top of page

Martes 5 de diciembre de 2023

Joel Soler

Actualizado: 6 dic 2023


Capítulo 280


Te ayudo con lo de Frank


“Es la letra del acosador… Estoy seguro.”


<<Esto será complicado. La relación entre los tres no es la misma que la otra vez,

para nada. Además, Izan no se fía de mí. ¿Cómo voy a cumplir la predicción?>>



1

    ¿Cómo hago esto, Izan? Ahora mismo sospechas de mí de verdad. Lo que dijo Olivia, o el hecho de verme hablar con Nora el otro día en mi propia casa, son cosas que no pasarás por alto, y menos si la predicción de mañana te hace insultarme de una forma tan contundente. No permitirás, por lo tanto, que me acerque a ti para hablarte de Frank, con el que, además, no tengo una conexión conocida en esta versión de la historia.

    Ya que Frank no está viviendo contigo, tengo que aprovechar ese rato que tendrás a solas por la tarde para convencerte de que he cumplido la predicción del día.

    A las cinco, cuando ya has terminado de comer y te sientas un rato en el sofá a reflexionar sobre tus desgracias, es cuando empiezo mi jugada.

    Llamo a tu puerta. Escucho el sonido de la mirilla. Siempre haces lo mismo, ¿verdad? No puedes abrir una puerta sin revisar primero quién es, y, cuando revisas, te quedas quieto un rato. ¿Qué estarás pensando de mí?

    Por fin abres la puerta.

    —No me lo digas —dices—. Vienes a ayudarme con lo de Frank.

    —Quiero que aclaremos algunos temas… —digo, para tantear el terreno—. Han pasado cosas muy confusas estos días.

    —¿Lo de hablar con Nora en tu casa es confuso? Claro. Para mí, a lo mejor. Pobrecito Saúl, como diría ella, seguramente.

    Estás enfadado. Estás en ese estado en el que te da igual ser ofensivo y dices lo que sientes sin reflexionar cómo sonará. Siempre me ha llamado mucho la atención el contraste que se crea con tu personalidad habitual.

    —Explícame una de estas tres cosas —dices—. ¿Qué hacías con Nora?; ¿Por qué tu letra es la del acosador de Iris?; ¿Por qué sabes tanto sobre el calendario, pero haces ver que no?

    No son preguntas fáciles las que me haces. Voy a intentar responder a la que menos daño me haga… Con una pequeña mentira.

    —Nora me acosó. Puedo decirte que soy alguien con una capacidad… Especial. Las Sallares me odian por eso, y Olivia envió a Nora para pedirme que sea obediente, o me quitarían cosas importantes…

    —Mientes —dices.

    —¿Qué? ¿Por qué?

    —Nora no estaba en modo “recados de su abuela”. La conozco, y conozco su relación con su abuela. No niego que, alguna vez, Nora hará caso a Olivia… Pero su mirada no estaba rota. Su mirada fingía una coraza y jugaba. Es diferente. Subestimas lo que conozco a Nora, y por eso sueltas esta patraña en mi cara.

    —¿Estás seguro de que la conoces tanto? —digo, aunque sé que es un manotazo de ahogado en este punto. Estás a la defensiva y no podré decir mucho más.

    —Ya… Me vas a mentir todo el día, ¿verdad? Pues no me interesa.

    Tras decir eso, cierras la puerta. Insisto y vuelvo a llamar, pero no me abres. Creo que lo he estropeado.

    La predicción no se puede cumplir.

    Espero a que termine el día.

 

2

    Ya son las cinco de la tarde. Sé que me abrirás y que me pedirás una de esas respuestas, así que ahora te voy a dar una bastante mejor.

    —Respóndeme a una de estas tres cosas —dices—. ¿Por qué tienes la letra del acosador de Iris?; ¿Qué hacías con Nora en tu casa?; ¿Por qué sabes tanto sobre el calendario, pero hacías como que no?

    Ahí están otra vez. A ver qué te digo en esta ocasión… He tenido toda la mañana del segundo intento para pensar.

    —Hay cosas que quiero contarte pronto. Por el momento, puedo decirte que Nora está yendo por su cuenta. Te lo puedo contar porque ella no tiene nada que ver con mis asuntos, así que me da igual.

    —¿Qué quieres decir?

    —Nora sabe que Olivia está con el ojo puesto en algunas… Características que tengo, y que podrían ser de sumo interés para ella. Nora está tanteándome, pero yo no me quise fiar mucho de ella.

    —Escuché un trozo de la conversación. Dijiste “vosotros”.

    —¿Vosotros? Pues supongo que en algún momento me referí a la familia de Nora con ese término. A Nora no le gustó, pero poco después se le cruzó un cable y abrió la puerta para hablar contigo, y luego se fue y no volvió a ponerse en contacto conmigo.

    —Vale… ¿Y qué me dices de las otras dos? Entiendo que lo del calendario no me lo quieras contar, pero, ¿lo de Iris? Eso no tiene nada que ver conmigo y con mi calendario, seguro.

    No del todo, pero…

    —Lo de Iris es complicado…

    —O sea, que eres tú. La acosabas, y nos seguiste hasta el pueblo de Anna. Es increíble… Das muchísimo miedo, Saúl.

    —Espera, no me has dejado hablar…

    —Qué raro, con lo amigos que somos. Se lo dijiste a Eric y todo mientras te pegaba.

    Me pongo nervioso. Haces que no pueda pensar con claridad. No sé si puedo seguir por aquí, y no creo que esto sirva para ayudarte con lo de Frank. Aunque tenga que esperar otras veinticuatro horas, creo que haré un tercer intento…

 

3

    Por fin volvemos aquí. Las noches y las mañanas, esperando a que todo vuelva a empezar, se hacen interminables. Será mejor que resuelva esto en pocos intentos, o mis ojeras me llegarán hasta la barbilla.

    Tengo que reproducir bien la respuesta que te he dado con Nora para volver al punto en el que estábamos, aunque muchas veces cambias algunas palabras y el orden de las cosas, y a veces cambias de tema de una forma impredecible. Se nota que te cuesta prepararte las conversaciones, o que no piensas mucho en ese tipo de cosas.

    —Vale… ¿Y qué me dices de las otras dos? Entiendo que lo del calendario no me lo quieras contar, pero, ¿lo de Iris? Eso no tiene nada que ver conmigo y con mi calendario, seguro.

    —Primero te quería contestar a lo de Nora para aclarar el malentendido, así que no te he preguntado, pero ahora que lo vuelves a repetir… ¿Qué es lo de Iris? ¿Por qué dices que tengo la letra de un acosador?

    —¿No sabes de qué te hablo?

    —No. Sé a qué te refieres cuando hablas de Nora, y también sé a lo que te refieres con lo del calendario, y pronto te contaré lo que sé… Pero, ¿lo de Iris?

    Si admito dos cosas, tal vez creas que es verdad que no tengo ni idea de la tercera.

    Me estás mirando muy mal, pero creo que, en el fondo, te crees un poco lo que he dicho. Eso espero…

    —Pasa —dices.

    Vale. Es el tercer intento y he conseguido hacer que me dejes entrar. En la comodidad de casa será más fácil convencerte de…

    ¡No! No es posible. ¿Qué hace esta aquí?

    —Vaya, vaya… ¿No es mi amigo Saúl, que viene a cumplir una predicción con toda desesperación?

    Es Lydia. Me tiene enfilado, y no me pasará ni una. No sabía que Lydia estaba aquí. Ha venido por la predicción, seguro.

    Sin esperármelo, Lydia me hace una foto.

    —¿Qué haces? —pregunto.

    —No tenía ninguna foto tuya. La compartiré con tu amigo Eric, a ver si te reconoce. ¿Te asusta eso? No, ¿no? Porque no sabes nada de Iris ni de Eric. Lo acabas de decir.

    ¡Mierda! ¡No, así no!

    Me voy de tu casa pegando un portazo y espero a que se reinicie todo. Tengo que evitar a Lydia por todos los medios.

 

4

    Tengo que decidir entre abordarte antes de tu jornada laboral, o hacer algo para que Lydia no quiera ir a tu casa.

    Pruebo lo segundo y le mando un mensaje a Frank para que hable con Lydia y le diga que, por tu bien y por el bien del calendario, tiene que mantenerse al margen.

    La primera vez no funciona.

 

5

    Pero a la segunda, preparando algo mejor la conversación, conseguimos ser algo más elocuentes y, al final, Lydia accede. Ahora puedo hablar contigo a solas.

    Podemos retomar la conversación en el punto que más me interesaba.

    —¿No sabes de qué te hablo? —dices.

    —No. Sé a qué te refieres cuando hablas de Nora, y también sé a lo que te refieres con lo del calendario. Espero poder hablar con libertad de eso dentro de poco, de verdad. Pero, ¿lo de Iris? No sé lo que significa.

    Vuelves a mirarme mal, como en el tercer intento. Para mí, eso ocurrió antes de ayer, pero el tiempo no avanza.

    —Pasa —dices.

    Al entrar, confirmo que estamos solos.

    Entras en tu habitación y sales con una hoja de papel. Es la nota que te envié hace tiempo pidiendo que pares la relación entre Iris y Eric. Y también la nota que te mandé justo después, cambiando de idea. Qué error tan absurdo cometí… Ahora toca afrontar las consecuencias.

    —¿Es tu letra? —preguntas.

    Miro el papel y finjo que pienso muchísimo.

    —No te voy a mentir. Es mi letra… Estoy alucinando.

    —¿No recuerdas haberme escrito esto? —preguntas.

    —No, no lo recuerdo, porque no sé qué significado tiene esto, en primer lugar…

    —O sea, para que me aclare. La letra es la tuya, pero tú no estás acosando a Iris. Lo de Nora, por otro lado, es porque ella te está tanteando. Por último, lo del calendario, es algo que sí que admites, pero que no me puedes contar todavía.

    —Exacto. Y tú sabes por qué, Izan.

    Si te hago creer que es algo que ya deberías saber, seguro que aflojarás un poco y pensarás desde otro ángulo. Es una manipulación que puedo usar porque te conozco, pero también porque es verdad: tú puedes saber por qué podría mentirte alguien que, en el fondo, es tu aliado.

    —Ah, ¿lo sé?

    —Sí… Creo que ya has experimentado, o intuido, lo malo que es que una predicción no se cumpla. Si ahora te descubro ciertas cosas, algunas predicciones no se podrán cumplir de ninguna forma. Es tan simple como eso.

    No… No es tan simple, pero seguro que me entenderás si te digo eso.

    —Entonces… ¿Me quieres ayudar de verdad? —preguntas.

    —Sí. Te quiero ayudar. Y hoy estoy aquí para ayudarte en lo que haga falta con lo de Frank.

    Te quiero ayudar, Izan… Porque eres importante para mí, pero también porque, si tú no triunfas, la vida que quedará para mí será mucho peor que la muerte.

    Pero vamos a centrarnos en el ahora. He conseguido que me quieras escuchar. Solo me ha costado reiniciar cuatro veces. He sabido hacerlo más rápido de lo que pensaba.

    Las predicciones están pensadas para que el que las ha escrito se sienta satisfecho con la veracidad de la misma. Es decir, hoy depende de lo que yo crea. Si hubiese sido “te quiero ayudar”, sería mucho más fácil. Lo que pone, en cambio, es “te ayudo”, así que tengo que estar convencido de que te he ayudado de alguna forma. Espero no ser demasiado exigente conmigo mismo…

    Uso, de nuevo, el método de la ayuda abstracta que apliqué contigo cuando te ayudé con el tema de las mafias. Eso te impresionó, así que volveré a hacer lo mismo.

    Pruebo a darte algunos consejos genéricos, pero no sirve de mucho. No noto, por tu expresión, que te haya ayudado en nada.

 

6

    Sigo sin notarlo. Creo que no estás nada convencido de mi ayuda, todavía. Además, piensas que lo de Frank contigo es algo muy personal, y que mis consejos son una mierda.

 

7

    A la tercera consigo un avance. Consigo decirte que llames a Frank y le digas alguna frase clave para quedarte tranquilo y para confirmar que tus sospechas sobre que te está ayudando son reales.

    —Oye, Frank… —dices, incitado por mí—. La predicción del domingo que viene dice que volverás. ¿Es verdad? ¿Lo harás así para que se cumpla la predicción?

    La realidad es que pone que Hugo te invita a comer. Frank sabe que este domingo la predicción no tiene nada que ver con él. Si te corrige, confirmarás que Frank sabe bastante del calendario y que su secretismo sí que tiene que ver contigo, aunque el dijera que no.

    Por desgracia, Frank reacciona un poco más visceral de lo que pensaba, y se ha enfadado pensando que soy yo el que le ha mentido a él ahora. A fin de cuentas, Frank sabe de las predicciones por mí. Ha aguantado mucho mis métodos solo para ayudarte… No podía esperar que me creyera ciegamente, y por eso se está cuestionando nuestra pequeña alianza. Por culpa de eso, está empezando a decir cosas que todavía no deberías conocer.

    Mejor lo vuelvo a intentar, pero avisando a Frank por la mañana para que te conteste como es debido.

 

8

    Hago lo que he planificado, pero, por lo visto, Frank no es el mejor actor que existe, y se ha mostrado demasiado conveniente, admitiendo que es un mentiroso demasiado rápido, lo que ha hecho que desconfíes de él y de mí al mismo tiempo. Un desastre absoluto.

    Vamos a planificar bien la respuesta para la próxima.

    Creo que no podré dormir nada en este reinicio… Mi cuerpo y mi mente ya no son capaces de estar ni cerca de ponerse de acuerdo.

 

9

    Al tercer intento con la llamada de Frank es que consigo la respuesta perfecta.

    —Oye, Frank… —dices, incitado por mí. Es la tercera vez que escucharé esto—. La predicción del domingo que viene dice que volverás. ¿Es verdad? ¿Lo harás así para que se cumpla la predicción?

    —¿Estás seguro, Izan? ¿Pone eso?

    —Sí, lo pone aquí.

    —Estás mintiéndome, ¿verdad? Te lo noto en la voz. No juegues a eso, Izan…

    Te haremos creer que Frank quiere aguantar un poco más la mentira, y que eres tú, con tu capacidad de observación, que has notado que sus respuestas te chirrían.

    —No, de verdad. El domingo vuelves.

    —Si es lo que pone en el calendario, así será, Izan…

    —De acuerdo. Era para quedarme tranquilo.

    Habláis un poco más. No te convencen las excusas de Frank, pero eres bueno con él y no le dices que miente mal.

    Cuelgas y me miras.

    —Tenías razón —dices—. Frank intenta ocultarme lo del calendario, y lo está pasando mal por eso…

    —Me lo imaginaba. No sé en qué situación está, pero tal vez no difiera mucho de la mía. Todos tenemos motivos para esperar a que se cumplan ciertas predicciones.

    —Joder… —dices—. Es muy duro esto, ¿sabes?

    —Lo sé… Lo sé muy bien.

    No te haces a la idea…

    —Yo quiero creer que muchas personas hacen lo que hacen con buena intención —dices—. Es lo mismo que me pasó con los VDLS. Al final, todos acabaron siendo buenos amigos para mí, pese a que empezaron ocultándome información y desconfiando de mí, al igual que yo de ellos. Es muy duro seguir un calendario así que condiciona tanto tu vida… Porque las cosas que das por sentadas, aquí no sirven. Aquí, si tu mejor amigo te miente, no significa necesariamente que te haya traicionado. Puede significar que te protege, o que lo está pasando mal, o que está protegiendo una predicción, o tantas cosas…

    —No te centres en lo malo, Izan —te pongo una mano en el hombro. Lo solía hacer, hace muchísimo tiempo… Me cuesta acordarme—. No queda mucho para que esto termine, y tienes a gente que te quiere ayudar. Además, Frank está intentando protegerte. Eso te consuela, estoy seguro.

    —Sí… Muchas gracias, Saúl. Gracias.

    Sonrío. Y respiro, aliviado.

    El día cinco de diciembre han sido nueve días para mí. He podido conservar la cabeza fría y la paciencia esta vez. Mañana tengo que conseguir pronto que me odies, y después podré descansar durante un tiempo, y dejar que sean otros los que velen por tus predicciones. Solo espero que sepan hacerlo rápido para que no se reinicie todo una y otra vez… Porque quiero llegar cuanto antes al último día de febrero. Espero que los que estamos de tu parte podamos triunfar… De verdad que lo espero.

    Je… Tiene gracia. Para mí, hace tantísimos años que ocurrió… Han pasado tantos meses, tantos días, y tantas repeticiones de días, que lo tengo tan lejano… Pero todavía recuerdo un poco del día que escribí la frase de hoy en el calendario. Quién me iba a decir que algo que escribí de una forma tan inocente nos llevaría a un día tan complicado…

    Siempre nos damos problemas el uno al otro, y siempre nos ayudamos.

    Estoy feliz de que hoy me hayas podido mirar con buenos ojos, pero mañana tienes que hacer todo lo contrario. Mañana me odiarás, y aunque sé que tiene que ser así… Estoy seguro de que me dolerá de verdad.

    Pero hoy, después de nueve versiones de un mismo día… Espero poder tomarme el resto del día con calma y descansar la cabeza. Es hora de dormir.






24 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Epílogo y texto final

Epílogo: Más allá del calendario Este es el final de la historia. La historia que Izan ha vivido durante todo un año. La historia de doce...

Jueves 29 de febrero de 2024

Capítulo 366 Todos miramos a Oliver. Su frase se ha quedado a medias. —¿Oliver…? —pregunta Anna. —¿Qué? —pregunta él, con una expresión...

Miércoles 28 de febrero de 2024

Capítulo 365 A (Parte 1) CDLS al completo en el templo “Eso no ocurrirá. Y ya no importa de quién sea la otra letra. Acabaremos hoy, pase...

Comments


bottom of page