Capítulo 183
Me arrepiento de mi decisión
“Una de las predicciones más alentadoras hasta el momento.”
[Abril. 12:35]
Izan, te he escrito un tochito.
Léelo cuando te venga mejor y no tengas ninguna prisa por contestarme.
Estuve todo el día de ayer escribiendo y rehaciendo hasta que me pudiera expresar correctamente.
Y bueno, ahí va:
Llevo mucho tiempo queriendo escribirte esto, pero nunca encuentro las palabras. Nuestra relación siempre ha tenido momentos muy bonitos, pero también muchos momentos confusos. Desde que empecé a hablar más contigo, eras la razón por la que iba al mercado. Me hacía feliz estar contigo, que me acompañaras a casa, que viésemos cosas juntos… Me sentía bien contigo. Me sentía cómoda, y me gustaba ir conociéndote poco a poco.
Mayo es ese mes que me da tanto miedo. Ese mes en el que pasan todas las cosas malas, y este año me dolió más que ninguna otra vez, porque pasó todo lo habitual, pero también me empecé a distanciar de ti. Me cuesta mirar atrás y pensar quién hizo las cosas mal o qué pasó. Me duele pensar en eso. A veces lo hago, y creo que solo fue eso, dos personas heridas que coincidieron en sus malos momentos. Dos personas que pudieron decir cosas de las que se podían arrepentir, pero que luego quisieron arreglarlo todo de manera torpe e inexperta. Tú lo tenías dentro, y por eso me hablaste cuando estabas borracho. Yo intenté acercarme a ti poco a poco otra vez, pero no supe hacer nada bien. Cuando recibí aquellos mensajes de borrachera, me bloqueé. No supe qué decir ni supe hablar de verdad contigo hasta mucho después, pero una parte de mí se puso feliz al ver que te importaba.
Hace poco, un amigo de toda la vida me confesó que sentía algo por mí. Yo lo rechacé porque lo primero que pensé fue que no eras tú. Aquello también fue algo que terminó mal, por cierto (y si quieres, ya te contaré).
Este viaje al pueblo de Anna fue muy especial para mí. El segundo día, estuve a nada de pedir que durmiésemos juntos, ¡pero no me atreví! ¿Y sabes lo más tonto? Que te vi la cara y se notó mucho que tú estabas buscando lo mismo (y si no es así, no me lo digas, que me dará muchísima vergüenza jajaja). Pero me hizo feliz verte tan transparente y tan puro con algo tan tonto, y que los dos pensásemos lo mismo. No he parado de pensar en eso desde entonces.
Y mucho menos he parado de pensar en el momento en que me devolviste la muñequera. Me hizo tan feliz… Izan, muchísimas gracias, de verdad.
Te quiero, Izan. Espero que podamos quedar pronto y que sepamos avanzar juntos. Muchas gracias por todo, por volver a ser tú, por esta maravillosa muñequera y por todos esos momentos que hemos pasado juntos.
Por favor, no quiero que esto te presione a nada ni que te fuerces a contestarme a todo. Sé que te cuestan estas cosas. Solo quería expresar todo lo que ha pasado por mi cabeza estos días.
Muchas gracias por demostrarme que todavía me puedo ilusionar después de todo.
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