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Viernes 29 de diciembre de 2023

Joel Soler

Actualizado: 30 dic 2023


Capítulo 304


Viene un invitado increíble


“Oye… ¿Quién es Naylon?”



    Me he despertado con esa pregunta. ¿Quién es Naylon? No sé por qué me pregunto eso, pero noto como si mi cabeza me obligase a pensar en ese nombre.

    —¿Alguno sabe quién es Naylon? —pregunto a mis tres compañeros de piso.

    —¿Eso qué es ahora? —pregunta Lydia—. ¿Algún personaje nuevo en las tramas del calendario? Porque yo ya no me puedo aprender más nombres, sinceramente.

    —No… Bueno, no lo sé —digo.

    —Nunca he oído hablar de él —dice Alex—. ¿De dónde sale ese nombre?

    —Me ha venido a la cabeza por la mañana, y lo ha hecho con fuerza, como lo del olor. ¿Será el invitado increíble de hoy?

    —¿No lo conoces y ya te parece increíble? —pregunta Alex—. Pues qué buena impresión. A lo mejor es alguien como yo.

    —Qué va. No se parece en nada a ti —digo.

    —¿No? ¿Cómo lo sabes? —pregunta Alex.

    —¿Qué?

    No sé por qué he dicho eso. ¿Qué ha pasado ahí?

    —Bueno… Me voy a trabajar —digo—. A ver si se me ocurre por el camino —antes de salir, miro a Frank—. ¿Tú no sabes nada?

    —No… No tengo ni idea.

    ¿Quién será ese invitado?

    Es algo que tardo en averiguar, porque hoy trabajo más por la mañana que en cualquier otro viernes (para recuperar faena), y luego trabajo en la cafetería. El invitado llega por la noche. Es un hombre que me está esperando a la salida de la cafetería, junto con Estrella.

    Cuando por fin estoy disponible, me acerco a saludarla, y ella me presenta a su acompañante.

    —Izan… Te presento al maestro Nero.

    Un hombre mayor, vestido con un abrigo y una bufanda muy elegantes, con melena canosa hasta los hombros y una mirada muy seria, casi perdida, se levanta de la silla y se acerca a mí para darme la mano.

    —El maestro Nero… —digo—. Es un honor.

    —El honor es mío —dice el maestro—. Quiero que me confirmes una cosa, Izan Robles… ¿Olivia Sallares está muerta?

    —Sí. Está muerta.

    —Con Olivia nunca se sabe… Ve con cuidado, Robles. No creo que haya sido tan fácil quitarse de encima a esa bruja tan peligrosa.

    —Ya… Entiendo lo que dices. Pero confirmé su muerte.

    —Fue en su casa, ¿verdad? —yo asiento—. ¿Encontraste allí a una mujer mayor llamada Salma?

    —¿Salma? No lo sé… Tenían a varias personas atrapadas en celdas, pero no reparé mucho en ellas.

    —Es triste que digamos estas cosas como si fuera lo más normal —dice Estrella—. La maestra Olivia nos ha hecho muchísimo daño…

    —No os preocupéis por Salma. Ese no es el tema. Izan Robles, sé que estarás cansado, pero quiero que sepas que estaré unos días aquí. Tú y yo quedaremos en la primera predicción más flexible de enero, y entonces hablaremos de todo lo que tengamos que hablar. Antes de eso, quiero ver de cerca cómo avanzan las predicciones que faltan. También quiero ver cómo te llega el calendario de enero. Estaré cerca. ¿Te parece bien? ¿Supone algún problema?

    —No, ni de broma. Yo quiero ayuda y respuestas. Cualquier apoyo de todo un maestro en el tema me vendrá genial.

    —No te hagas tantas ilusiones conmigo… Me vi completamente sobrepasado por Olivia. Soy una vergüenza… Olivia no me mató porque sabía que podría rascar algo más de mí, pero, en el fondo… Tengo poco que aportar.

    —No diga eso, maestro —dice Estrella—. Ahora tenemos los tomos dorados de Olivia.

    —Sí… Pero todavía no he encontrado el conjuro que confirmaría mi hipótesis.

    —Es verdad —dice Estrella, y me mira—. Izan, dijiste que uno de los tomos dorados desapareció, ¿no?

    —¿Qué? ¡Ah! Sí, sí. Entré en la sala y vi tres tomos dorados, pero, un rato después, quedaban solo dos.

    —Alguien escondió uno de los tomos… —pregunta Estrella.

    —Lo más seguro es que fuese Nora —digo.

    —Me extrañaría —dice Estrella—, porque no me despegué de Nora en todo el rato. Pero, quién sabe… Con Nora, no es como para descartarlo.

    —Quiero decir algo —dice el maestro Nero—. Todos los conjuros que yo conozco, sin excepción, están recogidos en esos dos tomos. Si existe un tercer tomo dorado, ese estará lleno de conjuros que Olivia descubrió por su cuenta, sin mí. Ese tomo es el más importante.

    —Joder, qué presión… —digo.

    —Tendremos que preguntar a Nora —dice Estrella—. Es posible que lo haya escondido porque ahí dentro esté escrita la verdad sobre el calendario.

    —Creo que, con la predicción de mañana, tendré una oportunidad de hablar con Nora —digo—. Espero saber si me miente o no.

    —Nora es la nieta de Olivia, ¿verdad? —pregunta Nero—. Yo no me fiaría de nadie de esa familia. No conozco a Nora, pero Olivia puede haber preparado algo incluso más allá de su muerte. Mucho cuidado…

    —Siempre intento tener cuidado con Nora… —digo—. No es fácil.

    —Siento si sueno paranoico. Estoy cansado —dice Nero—. Si no te importa, me gustaría retirarme. Quiero descansar y, además, estamos cerca de una casa a la que quería venir de visita hace mucho, mucho tiempo. Aprovecharé tan excelente ubicación.

    —Claro… Sin problema. Hablamos pronto —digo.

    —El maestro ha venido desde Galicia por ti —dice Estrella—. Aprovecharemos la suerte que hemos tenido. Yo ayudaré en lo que haga falta, también.

    —Sí… Muchas gracias a los dos.

    —No hay de qué. Ahora que Olivia no está, puedo moverme con más tranquilidad —dice Nero—. No sé por qué te hacen esto del calendario, pero siento que, en parte, es mi culpa. Lo solucionaré.

    —Gracias —repito, siendo muy pesado—. Ah, y… Una última pregunta… ¿Alguno de los dos conoce a un tal Naylon? O algo que suene como Naylon.

    Los dos se miran entre ellos, y luego a mí. No saben nada.

    —¿Quién es? —dice Estrella.

    —Es un nombre que lleva todo el día resonando en mi cabeza —digo—. Desde que me he despertado…

    —Como un recuerdo reprimido, ¿verdad? —dice Nero—. Bueno, son solo conjeturas…

    —Sí, sí… No es algo nuevo para mí eso de los recuerdos reprimidos —digo.

    —Investigaremos eso, también —dice Nero.

    —Gracias…

    Mejor me callo, o me pasaré todo el día dando las gracias a esta persona, y pensará que no sé decir otra cosa.

    Nero se despide de mí con un apretón de manos y se va. Yo decido irme también, con la incomodidad clásica de tener que ir en la misma dirección que él después de despedirme. Estrella se ha ido para otro lado, así que ahora parece que lo único que hago es seguir a Nero.

    Intento quedarme lejos para que no parezca que estoy loco, pero es que, calle tras calle, se dirige al mismo sitio que yo.

    Es así todo el camino de principio a fin. El lugar al que Nero quería ir antes de volver a donde sea que se esté quedando… Es mi edificio.

    Está mirando los buzones.

    Ahora sube las escaleras, así que yo también lo sigo.

    Está entrando en casa de… Daria. De la hermana de Saúl. Es a ella a quien quería visitar.

    No me ha visto seguirle, y no sé si sabe que yo vivo en el piso de arriba.

    Ahora que por fin me sentía seguro con un aliado, no ha tardado ni media hora en hacer algo sospechoso que me hará comerme la cabeza. ¿Por qué visita a la hermana de Saúl?

    Y… ¿Quién es Naylon?






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