Capítulo 78
Frank está en peligro
“No me gusta nada… Sabiendo de quién es enemigo, esto puede terminar muy mal.”
La tensión en el trabajo es del todo insoportable. Aunque, según como se mire, el día no ha estado tan mal. Ignacio ha decidido “castigarnos” retirándonos la palabra a todos. Si lo miro por ese lado, ha sido un buen día.
De Frank no tengo noticias. Le escribo para ver si está bien, pero no me contesta en toda la mañana.
Cuando salgo del trabajo, me lo encuentro en la puerta de la oficina.
—¡Frank!
Nos damos un abrazo. Lo noto menos seguro. Está temblando.
—Hola. Estabas preocupado, ¿no? Perdona. No te puedo hablar por teléfono, ni por escrito. Nada de eso.
—¿Por qué?
Frank mira para todos lados, como si le estuvieran siguiendo.
—Primero de todo… ¿Por qué estabas tan preocupado hoy? Es como si supieras que me ha pasado algo. Es raro, Izan… Es raro de cojones.
—Tengo un sexto o un séptimo sentido… O algo así.
Me siento muy payaso diciendo estas cosas.
—Ya. ¿Nadie te ha contado nada? ¿Tu vecino Lucas? ¿Has vuelto a intentar hablar con Dana?
—Si puedo evitarlo, evitaré hablar tanto con Lucas como con Dana, no te preocupes.
—Bueno… No sé, Izan, no sé… Me cuesta fiarme de cualquier persona estos días.
—¿Pero qué te ha pasado?
Frank vuelve a mirar para varios lados, y se me acerca para hablarme en voz baja.
—Creo que he cabreado a quien no tenía que cabrear.
—¿Te refieres a…? —empiezo—. Bueno, la mafia esa… ¿No? ¿Víctor Abad?
—La mafia, sí. Pero Víctor Abad… Ya lo veremos.
—¿A qué te refieres? ¿No era el jefazo?
—Bueno, sí. En teoría. Dana y yo hemos estado indagando un poco, la verdad. Hay cosas muy raras.
—¿Me lo puedes explicar mejor? —empiezo a ponerme más nervioso de la cuenta. No entiendo nada.
—No hay nada seguro. No lo tomes al pie de la letra, haz el favor… —Frank se frota las manos. Creo que lo hace cuando se siente nervioso o vulnerable—. Lucas, tu vecino, es hermano de Víctor. De eso te acuerdas, ¿no?
—Como para olvidarme… Tengo al hermano de un mafioso debajo de mi casa.
—Vale. Pues no me extrañaría que le obligasen a casarse con su mujer, con Lucía, por motivos relacionados con esa mafia. Por… Juntar dos mafias o algo así. Hay otra persona a la que no tengo fichada, ¿sabes? Pero tiene pinta de que me la tiene jurada desde hace muy poco… —sigue mirando de un lado a otro, como si todo el mundo nos quisiera escuchar—. ¿Sabes por qué, Izan? ¿Te digo por qué me quieren reventar? ¿Crees que es porque me he acercado a ellos o algo así?
—Yo… No tengo ni idea… —me siento inútil en este tema. En muchos temas.
—Pues no es por nada de eso. Es porque pegué a Lucas. Joder, porque dejé en el suelo a un cabrón que se lo merecía. Eso activó al familiar de Lucía. No sé por qué. Al puto Víctor Abad le da igual que le haga daño a su hermano, pero a la otra facción de la familia por lo visto le toca la moral, y bastante.
Imaginarme a Flora siendo familia de dos familias mafiosas unidas me genera una angustia que no puedo describir.
—Oye… ¿Por qué pegaste a Lucas?
Frank me mira en silencio y luego se aprieta una mano con la otra. Se está apretando la que quedó dañada con el puñetazo.
—Ese capullo me mintió. Joder, no sé ni por qué tenía que hacer eso… No tenía que hacerlo, Izan… Pero lo hizo. Ya no tenía contacto con su hermano, o eso decía. Pero indagando, indagando un poco más… Joder. Sale mierda por un tubo. Y no solo es que siga ahí pegado al culo de su puto hermano… Es que encima, le va contando mierda sobre mí. Así que me fui para tu edificio a discutirlo con él, y al principio se puso cobarde, como siempre, pero luego se empezó a poner chulo, se empezó a cabrear… Y como conmigo no puede… ¡Como conmigo no se atreve…! —Frank cierra los ojos, como si le doliese recordar—. Lo pagó con su mujer y su hija. Pero de una forma muy asquerosa. Que lo hiciera delante de mí sin ningún reparo me hace pensar que cuando están solos son mucho peor. No pude más. Solo quería ver su cara en el suelo. Te juro por Dios que no me arrepiento de eso, Izan. Te juro que no.
Me tomo unos segundos para procesar toda esa información. Lo que más llama mi atención es que, cuando ocurrió, Lucía defendió a su marido y amenazó a Frank, pero resulta que la maltrató justo antes de eso.
Me encantaría decir que no puedo comprender a gente como Lucía, pero creo que yo he llegado a hacer cosas peores por Nora, así que… Mejor no juzgo más de la cuenta. Solo juzgaré lo que hacen contra Flora. Con eso no hay ninguna duda.
—¿Y cómo sabes que estás en peligro?
—Me han amenazado, Izan… Me han dicho que acabaré siendo yo quien bese los pies de Lucas. Y te juro que eso no pasará. Antes me matarán. Y será mucho mejor que besarle los pies a ninguno de esos despojos enfermos.
Frank se acerca a mí y me pone la mano en el hombro. Me mira a los ojos. Parece triste.
—¿Qué pasa…? —pregunto, asustado.
—Te he contado todo esto para que entiendas bien la situación y para que no tengas ninguna duda. Sé que, si me alejase de ti sin darte explicaciones, te haría mucho daño.
—Espera, sé lo que me vas a decir, y… —me hace callar con un gesto.
—Te tienes que alejar de mí un tiempo, ¿vale? No acepto un no por respuesta. Tú no te pones en peligro por mi mierda, ¿queda claro? Tú no, Izan. Tú no.
—¡Pero no me puedes decir…! —Frank me tapa la boca. No lo hace con violencia, pero aún así me sobresalto.
—No te compensa, ¿vale? Y yo estaré bien. Vengo de la cárcel, puedo soportar esto. Solo… No te acerques, ¿vale? Yo te avisaré cuando las cosas estén más calmadas. ¿Harás el favor de no hacer nada hasta que yo te lo diga? Ni llamarme ni nada.
No contesto, y Frank se toma mi silencio como una confirmación.
—Te pido perdón. Tienes un amigo de mierda… —me dice el muy estúpido.
—No vuelvas a decir eso… —digo mirando al suelo.
Frank me da un abrazo más fuerte de lo habitual, y luego se va sin decir nada más.
Me quedo solo.
Procuro aguantar las ganas de llorar.
No lo consigo.
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