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Martes 13 de febrero de 2024

Joel Soler

Actualizado: 14 feb 2024


Capítulo 350


Cena, tensión y explicación


“No sé cómo lo hago para ser tan abstracto y específico al mismo tiempo.”


 

    Hemos quedado Oliver, Hugo y yo. Tengo todo el agobio de que Saúl sigue sin aparecer, y ahora esto.

    Ha pasado el día entero y Saúl no da señales de vida. Su hermana está agobiadísima, y Frank también está que no puede más. No sabemos qué hacer.

    Como antes de ir a casa de Hugo me voy a encontrar con Oliver, me toca preguntarle si su grupo ha tenido algo que ver.

    Llego al lugar donde hemos quedado. Ya me está esperando ahí.

    —¿A qué viene esto? ¿Es por la predicción? —pregunto—. Me podía haber apañado cenando con otra persona.

    —Si te digo la verdad, ha sido idea de mi padre. Él me pidió que te lo dijera a ti.

    —Ah… ¿Sí? Eso es raro. ¿Por qué Hugo no me lo ha dicho directamente?

    —No lo sé. ¿Qué tipo de cena quieres tener? Tensión habrá, eso seguro. Pero también tiene que haber explicación. La predicción no especifica que digamos la verdad, solo que expliquemos cosas. O que él nos las explique. Lo que ocurra antes.

    —No sé… No tengo cabeza para eso —digo.

    —Anda que yo… —dice.

    —¿Tú sabes dónde está Saúl?

    Oliver me mira, extrañado.

    —¿Ha desaparecido tu amigo?

    —Sí. ¿Sabes si ha sido alguno de tu grupito?

    —Mi grupito… —dice Oliver, con una leve risa sarcástica—. A ver quién me traiciona primero… ¿Mi abuela, o Jordi? Lo normal sería pensar que Jordi, pero no apostaría todas mis monedas en su contra.

    —No sabes nada, ¿no?

    —No. No sé nada.

    Oliver y yo detallamos qué actitud tendremos durante la cena con Hugo. Vamos a contarle una versión que hemos apalabrado que consista en verdades a medias. El objetivo es que Hugo no se sienta tan decepcionado con Oliver. Él dice que le da un poco igual, porque el mundo se reiniciará, pero yo le he dicho que, por si no, que se cure en salud y esté a buenas con su padre.

    Entramos en casa de Hugo, que tiene la cena lista.

        Al principio, tenemos una charla tranquila, bastante trivial, hablando del trabajo de cada uno. Pero, por culpa de eso, tengo que hablar de mi despido, y para hacerlo tengo que decir en voz alta que Oliver sabe lo de Olivia en el cuerpo de Dana (ya que no creo que tenga tanta cara de fingir sorpresa frente a eso).

    —¿Te cuesta contarme la historia? —pregunta Hugo. Me está mirando mal. No me miraba tan mal desde que nos odiábamos. No me esperaba esa mirada, y ahora me siento fatal…

    —Bueno… Es que hay cosas que están conectadas con otras y… Es un follón.

    —¿Seguro?

    —Ya te contaré —insisto.

    —Y tú —dice Hugo, mirando a Oliver—. ¿Te ha contado Izan por qué lo han despedido?

    —¿A mí? Qué va. Yo de su trabajo sé solo lo de Ignacio. Eso lo tiene en común contigo, es vuestro tema de conversación favorito.

    —Ya —dice Hugo—. Y, ¿cómo está tu hermana? ¿La sigue molestando ese del que me hablaste?

    —¿Su ex? —pregunta Oliver—. Un poco, sí.

    —¿Sabes si me sigue odiando? ¿Habéis hablado de mí? —pregunta Hugo, mirando a Oliver igual de mal que a mí.

    —¿Nora…? —pregunta Oliver, cada vez más asustado por la mirada de su padre—. Bueno, ya sabes cómo es…

    —No. No lo sé.

    —Hugo —digo—. ¿Te pasa algo?

    —¿Vosotros estáis bien? Entre vosotros, digo.

    Oliver y yo nos miramos. No sabemos cómo contestar a eso. Entiendo que sabe o sospecha algo de toda la historia, pero no sé hasta qué punto.

    —No entiendo la pregunta —digo, para ganar tiempo.

    —¿Odias a mi hijo?

    Miro de nuevo a Oliver. En realidad, no voy a mentir.

    —No. No lo odio.

    Hugo da un golpe en la mesa, y los dos pegamos un bote del susto.

    —¡Ya vale! ¿No veis que sé lo que pasa?

    —¿Y qué es lo que sabes? —pregunta Oliver.

    —Pues ahora te lo digo, hijo, porque está visto que ninguno de los dos me lo contará —Hugo me mira a mí—. Me extrañaba que nadie me quisiera contar nada. He tenido que interrogar a Estrella hasta que me ha dicho la verdad. ¡Me lo ha contado todo! Que Olivia está en el cuerpo de Dana, que mi hijo es el que estaba detrás de tu calendario, y colaboraba con Olivia y con el ex de Nora…

    Hugo respira cada vez peor. Me recuerda a cuando tuvo el ataque de ansiedad contra Ignacio, y terminó en el hospital…

    —Hugo, por favor… Respira, y ahora te lo contamos todo…

    —Papá —dice Oliver, levantándose y poniéndose a su espalda para hacerle un masaje—. Respira…

    Hugo aparta a Oliver de un manotazo.

    —¡Te acabo de preguntar si Nora me odiaba, y no has tenido la decencia de decirme que eso era una mentira! ¡Estrella me ha contado lo de la lista! ¿No has sido capaz de decirme ni eso?

    Oliver no sabe qué contestar. No puede hacerlo.

    —Hugo, escucha… —digo—. Aunque Oliver colaborase con Olivia y con el ex de Nora, él va por individual. No trabaja con ellos como tal. Tiene sus razones, y en todo caso la culpa es mía…

    —No dudo que tenga sus motivos —dice Hugo—, pero esto no se hace. Así no…

    —No sabes por lo que pasé —dice Oliver—. Te quiero mucho, pero no me juzgues. No se te ocurra juzgarme si no has visto todo lo que he vivido en los otros dos mundos…

    —¿Te estás poniendo amenazante conmigo? —pregunta Hugo, poniéndose de pie y encarándose a su hijo.

     Los dos se miran, y Oliver empieza a ceder poco a poco.

    —¡Escucha! —digo—. Estrella te ha dicho la verdad, pero le falta información. No sabe sobre las conversaciones que hemos tenido Oliver y yo durante los primeros días de febrero.

    —¿No? ¿Y qué conversaciones serían esas?

    Oliver me mira, confuso. Creo que no sabe por dónde voy.

    —Él comenzó todo esto para salvar a Anna, y Olivia y el ex de Nora lo convirtieron en algo mucho más complicado y peligroso, pero él nunca ha estado a favor de ellos. Solo le hacía caso a su abuela para llegar a su objetivo final. Y, aunque me odió en otras versiones del mundo, él no está de acuerdo con muchas cosas que hacen ellos. Incluso me siguió dando las gracias por haberos reunido a vosotros dos. Él no es así… No es como ellos.

    Los dos se quedan en silencio. Es muy difícil manejar este nivel de tensión.

    —Ya sé que lo hizo por Anna —dice Hugo—, pero estas formas… Y hacer caso de los experimentos de Olivia…

    —¿Crees que para él sería fácil llevarle la contraria a su abuela? ¿A Olivia Sallares? ¿Tú te acuerdas de ella?

    —Ya lo sé, pero… Hay muchas formas de hacer las cosas.

    —¡Se acababa de morir Anna! No podía pensar. Y luego, en la segunda versión del mundo, llegó incluso a romper su calendario y llevarle la contraria a Olivia, hasta que Anna volvió a morir. ¿Qué creías que pasaría?

    Hugo ya no tiene con qué contestar.

    —Papá… —dice Oliver—. No creo que lo haya hecho bien, pero… No he sabido hacerlo mejor.

    —¿Por qué no me has dicho que Nora sí que me quería? —pregunta.

    —Eso… Es porque yo no entiendo muy bien lo de la lista de Nora. No consigo creérmela. Creo que Izan lo entiende mucho mejor que yo. Si él te confirma que mi hermana también te quiere… Entonces, supongo que será verdad.

    Hugo me mira, y yo asiento con una sonrisa.

    Intentando que no le veamos la cara, y manteniendo la compostura, Hugo empieza a llorar.

    —Por favor… No os hagáis daño mutuamente… Ya habéis tenido suficiente los dos, y habéis tenido que sufrir a Olivia los dos… Ya es suficiente.

    Oliver y yo nos miramos. No sabemos qué decir.

    —Ojalá hubiese podido estar contigo desde mucho antes… —dice Hugo, sujetando con fuerza la mano de Oliver—. Siento que ya es muy tarde… Que esa familia te hizo demasiado daño, y que yo no podré hacer nada…

 

    Después de eso, terminamos la cena, con un ambiente triste y silencioso, sin ser capaces de mirarnos a la cara los unos a los otros.

     Tras despedirnos de Hugo, Oliver me acompaña unas pocas calles.

    —Lo has hecho otra vez… —dice.

    —¿Qué he hecho ahora?

    —Me has protegido. Me proteges, me reúnes con mi padre, dices que me cuidarás, me ayudas siempre que lo necesito… ¿Por qué lo haces? ¿Para que no te odie? ¿Es que tienes momentos en los que te crees un héroe, pero luego tienes que sacar a pasear tu lado oscuro? No te entiendo…

    —Me sale como me sale. Creo que, tanto para ser bueno como para ser malo, la clave conmigo es que soy muy torpe.

    —Pero en este caso no te entiendo —insiste—. ¿Por qué me has ayudado? ¿Por qué te has esforzado en defenderme delante de mi padre? Tú ahora tendrías que odiarme.

    —Es que no lo he hecho por ti. Lo he hecho por Hugo, ¿no lo entiendes? Bastante tiene con ser el padre de dos hijos tan chungos y de no haber podido estar con vosotros cuando tocaba, como para tener que darle más disgustos…

    —Dirás lo que quieras… —dice Oliver—. Pero, para mí, es imposible entenderte.

    —Pues si te digo que es verdad que no te odio, ya te revienta la cabeza, ¿no? —digo, sonriendo.

    Oliver no me quiere mirar. Empieza a caminar más rápido.

    —Deja de hacerte el bueno conmigo. Me estoy poniendo muy malo. Ni somos amigos, ni pienso cambiar lo que estoy haciendo.

    —Haz lo que tengas que hacer —digo—. Cuando de verdad comprenda todo lo que pasa y lo que quieres hacer… Si de verdad comprendo que todo será en beneficio de Anna… Entonces lo más seguro es que te apoye.

    —¿Aunque eso sea matarte?

    —Eso es secundario. Si no haces daño a mis amigos, si es lo mejor para Anna… Y si no destrozas la vida de Saúl con un tercer reinicio tallado por dos calendarios… Entonces te permitiré hacer lo que sea.

    —Ahí está la trampa… —dice Oliver, con una sonrisa que me deja muy mal cuerpo—. Por mucho que hayas mencionado primero a Anna, tú no quieres que reinicie el mundo. No quieres que pase porque eso le haría mucho daño a tu querido Saúl. Me dirás que me apoyarás, pero solo dentro de tus propias normas.

    —Es lo que pasa con los acuerdos, ¿no? Cada uno cede un poco… Yo estoy dispuesto a ofrecerte mucho.

    —¿Qué acuerdo? ¡No estamos negociando! Tú solo eres un obstáculo. Yo haré lo que sea mejor para mí y para Anna. Si tengo que reiniciar o no, eso lo decidiré sin tener en cuenta ni tu opinión, ni la de Saúl. Y más te vale que aceptes lo que venga…

    —Yo también haré lo que crea que es mejor —digo—, solo que todavía no sé lo que es.

    Oliver se queda quieto, mirando al suelo.

    —Escucha… Yo también quiero que los reinicios dejen de existir. Solo puedo decirte que, si de verdad podemos arreglar esto sin más reinicios, y solo si yo estoy satisfecho con lo que pase con Anna… Entonces, priorizaré esa solución.

    —Si es así, ten por seguro que te ayudaré —digo.

    —Izan… ¿Crees que podrías ayudarme a evitar que Anna me odie por esto…?

    —¡Pues claro! Dependerá de ella, pero yo haría lo que fuera para conseguirlo. Incluso quitarme del medio, si es necesario. Al final, como tú dijiste, nunca se sabe lo peligroso que puedo llegar a ser, incluso si parezco muy bueno. No te niego que eso pueda ser verdad, porque pensar lo contrario sería algo muy conveniente para mí.

    Oliver vuelve a quedarse callado, y entonces me da la espalda.

    —Me lo estás volviendo a hacer. Me harás caer otra vez…

    —Oliver, escucha. Nuestras prioridades están claras. Solo tenemos que ponernos de acuerdo. No hace falta que yo salga ganando. Tú sabes que, mientras mis amigos, Anna y Saúl no sufran por todo esto, yo estoy dispuesto, de verdad, a que me ocurra cualquier cosa… Por mala que sea.

    —Ya. Ya te he escuchado. Necesito tiempo para pensar.

    Sin decir nada más, ni dejarme responder, Oliver se marcha.

    Se acabó la predicción de hoy. Se ha cumplido.

    Creo que he avanzado mucho con Oliver. Tal vez Olivia y Jordi sigan siendo un problema, pero… Puede que él y yo nos logremos entender. Tengo esperanzas.

    Me gustaría contárselo a Saúl… Pero sigue sin dar señales de vida.



Archivo secreto 13: La primera versión del Mundo 6

    El primer Izan del Mundo 6 no siguió el día a día del calendario, y tampoco conoció a Saúl, ni a Olivia, ni a Jordi. ¿Cómo le fue a esta versión de Izan? ¿Cuánta verdad hay en la versión de Oliver? Vamos a verlo, mes a mes.


Marzo

    Fue el único mes más o menos parecido al de los otros dos Izan. El trabajo, el reality, la actitud, algunos eventos (como la salida de Frank de la cárcel), fueron cosas que este Izan también vivió. El mayor cambio fue que, durante los días de mercado, Izan se fue acercando mucho más a Anna y a Oliver, hasta el punto de ir formando un grupo de tres. El día de la achicoria ocurrió mucho más pronto en este mundo, y eso los llevó a formar más planes de tres más seguido.

 

Abril

    Los planes eran cada vez más comunes. Fueron juntos al teatro, vieron una serie larga juntos, Anna hacía experimentos culinarios para que los otros dos diesen su opinión…

    En muchos de esos planes también venía Lydia pero, con el tiempo, empezó a notar que la unidad de los tres era un grupo en sí mismo, e incluso se puso un poco celosa.

    Para finales de abril, Izan empezó a enamorarse de Anna. Pocos días después, el último día de abril, Anna empezó a sentir lo mismo por Izan. Ninguno de los dos se atrevió a decirle nada al otro, porque no querían romper la unidad de ese grupo, y porque no sabían cómo se lo tomaría Oliver.

 

Mayo

    A mediados de mayo, tanto Anna como Izan le explicaron a Oliver lo que sentían por el otro. Él vio peligrar la estabilidad del grupo, pero los vio tan seguros y convencidos, que no quiso ser él quien se interpusiera en su camino. Para Oliver, que Anna fuera feliz siempre era lo primero, y por eso le hizo prometer a Izan que sería leal y que la cuidaría.

    El once de mayo fue la fecha en la que Izan y Anna empezarían a salir. Una relación que tuvo unas primeras semanas fantásticas, y que se desarrolló sin dejar aislado a Oliver. Si solo se mirasen las primeras tres semanas, parecería que fue un acierto tomar esa decisión.

 

Junio

    El principio de junio fue igualmente bien. Poco a poco, lo iban descubriendo el resto de personas del mercado, siendo Lydia la que más se alegró por ellos, y siendo el tema principal de junio. Todo fue perfecto hasta que, con la excusa del cumpleaños de Nora, ella pidió a Izan que dieran un paseo. Nada más que eso.

     Durante el paseo todo fue normal. Izan se mantenía firme y decía que estaba enamorado de otra, y que ya no tenía que intentarlo más con él. Ella “se rindió”, pero sonrió, porque sabía lo que se había movido en el interior de Izan.

    Con el paso de los días, Izan pensaba mucho más de lo que debería en Nora. Cada vez que se quedaba solo, le daba vueltas a su paseo con Nora; Cada vez que, estando con Anna, alguien decía algo que le recordaba a algo relacionado con Nora, se bloqueaba, y se iba oscureciendo poco a poco; Cada vez que veía la cara de Oliver… Se acordaba de su hermana.

    Nora consiguió quedar una vez más con Izan en junio, pero siguió sin pasar nada. Sin embargo, los sentimientos de Izan cada vez estaban más tocados.

    El profesor Rafael murió este mes (dos meses más tarde que en las siguientes repeticiones), y que el golpe impactase justo en el momento en el que Izan menos confiaba en sí mismo, y en el momento en que más se estaba planteando que era una persona oscura y sin valor, fue algo decisivo, cosa que Nora aprovechó para justificar los sentimientos bajos y podridos de Izan.

 

Julio

    A principios de julio, Nora consiguió quedar una tercera vez con Izan, y ahí, sin darse cuenta ni de cómo pasó, se besaron. Izan apartó a Nora, y escapó de ella. Intentó fingir normalidad con Anna y Oliver, pero no podía. Notaba que todo empezaba a empeorar.

    Además, Lydia se enteró de que Izan estaba quedando con Nora, y empezó a juzgarlo muy severamente, cosa que él se tomó con muchísimo rechazo.

    Fue Nora la que animó a Izan en esa etapa. Esa es la debilidad que lo llevó a hacer caso a algunas cosas que Nora le decía. A abrazar la oscuridad.

    A finales de julio, Izan y Nora se acostaron. Pero no quiso cortar con Anna.

 

Agosto

    Nora quería que Izan se quedase solo con ella. Tenía muchísimo dinero ahorrado, y su plan era fugarse, pero le aterraba irse sola. Quería irse con Izan, y confesarle que lo había manipulado por egoísta, pero que, una vez lejos de su familia, no volvería a ser tan mala con él, y que podrían crear algo juntos. Izan percibió ese deseo de Nora, y se enganchó muchísimo a ella. Tanto, que cuando Lydia y Oliver la criticaban o intentaban alejar a Izan de Nora, era el propio Izan el que se ponía a la defensiva de la forma más nociva.

    Oliver se acabó enterando de todo, porque ni Izan ni Nora eran buenos disimulando, así que le pidió que dejase de salir con Anna en ese mismo instante. Aunque Izan sabía que eso era lo correcto, había una cosa que lo bloqueaba: que fuera Oliver el que se lo pidiera.

    Izan empezó a pensar muy mal de Oliver. Pensaba que no era honesto, y que no quería admitir sus sentimientos por Anna, y también que era alguien que no apreciaba el amor de su hermana, y no hacía alianza con ella en contra de su familia, porque era un cobarde. Esos pensamientos en contra de Oliver hicieron que Izan lo empezase a tratar muy mal. Por eso, cuando Oliver pidió que Izan y Anna cortaran… Solo pudo pensar en negarle la petición, y en ver si Oliver despertaba y hacía algo, o seguía siendo un cobarde.

    Izan entró en una crisis de identidad por aquella época, pues quería abrazar la oscuridad de Nora por un lado, pero quería abrazar la luz de Anna por el otro. Se sentía muy mal consigo mismo, pero se ponía a la defensiva cuando veía a Oliver.

    Durante este mes, Oliver y Lydia hicieron lo posible para que Izan se bajara del burro… Pero no hubo manera.

    Frank estaba de nuevo en la cárcel, pero Alex sí que vino a finales de agosto para quedarse unos días, y procuró ayudar a Lydia. Sin embargo, tampoco logró nada.

 

Septiembre

    Alex y Lydia se hartaron de Izan. Ya avisaron de que no podrían tolerar otra “etapa Nora”. En el caso de Lydia, además, no soportaba que hubiera hecho daño a una de sus mejores amigas. Por lo tanto, cuando Lydia cortó lazos con Izan del todo, fue ella misma la que informó a Anna de que Nora e Izan se habían acostado, y de que se seguían viendo, y también de que Izan estaba amenazando a Oliver.

    Izan amenazó a Lydia, y llegaron a pelearse físicamente. Decidieron no hablar nunca más, pasara lo que pasara.

    Alex los intentó detener, pero se fue, abatido, al ver que sus esfuerzos fueron inútiles.

    Cuando Anna le pidió explicaciones a Izan, este fingió que no le importaba nada. Oliver lo vio, y se quedó también con esa impresión. Los dos se alejaron de él.

    Sin embargo, Izan sí que sentía algo. Sentía que acababa de cometer el error más grande de toda su vida, y que no entendía cómo había llegado ahí. Le daba tanta vergüenza admitir que él había hecho todo eso, que prefirió huir hacia delante, y fingir que no le importaba nada, y que, ahora, él era así. Si se desmoronaba y admitía cómo se sentía de verdad, notaba que no lo podría soportar, y que eso era parecido a la muerte.

   

Octubre

    El tío Mateo, al igual que en las siguientes repeticiones, murió este mes, casi al mismo tiempo que el cumpleaños de Izan. En esta versión de la historia, Gris solo era ese amigo del tío Mateo, pero Izan nunca supo que se trataba de él mismo. Gris intentó acercarse a él, pero Izan no quería hablar con nadie, y rechazó la oferta de tomar algo de ese “amigo viejo del tío Mateo al que no conozco de nada”.

    Aunque Nora iba a ser el apoyo principal de Izan, él no tardó en echarle en cara que ella estaba empeorando las cosas. Izan se sentía solo al ver que pasaba su cumpleaños a solas con Nora, y se arrepintió de todo lo que hizo. Nora lo mantuvo un tiempo más a su lado, pero, al final… El ciclo se repitió, y volvieron a cortar.

 

Noviembre

    Este mes, Izan lo pasó solo, en piloto automático, sin amigos, sin conexiones, tratando mal a los pocos que hablaban con él, peleándose con Hugo en el trabajo y aislándose por completo.

    Empezó a ganar amistad con Aaron, Gemma y Pol. Al final, fue Pol el que más le ayudó con las meditaciones y las lecciones espirituales. De esta forma, Izan pudo comprenderse mucho mejor a sí mismo, y procuró volver a confiar en su propia humanidad.

    El primer paso sería intentar recuperar algunas de sus amistades… Y procurar redimirse, aunque le llevase años.

 

Diciembre

    Izan intentó volver, poco a poco, a la vida de algunas personas importantes. Frank seguía en la cárcel, y Alex fuera del país, así que primero lo intentó con Lydia, pero ella estaba muy cerrada. Con quien más lo intentó fue con Anna y Oliver que, al final, tenían mucha debilidad por él. Izan les suplicó su perdón y les prometió que cambiaría y que solo necesitaba no perderlos.

    Poco después, Nora se acercó de nuevo a Izan, pero este consiguió rechazarla de manera firme. Sin embargo, antes de despedirse, Nora le explicó que ya no tendría libertad, porque Oliver la había delatado con sus abuelos, y ahora vivía con ellos, para estar vigilada y que no se le ocurriera fugarse, y menos si es con un novio que ellos no aprueben.

    Izan pensó que Oliver no entendía todo lo que Nora lo quería, y que no tenía que haber hecho eso, sabiendo lo peligrosos que eran sus abuelos. Ese pensamiento, sumado a lo protector y desconfiado que se mostraba Oliver, a la hora de vigilar que Izan no se acercase más de la cuenta a Anna, hizo que Izan generase un rechazo enorme por Oliver.

    En parte por eso, y en parte porque no pensaba con claridad, Izan dio rienda suelta a sus sentimientos por Anna, aprovechando cada resquicio que veía en ella para pedirle una segunda oportunidad a la relación.

    Anna rechazó muchas veces a Izan, pero él siempre aprovechaba los diversos resquicios. Y, cada vez que pensaba que tenía que parar, veía cómo lo miraba Oliver… Y seguía intentándolo.

    A finales de año, ablandada por la Navidad… Anna decidió dar esa segunda oportunidad a Izan.

    Oliver no se lo tomó bien, e Izan empezó a manipular a Anna para alejarla de Oliver.

   

Enero

    A principios de año, Oliver le regaló un pañuelo a Anna, e hizo alarde de los pañuelos que conocía. A Izan le daba envidia, porque no había tenido tiempo de aprender el significado de todos los pañuelos. Quería tomarse ese tiempo cuando se quitasen de encima a Oliver.

    Sin darse cuenta, Anna estaba cayendo en la trampa. Con pequeños gestos y planes, Oliver estaba cada vez más apartado de la vida de Anna.

    Sin embargo, Anna no estaba nada cómoda. Se mantenía al lado de Izan con la esperanza de que volviera esa luz que vio a principios del año anterior. Pero cada vez perdía más la esperanza y, en parte porque se rompió un poco, y en parte a modo de protesta, para hacer reaccionar a Izan, Anna dejó de llevar pañuelo.

    Durante un tiempo, Izan no entendió el significado real de aquello, pero sí que entendía que algo no estaba bien. En realidad, Izan sí que intentó tratar mucho mejor y hacer más caso a Anna, buscando la forma de hacer que volviera a recuperar el pañuelo. Los esfuerzos de Izan existieron, pero fueron torpes e insuficientes.

    De cara a Oliver, Izan no estaba haciendo nada en absoluto, porque no había resultados, porque él, en su lugar, lo hubiese hecho mejor, y porque, cada vez que se los encontraba, se veía a Izan muy tranquilo. La realidad era que Izan fingía una actitud mucho más mezquina frente a Oliver, para alejarlo de ellos. Pero Izan estaba sintiéndose inútil y cada vez se frustraba más consigo mismo. Día a día, entendía que no merecía a Anna, pero quería seguir con ella. Siempre tuvo la esperanza de que todo se pudiera solucionar.

 

Febrero

    Alex volvió el primer día de febrero, y tuvo un encontronazo con Izan. Tanto Alex como Lydia consiguieron que Izan se sintiera la persona más miserable del mundo. También tuvo una pelea con Oliver.

    Al mismo tiempo, tras una pelea con Hugo y con Ignacio, que terminó en Izan golpeando a Ignacio en la cara, el día dos de febrero, Izan se quedó sin trabajo.

    Todo eso sumado hizo que Izan se quiere aislar, sin saber que se estaba saltando el cumpleaños de Anna. Ella, que esperaba que por lo menos Izan se acordara de eso, entendió que tenía que quererse un poco a sí misma y tenía que alejarse de él.

    Anna cortó con Izan en persona, yendo a su casa el día cuatro de febrero. Izan no reaccionó.

    Oliver volvió a acercarse a Anna. Ella se sentía muy culpable por haber caído en la manipulación de Izan y por alejarse de Oliver. Él lo perdonó todo, y dedicó todo su tiempo a cuidarla.

    Sin embargo, la herida de Anna era muy profunda, y Oliver no lo hacía tan bien como se pensaba.

    A mediados de febrero, todavía con la cabeza en otro sitio, Anna conducía, pero no atendía a la carretera. Por culpa de eso, se chocó con otro coche.

    Terminó en el hospital con el cuello lesionado, pero poco más. Solo tendría que hacer reposo una o dos semanas.

    Oliver fue a visitarla. Lloraba, porque sabía que Anna estaba tan rota que tuvo el accidente por eso. Estaba frustrado, porque quería solucionarlo, pero no sabía cómo.

    Al ver cómo estaba afectando todo esto a Oliver, Anna lo acaricio y le dijo “todo está bien…”.

    Ella tenía la esperanza de que empezaría a recuperarse solo para devolverle el favor de Oliver. Ella admitió delante de Oliver que nadie la cuidaría mejor que él. Que volvería a llevar pañuelos.

    Oliver se ilusionó al escuchar eso, y corrió a comprar un pañuelo nuevo. Uno caoba. El significado sería que Anna tendría que dejarse cuidar por los que la quieran, y que no tendría que preocuparse, durante un tiempo, por los problemas de los demás. Significaría que ahora le tocaba a ella. Oliver sabía que ese pañuelo le faltaba a Anna, y que haría que se convirtiera en su pasarela hacia la recuperación, antes de volver a ser ella misma, con todos sus pañuelos. La personalidad que Oliver amaba.

    Al mismo tiempo, la madre de Anna fue a verla con una muy mala noticia: la conductora del coche con el que chocó murió esa misma mañana. Era una madre soltera con un niño de cinco años que, por suerte, no iba en el coche en ese momento. Los padres de la conductora le gritaron la historia a la madre de Anna, e interpusieron una denuncia.

    Cuando Anna se enteró de todo eso, no fue capaz de contestar. Se levantó, fue al baño, y se quitó la vida sin pensarlo dos veces.

    Oliver no pudo soportar la existencia de un mundo sin Anna, lo que lo llevaría a pedirle a su abuela lo que se terminaría convirtiendo en el hechizo del calendario.

    Lo que Oliver no supo es que, durante esos días, Izan también estaba visitando a Anna, y que, cuando se enteró de su muerte, reaccionó casi igual que él, con la diferencia de que no sabía cómo conseguir que el mundo se reiniciara.

    La muerte de Anna hizo que Izan entendiera que se había vuelto el peor monstruo. Sabía que no se recuperaría nunca de eso, y que merecía morir.

    Mientras Izan se cuestionaba si quitarse de la vida, recibió una visita de Nora. Ella se enteró de lo que Oliver quería hacer, ya que se lo explicó el día veintiocho por la mañana, y Nora corrió a explicárselo a Izan. Nora pensó que Izan podría ayudar a que Oliver cambiara de idea, pero Izan, al enterarse del plan de Oliver, lloró de alegría. Nora no lo entendía, pero Izan solo decía “¿el mundo se corregirá? ¿Anna volverá a estar viva? ¿Oliver se encargará de todo…?”.

    Nora entendió que no podía detener a Oliver, ni tampoco a Izan. Los dos querían que el mundo se reiniciara.

    Durante parte del veintiocho y todo el veintinueve, Izan no comió, ni durmió, ni hizo nada. Dedicó las últimas treinta y seis horas de ese mundo a desear que el siguiente Izan fuera buena persona. A desear que no repitiera bajo ningún concepto los mismos errores que él. “Quiero ser buena persona… Quiero que el siguiente Izan sea alguien que merezca la pena… Recuerda este sentimiento… Evítalo, por favor…”.

    Con ese sentimiento en mente, y dejando claro que tenía que llegar a un segundo Izan, y que él tenía que desaparecer… Cuando vio que el mundo empezaba a desmoronarse y a rebobinarse, justo antes de perder la conciencia, sonrió, aliviado.

    Así es como la primera versión del Mundo 6 dejó de existir, y como, lo poco que quedó de ese primer Izan, no quiso prevalecer de ninguna forma, haciendo que solo perduraran sus deseos de que el siguiente Izan fuese una mejor persona.






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