top of page

Miércoles 6 de diciembre de 2023

Joel Soler

Actualizado: 7 dic 2023


Capítulo 281


Saúl es un asqueroso miserable


“Palabras muy duras. Ayer me trató bien. No sé… Algo me falla aquí.

Noto como si no pudiera creerme esta predicción.”



    Hoy he tenido fiesta en el trabajo por el puente, pero noto que no he podido aprovechar bien la mañana libre que me ha quedado, porque no paro de darle vueltas al tema de Saúl.

    He perdido la mañana de la manera más tonta, pero no puedo hacer lo mismo por la tarde. Tenía la esperanza, eso sí, de que fuera él quien viniera para decirme: hola, vengo a decepcionarte y a que me insultes, porque lo pone en el calendario.

    A eso de las siete es cuando soy yo mismo el que baja a su casa. Me pregunto si estará haciendo algo asqueroso y miserable de una forma algo más conceptual o visual, para que la predicción se cumpla de todas formas, solo que aplicando el truco del “mal menor”.

    Cuando Saúl me abre la puerta, tiene cara de estar muy cansado.

    —¿Todo bien? —digo.

    —Sí… Una mala noche. Malos pensamientos.

    —¿Sobre la predicción de hoy?

    —Un poco, sí. No quiero hablar.

    —¿Cómo que no? Estoy seguro de que eres partidario de que las predicciones se cumplan, ¿no?

    —No importa. No quiero hablar —dice, y evita mirarme a la cara.

    —¿Qué te pasa? ¿Es algún tipo de estrategia?

    —¡No! ¡Es que hoy no puedo hablar!

    —¿Qué…?

    Está teniendo problemas para respirar y me mira con miedo. ¿Tendrá problemas con la medicación otra vez?

    —Vete, por favor… —dice.

    —Saúl, escucha. Tú me has ayudado a veces, y a mí también me gustaría…

    —No puedes. El calendario te ha pedido que me veas como una puta mierda, y eso es lo que verás. Siempre se cumple a la primera, ¿verdad?

    —A lo mejor te veo así de mal por otro motivo —digo, más impulsado por el corazón que por la cabeza—. A lo mejor es algo que todavía no entendemos…

    —No. Déjalo, Izan. Vete un rato. No puedo más.

    —¿Quieres que intente hacer lo que haces tú con la ayuda abstracta? —digo—. Oye, quién sabe, a lo mejor me sale un poco bien y todo.

    Saúl me mira muy serio, pero, entonces, se le escapa la risa.

    —¿En serio? ¿Crees que me puedes ayudar haciendo eso?

    La forma de decirlo me ha dolido un poco. El tono ha sido incómodo.

    —Sí… ¿Qué pasa?

    —Que no aguanto más, Izan. Que estoy harto de que te creas que puedes hacer cosas que no puedes hacer, y estoy harto de ayudarte solo porque no me queda otra, y estoy harto de ti.

    …

    Por algún motivo, eso me ha dolido más de lo que debería. Sé que Saúl es extraño y que no nos conocemos tanto. También sé que esconde cosas. Por eso no tendría que tomarme tan en serio lo que dice, pero… Me ha dolido.

    —Mira, Izan… Como te dejé caer ayer, tengo alguna característica especial que me hace tener una conexión con tu puto calendario de mierda, y la tengo de chiripa. Yo me llevo mal con Olivia Sallares, eso es verdad, pero también te odio a ti. Y ya que hoy me insultas en tus predicciones, pues genial, aprovecho para decirte lo que pienso de ti.

    —Espera, para… ¿A qué viene esto?

    —¡A que no te soporto! —grita—. A que no soporto la manera en que haces las cosas, y esa cara de creerte que eres la única víctima de todo, para luego, cuando te enfadas, ponerte digno de repente y creerte que puedes humillar a los demás, como empezaste a hacer conmigo ayer, por ejemplo, antes de ceder. Y cediste, Izan, porque eres así de fácil de manipular.

    —No me creo lo que estás diciendo, Saúl…

    —Tú creerás lo que yo quiera. También te creíste ayer, y muy fácil, además, que yo no tenía ni idea de lo de Iris, Eric y la nota.

    —Espera… ¿Qué has dicho?

   —Que sí, Izan. Que yo te escribí esa nota. Que yo acosé a Iris. Me reí muchísimo de ti ayer cuando te creíste a la primera que yo no recordaba nada de eso. ¡Pues claro que me acuerdo! ¿Cómo voy a olvidarme de eso sabiendo lo del calendario? ¿Eres tonto?

    —¿Sí que recuerdas lo de la nota? Y… ¿Acosaste a Iris?

    —Acosé a Iris hasta que Eric tuvo que dejarme en coma para defenderla. Me pienso cargar a tu amigo, por cierto. Ese sí que es un peligro. Cualquier día matará a alguien.

    —Mentira… Eso me lo dices porque conoces lo que yo sé, de alguna forma, y lo estás usando para hacerme creer eso…

    —Ya, claro. Pregúntame lo que quieras. Pregúntale a la parejita lo que quieras. Verás que no. ¡Ah! Y os seguí hasta el pueblo de tu chica, la friki de los pañuelitos. Vaya cuadro… Yo sabiendo que te ibas a ir con ella, y viendo cómo te liabas con Abril en su lugar. Pero no te preocupes, que no te hice mucho caso. Yo solo quería seguir a Iris y esperar el momento para hacer lo que tengo que hacer con ella.

    —Espera, para… No puedo asimilar lo que me estás diciendo. Y no vuelvas a hablar así de Anna, por favor…

    —Me da igual todo ya, Izan. Me das igual tú, me da igual la gilipollas de los pañuelos y me da igual el agresor y casi asesino de tu amigo Eric. Estoy harto del paripé. No quiero fingir más.

    —Retira lo de Anna… Y dime que es mentira lo de Iris…

    —No haré ni una cosa, ni la otra. Lo que sí te voy a pedir es que te largues de mi casa. No quiero seguir hablando más.

    —Saúl, espera…

    Me acerco a él, pero reacciona pegándome un empujón. Vuelvo a intentarlo y me da un empujón más fuerte que me hace golpearme contra la pared.

    —¡Que te largues, pesado! —grita.

    —No… Es que no puedo creerme nada de lo que me estás diciendo.

    —Cállate —dice.

    —Por mucho que me insultes y me pegues, o insultes a la gente a la que quiero…

    —Para, Izan. Otra vez no…

    —O incluso diciéndome que eres el acosador de Iris…

    —No soy solo su acosador. Ni te imaginas lo que le pienso hacer…

    —Aunque digas todo eso… No puedo evitar pensar que me estás mintiendo. Creo que se me hace muy difícil no confiar en ti en estos momentos…

    —Otra vez no… —dice.

    —No es solo que crea que tienes que mentir para cumplir la predicción de hoy… Es que, incluso si no supiera eso… Siento que confío en ti desde hace mucho, muchísimo tiempo. Siento que eres alguien mucho más importante de lo que creo, y que no lo recuerdo.

    —Izan, por favor… —está empezando a llorar, y se me acerca poco a poco.

    —Siento que es muy cruel que te haya olvidado, y que lo único que puedo hacer para compensar es confiar en ti pase lo que pase.

    Saúl se acerca a mí y apoya su cabeza entre mi hombro y mi pecho. Sigue llorando.

    —Me lo pones muy difícil, Izan… Llevo seis intentos, cada uno más duro que el anterior… Y siempre me dices lo mismo. Siempre confías en mí…

    —¿Qué…?

    —No sé si es por debilidad, por cansancio, o porque sigas pensando eso de mí incluso esta vez, en la que he sido mucho más asqueroso que en todas las demás… Pero es la vez que más me has hecho llorar. Qué mal… Solo lo conseguiré si alguien en quien confías más que en mí te convence, supongo…

    —¿A qué te refieres con eso de los intentos…? ¿De qué hablas?

    —No importa. Tú no puedes saber eso todavía. Y como sé que no me dejarás en paz ni te irás de mi casa por mucho que te lo pida, voy a irme yo. Así que, con permiso.

    Saúl corre hacia la puerta.

    —¡Espera! —digo.

    —A la séptima me encargaré de que no confíes más en mí. Se me ha ocurrido una buena idea. Pero, aunque no recordarás esto en ese intento… Muchísimas gracias por seguir confiando en mí, Izan. Significa muchísimo para mí, de verdad…

    Saúl se va corriendo. Yo intento seguirlo, pero es más rápido que yo.

    Lo busco por todas partes, pero no doy con él de ninguna forma.

    Pasan las horas y no consigo nada.

    Se termina el día y la predicción no se ha cumplido.


-------------

 

A eso de las siete es cuando soy yo mismo el que baja a su casa. Me pregunto si estará haciendo algo asqueroso y miserable de una forma algo más conceptual o visual, para que la predicción se cumpla de todas formas, solo que aplicando el truco del “mal menor”.

    Cuando Saúl me abre la puerta, veo que tiene la boca llena de sangre.

    —¡¿Qué es esto?! —pregunto, sin poder contener el grito y la sorpresa.

    —Ahora no, Izan. Pensaba que eras mi contacto.

    —¿De qué hablas? Y… ¿Eso es sangre?

    —Sí, pero no he matado a ninguna persona, no te creas.

    —¿Qué…? —esto es muy confuso… ¿Qué está pasando aquí?

    —Prefiero que te vayas, Izan. Estoy esperando a que venga una amiga para traerme un poco más de… Mercancía.

    —¿Qué mercancía…?

    —A ver… —dice, y ríe un poco, de forma tímida—. Daria me ha pedido que no se lo diga a nadie, porque la gente me juzgará. Todavía no somos tan amigos como para…

    En ese momento, alguien llama a la puerta. Saúl corre a abrir.

    Es una chica con mascarilla y con una sudadera marrón con capucha. Lleva un trasportín… ¿Con un animal dentro?

    —¿Es un gato? —digo.

    —Solo he traído uno —dice la chica—. No sé si tendréis suficiente.

    —Ah, no, no te preocupes —dice Saúl—. Mi amigo ya se va. Solo es para mí.

    —¿Qué…? —digo. No estoy procesando lo que pasa.

    Antes de que Saúl me pueda contestar, alguien aparta a la chica de la entrada y entra con fuerza en casa.

    Tardo unos segundos en procesar que la persona que ha hecho ese movimiento tan violento y repentino es… Frank.

    —Lo sabía… —dice, nada más entrar.

    —Mierda… —dice Saúl.

    —¿Frank? ¿Qué haces aquí?

    —Izan, escucha. La predicción de hoy es que ese es un asqueroso y un miserable, ¿no? —dice, señalando a Saúl.

    —Sí…

    —Pues está montando el teatrillo para que te creas que él, a veces, mata animales y se los come, o alguna mierda así.

    —¡Cállate! —grita Saúl.

    —Hazme caso, Izan. Llevo mucho tiempo investigando a este capullo, y ya sé de qué va la cosa. Mi contacto me ha dicho lo que quiere hacer este tío.

    Miro a Frank, miro a Saúl, y no sé qué pensar ni qué entender.

    —Escucha, Izan. Hay varias personas que están intentando llegar a algún sitio con el calendario. Eso lo sabes, ¿no? —yo asiento—. Pues Saúl tiene su propio objetivo, y ya sé cuál es. Intentó manipularme a mí también, pero nunca me he fiado ni una mierda de él, así que utilicé la ayuda de mi contacto para ver de qué palo iba. Tú lo sabías, ¿verdad, Saúl? —dice, encarándose a él—. Tú sabías que a mí no me la ibas a colar.

    —Cállate, Frank… A ti esto ni te va, ni te viene… —dice Saúl.

    —¡Y una mierda! Si te vas a poner a engañar a mi amigo, entonces sí que me importa. Atiende, Izan —se gira hacia mí—. Lo que quiere este capullo es utilizarte para cargarse a Eric y quedarse con Iris. Está obsesionado con ella.

    —¿Qué…?

    —Mira, espera —dice Frank—. Tú, capullo, dame tu móvil —le dice a Saúl, enseñándole el puño.

    Saúl se niega, pero Frank se lo quita a la fuerza.

    —Desbloquéalo o te vuelves a ir al coma.

    Saúl está temblando. Lo desbloquea.

    Frank busca y, al final, encuentra una carpeta en la nube que tiene cientos de fotos de Iris. Las fotos fueron subidas en diferentes fechas entre marzo y esta semana.

    —¿Saúl…? —digo—. No entiendo nada… ¿Llevas tiempo acosando a Iris…?

    —¿Por qué sabías lo de las fotos…? —pregunta Saúl, mirando a Frank.

    —Mi contacto te conoce muy bien. Joder, me ha costado sacar a la luz tu mierda… Pero ahora tengo mierda suficiente sobre ti para denunciarte. No tienes ni idea de cómo puedo joderte…

    —Ni se te ocurra… —dice Saúl—. Yo también tengo información que puedo usar contra ti. Me alío con los Sallares y los Santalla si hace falta antes de que me jodáis lo mío…

    Yo tengo ganas de vomitar. No me puedo creer nada de lo que estoy escuchando, pero una cosa es segura… Saúl me mintió ayer con lo de Iris, y, peor todavía, lleva guardando fotos de ella desde marzo de forma obsesiva. Esas dos cosas son un hecho.

    Frank sabe mucho de él, y yo me fío de Frank. O sea, que Saúl lo que intentaba era hacerme creer que era un asqueroso por… ¿Comer gatos? ¿Intentó llegar tan lejos con tal de que yo no me enterase de lo de Iris…?

    —No me lo puedo creer… —digo—. No me puedo creer lo asqueroso, lo miserable, lo desgraciado y lo traicionero que eres. Estás loco, Saúl. Estás fatal de la cabeza. Explícame ahora mismo lo que…

    Saúl se pone a gritar. Como un loco, como si su grito fuese un reclamo para algo.

    En pocos segundos, su hermana Daria sale de su casa y entra en casa de Saúl.

    —¡¿Qué está pasando aquí?! —pregunta Daria, sorprendida al ver a tanta gente en casa de su hermano.

    Saúl sigue gritando, ahora con las manos en la cabeza.

    Daria lo abraza y luego nos mira como si fuésemos monstruos. Nos echa a gritos de la casa, y tiene suficiente fuerza en su voz como para que ninguno se atreva a llevarle la contraria.

    La chica del gato sale corriendo escaleras abajo y desaparece. Yo me quedo con Frank.

    —No puedo más, Frank… No entiendo por qué hay gente tan asquerosa y mala a mi alrededor… No lo entiendo…

    —Saúl solo es peligroso porque tiene un poder. Puede ver cosas en las predicciones que los demás no pueden. Ni Olivia puede. Es muy peligroso por eso…

    —¿De dónde sale Saúl? ¿Solo se acercó a mí para controlar el calendario y acercarse a Iris?

    —Creo que sí. No tiene nada que ver con nadie, y solo quiere hacerle vete a saber qué a tu amiga… Joder, Izan, ese capullo no puede seguir haciendo lo que le dé la gana. En cuanto tenga algunas pruebas más, te juro que se va a la policía de cabeza.

    —¿Cómo sabías que tenías que investigar así a Saúl…? —pregunto.

    —Ya te lo he dicho. Mi contacto sabe muchísimo sobre Saúl, y yo no podía permitir que te utilizara más.

    —Frank… Me tienes que contar todo lo que sabes. Tú sabes demasiado…

    Me mira con lástima. Sé que me dirá que no puede.

    —Izan… Solo he venido porque sabía que hoy Saúl te intentaría engañar, pero yo no tendría que estar aquí. Lo siento mucho… Pronto podré hablarte con libertad, ¿me oyes? Te contaré todo lo que haga falta en el mismo momento en que pueda hacerlo. Sabes que lo haré, Izan. Sabes que lo haré.

    Yo asiento, frustrado, bloqueado y cansado.

    Frank se va, y yo me quedo en el rellano del segundo piso un rato, de pie, sin hacer nada.

    Saúl prefería que pensara que mata y come gatos, que podría incluso hacerle daño a Espino, tal vez… Antes que dejar que yo supiera lo de Iris. ¿Hasta qué punto está obsesionado con ella y por qué? ¿Qué quiere? Pero todas esas fotos…

    No puedo. Me da asco. No me puedo creer que haya podido confiar por un momento en Saúl. Es una de las peores personas que he conocido.

    Solo espero que Frank descubra lo que tiene que descubrir y que lo mande a la justicia de cabeza. Bastante tengo con los S, como para tener que preocuparme por este enfermo mental.

  Para mí no existes, Saúl. Me da igual que tengas información y habilidades interesantes para mi causa. Una persona tan asquerosa como tú no merece estar ni un segundo más en mis pensamientos.






25 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Epílogo y texto final

Epílogo: Más allá del calendario Este es el final de la historia. La historia que Izan ha vivido durante todo un año. La historia de doce...

Jueves 29 de febrero de 2024

Capítulo 366 Todos miramos a Oliver. Su frase se ha quedado a medias. —¿Oliver…? —pregunta Anna. —¿Qué? —pregunta él, con una expresión...

Miércoles 28 de febrero de 2024

Capítulo 365 A (Parte 1) CDLS al completo en el templo “Eso no ocurrirá. Y ya no importa de quién sea la otra letra. Acabaremos hoy, pase...

Comments


bottom of page