Capítulo 171
Alex se va
“Muchas gracias por todo lo que has hecho… Siento que he dado
diez pasos adelante y que, por mí mismo, solo hubiese dado uno o dos.”
Siento que acaba de llegar, y ahora se tiene que ir. Hace medio mes que se instaló en casa, y lleva catorce días sabiendo la realidad del calendario. Es increíble lo bien que se ha adaptado a eso, y cómo ha sabido tirar de mí sin perder toda su energía por el camino.
—Lástima que me pierdo la reunión con los VDLS —dice—. Esa me hubiese interesado. Te hubiese esperado cerca del lugar para verlos de lejos y para comentar las mejores jugadas.
—Te lo contaré todo. ¿A quién crees que conoceré?
—A ver, tú conoces a Lila, Negro y Azul, ¿no? La ex de Lydia, la abogada y el compañero de trabajo ese que era el padre de tu otro amigo.
—Sí. Faltan Rojo, Gris y Verde.
—¿Y qué sabes de ellos?
—Pues a ver… Rojo es algo así como el líder y el que lo inició todo. Creo que algunos son muy leales a la figura de esa persona. Parece que le sentó bastante mal que yo fuese el invitado misterioso que tenía un calendario.
—El gran jefe Rojo… Se creerá el rey de toda la secta. No se ha acercado a ti porque se siente intocable. No te dejes intimidar, Izan.
—Creo que Gris también es como un fundador del grupo. Parecía triste cuando supo que yo era Invitado. También me enteré de que estaba acercándose un poco a mí, pero no me ha vuelto a dar señales.
—¿Quién se ha acercado a ti? ¡Oye, yo no soy! Yo siempre estoy cerca de ti, pero más en alma que en cuerpo.
—Ya, ya… Pues no tengo ni idea, la verdad. Y bueno, el otro es Verde. Ese parecía como el más desconectado de todos. Además, dijo que no me conocía personalmente, pero que sí conocía mi nombre y apellidos. Eso nunca lo entendí muy bien.
—Era el único de todos que no te conocía… Aunque en realidad sí te conocía. Eso es rarísimo. No tengo ni idea.
Alex mira el calendario con interés.
—Puf… Hay cada predicción… Lo del héroe que te salva de morir ahogado me tiene loco. Es una pena que no me pille en el país. Podría haber sido yo el héroe.
—¿Te gusta ser un héroe? —pregunto.
—¿A quién no le gusta ser un héroe? Bueno, imagino que a Nora no le gustaría demasiado.
—Desde luego.
—Te acuestas con Gemma. Quiero ver cómo pasará, si serás tú el que vaya a pedírselo, si surgirá… Seguro que es gracioso.
—No por favor. No te rías de mí por eso. Conforme se acerca me pongo un poco más nervioso.
—¡Anda ya! Que ya tienes tus añitos, Izan. ¡Izancín! —dice imitando el tono de mi madre.
—No vuelvas a pronunciar ese nombre.
Alex se ríe muy fuerte y me da como golpes en el brazo. Luego pega un salto y se sienta en el sofá para seguir mirando el calendario.
—Te vas al pueblo ese con tus amigos. Ahí seguro que pasan cosas. Abril va, ¿no?
—Sí, pero se quedará menos tiempo que los demás.
—En esos viajes siempre pasan cosas. Te quiero ver despierto y no perdiendo oportunidades, Izan. ¡Tienes que crear tú mismo las oportunidades!
—¡No me grites!
—No te grito, te motivo. Necesitas motivación. ¿Quieres que te mande audios motivadores ahora que estaré fuera?
—No creo que haga falta —digo, pero luego reflexiono un poco más la respuesta—. Bueno… No hará falta que mandes muchos. Pero alguno suelto así de tanto en tanto…
—¡Si ya sabía yo! —dice mientras me da un golpe, ahora en la espalda.
Pasamos el tiempo haciendo el tonto, echando alguna partida a algún juego multijugador, jugando con Espino… También bebemos bastantes cervezas. Me estoy aficionando a la cerveza.
Alex se ha despedido también de los tres de abajo. Parece que ha conectado bien con Aaron y compañía.
Después de comer, llega la hora de acompañarlo a la estación.
—La vida son despedidas y reencuentros, Izan. No pongas esa cara. Sabes que volveré.
—Te quería pedir una cosa —digo—. Si la próxima vez que vuelvas yo sigo con esto del calendario… ¿Querrías quedarte en mi casa otra vez?
—Claro que sí. Seguro que Espino también me echará de menos. Hazle recorridos de obstáculos de tanto en tanto, que a él le gustan.
—¿Seguro? —digo, medio riendo.
—Que sí, que no es tan inactivo como tú. Ya verás.
—Yo ya tengo bastante con el calendario para tener un camino lleno de obstáculos.
—El calendario no es el obstáculo. Los obstáculos son lo que te quieren hacer las personas que te estén haciendo esto, pero el calendario es un arma de doble filo. Lo puedes usar a tu favor. ¿No te lo he demostrado? Ellos lo usan contra ti, pero tú lo puedes usar contra ellos.
—Sin ti, no sé si podré ver cómo hacerlo.
—Izan, Izan, Izan… De verdad que dependes mucho de los demás. No lo puedes evitar, ¿no?
—Es que no puedo con tanto…
Me da un abrazo.
—Tú has sabido crecer sin el apoyo de tu familia. A lo mejor buscas sentir que alguien te apoya, y lo buscas en tus amigos. Pero tienes que vigilar que no se convierta en una dependencia insana.
—¿Ahora eres psicólogo?
—Es la sabiduría del viajero. Dime que no tiene sentido lo que he dicho.
—No, no. Sí que tiene sentido.
—Pues eso. Además, tú tranquilo, que seguirás teniendo mi ayuda y mis consejos con el calendario. ¡Y mis audios motivadores! Y cuando vuelva, tranquilo que yo te aviso. ¡Eh! ¡Deja de poner esa cara y pon la espalda recta! —dice, agarrándome de los hombros para que me enderece—. La cabeza bien alta. Puedes con todos. No son más que tú. Mañana déjate ayudar por la secta esa de los VDLS, que parece que están en contra de la misma gente que tú. Móntate tu ejército, Izan. Tú los puedes liderar. Tú tienes el calendario. Hay mucho que hacer.
—Poco a poco, por favor. Sabes que proceso a mi ritmo.
—Sí, lo sé. No hay ningún problema. Para eso tendrás quien te ayude. Yo el primero. Hay mucho que hacer, así que no pares.
Llega la hora. Ya tiene que entrar en el control de maletas. Nos damos un último abrazo. Yo le doy las gracias y él me contesta como canturreando una canción exótica y se empieza a alejar, bailoteando con las maletas y todo.
Ha sido Alex de principio a fin.
Vuelvo a casa y me parece que hay muchísimo espacio. El salón es enorme ahora. Y hay mucho silencio. Por poco no empiezo a llorar. Me bebo las últimas dos cervezas que nos quedaban. Mañana tengo que comprar algunas más.
Me siento en el suelo y preparo un recorrido de obstáculos para Espino. Al terminarlo, coloco a Espino en el principio del recorrido, pensando que no se moverá o que se irá por otro lado sin recorrer el camino que le propongo. Pero no es así. Alex tenía razón. Espino está siguiendo el recorrido. Le gustan los recorridos de obstáculos y no lo sabía.
Paso el resto del día jugando con Espino.
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