Miércoles 31 de enero de 2024

Capítulo 337

Charla honesta con Nora

“Esta es la primera que vez que una charla así con Nora ocurre sin que yo me sienta culpable ni tenga miedo.”

    Los cinco seguimos sentados, en silencio. El primero en hablar es, como no podría ser de otra manera, Alex.

    —Izan. Has estado espectacular antes. Oliver ni se imaginaba que ibas a sacar tantísima mierda. Me has impresionado.

    —Sí, a mí también —dice Saúl—. Te lo quería decir, pero no era el momento.

    —Gracias… —digo—. Por algún motivo, no me hace mucha ilusión haber acertado eso.

    —Es normal —dice Frank—. Pero sí que te tienes que sentir orgulloso por haber adivinado todo lo de Nora. Es lo que ella quería, porque sabe que tú la conoces como nadie.

    —Así que aquí hay tres personas de tu lista, ¿eh? —pregunta Alex, mirando a Nora—. Todos menos yo.

    —No se lo pones fácil —digo, y Alex hace como que me dispara con el dedo y me guiña un ojo—. La verdad, Nora… Es que empecé a sospecharlo esta mañana, cuando vi que te supo tan mal decirle todo el rato que no a Frank y a Saúl. Te lo noté en la cara, pero no lo supe interpretar.

    —Nora… ¿Es verdad eso? —dice Frank—. ¿Tanto como para interponerte entre una bala y nosotros?

    Nora asiente, sin mirar a Frank a la cara.

    Frank se acerca lento, con timidez, y abraza a Nora.

    Segundos después, cuando Frank se retira, es Saúl quien la abraza.

    Nora empieza a llorar y, con dificultades, intenta explicarse un poco mejor.

    —Cuando ayudé a Frank a que no volviera a la cárcel, lo hice porque tuve un pequeño destello de querer hacer una buena acción. Poco después me arrepentí, porque hay muchas cosas de mí, de mi personalidad, que no son mentira… Yo sí que he podido disfrutar haciendo daño y viendo sufrir a las personas que quiero… Siempre que ese sufrimiento no te lo ocasione nadie de mi familia, o Jordi. Esa es la norma.

    —Qué encantadora —dice Alex—. Pero, si a vosotros os funciona, por mí bien.

    —Pero, cuando Frank empezó a hablar conmigo para ayudarme con lo del calendario… Me trató tan bien… Fue un día que me dijiste que lo habías visto en mi mirada. Me dijiste que podías confiar en mí, y me pediste perdón por haberme juzgado en el pasado. Lo primero que pensé es que eras tan ingenuo como Izan, o incluso más… Pero, con el paso de los días, me di cuenta de que necesitaba cumplir con tus expectativas sobre mí. Que tenía que ser digna de tu confianza. Y, durante todo ese tiempo… Siempre me trataste tan bien… Siempre fuiste muy comprensivo conmigo, incluso cuando no os quería dar información sobre el calendario. Cuando quería mantener oculto el papel de mi hermano en todo esto…

    —Nora… —dice Frank. No sabe qué más decir.

    —Saúl —dice Nora—. Tú te imaginas perfectamente, en tu caso, por qué es, ¿no?

    —Creo que sí —dice él—. Te conté muchos detalles de todo lo que conecté con la Nora del mundo anterior, ¿verdad? Todas las cosas que conocía de ella, todo lo que se abrió… Y no lo pudiste pasar por alto.

    —Tú lo has dicho. Si esa Nora se abrió tanto a ti, y si tú recuerdas todas esas cosas de mí que me parecen tan importantes… No podía negarme a la realidad. Tenía que proteger a alguien así. Y, además… En la época en que tuvimos que unirnos bajo la cuenta de Salamander para ayudar a Izan y a Saúl… Tengo que reconocer que, a mí manera, la sentí como una época feliz.

    —Joder… —dice Frank—. No sé qué decir…

    —Izan —dice Nora—. Acertaste también lo de mi padre. Me impresionaste.

    —Tenías razón, Nora. No lo pude adivinar antes porque estaba demasiado ocupado con las paranoias relacionadas con el calendario. Solo pensaba en términos de quién podía ser sospecho y quién no, o cómo afectaría la identidad de esas personas a las predicciones. En ningún momento me puse a pensar en tu forma de querer, y en tu historia, separada de todo lo que me ha estado pasando a mí.

    —Te agradezco que te hayas dado cuenta… Oliver no se lo cree. Él sigue pensando que de verdad odio a mi padre. Cuando Jordi se dio cuenta antes que él, o que tú, sentí tanta frustración. Tenía miedo de que solo Jordi me conociera de verdad…

    —¡Y una mierda! —digo—. Jordi lo supo por su inteligencia retorcida, no porque te conozca de verdad.

    —Gracias… Y perdón por tener esa forma tan absurda de querer a la gente. No sé hacerlo de otra manera…

    —Es culpa de tu familia, y de Jordi —dice Frank—. No tienes que culparte por eso.

    —Espera, espera… —dice Alex—. No te pases, tampoco.

    —¿Qué has dicho? —dice Frank, girándose hacia Alex con una mirada que… No sé cómo Alex no sale corriendo.

    —Que todo muy bonito, pero la culpa no es solo de tu familia, ¿verdad, Nora? Hay cosas que siempre han sido innecesarias. Has roto cosas, has sido vengativa, has disfrutado con el dolor de otros… Si solo querías alejar a tus seres queridos de tus abuelos o de Jordi, muchas de esas cosas no eran necesarias, ¿no?

    —Alex, no te pases… —dice Saúl.

    —No —dice Nora, haciéndole una señal a Saúl para que no siga hablando—. Alex tiene razón.

    —Esa frase siempre es la correcta —dice Alex.

    —Ya es parte de mí. Esa forma de ser, ese veneno… Todo eso es real. No pretendo justificarlo por mi familia. Cuando me he burlado de alguno de vosotros, también lo he hecho de corazón. No soy buena persona. Mi forma de querer es egoísta. No quiero cuidaros, ni que no necesito que siempre estéis bien, e incluso puedo disfrutar si juego con vuestros sentimientos. Lo único que pido… Lo único que necesito, de verdad, de vosotros… Es que sigáis vivos, y que no sea el resto de mi familia, o Jordi, quien os haga sufrir. Y estoy dispuesta a cargarme a quien sea para que eso pase… Y, si todo esto lo hubiesen hecho Jordi y mi abuela, sin nadie más… Hace tiempo que lo hubiese detenido. Pero tuvo que ser Oliver… No puedo permitir que nadie le haga daño a Oliver… Lo siento.

    —¿Qué me dices de Oliver y Jordi? De esa alianza… ¿Por qué? ¿Qué le hice a Oliver? —pregunto.

    —Oliver te lo quiere contar él mismo. Me ha pedido que te diga que te esperes hasta el domingo. La predicción dice que lo hablaréis todo ahí. Quiere explicar su versión, así que usará esa predicción para hacerlo. Y, su alianza con Jordi… Como te he dicho antes, eso fue un error. Toda esta alianza ha sido un error tan grande…

    —¿Aliarte con Jordi y con Olivia Sallares es un error? —pregunta Alex, en tono irónico—. Para nada, mujer…

    —Mi hermano estaba desesperado cuando todo comenzó, y mi abuela le ofreció participar en un experimento que terminaría en que tanto ella como él podrían conseguir muchísimos beneficios. De ahí salió el calendario y el primer reinicio. Pero Oliver no pudo soportar la presión de vivir esa segunda versión del mundo, con un Izan muy diferente al que él conoció… Y, para cuando el mundo se reinició por segunda vez, pues lo que te he dicho antes, vino desesperado a pedirme apoyo. Pero Jordi lo interceptó… Y, aprovechando que no sale en ninguna predicción, y que Oliver no siempre tuvo el control de sus recuerdos, Jordi hizo lo que quiso. A veces a favor de Oliver, claro, o de mi abuela… Pero otras veces lo hacía por pura diversión. Algunas veces, incluso, fue en contra de mis abuelos… De verdad, ¿por qué mi abuela nunca se enfada con él? ¿Por qué lo ama tanto?

    —¿Jordi ha hecho cosas en contra de tus abuelos? —pregunta Saúl.

    —Esa sensación me ha dado, sí. No sabría ponerte ejemplos. Una vez creo que envió una nota a Lucas y a Lucía por lo del secuestro de Flora, y eso cabreó mucho a mi abuelo, que se lo quiso mantener en secreto a ellos, para tener controladas las amenazas a vuestro grupo. Fue parte de todo el lío de los Abad en noviembre. ¡Y solo lo hizo por diversión! Siempre que ha aparecido, pero no era imprescindible para la predicción, lo ha hecho por diversión, y le daba igual si alguien se enfadaba por eso… Pero, en el caso de mi abuela, siempre se lo perdonaba todo. Y Oliver también. ¡No tiene ningún sentido! ¡Si Jordi incluso sigue tratando mal a Jordi muchas veces!

    —Así que el día cuatro me explicará más cosas… —digo—. Vale… Esperaré.

    —Sí. El día cuatro —dice Alex, mirando las predicciones—. ¿Quieres ver ya lo que hay en febrero?

    —Claro… —digo—. No nos queda otra.

    —Hostia… ¡Izan! —grita Alex—. Que pone que el diecinueve me echo novia. ¿Qué cojones?

    —¿Tú? ¿Pareja estable? —dice Frank—. Estamos condenados a las líneas rotas para siempre. Lo siento.

    —Qué faena… —dice Alex—. No te puedo negar que tienes bastante razón.

    Yo miro el calendario. Quiero ver cómo termina todo. Quiero ver cuál es la última predicción.

    Anna acepta el pañuelo caoba. No lo entiendo. No sé qué pañuelo es ese. Pero el calendario termina con esa predicción. Hay otras predicciones que nombran a Anna y que no me gustan nada…

    Hay varias predicciones con Oliver, hay dos que pintan muy mal para Nora… Vaya. Hay una en la que mi familia lo descubre todo… Hay muchas que no sé a dónde nos llevarán. Las tengo que examinar con la cabeza más despejada.

    —Oye… ¿Nos vamos? —pregunto—. Tengo frío, y no quiero seguir aquí.

    —El puto Oliver es el que nos ha llevado en coche —dice Alex—. Nos la ha jugado desde el principio…

    —Yo he venido en patinete. Lo siento —dice Nora, y mira a Alex, sonriendo.

    —Nora sigue siendo Nora… —dice Alex—. Pues nada, que lo disfrutes con salud.

    —Tranquilos, yo pago el taxi —dice Saúl—. Vamos a salir de aquí y a descansar en casa de una buena vez, que nos hará falta.

    —Sí… Gracias —digo.

    Nos vamos del templo. Nos despedimos de Nora en la salida del bosque. Cada uno de nosotros le da un abrazo, excepto Alex, que solo levanta la mano desde lejos.

    El taxi llega poco después, y volvemos a casa. Intentamos dormir, pero yo, por lo menos, no puedo hacerlo.

    Por la mañana voy al trabajo. Al salir, veo que Lydia me ha escrito un mensaje, diciéndome que ya está libre y que está bien, pero que volverá mañana a casa. Que mañana me cuenta.

    Si está bien, entonces todo bien.

    No hago nada más en todo el día. Solo reviso el calendario, con muchísimo rechazo para pensar en las cosas que podemos hacer con estas predicciones…

    Mi cabeza solo puede pensar en todo lo que Oliver y Jordi han hecho todo este tiempo. No entiendo nada… No acepto nada.

    El último día de enero ya termina.

    Febrero va a empezar en unos minutos.

    Las últimas veintinueve predicciones…

    Solo queda uno. Solo un mes más… Y todo habrá terminado.

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