Capítulo 56
Estrella ha desaparecido
“No poder hacer nada para evitar esto es lo que más me trastoca. ¿Para qué quiero un calendario predictivo si no puedo evitar nada?”
La única forma de cambiar una predicción es darle un sentido que siga encajando con la frase pero que no sea la opción más mala. En el caso de Estrella, lo más razonable sería pensar que hay que asegurarse de que su desaparición esté controlada, que no es que alguien la haya secuestrado para matarla. Por ejemplo, que sea ella quien, por su propio pie, decida desaparecer de la vida de todo el mundo. Sin embargo, eso tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, si las cosas que hacen que desaparezca ya se están gestando desde ayer o antes, o si ya ha desaparecido, pero yo me doy cuenta hoy, entonces no podré hacer nada. Además, si yo la ayudo a esconderse, es posible que la predicción lo hubiese expresado de otra forma, del estilo: ayudo a Estrella a desaparecer.
Intento comentarle alguna de estas cosas a Estrella por mensaje desde por la mañana, pero no contesta en todo ese tiempo.
Al salir del trabajo y pasarme por su cafetería, no es ninguna sorpresa que no esté ahí. A quien sí me encuentro es a Serena, que estaba buscando a Estrella precisamente.
—¡Hola Izan!
—¿Qué tal Serena? ¿Tú también estás buscando a Estrella?
—Sí, hoy quería preguntarle por weás del corazón.
—¿Temas de amor? ¿Tienes a alguien por ahí?
—Un mino regio, Izan. Me tiene re confusa.
—¿Un mino regio? Eso qué es ahora.
—¡Perdón! Un… Bueno, un chico lindísimo, ¿sí?
—Sí —supongo.
—Yo no sé qué pasará entre ese chico y yo, ¿cierto? Y la Estrella es como mi chamana para todo.
—Pues… Yo no puedo tirar las cartas para decirte lo que pasará, pero mi consejo con estas cosas siempre es que sigas adelante para ver hasta donde llega la cosa. Que te arrepientas antes de haberlo hecho, que de no haberlo hecho, ¿no?
—¡Muy bien, Izan! Es un consejo re cliché, pero me gusta. Como se nota que te estás poniendo todo amoroso gracias a la Abril.
—Sí… No digas esas cosas en voz muy alta, por favor.
Después de una charla con Serena sobre su nuevo novio y sobre la desaparición de Estrella, me despido de ella y me siento en la cafetería. Tomo la que una vez catalogué de “bebida rara” y que ahora la llamo “la poción Estrella”, y me quedo esperando toda la tarde, revisando mi conversación con Estrella y mirando una y otra vez si entra por la puerta.
Vuelvo a casa sin ninguna novedad.
Lydia me pregunta si es verdad que ha desaparecido. Se lo explico, pero no dice nada relevante.
Sin embargo, justo antes de dormir, recibo un mensaje de Estrella.
[Estrella. 23:19]
Estoy bien, Izan.
No te preocupes.
No me pasará nada malo.
Puede que tarde un tiempo en ponerme en contacto.
[Izan. 23:21]
¿Pero qué te ha pasado?
El día termina sin que ese mensaje sea leído.
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