de cuándo ha sido, Anna se ha cambiado el pañuelo, y ahora lleva el de cuadros verdes y rojos.

    —¿Crees que alguien te dará problemas? —pregunta Lydia.

    —Eric —digo, sin pensármelo—. Se lo ha tomado fatal. Y Oliver. Se ha rallado porque su nombre sale varias veces. Madre mía… Estoy muy jodido, tal y como ha dicho Liam.

    —¿Ves? ¡Así se hunde más rápido! —dice Anna, pegando un codazo a Liam—. Izan, escucha… Creo que, si el problema son ellos dos, podremos lidiar con ellos. Yo te puedo ayudar con Oliver.

    —¡Y yo con Eric! —dice Lydia—. Se hace el serio, pero es fácil de manejar. Desde que viene al mercado lo conozco mucho mejor, y es pura fachada, te lo juro.

    —No sé si son solo ellos dos —digo—. Hay más gente aquí, y no sé qué han visto, ni qué piensan, ni nada.

    —Eso solo servirá para preocuparte más —dice Anna—, y, encima, por cosas que no puedes controlar. Además… ¡Es que no es culpa tuya! ¿Alguien quiere saber algo sobre esto? ¡Que pregunte, que pregunte! Que ya verás lo que se encuentra. Es a ti al que te envían estos calendarios sin que tú los pidas. ¡Es que no es justo que te tengas que esconder por esto, vamos!

    —¡Pues eso digo yo! —dice Alex—. Ya, total, ¿qué más da? Entiendo que lo quisieras ocultar cuando querías hacer un poco de vida normal, pero esto ya se acaba, Izan.

    —No, no es tan fácil… —digo.

    —Creo que es un poco culpa mía —dice Liam—. Cuando me lo contó a mí… Mi primera reacción fue la de no creérmelo, y dejar de hablarnos durante un tiempo.

    —Pero, a ver. ¿Por qué hiciste eso? —pregunta Anna.

    —Porque soy gilipollas, claramente.

    —No, no, a ver —digo—. Lo de Liam fue porque entró en el peor momento y el peor contexto posible. No quiero tenerlo en cuenta. No te insultes por eso.

    —Sea como sea, Izan… —dice Frank—. Creo que lo mejor será que te airees un poco y pienses en esto en un lugar más calmado.

    —¿Crees que me tendría que ir? —pregunto.

    —No soy partidario de huir de esta manera, pero ahora estás bloqueado y, además, ya has visto lo que pone en la predicción de hoy.

    Todos me miran a mí y a Anna.

    Antes de que nadie pueda decir nada, Pol se acerca al grupo.

    —Izan, ¿tienes un momento?

    —Ah… Bueno, sí. Aunque me iba a ir ya.

    —No te preocupes, será menos de un minuto. Escucha: solo quiero decirte que he leído la frase del día seis. Tengo que preparar unas cosas, pero estoy preparado para darte una sesión ese día.

    —¿Crees que podrás conectar con esa vida pasada…? —pregunto, sin darle importancia al hecho de que habla de las predicciones como si siempre hubiese sabido sobre el tema.

    —No puedo prometer nada. Pero veo que te rodean cosas muy complicadas de entender, y creo que lo que buscas está relacionado con esa hoja tan rara, ¿no? Bueno… Yo no voy a juzgarte ni a agobiarte. Solo quiero que encuentres lo que estás buscando.

    —Ah… No sé qué decir. Muchas gracias, Pol.

    —Quedamos el sábado a la hora que tú quieras. Tienes mi número.

    Pol se retira. Todos los que están conmigo se quedan quietos, procesando la naturalidad con la que acabamos de tener esta conversación.

    —Es un máquina —digo, aunque no sea una expresión que suelo usar.

    —Ya lo veo, ya —dice Alex.

    Por detrás de Alex, veo pasar a Iris con una amiga con la que ha venido. No había reparado en su presencia hasta ahora, pero, de repente, tengo como un pequeño fogonazo.

    —Eh… —digo, señalando a la amiga de Iris.

    —¿Qué pasa? —pregunta Lydia—. ¿Quieres que miremos a Iris?

    —Iris no. La que va con ella. ¿Quién es?

    Todos la miran.

    —Me suena —dice Anna.

    —A mí también —dice Lydia—. Es amiga de Iris, ¿no? Alguna vez las he visto comprando juntas.

    —¡Sí! Es… Bueno, no sé cómo se llama —dice Anna—. Pero, sí, es amiga de Iris. La tengo vista.

    No sé por qué, pero, cuando miro a esa chica, miro también de reojo a Frank, como si hubiese una relación entre ellos, aunque no tenga ningún sentido.

    —¿A nadie más le suena?

    Frank, Alex y Liam niegan con la cabeza. En el caso de Frank, no sé si creérmelo.

    —¿Qué pasa con ella? —pregunta Alex—. ¿Es sospechosa? ¿La interrogo?

    —No, espera…—digo, con dificultades para respirar—. No sé. No sé qué pasa con ella. No sé nada.

    La sigo con la mirada y llegan hasta donde está Eric. Él, de tanto en tanto, me sigue mirando.

    Aparto la mirada y veo que Abril también me mira.

    Oliver también lo hace. Aaron también. Muchos miran, pero intentan disimularlo… Y se les da fatal.

    Respiro cada vez peor.

    —Izan, respira… —dice Lydia.

    Me mareo. No puedo con esto. Es mucha presión para mí.

    —Vale, ya —dice Anna—. Si se ha traído algo, llévaselo luego a casa.

    No sé ni con quién habla, pero, antes de poder hacer nada, Anna me agarra de la muñeca y sale corriendo, arrastrándome en el proceso.

    No pienso en nada más. Para cuando me doy cuenta, ya estamos en la calle.

    Hace un poco de frío. Nos hemos dejado los abrigos en el local.

    —Perdón por lo de los abrigos —dice—. Era ya una situación desesperada.

    —¿Por qué…?

    —¿Qué dices? ¡Tenía que sacarte de ahí!

    —Pero tienes frio… Estás temblando.

    —Anda, ¿y tú no? —dice, riéndose, y temblando al mismo tiempo.

    No digo nada más. Solo la abrazo. Nos abrazamos para ayudarnos a pasar mejor el frio.

    Aunque, si hiciera mucho calor, la hubiese abrazado igual. Me ha salvado de ese lugar. Ese local lleno de monstruos y miradas horribles que estaba destrozándome por dentro. Anna es la que me ha sacado de ahí.

    —Izan. Te invito a unos churros con chocolate. Conozco un sitio que en estas fechas abre a las cuatro de la madrugada.

    —Sí, por favor… Pero te invito yo.

    —Yo.

    —No, yo.

    —Ya lo veremos.

    Parecía que ahora iba a comenzar una carrera, pero seguimos abrazados. No nos podemos mover del sitio.

    —Lo del calendario, estar conmigo, aguantarme… Quiero pedirte que lo dejes —digo—. No es bueno para ti. No te lo mereces.

    —No empieces…

    —Lo digo en serio. No soy capaz de aclararme en nada, pero sí sé que haré daño sin darme cuenta. Todo el rato haciendo daño, Anna. Todo el rato. No valgo para nada.

    —¿Por qué lo dices?

    —El otro día, en la predicción que hablaba de un paraguas, Abril me besó. Yo no me aparté.

    Anna se aparta un poco y me mira. No consigo descifrar su cara.

    —¿Y qué pasa?

    —¿Cómo que qué pasa? Lo de Abril no lo he resuelto, pero tú no te mereces estar ahí esperando a que lo haga.

    —¿Por qué no? Yo ya dije que esperaría a que se termine el calendario. Después de eso, miraremos qué pasa. Si somos pareja o no, será porque los dos nos pondremos de acuerdo. Y si no lo somos, quiero seguir siendo tu amiga, que te quede muy claro.

    —Anna, espera… Frena. ¿Por qué eres tan buena conmigo? ¿Por qué con una persona tan inútil como yo?

    —Deja de decir eso. ¿Qué manera es esa de empezar el año? ¡Esa actitud te hará tener un año espantoso, vamos!

    —Es que eso es lo que pienso sobre mí… Sobre todo cuando estoy contigo, y veo que eres mucho mejor que yo, porque lo veo, y…

    —No ves nada. No puedes ver nada porque tienes demasiadas cosas a las que mirar. ¿No prefieres esperar a marzo? ¿No quieres tener esta conversación cuando ya no tengas calendarios?

    —Sí, bueno… Es que…

    —Mira, Izan. Ahora, si me quieres conceder un pequeño favor, solo te pediré que no pienses más en esto. Céntrate en solucionar el calendario. Prioriza salir vivo y bien de todo esto. Lo demás no importa.

    —¿Ese es tu deseo de año nuevo?

    Anna sonríe. Creo que le ha gustado esa frase, porque es una sonrisa tímida.

    —Sí… Uno de ellos.

    —Eres demasiado buena…

    —¿Sabes, Izan? Siento que, de alguna forma, incluso aunque te cueste verlo… Me estás protegiendo. Lo pone en el calendario, ¿no? Alguien quiere hacerme daño… Y sé que tú harás todo lo posible para impedirlo. Es que estoy segurísima, vamos. Por eso te voy a proteger yo también a ti. No hay más que hablar. Es tan sencillo como eso. ¿Qué te parece?

    —Anna… —no sé qué decir. Me ha desarmado del todo—. Es… Sí, yo haré lo posible por…

    Me abraza y me da un beso en la frente.

    —Va, deja de comerte la cabeza. ¡Lo que vamos a comer ahora son churros con chocolate, que es año nuevo!

    —Sí… Creo que me sentarán genial. Muchas gracias… Pero invito yo.

    —¡Que no!

 

    El resto del día no merece la pena comentarlo. Un día de descanso y de no entender las predicciones. Qué más da. Esa escapada con Anna… Eso lo ha sido todo. Solo por ese momento, ya puedo decir que 2024 será un gran año, incluso aunque todos los demás días sean horribles… No podré decir que es el peor año de mi vida, por ese ratito que hemos pasado, y que solo es para nosotros. Sin olores, sin recuerdos, sin trampas… Solo nosotros, en esta vida, o esta línea temporal, o lo que quiera que esté pasando. Así es como empieza 2024, el año en el que terminaré de luchar contra este maldito calendario para empezar a vivir, de nuevo, una vida sin predicciones que me controlen.






28 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Epílogo y texto final

Epílogo: Más allá del calendario Este es el final de la historia. La historia que Izan ha vivido durante todo un año. La historia de doce...

Jueves 29 de febrero de 2024

Capítulo 366 Todos miramos a Oliver. Su frase se ha quedado a medias. —¿Oliver…? —pregunta Anna. —¿Qué? —pregunta él, con una expresión...

Miércoles 28 de febrero de 2024

Capítulo 365 A (Parte 1) CDLS al completo en el templo “Eso no ocurrirá. Y ya no importa de quién sea la otra letra. Acabaremos hoy, pase...

Comments


bottom of page