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Miércoles 17 de enero de 2024

Joel Soler

Actualizado: 18 ene 2024


Capítulo 323


Hacemos equipo


“Hoy nos reunimos unos cuantos. Habrá que poner nombre al equipo y todo.

Los Predictores o algo así.”



    Para la hora de cenar, y con voluntad de respetar la predicción de hoy, pero adaptándonos a los horarios de trabajo de todos, hemos quedado en casa hasta ocho personas, contándome a mí. Me acompañan Saúl, Frank, Lydia y Alex como el otro día, y, además, hemos traído a otras tres personas de confianza que conocen lo del calendario: Anna, Estrella y Liam.

    Pudimos haber traído también al resto de los VDLS, pero creemos que los que faltan prefieren estar un poco más alejados de todo esto una vez que los S ancianos han desaparecido. Estrella es la única que tiene ganas de seguir hasta el final. Anna y Liam, por su parte, no estaban obligados a venir, pero sabía que les sentaría mal quedarse fuera, así que les di la opción, y aceptaron los dos.

    Lo primero que hemos hecho es contar la historia completa de Saúl a los que no la conocían. Lo hemos contado a nuestra manera entre Alex, Lydia y yo, porque Saúl no tenía muchas ganas de repetir lo mismo que el otro día.

    Estrella ya se conocía casi toda la historia, aunque con algunos detalles específicos se sorprendió igual. Anna y Liam, en cambio, se han quedado con la boca abierta.

    Lo primero que hace Anna es abrazar a Saúl.

    —Tienes todos mis respetos, tío… —dice Liam.

    —No podemos dejar que sigas reiniciando los días —dice Anna—, eso acabará destrozándote la salud. ¡Tanto la física como la mental, vamos!

    —Sí… Lo ha hecho en más de una ocasión, pero aquí sigo… —dice Saúl—. Me mantenía fuerte pensar que podría llegar a estas fechas, donde podríamos hablar por fin de esto…

    —¡Vale, un momento! —dice Anna. Ella se quita el pañuelo malva con el que había venido, y se coloca el verde pastel. Ahora quiere tomar las riendas, pero sin perder de vista una actitud madura. Es muy adecuado—. Con todo lo que sabemos, tenemos que ver cómo transformamos en realidad todas las predicciones que faltan, ¿no?

    —¡Eso! —grita Lydia—. Los nuevos reclutas vienen pisando fuerte.

    —En parte es por eso, sí —dice Saúl—, pero también tenemos que aclarar algunos otros puntos. Por ejemplo, tendríamos que poner en común qué sabemos de Nora, o cómo nos comportamos con ella de ahora en adelante.

    Los tres nuevos tienen opiniones distintas sobre el caso de Nora. Liam no quiere opinar, porque solo la conoce como casera, pero han interactuado muy poco; Estrella está en una etapa en la que empieza a fiarse de ella, y, aunque quiere seguir siendo cauta, no puede evitar sentir una cierta simpatía después de todo lo que pasó en el Proyecto Esmeralda y el día posterior; Anna es la que tiene más problemas, ya que siempre ha estado abiertamente en contra de Nora y, aunque toda la historia de Saúl y Frank ha servido para que abra un poco su mente, todavía tiene reticencias demasiado fuertes, como pasa con Lydia y Alex.

    Debatimos un poco sobre las tres personas misteriosas por las que Nora lo daría todo, pero llegamos a pocas conclusiones.

    —Lo difícil sería si no las conocemos —dice Alex—. Al final, estamos dependiendo demasiado de esta línea de pensamiento, pero no es que seamos íntimos de Nora como para que ahora nos diga “¡Emiliano y Saturnina son las personas!” y nosotros digamos “¡Perfecto! Pues a por ellos, equipo”. No. No tenemos que reposar tanto sobre esta idea.

    —A mí me gustaría saber por qué añadió a dos —dice Estrella—. Si en el mundo anterior seguían siendo cuatro hasta el final… Han tenido que pasar cosas muy distintas en este mundo.

    —Sí, eso pensé yo también —dice Saúl—, y lo que peor me sienta es no saber si esas otras personas podrían ser potenciales aliados, enemigos, neutrales conocidos, desconocidos…

    —Es que… —dice Estrella—. Se me ocurrió que… ¿Hugo podría ser una de esas personas?

    —¿Hugo? —digo—. ¡Ah! Hugo… Es verdad… Entiendo. ¡Entiendo por qué lo dices!

    —¿A que sí? —dice Estrella, emocionada.

    Los demás nos miran, confusos.

    —Nora siempre se ha mostrado hostil con Hugo —digo—. Todos aquí sabéis quién es Hugo y su relación conmigo, con los VDLS y con Oliver y Nora, ¿no? —todos asienten—. Pues, aunque Nora siempre despreció a Hugo, en los últimos encuentros, empecé a notar un cambio. Y el día del Proyecto Esmeralda, cuando Nora estaba tan rota… Hugo se ofreció a llevarla a su casa para que se duchara y se cambiara de ropa. Ella aceptó de una forma débil y entrañable. Hugo se emocionó. Es imposible que Nora no sintiera de verdad el amor y el apoyo de su padre. Y no era algo nuevo… En el funeral de mi tío, un par de meses atrás, pasó algo similar: Hugo le propuso llevarla en coche, y ella aceptó.

    —Vale… Lo entiendo —dice Saúl—. No tengo ni idea de la relación de esos dos, pero, tal y como lo dices, me cuadra muchísimo. En la anterior versión del mundo, Nora y Hugo debieron de vivir muchas menos cosas juntos. Por ejemplo, en lo que yo pude saber del Proyecto Esmeralda, las cosas fueron muy distintas, y Nora se quedó un tiempo más en la residencia de sus abuelos, charlando conmigo en la celda, con la sangre de su abuelo en su cuerpo. No creo que Hugo estuviera ahí ese día. O, si estaba… No lo sé. A saber qué pasó el día en el que ponía que era el fin de los VDLS… Pero no creo que Hugo la acompañase a ninguna parte. En cambio, en esta versión de la historia, sí que lo hizo. A lo mejor en el funeral de tu abuelo pasó algo similar, y algún otro día que no sabemos.

    —Claro… Alguno de los días en los que Hugo y Oliver hayan quedado —digo—. A lo mejor hablaron con Nora. Yo no tengo por qué enterarme de todo lo que pasa con sus encuentros.

    —Ponemos a Hugo como candidato principal —dice Anna.

    Pensamos algunos nombres más, pero enseguida la conversación se desvía por otros derroteros. Además, hay muchas preguntas que contestar. Por ejemplo, le preguntamos a Estrella sobre lo que pasó con ella en abril, en la etapa de su desaparición.  

    —Ah… Es verdad… ¡Tú desapareciste cuando lo dijo el calendario! —digo—. ¿Eso pasó porque alguien manipuló la predicción, o por el azar de los reinicios?

    Estrella ha sido sorprendida por la pregunta, o eso se deduce al ver su expresión.

    —Aquello… Tendría que confirmar unas cosas antes de hablarlo con libertad.

    —¿No sería mejor que digas lo que sabes? —pregunta Lydia.

    —No quiero pecar de apresurada… Pasaban muchas cosas por aquellas fechas, y tengo que revisar por qué pasaron algunas de ellas. Os lo confirmo en cuanto pueda, ¿vale?

    —Vale… —digo—. Cualquier cosa que puedas decirnos podría ser de ayuda.

    —Lo que me preocupa —dice Frank— es que, por intentar forzar demasiado la información, nos terminemos por enterar antes de tiempo de algo y, por culpa de eso, terminemos en una línea rota.

    —Eso lo estaba pensando yo también —dice Liam—. Vamos, es que no sé si entiendo lo de las líneas rotas, pero me suena muy a que, si la cagamos, nos morimos todos.

    —Es una forma de verlo… —dice Saúl—. Pero Frank tiene razón. Está bien que intentemos anticipar la información, pero el momento ideal será cuando Izan reciba el calendario de febrero. Una vez tengamos ese calendario, ya no habrá ni una sola predicción oculta.

    —Siempre que el calendario llegue, como siempre, a final de mes —dice Alex.

    —Y que no pase nada raro…—digo yo—. Predicciones incompletas o algo así. Me da muchísimo miedo eso.

    —Sí, tenéis razón —dice Saúl—. Pero lo importante es que ahora tenemos muy poca información. En cualquier caso, si el otro grupo ya se imagina que tú, Izan, remas a favor de las predicciones, digo yo que les interesará que tengas cuanto antes ese material, porque así será más fácil evitar las líneas rotas.

    —Eso quiero pensar. Pero en ese grupo estaba Olivia, que esa sí que estaba rota de la cabeza, más que las líneas que queremos evitar… Así que, vete a saber.

    —Entonces —dice Anna—, propongo que lo que prioricemos sea saber cómo enfocaremos las siguientes predicciones. Ahora el objetivo será que nada se rompa y que Saúl no se reinicie.

    —Eso —dice Lydia, dando un golpe sobre la mesa—. Venga, gabinete de predicciones. Mañana fiesta.

    —Me la pido —dice Alex—. Me llevo a Izan de fiesta. ¿Alguien más se apunta?

    —Mucho cuidado —dice Frank—, que ya me han contado cómo acabaron otras veces que Izan se fue de fiesta, y en algunas estabas tú con él.

    —Yo me pego con quien haga falta, no te preocupes —dice Alex.

    —La siguiente —dice Saúl, mirando a Anna—. ¿Qué opinas?

    —Pone que ya no llevo pañuelo… —dice Anna—. ¿Bastará con que me pase el día sin pañuelo?

    —Espero que sí —dice Saúl—. El problema es la connotación de la frase. La termina con puntos suspensivos, y eso quiere decir que Izan estará triste al pensar que no llevas pañuelo.

    —Hombre… —digo—. Incluso aunque sea fingido, creo que me dará muchísima pena que Anna se tire el día entero sin poder expresarse por mi culpa…

    Anna me dedica una sonrisa preciosa cuando termino de hablar. Yo me ruborizo, y sé que Lydia y Alex se han mirado entre ellos y se están aguantando la risa.

    —Bueno —dice Saúl—. Por ahora tiraremos con eso. Pero si el tiempo se reinicia, probaremos cosas algo más drásticas.

    —La siguiente pone que te la juegas mucho —dice Frank, mirándome—. Más te vale no arriesgarte con algo peligroso de verdad.

    —¿Y qué hago?

    —Un equilibrio, Izan. Un equilibrio. Juégatela, pero no con algo que pueda tener consecuencias que te jodan de verdad.

    —Bueno, a ver qué se nos ocurre… —digo.

    —¡Tú! —dice Lydia, mirando a Liam—. Tienes como tarea esconderle algo a Izan, y que cuadre con la forma en que está dicha la predicción.

    —Llevo un rato pensando en eso —dice Liam—. Yo le doy vueltas.

    —La del lunes es que Dana te habla de Rojo… —dice Estrella—. Supongo que te puedo acompañar a su casa y le pedimos que lo haga por el bien de la predicción. Dana sabe cosas de Saúl, así que no habrá problema.

    —Perfecto —digo—. Y… ¿La de Iris teniendo miedo?

    Todos miramos a Saúl.

    —Si no os parece mal… Me encontraré con ella… La asustaré un poco… Y que luego Izan hable con ella para confirmar la predicción. No soporto que mi única conexión con Iris en este mundo sea la de un puto acosador del que tener miedo, pero… No nos queda otra.

    —Lo siento mucho, Saúl… —digo.

    —Es tan fuerte lo de Iris… —dice Anna—. Es que, vamos, no me lo podía esperar para nada. Ahora me sentiré incómoda cuando la vea con Eric.

    —No os preocupéis —dice Saúl—. La Iris de la que me enamoré es la de la anterior versión del mundo. Con esta no ha habido conexión ni recuerdos, como os pasó a vosotros —nos mira a Anna y a mí—. En esta versión de la historia está con Eric, y si vosotros me decís que están bien, eso es más que suficiente para saber cuál es mi sitio.

    —Saúl… De verdad, no sé qué decir… —digo.

    —Nada, Izan. ¡Deja ya de mirarme con pena, por favor! Qué, ¿pensamos alguna más?

    —La del miércoles siguiente —digo—, solo tengo que convencer a Oliver para irme con él a alguna parte.

    —Supongo que después del trabajo te será fácil —dice Anna—. Muchas veces Oliver hace tiempo para no volver a casa demasiado pronto. Y si hay algún problema, te puedo ayudar.

    Yo asiento, y luego miro a la siguiente predicción.

    —¿Y la del peor día de trabajo?

    —Esa estará complicada… —dice Alex—. Llevo un rato pensando en esa, y no veo cómo hacer que Izan tenga un auténtico peor día de trabajo y que encima se lo crea tanto como para ponerlo en mayúscula.

    —A lo mejor, y aunque sea una mierda… —dice Frank—. Podría ser el otro grupo el que se encargue de cumplir esta.

    —Ah, es verdad. Ellos también querrán manipular algunas predicciones —dice Lydia—. Y, si encima se divierten jodiendo a Izan, seguro que escogen esa.

    —Es posible —dice Saúl—. Si no, ya se me ocurrirá algo con los reinicios.

    —Le tengo pánico a ese día… —digo.

    —Creo que ya tenemos una semana controlada —dice Estrella—, y que lo demás lo tenemos que pensar con calma. Todos tenemos copias del calendario, así que podemos pensar y luego compartir ideas en el grupo.

    Todos asentimos.

    El equipo ya está formado.

    Tenemos miedo, porque no sabemos si estamos ya en una línea rota, o si la romperemos nosotros. Dependemos del calendario de febrero para aumentar nuestras posibilidades. Pero… Por lo menos, tenemos un equipo con el que preparar cada predicción, convertirlas en cosas mucho más ligeras y llevaderas que las que vivió el anterior Izan, y, con eso, avanzar hasta el final de los calendarios de la manera más controlada y con menos reinicios para Saúl.

    Es un paso importante, y estoy feliz de tener a tanta gente de confianza que me apoya de forma incondicional.






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