Capítulo 108
Nora y Gabriel se pelean
“Mientras no se peleen por mis llaves… Lo mejor será que me asome
y vea si puedo ayudar al presidente, porque lo va a necesitar.”
Me está sentando muy bien no ir a trabajar estos días. Lástima que el lunes tendré que volver por todo lo alto, y además con una predicción enfocada en la oficina, aunque en principio no tiene nada que ver conmigo.
Por la tarde escucho la voz de Gabriel en mi rellano. Está hablando con Nora en la puerta de su casa, frente a la mía. Es el lugar perfecto para que pueda cotillear desde la mirilla sin que nadie sepa que estoy ahí. Bueno, Nora seguro que lo sabrá, pero no me importa.
—Quiero que entiendas la postura de la comunidad, Nora…
—Antes de que sigas. ¿Qué vecino se ha quejado?
—Eso no tiene importancia… Lo importante es que hay cosas que no se pueden hacer.
—Vale. Explícame, presidente. ¿Por qué molesta a la comunidad que tenga un negocio tan tranquilo en mi casa?
—Eso pasa por unos procesos y unos acuerdos previos. Si hay mucha gente que entra y sale, existe un gasto de luz en el ascensor o un desgaste de escalera desproporcionado para con el resto de vecinos…
—Vale. ¿Qué podemos hacer para arreglarlo? No vas a jugar con mi humilde fuente de ingresos, ¿no?
Mentirosa… Pero si estás forrada. Humilde fuente dice la muy…
—No, no es eso. Creo que nos deberíamos reunir todos y…
—No me siento bienvenida, doctor —dice Nora—. Siento que si nos reunimos todos los vecinos, el que ha interpuesto la queja, sabrá convencer a los demás para hacer lo que peor me venga a mí. Y todos estarán encantados.
—Pero tenemos que buscar una solución común…
—Qué pasa, doctor… ¿Con veintisiete ya soy muy mayor para satisfacerte?
—¿Perdón…? ¿Qué has dicho?
Eso digo yo… ¿Qué le acaba de decir? Se me acaba de quedar muy mal cuerpo con esa frase.
—Soy delgadita y bajita. Mira que cara más fina… ¿No te vale? Paso por una un poco menor. ¿Es por mis cabellos plateados? Es un rasgo de familia, no son canas.
—Espera. Nora, ¿me puedes explicar a qué viene eso?
—No es que no sepas a qué viene, presi… Lo único que te preocupa es saber por qué lo digo. Cuánto sé y cuánto supongo. Eso es lo que te preocupa. Pero sabes por qué lo digo…
Gabriel se queda callado. Nora sonríe con una malicia que casi nunca le veo. La malicia que me reserva a mí es mucho más dulce, pero con Gabriel no tiene piedad. Estoy viendo a una Nora todavía más chunga que la que conocía… No deja de sorprenderme lo oscura que es esta persona, de verdad…
El presidente sigue callado. No le puedo ver la cara, pero creo que mira al suelo.
—Escucha, niñata… —dice Gabriel, y mi cerebro tarda una eternidad en procesar que hable así y que ponga ese tono tan crudo—. Cuidado con empezar a calumniar sin ningún sentido, porque no me temblará el pulso al denunciarte. Se te quitará esa sonrisa de la cara, ¿he hablado alto y claro?
—Muy claro, presi… —dice Nora, sin cambiar su expresión—. Eso me gusta más… No soportaba más al bonachón fingido… Tú eres bastante oscuro, ¿verdad, presi?
—Tienes hasta el domingo para retirar tu negocio de esta vivienda o para presentar una solución alternativa que satisfaga a la comunidad. Si no cumples el plazo, tendrás problemas legales. Estás avisada.
Pero bueno… Qué cambio… Nora le puede mantener la mirada porque es el mal encarnado y porque no sabe lo raro que es que este hombre hable así.
Gabriel baja las escaleras y Nora mira hacia mi mirilla. Me saluda con la mano. Ya me lo esperaba. Yo creo que lo haría incluso aunque yo no estuviera. Lo hace por si cuela. Tiene que ser eso. No puede ser que sepa siempre lo que hago y lo que no. Bueno, o sí. Igual soy predecible para ella. Todo lo contrario que Gabriel. No me esperaba esa respuesta y esa voz… Y que Nora le acusase de… Joder, no entiendo nada.
Intento entender qué ha podido pasar. Recuerdo que Gabriel tiene algún tipo de tensión con Gemma y, por desgracia, Nora se está haciendo muy amiga de los tres alquilados, así que Gemma puede haberle hablado mal del presidente. No sé hasta qué punto con verdades, mentiras o un poco de cada, pero a Nora le da igual. A ella le gusta que la gente sea real y que muestren su verdad, sí, pero no le importan las demás verdades. La realidad de los hechos, la versión veraz en una discusión… Para ella, todo eso solo es munición para sacar la única verdad que le interesa de la gente. Y, pensándolo bien, Gabriel es una víctima perfecta para Nora. Alguien que finge ser bueno, o que lo es genuinamente… Nora no puede permitir que exista alguien así. Todos tienen que mostrar su lado oscuro. Esa es su aspiración. Seguro que sacar el lado más oscuro de una persona así le provoca mucho más placer que hacerlo con alguien que ya está podrido de forma pública, como podrían ser Lucas o Ignacio.
Doctor… No sabes dónde te has metido.
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